LOS TRES NIVELES DE ACTIVIDAD DEMONÍACA

El plan de liberación divina
Recopilado por Ritchie Pugliese

Si usted quiere aprender a caminar en victoria espiritual, le ayudará mucho entender que hay diferentes niveles de actividad demoníaca que pueden afectarnos si no estamos alertas.

Existen tres niveles diferentes de actividad demoníaca mencionados en la Biblia: Ataques demoníacos, ataduras demoníacas e infección demoníaca.

¿Cuál es la diferencia entre ellos? Veamos detalladamente a cada uno de ellos:

1. Ataque demoníaco                                                                                                 

Muchos de nosotros, a lo largo de nuestra vida cristiana, hemos experimentado ataques demoníacos. La Biblia compara a ciertos demonios como serpientes y escorpiones (Lucas 10:19). Ellas son criaturas que están buscando una oportunidad para atacar.

Para entender esto, pondré un ejemplo natural. Si usted quiere ir a los pantanos es necesario ponerse unas botas altas hechas con un delgado cuero, reforzadas con acero. Esto es conveniente porque esos pantanos están infectados con víboras venenosas.

Si uno tiene puestas las botas, las serpientes no podrán hacerle daño. No hay posibilidad de que el veneno traspase el cuero y el acero de las botas.

Esta es una buena ilustración para definir a un creyente vestido con la armadura espiritual. Si su pared moral está intacta, los demonios intentarán atacar, pero el veneno no podrá entrar. Por eso fue que Jesús dijo que podíamos pisar serpientes y escorpiones en Lucas 10:19: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.

¡Esto es lo que puede suceder con la vida de los cristianos que tienen agujeros en su armadura moral! Cuando a ellos se les ocurre ir a través de los “pantanos de la vida”, los agentes de satanás están libres para atacarles y provocarles heridas mortales.

La mayoría de las aflicciones demoníacas son ataques externos, como el aguijón de un escorpión o la mordedura de una serpiente.

La Biblia describe estos ataques como “flechas o dardos encendidos” del maligno (Efesios 6:16). El enemigo buscará un punto vulnerable en su vida y atacará para infligir dolor y destrucción.

Un ejemplo bíblico de esta clase de ataque lo encontramos en la historia de Ananías y Safira en Hechos 5:1-11. No hay indicación del ataque demoníaco que Ananías y Safira sufrieron. Ellos simplemente tenían agujeros en su armadura moral que se formaron al intentar con su accionar que los demás de la iglesia los vieran como “los más espirituales”. Satanás a través de esos agujeros se “infiltró en sus mentes” para que mintieran al Espíritu Santo.

Si este es el nivel de ataque demoníaco que usted está atravesando, la solución es fácil. ¡El enemigo le ataca porque usted tiene agujeros en su pared moral! ¡Si usted repara su pared el ataque se detendrá por completo!

2. Ataduras demoníacas

El segundo nivel de actividad demoníaca es cuando un demonio ata o enlaza a la persona. Esto puede ocurrir como resultado de un trauma que usted tiene o el hábito continuo de pecar en algún área de su vida.

Si usted por ejemplo, ha vivido involucrado en el ocultismo, ha sido drogadicto, o ha estado involucrado en la promiscuidad sexual, o envuelto en cualquier tipo de pecado por mucho tiempo, y no renunció ni se arrepintió, es posible que tenga una atadura demoníaca.

Si el primer nivel de actividad demoníaca es comparado con una mordedura de serpiente, el segundo nivel de ataque puede ser comparado al de una sanguijuela. Este es un enemigo externo. Le ata a usted y le causa dolor.

Jesús se encontró con personas así todo el tiempo. La Biblia dice que ellos estaban “endemoniados.”

Un buen ejemplo de atadura demoníaca es la mujer en Lucas 13:16. Lucas nos informa que esta mujer había sido atada por un demonio hacia dieciocho años. Ella no estaba controlada por el demonio como el endemoniado gadareno. Ella era una verdadera creyente que amaba al Señor.

Aparte de su aflicción ella vivía una vida normal. Su problema era que desde hacía dieciocho años un demonio le atacaba afligiéndole con terrible dolor en su espalda y no la dejaba enderezarse. Cuando Jesús la libertó, ella quedó completamente sana.

Usualmente es muy fácil librar a una persona de una atadura demoníaca si ella realmente lo desea. Usted puede ser libre si quiere. Luego describiremos cómo se hace.

3. Infección demoníaca

El tercer nivel de ataque es la infección demoníaca. Esto ocurre cuando las fuerzas demoníacas se mueven dentro de una persona y afectan su personalidad.

Si el primer nivel de actividad es como una serpiente y el segundo nivel como una sanguijuela, entonces creo que el tercer nivel puede ser comparado a una lombriz solitaria. Es un parásito interno viviendo dentro de uno. Su personalidad entera es afectada por la presencia de este demonio.

Esto fue lo que paso con Judas. Lucas 22:2-3 nos dice, “Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban como matarle; porque temían al pueblo. Y entro Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce.”

Debido a su persistente deshonestidad, codicia e hipocresía, Judas abrió le las puertas al enemigo. Cuando llegó el tiempo oportuno, no tuvo problemas en traicionar a Jesús. El endemoniado gadareno es también un ejemplo de una infección demoníaca.

Creo que este nivel de aflicción es bastante raro. Si usted tiene este nivel de aflicción, probablemente necesita ayuda de otra persona para ser libre. Necesita ayuda de alguien que tenga un buen conocimiento espiritual y autoridad, además de mucha experiencia en liberación.

La autoridad que Dios le ha dado del creyente en Cristo

La Biblia dice en Efesios 1:20-21: “la cual opero en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero.”; “Y juntamente con él nos resucito, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” (Efesios 2:6)

Si tú has detectado que estás bajo alguna clase de ataque, una atadura demoníaca, o una infección demoníaca, lo más importante es reconocer esto: Si te encuentras caminando con Dios y vestido con toda su armadura espiritual, no tienes nada que temer acerca de los demonios.

La palabra clave en esta declaración es una pequeña palabra: “si”. Algunas personas piensan que los cristianos no tienen que preocuparse de los demonios. Esto no es cierto. La declaración verdadera es, “si estas caminando con Dios y vestido con toda la armadura espiritual, entonces no tienes nada que temer a los demonios.”

La Biblia revela que, como cristianos, nos ha sido dada autoridad sobre el enemigo. Esta autoridad es descripta en el libro de los Efesios.

En Efesios 1:20-21 Pablo describe la autoridad del cristiano: “la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra no solo en este siglo, sino también en el venidero”.

Pablo dice que Dios levantó a Jesús de la muerte y lo sentó en lugares celestiales de autoridad. Todos los rangos del ejercito de Satanás, sean autoridades, poderes, y dominios, están bajo los pies de Jesucristo. Todo poder demoníaco debe someterse a Él.

En Efesios 2:6 Pablo describe nuestra posición de autoridad. “Y juntamente con Él nos resucito, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo.”

¡Si entiendes lo que este versículo está diciendo, podrá cambiar tu vida!

Pablo está describiendo que posición tenemos cuando confiamos en Jesús como nuestro salvador. Cuando usted confía en Jesús y se ha identificado con él en su muerte y en Su resurrección, su viejo hombre “murió” en Él, y Dios le hace revivir (Romanos 6:1-13) comienza a ser una nueva criatura. (2 Corintios 5:17)

Efesios 2:6 dice que a ti no solo te resucitó con Cristo, sino que te sentó con El en lugares espirituales en el cielo. Tú estás ahora sentado con Cristo a la diestra del Padre.

Déjame hacerte esta pregunta. Si estás sentado con Cristo, en el lugar que Él te sentó, y Él está sentado en un lugar de autoridad sobre las fuerzas del enemigo, ¿Dónde estás tú en relación a las fuerzas de Satanás? ¡Tú estás también en la posición de autoridad sobre Satanás!

Si todas las fuerzas del enemigo están bajo los pies de Jesúcristo, y tú estás con el Señor, entonces todas las fuerzas de Satanás están bajo tus pies también!

Esto es exactamente lo que Jesús promete en Lucas 10:19. El dijo, “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.”(Lea también Salmos 91:9-13)

Si entiendes la autoridad que tienes en Cristo, como creyente, entonces no vivirás teniéndole temor al diablo… ¡el diablo te temerá a tí!

¡Ningún demonio soporta la presencia de un creyente que entiende la autoridad que tiene en Cristo!

¿No te gustaría ver a los demonios huir cuando tú llegas? ¡Este es tu privilegio como creyente en Cristo! Si estás caminando en autoridad, la cual es suya en Cristo Jesús, no vas a salir corriendo y huir cuando el enemigo viene. ¡El enemigo querrá huir de ti!

¡Dios quiere que tomes la autoridad que tienes en Cristo, para romper las ataduras del diablo y levantarte para hacer su obra en el mundo hoy!

Algunas personas miran alrededor y ven todo el sufrimiento y dolor en el mundo y se preguntan, “¿Por qué Dios no hace algo acerca de esto?” La buena noticia es, ¡Dios está haciendo algo!

En efecto, Dios ha hecho dos cosas muy importantes:

Primero, Dios envió Su hijo, Jesús. Jesús vino a destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8). A lo largo de su ministerio en la tierra, Jesús confrontó y venció a las fuerzas demoníacas en todo lugar donde Él estuvo (Marcos 1:39). Finalmente a través de su muerte y resurrección, Jesús ganó una victoria definitiva sobre las fuerzas del enemigo y para siempre selló su condena.

La segunda cosa que Dios hizo sobre el enemigo… ¡es a NOSOTROS! Jesús entrenó Sus discípulos para que hicieran las mismas cosas que Él hizo. Cuando Él envió a los doce, les ordenó que echaran fuera los demonios.

Esto no es sugerencia. No es opcional. Si los discípulos hubieran predicado el evangelio y sanado los enfermos, pero no hubieran echado fuera a los demonios, ¡habrían sido desobedientes!

En Mateo 28:18-20, Jesús les dijo a los Apóstoles que enseñaran a la iglesia a obedecer todo lo que Él les había ordenado hacer. ¡Esto incluye liberación!

Jesús nos ha llamado a usted y a mí, a pelear esta batalla. Efesios capítulo seis describe la vida del cristiano como una vida de combate contra las fuerzas de las tinieblas, luchando en contra de principados y poderes. Creo que Dios está trabajando hoy para levantar gente, que ha sido liberada gracias a la obra de Jesucristo, para que ellos puedan ayudar a liberar a aquellos cautivos por el enemigo.

Hay Liberación de la opresión del enemigo

Dice la Biblia en Isaías 61:1: “El Espíritu de Jehová el Señor esta sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.”

Es importante entender nuestra autoridad, pero es siempre más importante conocer cómo ejercitar esa autoridad.

¿Cómo podemos echar fuera a un demonio?

Quiero empezar eliminando algunos conceptos erróneos sobre la liberación.

Algunos piensan que es necesario hacer que un demonio se manifieste antes de que pueda ser expulsado. Piensan que uno debe hacer que el demonio se manifieste con violencia, hable con voces extrañas, y que nos diga cuál es su nombre antes de salir. ¡Ésa no es la manera mejor de echar fuera un demonio!

Cuando un demonio se está manifestando, está en una posición de fuerza. En ese momento es cuando es difícil de echarlo fuera. Permitir a un demonio manifestarse hace que la atención principal sea él y no la persona necesitada.

Aunque Jesús invirtió mucho de Su ministerio a la liberación, hubo sólo pocos momentos cuando conversó con demonios. Hubo sólo un caso en el que preguntó su nombre a un demonio. En la mayoría de los casos no permitió al demonio hablar. ¡Jesús normalmente no permitió a un demonio manifestarse antes de expulsarlo!

Creo que este es un buen modelo a seguir. He encontrado que no necesitamos preguntarle a un demonio cómo se llama. Usted no necesita conversar con los demonios o hacerles preguntas. Todos los demonios son mentirosos y engañadores como su “padre”, el diablo. Si usted necesita saber algo, pregúntele a Dios.

No hay una formula especial para la liberación. Jesús es nuestro ejemplo, y él nunca seguirá ninguna fórmula. En cada situación El simplemente escuchó la voz de su Padre y camino en obediencia. Este es nuestro patrón también. ¡La clave para el éxito en la liberación es escuchar lo que Dios le está diciendo, y hacerlo!

A pesar de que no existe una fórmula secreta para la liberación, es de mucha ayuda poder entender cuatro principios generales para tratar con el enemigo. Estos cuatro pasos aplican tanto para los que ministran liberación como para alguien más que busca su “propia liberación” a través del poder de Jesús.

PASO 1: Fuérzalos a salir

El primer paso para echar a los demonios de una vida es forzarlos a salir. A través de “forzarlos a salir”, quiero significar que usted empiece a llenar su vida con las cosas que a los demonios no les gusta. Para ser especifico, empiece a llenar su vida con las cosas del Señor

Cuando usted llene su vida con las cosas de Jesús, los demonios en su vida se sentirán cada vez más incómodos. Ellos tendrán cada vez menos lugar para operar. Ellos comenzaran a amontonarse en una esquina hasta el punto que querrán salir y no volver más.

Muchas veces, si un demonio sabe una persona ha hecho un pacto para caminar con el Señor fielmente, ellos simplemente dejan su lugar. ¡Ellos no querrán estar en una vida que está llena de Jesús!

La liberación no es siempre así de fácil, pero creo que el paso de forzarlos a salir es absolutamente esencial si la persona desea ser liberada.

Jesús dijo que si un demonio es echado fuera, pero luego ve que su vida está vacía, volverá a querer entrar. Si usted recibe liberación y no llena su vida con Jesús, aquellos mismos demonios volverán con otros refuerzos y su estado posterior será aún peor.

Si quieres que los demonios se sientan incómodos, ¡llena tu vida con la presencia de Jesucristo!

Cuando digo, “llene su vida con Jesús” No estoy diciendo que tan solo debes empezar a ser un religioso. Los demonios aman la religión. Ellos se gozan con los rituales. No les molesta que asista a la iglesia. Ellos no le harán ningún reclamo si tú te anotas para servir en el comité de la iglesia… ¡pero ellos odian a Jesús!

Llena tu vida con Jesús. Busca a Jesús. Ama a Jesús. Invierte tiempo para estar con Jesús. Sométete a su dirección. Lee su Palabra y obedécela. Toma tiempo para orar, alabar y adorar. Habita en la presencia de Dios y escucha su voz. A los demonios no les gusta vivir en una persona cuya vida está llena de las cosas de Dios. Este es el primer paso hacia la liberación.

PASO 2: Debilítalos

El segundo paso para conseguir la liberación final de la opresión de demonios es hacerles la vida difícil.

Los demonios se alimentan con las obras de la carne. Ellos están felices cuando uno peca y no se arrepiente. Ellos festejan la falta de perdón, amargura, odio y resentimiento. Ellos empiezan a celebrar cuando el creyente falla en caminar con honestidad e integridad, pero si caminas en amor, en pureza, entonces ellos empezaran a mirar otra “casa”.

PASO 3: Échalos fuera

Cuando llenas tu vida con las cosas de Dios y corta con toda obra de la carne, la fuerza de cualquier demonio que hubiere en tu vida empezara a debilitarse cada vez más. En ese punto, tú puedes tomar autoridad en Cristo para decirles directamente a ellos, y ordenarles, que salgan fuera.

Jesús nunca nos dijo que oráramos para que El echara fuera a los demonios. No hay un modelo para eso en la Biblia. Jesús nos dio su autoridad. Él quiere que usted eche fuera al demonio. Una de las razones por las que Satanás ha hecho de las suyas en este mundo es porque los cristianos se han rehusado tomar la autoridad que tienen en Cristo.

Por eso asegúrate que tus paredes de protección no tengan rajaduras y estén enteras. ¡Allí, entonces, ejercita tu autoridad! Puedes decir, por ejemplo: – Espíritu inmundo, en el Nombre del Señor Jesucristo, vengo contra ti, y ato toda tu actividad en mi vida. Declaro que me he arrepentido de cada pecado conocido y que Jesús me ha perdonado. Declaro que Jesús es mi Señor y ahora vivo para él Confieso que soy redimido por la Sangre de Cristo, ¡así que fuera de mi vida ahora mismo! –

No tengas temor, habla directamente al área específica de necesidad. Si tu problema es el temor, dile: – Espíritu de temor, te estoy hablando directamente. La Sangre del Señor Jesucristo me ha redimido y me ha hecho libre de toda opresión. Tú no tienes derecho legal para tocarme. ¡Te ordeno que salgas de mi vida ahora mismo en el Nombre de Jesús!¡Gracias Señor Jesús, porque me has hecho libre! –

Utiliza la autoridad que tienes en Cristo y échalos fuera. Ten en cuenta que no debes ordenarle a los demonios manifestarse. No debes preguntarles cómo se llaman. Como hemos visto, Jesús no permitía que los demonios hablaran. No necesitas saber el nombre del demonio. Si desea saberlo, pídele a Dios que lo revele por su Espíritu.

Es importante saber también, que si necesitas saber dónde se esconde un demonio especifico, tú puedes llamarlo por la manera en cómo se comporta. Puede describir a un demonio como un espíritu de lujuria, un espíritu de temor, un espíritu de enfermedad, etc.

No intentes argumentar con un demonio por horas. Algunas veces los demonios tratan de prolongar el proceso de liberación con algún tipo de manifestación. No le permitas que se divierta contigo. No converses con los demonios. ¡Utiliza tu autoridad y échalo fuera en el Nombre de Jesús!

PASO 4: Firme en tu lugar de autoridad en Cristo

Si los demonios se resisten, tome la espada del Espíritu y afírmate en la Palabra. Esto es lo que hizo Jesús cuando se enfrentó con el diablo. Una y otra vez Él dijo: “escrito esta” Este es un buen ejemplo a seguir. Habla al demonio y dile: – “Escrito esta, resistid al diablo y de vosotros huirá” Una de las Palabras básicas de Dios es, te resisto y te ordeno que salgas fuera” –

Si el demonio no se va cuando usted toma su autoridad, esto indica que hay un área de pecado al cual no se lo ha tratado ni se ha arrepentido. Cuando esto pasa generalmente es conveniente llevar a la persona al comienzo del proceso para forzar a los demonios a salir y hacerles bien difícil su estadía.

¡Dios asegura que cuando resistimos al diablo…se va a ir! Cuando tú has confesado y te has arrepentido de cada pecado que conoces, puedes pararte en contra del enemigo. Párate en fe, basado en la promesa de la Palabra de Dios. Toma tu posición, resiste al diablo, ¡y el enemigo huirá de ti!

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