¿CUALQUIERA QUE PROFETIZA ES UN PROFETA?

Por Ritchie Pugliese

La voluntad de Dios es que seamos entendidos y buenos practicantes de todo lo que él ha preparado para nosotros, su pueblo.

La ignorancia espiritual, además, conduce a la confusión y a la mala interpretación. Existen creyentes sinceros que por un lado piensan que cualquiera que da una profecía es un profeta, y otros directamente que no todos podemos profetizar. Sumado a eso, muchos confunden el don de profecía con el ministerio de profeta.

Gracias a Dios que las Escrituras hablan claramente de cada uno de estos puntos, los cuales los trataremos brevemente en este artículo.

Significado de la palabra “profetizar”

Para comenzar, necesitamos dar una definición de lo que significa la palabra “profetizar”: “Es expresar lo que está en la mente de Dios por inspiración del Espíritu Santo”.

Cuando alguien profetiza está expresando vocalmente algo, dando una palabra, por inspiración del Espíritu Santo que está en la mente de Dios y que el Señor quiere que otros la reciban con un propósito definido.

¿Todos podemos profetizar?

Aunque para algunos parezca “herético” o “anti-bíblico”, la Palabra de Dios afirma en 1 Corintios 14:31 que todos podemos profetizar: “Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan”. Se puede aprender a profetizar en el ámbito de la congregación local.

Lo que la Palabra establece, debería suceder en cualquier congregación bíblica local que se ajuste a los parámetros de la Palabra de Dios y le dé lugar al Espíritu Santo a que se mueva con libertad, pero lamentablemente esto no lo vemos regularmente y equilibradamente en nuestras congregaciones hoy.

¿Todos los que profetizan son profetas?

Aquí surge la confusión, pues hoy llamamos “profeta” a cualquiera que da una palabra profética. Una cosa es dar una palabra profética y otra muy diferente es tener el ministerio de profeta.

Para evitar confusiones y entender la diferencia, debemos poner los siguientes  fundamentos básicos:

1. La profecía es un don de inspiración (para decir algo) no de revelación

Los dones del Espíritu detallados en 1 Corintios 12:7-10 están subdivididos en tres partes:

Dones de revelación: Palabra de ciencia; palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus.

Dones de inspiración: Lenguas, interpretación de lenguas, profecía

Dones de poder: Fe, sanidades, hacer milagros

Dentro del obrar del don de profecía no se menciona: a) La revelación; ni b) La predicción. Tanto en el original hebreo como en el griego no están implícitas en el don de profecía.

2. Tener o fluir con el don de profecía no significa que una persona es profeta

Profetizar no nos convierte en profetas. Pablo no dice en 1 Corintios 14:1 “procurad ser profetas” sino “procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. La palabra “procurar”, en el original  griego es “zeloo”, que significa “Muy deseoso, celoso, luchar por…”.

La Palabra de Dios diferencia la profecía que puede dar un creyente “común” de aquél que tiene el ministerio de profeta. En 1 Corintios Pablo traza la diferencia: En el capítulo 14:3 el apóstol Pablo habla del don simple de profecía para todo creyente y en el capítulo 12:28 habla del ministerio de profeta. Son dos cosas diferentes.

(Comentario: El ministerio u oficio de profeta de Efesios 4:11 abarca mucho más que el don de profetizar (inspiración). Tiene, además, operando los dones de revelación (Palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus).

Diferencia entre el don de profecía y el oficio de profeta:

Con relación al don podemos mencionar 1 Corintios 14:1 “…procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis” (no dice procurar el oficio o ministerio de profeta).

El don es para cualquier redimido por la sangre de Cristo, el oficio es para los instituidos por Cristo, a los llamados al ministerio para cumplir con tal oficio (Efesios 4:11). El oficio es inseparable de la persona. El don es algo que “viene y se va”.

Veamos un ejemplo bíblico:

En Hechos 21:8-9 leemos que Felipe el evangelista “tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”. La palabra “profetizaban” en el original griego significa: “que hablaban inspiradas”. ¿Ellas eran profetas? No, solo profetizaban. Porque la profecía es un don de inspiración como hemos visto anteriormente.

Si seguimos leyendo el capítulo veremos que el v.10 dice que luego de unos días fue de visita a la casa de Felipe y sus hijas “un profeta llamado Agabo” el cual le profetizó posteriormente al apóstol Pablo. Esto nos enseña que Pablo no necesitaba una profecía de las doncellas sino la ministración de una persona que tenía el ministerio de profeta.

¿De qué trata la profecía “simple” de la cual todos podemos profetizar en la iglesia local?

Mencionamos anteriormente que la profecía simple o básica es la que puede dar cualquier creyente en Cristo, que no tiene el oficio o ministerio de profeta. Esta clase de profecía según 1 Corintios 14:3 contiene tres elementos: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación

a) Edificación, del griego, “oikodome” = Construir luego de mucho trabajo.

b) Exhortación, del griego, “paraklesis” = Aliviar la pena, invitación a estar más cerca de Dios.

c) Consolación, del griego, “paramuthia” = Confortar, animar, dar nuevo vigor, consuelo.

La profecía que no tiene al menos uno de estos tres elementos no debiera tenerse en cuenta, ni recibirse. Esta clase de profecía por cierto no condena a nadie ni es directiva (Romanos 8:14; Juan 16:13). ¡Cuidado con esto!

Esta clase de profecía que todos podemos aprender a dar es siempre una palabra de aliento, para levantar el ánimo de la persona y alimentar su espíritu, renovar su fe y compromiso con Dios.

Para terminar

Necesitamos desmitificar lo que es dar una palabra profética y dejar de mirar a los malos errores. Es tiempo de darnos cuenta que el Señor quiere que todos podemos fluir guiados por el Espíritu Santo para edificar, exhortar y consolar a nuestros hermanos en Cristo. ¡Hay mucho pueblo de Dios necesitado de recibir esta clase de profecía en este tiempo!

¿Cómo comenzar a hacerlo? ¿Cómo comenzar a fluir proféticamente?… ¡Eso lo trataremos en otro artículo!

 

 

 

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