Por Ritchie Pugliese
El Salmo 8:2 dice: “De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y vengativo”. Mateo 21:16 dice también: “de la boca de los niños y de los que maman, perfeccionaste la alabanza”
Estos dos pasajes paralelos nos muestran una dimensión, a veces olvidada, de la alabanza.
Generalmente estamos acostumbrados a brindarle a nuestro Dios la alabanza que sólo Él se merece, pero perdemos de vista que por un lado glorifica al Señor, y por otro sacude las tinieblas, es decir, hace temblar y huir al enemigo.
En el Salmo 8 aparecen las palabras “enemigos”, y “enemigo” que representan a los adversarios de Dios que son derrotados por lo que sale de la boca del creyente. La alabanza es un arma mortal contra las fuerzas de maldad. La alabanza tiene como propósito silenciar al enemigo, que viene para tentarnos, acusarnos y hacernos daño (Jn 10:10; Ap. 12:10; 16:13-14)
En Josué capítulo 6, bajo el liderazgo de Josué, se les ordenó a los hijos de Israel marchar alrededor de la ciudad de Jericó hasta gritar y ver los muros caer. Los sacerdotes guiaban la adoración y tocaban bocinas de cuernos, mientras Josué dirigía la lucha, ganando una gran batalla. Esa fue una batalla espiritual que se ganó cuando hicieron primero algo en lo natural.
En Josué 6:9 y 13 aparece la palabra “retaguardia” ¿Quiénes eran los de la retaguardia? Para poder entenderlo debemos saber que en hebreo esta palabra significa “reunirse, juntarse a fin de destruir”. El nombre Asaf, que significa “retaguardia”, nos habla de la persona que puso el Rey David para que ministrase de continuo delante del Arca del Pacto. Isaías 58:8b dice “la gloria de Jehová será tu retaguardia”. Entonces, “retaguardia” era un grupo de personas que con su alabanza y adoración hacia lucha espiritual contra el enemigo.
Dios también nos considera a nosotros su “retaguardia” y El espera que con nuestra alabanza y adoración no solo le glorifiquemos sino también hagamos guerra espiritual contra las fuerzas de maldad para hacer temblar y huir derrotado a enemigo.
A continuación veremos diversas maneras de expresar nuestra alabanza (y adoración), como un acto hacia Dios y a la vez contra el diablo y sus demonios. Hoy se está hablando mucho acerca de ascender con nuestra alabanza hacia el trono de Dios, para luego descender y guerrear espiritualmente contra las fuerzas de maldad.
Lo que viene le dará una vislumbre de lo que usted puede hacer espiritualmente con la expresión de su alabanza al Señor, la cual a manera de acciones proféticas también sacude el reino de las tinieblas:
1. CANTAR
El Salmo 27:5-6 dice “Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultara en lo reservado de su morada. Sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantara mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificare en su tabernáculo sacrificios de júbilo, cantaré y entonaré alabanzas a Jehová”
Aquí vemos como David en medio de sus problemas alababa al Señor. El busco en sus problemas refugio en la casa de Dios. Luego el v.6 dice: “sacrificios de júbilo”. Los sacrificios de júbilo incluían:
• Un grito de combate al ir a la batalla;
• Era un clamor de confianza para indicar que la pelea terminaría en triunfo;
• Se hacía para que el enemigo escuchara y temiera.
Cuando cantamos, elevamos la voz como ejercito de Dios. El enemigo escucha el sonido y sabe que va a perder la batalla porque ya se enfrentó con nuestro Comandante y Jefe (Jesucristo) y fue vencido en la cruz.
2. GRITAR
También se lo conoce como un clamor de victoria. El pueblo de Dios sabía lo que era gritar (Josué 6), lo vemos también en 2 Crónicas 13:14-16 “hijos de Judá” y en el Salmo 149:6-9 “exalten a Dios con sus gargantas y espada de dos filos en sus manos” (v.6)
3. LEVANTAR LAS MANOS
El Salmo 134:2 dice: “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová”. En Éxodo 17:9-11 leemos que mientras Moisés elevaba sus manos hacia Dios, Israel vencía a sus enemigos, pero cuando las bajaba por el cansancio, perdía. Cuando levantamos nuestras manos con determinación y firmeza, prevalecemos contra el enemigo. A veces nos inunda el cansancio, fatiga, pereza y nos pareciera que no podemos llegar a tocar al Señor. Decidamos, cuando esto vuelva a sucedernos, levantar nuestras manos bien en alto por fe y veremos la victoria. En el mundo se levantan los brazos para festejar un triunfo deportivo o político obtenido, pero en el mundo espiritual levantamos nuestras manos antes, por fe, para luego ver concretada la victoria.
4. BATIR LAS MANOS/APLAUDIR
El Salmo 47:1-2 dice: “Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo, porque Jehová el altísimo es temible; Rey grande sobre la tierra. El someterá a los pueblos debajo de nosotros…”
En la época del Antiguo Testamento, el batir las manos era un medio para burlarse del enemigo cuando la batalla estaba por comenzar. Lamentaciones 2:15 dice: “Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti, silbaron y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra?”. Aplaudir es declarar con burla que el enemigo es un adversario derrotado.
5. LEVANTARSE, INCLINARSE O POSTRARSE
Es interesante notar que no hay pasajes para adorar sentados. En 2 Crónicas 20:19 leemos “se levantaron” ¿Por qué hicieron esto? Porque para estar en posición de batalla hay que estar de pie, firmes. El Salmo 95:6 dice: “Venid, adoremos y postrémonos, arrodillémonos delante de Jehová”.
Inclinarse es otra forma de adoración. La palabra “adorar” en hebreo significa: “postrarse o inclinarse o caer hacia abajo”. El Salmo 72:9 dice “Ante él se postraron los moradores del desierto y sus enemigos lamieron el polvo”. Cuando el creyente se postra, inclina o arrodilla, no solo lo hace para adorar y exaltar al Señor, sino que también está declarando que los enemigos de Dios se postraran vencidos, reconociendo su derrota.
6. DANZA
En Éxodo 15:20, María guio al pueblo de Israel a celebrar con danza la victoria que Dios les había dado sobre los enemigos. El Salmo 149:3 dice: “Alaben su nombre con danza…”; el Salmo 150:4 dice: “alabadle con pandero y danza”. La danza no solo era dirigida hacia el Señor, sino que también es un acto de guerra contra los enemigos de Dios, para ponerlos bajo nuestros pies. El Salmo 110:1 dice: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Jesús en Lucas 10:19 dijo: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañara”
Mateo 12:43-45 dice: “cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo y no lo halla”. La frase “buscar reposo” significa encontrar un lugar donde reinar tranquilo.
¡Por todo lo que hemos visto, alabemos al Señor para exaltarle como el Rey de reyes y Señor de señores, y haciendo esto no le daremos reposo al enemigo y le recordaremos que es un enemigo vencido! ¡Aleluya!