NO PERMITAS QUE TU PASADO TE LIMITE

Por Ritchie Pugliese

Filipenses 3:13-14 dice: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

El pasaje nos anima a ser de aquellos cristianos que avanzan en la vida hacia el destino que Dios les ha trazado la vida.

Aquí se detallan varias secuencias relacionadas una con la otra para poder lograrlo:

Olvidar lo queda Atrás à Extenderse hacia adelante à Proseguir a la meta à Premio

La mayoría de nosotros anhelamos o deseamos extendernos hacia adelante y proseguir la meta para recibir el premio, pero nos olvidamos de hacer lo que el pasaje menciona: Olvidar lo que queda atrás. ¿A cuáles situaciones se refiere que debemos olvidar? ¿Las negativas, incluidas las positivas que hemos vivido? ¿Por qué Dios nos pide semejante cosa, como requisito para seguir hacia adelante hacia nuestro destino bendecido?

Antes de explicar estas cosas, de algo tenemos que estar seguros, y es que Dios nos dice que necesitamos olvidar lo que esta atrás para poder proseguir hacia adelante. Si el consejo bíblico dice así seguramente se refiere a quitarnos la carga negativa de las cosas que hemos atravesado en el pasado y han dejado en nosotros, huellas profundas, marcas y heridas interiores que solo Dios y nosotros sabemos.

Para nuestra perspectiva finita, nuestro pasado tortuoso afecta nuestro presente y limitará nuestro futuro, pero para Dios no. Isaías 43:18-19 dice: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva…”

La historia de Ana, en 1 Samuel capítulo 1 refleja esto. Ella no podía tener hijos (vv.2, 5-6) porque era estéril. Ella tuvo un pasado y padecía de un presente estéril, pero cuando Dios intervino en respuesta a su clamor desesperado, ella engendró a su hijo Samuel.

¿Qué aprendemos aquí?

Solo la intervención de Dios puede hacernos olvidar el pasado, cambiar nuestro presente y darnos buenas perspectivas hacia el futuro.

Es por eso, que debemos comenzar a tratar con nuestro pasado negativo, para ser sanados por Dios.

Es indispensable hacerlo por lo siguiente:

1. Nuestro pasado negativo nos paraliza y detiene

2. Nuestro pasado nos atemoriza

3. Nuestro pasado nos limita

4. Nuestro pasado nos condiciona

5. Nuestro pasado condiciona nuestro comportamiento

6. Nuestro pasado impulsa nuestras reacciones

7. Nuestro pasado nos domina

8. Nuestro pasado nos condena

Si no somos sanados para olvidar el pasado no podremos extendernos hacia lo que está adelante. El tiempo avanzará de acuerdo al calendario de la vida, pero no en el propósito que Dios tenía para nosotros.

Este enemigo llamado “pasado negativo o de fracaso” tiene la capacidad de hacernos daño.

1. Nos paraliza y detiene:

“Ya lo he intentado varias veces y no ha resultado”

2. Nos atemoriza

“¿Y si me vuelve a suceder lo mismo otra vez?”

3. Nos limita

“Mejor, me quedo como estoy”; “No quiero arriesgarme”

4. Nos condiciona

Vivimos por debajo de nuestro potencial

5. Condiciona nuestro comportamiento

Tenemos actitudes diversas, como ser: reservadas, de desconfianza, encerrarnos en nosotros mismos.

6. Presiden e impulsan nuestras reacciones

“¡Ni me hables de ese tema!”; “¡No lo vuelvas a repetir!”

Para olvidar el pasado y extendernos hacia adelante a un tiempo nuevo, algo debe cambiar en nuestro interior.

Mencionamos anteriormente el relato de Ana, la mujer estéril de 1 Samuel capítulo 1.

1:2, 5 “Y tenía él (esposo) dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, más Ana no los tenía…Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.

1:6 “Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.”

1:7 “Ana lloraba, y no comía” Estaba afligida en su alma y eso le afectaba su físico.

Su situación, humanamente hablando era irreversible.

¿Qué hizo Ana?

Es interesante notar que en este punto Ana se declaraba vencida o actuaba para cambiar su situación. Ella era una persona que amaba a Dios, por eso hizo lo correcto: “ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.” (v.10).

Ana decidió buscar a Dios, para sanar su pasado y revertir su presente.

Además…

1:11 “E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.”

Ana no solo buscó al Señor para sanar su pasado y revertir su presente. Además hizo un pacto con Dios, de consagrarle lo que Dios le iba a dar. Ella en fe visualizó un futuro mejor.

Seguramente no fue fácil pero Ana tomó una acción determinante como lo refleja el v. 12 “ella oraba largamente delante de Jehová”. Su situación requería un clamor no solo desesperado, sino incesante.

1:13-15 “Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

Aquí aprendemos que en este camino hacia la sanidad y olvido del pasado, para cambiar el presente, puede aparecer siempre alguien que en vez de ayudarnos puede ser un estorbo. ¡Ella fue malinterpretada por el sacerdote pensando que estaba haciendo algo indebido!

1:17-18 “Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.

En un momento determinado, su clamor fue escuchado. Eso trajo sanidad interior del pasado en su corazón, por lo cual ella estaba en paz, no más triste. Ella ahora estaba lista para recibir su milagro.

Ya conocemos la historia de cómo quedó embarazada y dio a luz a un futuro profeta: Samuel. ¡Ana ahora tendría un futuro diferente, en el propósito de Dios!

Pasos para sanar, superar y olvidar tu pasado:

1. Cree que Dios está contigo

2. Asegúrate de que tú a la vez estés con Dios

3. No te condenes a ti mismo por tus fracasos

4. Decide vivir bajo la gracia de Cristo

5. Toma tiempo para olvidar

6. Decide creerle a Dios que él te ayuda a olvidar, y cambia tu presente

7. Habla y declara la Palabra de Dios.

8. Decide no recordar los hechos negativos del pasado

9. Extiéndete por fe a lo nuevo que Dios tiene para ti.

10. Con Dios tu pasado negativo, no limita tu presente ni te frustra para el futuro.

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