LA FAMILIA ESPIRITUAL ES LA MEJOR FAMILIA

Una palabra para los que por diversos motivos experimentaron la destrucción de sus matrimonios, familias y/o relaciones interpersonales

La Biblia dice lo siguiente en Génesis 12:3: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”; “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,” (Efesios 3:14-15).

En estos pasajes Dios dejó establecido que formaría una familia donde Él sería el Padre. Dios no estaba hablando de una familia natural sino de algo trascendental: Una familia espiritual.

En las Sagradas Escrituras Dios se ha manifestado como un Dios familiar. Su deleite es tener muchos integrantes en su familia espiritual. Por eso, como dice Juan 3:16, su amor por la humanidad ha sido tan grande que ha enviado a Jesucristo a pagar un precio muy alto en la cruz del calvario para que muchos pudieran ser parte de su gloriosa familia.

Para ser parte de esta familia toda persona, independientemente de su raza, color, trasfondo cultural o posición social, necesita reconocer y recibir a Jesucristo en su corazón como su salvador personal. A los ojos de Dios, cuando una persona toma esta decisión, comienza a ser parte de su gran familia (Juan 1:12). ¡En la familia de Dios siempre hay acceso para todos sin restricción!

He explicado todo esto porque hoy día cuando hablamos del tema “familia” encontramos por un lado el ideal de Dios, revelado en los primeros dos capítulos del Génesis, donde él ha estipulado principios de lo que él considera la vida familiar tipo o normal, es decir, un marido con una esposa y los hijos que llegan como fruto del amor, pero por otro lado vemos la realidad de nuestro mundo donde muchas personas viven muy lejos de la situación “ideal” de Dios.

Hoy día tenemos cantidad de personas a nuestro alrededor que por diversos motivos están solos, luego de haber experimentado un fracaso amoroso, matrimonial y experimentado separación y divorcio y pérdida de las relaciones. En otros casos, algunos no tienen parientes cercanos o vivos. Viven literalmente solos en la vida.

Tenemos que saber que la idea familiar de Dios revelada en Génesis, lamentablemente comenzó a desintegrarse cuando Eva y Adán desobedecieron a Dios y se dejaron seducir por la serpiente antigua, el diablo (Génesis 3). A partir de ese momento en la tierra vino el caos, destrucción, degradación en todos los niveles, áreas y sectores de la vida, inclusive la relación familiar y demás relaciones interpersonales.

El plan inicial familiar de Dios fue por así decirlo desmenuzado, cancelado, pero gracias a la obra de Jesucristo, el ser humano puede retomar su camino hacia Dios, y ver restaurada en su vida de una manera más gloriosa el concepto familiar de Dios. Esa persona por tener a Cristo en su corazón ahora sería parte de la familia espiritual de Dios.

Debemos reconocer que la obra de restauración familiar en muchos casos ha sido notable donde Dios ha hecho milagros literalmente, pero en otros casos la situación ha sido diferente. Tenemos muchas personas que han venido a los pies de Cristo, que han padecido en el pasado un divorcio o separación, han sido abandonados por sus padres, han sido criados solo por la madre o el padre, nunca han conocido a su padre o madre, entre otras tantas calamidades  nivel interpersonal, que no han podido recomponer todo lo destruido como ellos hubieran querido. Ellos están solos en este mundo. ¿Acaso esto los ha transformado en creyentes de “segunda categoría”?

Lo glorioso, en medio de semejante dolor y soledad, es que a pesar de todo lo que el diablo ha hecho en esas vidas para destruirlos familiarmente, no ha podido detener la gracia de Dios para rescatar a esas vidas y hacerles parte de la gran familia espiritual. Estas personas a pesar de estar solos y que por alguna razón no puedan alcanzar una solución natural para volver a tener una familia, logran el ideal de Dios siendo parte de la familia espiritual. Ya no son personas de “segunda categoría” sino hijos de Dios como cualquier otro que viene a los pies de Cristo. Lo que ellos ven completados en lo natural lo consiguen siendo parte de la familia de Dios.

Una palabra final para los que están solos

Esta palabra que estoy compartiendo es para usted, que la vida le ha pegado fuerte en todo lo que requiere a la vida familiar y relaciones interpersonales, donde ha vivido rodeado por el fracaso, desilusión y la destrucción.

No crea la mentira de que todo lo negativo que le haya pasado lo hace a usted una persona de “segunda categoría” o menos que otros que tienen la vida familiar en orden y disfrutan de sanas relaciones interpersonales. Usted no es menos que nadie porque lo que el diablo pudo robarle en lo natural. Eso ya pasó, ahora es tiempo de ser sanados interiormente y creer que Dios lo ha restaurado con la mayor de las bendiciones: Ser parte de la familia espiritual!

Usted ahora en Cristo ha obtenido la reconciliación con Dios, el perdón de pecados y el acceso a ser parte de la gran familia de Dios. ¿Puede entender lo que ha sucedido con su vida? Usted tiene asegurado su presente y futuro. Usted es para Dios, por ser integrante de Su familia espiritual: “… linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; (1 Pedro 2:9).

¡Qué maravillosa es la gracia y misericordia de Dios! Ellas nos permiten alcanzar por fe lo que de otra manera sería imposible lograr. Cuando el día de mañana en el cielo se vea a la familia de los redimidos por la sangre de Cristo adorando a Dios, no tengo ninguna duda que Él se deleitará en saber que a pesar de que muchos de ellos han provenido de familias terrenales deterioradas y destruidas, y de relaciones interpersonales rotas, por Su gracia son parte de la gran familia espiritual.

No se quede pensando en todo lo malo que el diablo le ha hecho familiarmente. Cambie su manera de pensar y enfóquese que usted ahora por la gracia de Dios es parte de la mejor de las familias: La familia espiritual. Dele gracias a Dios por semejante privilegio al que ha accedido, lo cual supera lo que cualquier familia o relación interpersonal natural pudiera dar. Si, dígalo aún a viva voz” – ¡Gracias Señor por hacerme parte de tu gran familia espiritual! –

 

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