Por Ritchie Pugliese
Esta palabra es para aquellos que a pesar de haber sido fieles, de haberse humillado bajo la poderosa mano de Dios y de esperar sumisos en él, a la fecha pareciera que en sus batallas el enemigo estuviera ganando.
Esta palabra es para quienes el cumplimiento de las promesas de la Palabra de Dios pareciera que nunca fueran a realizarse. Para quienes escuchan la risa y la burla del enemigo, que les susurra a sus oídos espirituales una y otra vez: ¿De qué te ha servido ser fiel a Dios? ¡Mira cómo estás!; ¿De qué ha servido creer y confesar sus promesas? ¡Mira cómo estás experimentando todo lo contrario!… ¿Dónde está la evidencia del obrar de Dios en tu vida? …¡se ha terminado todo para ti!
¿Te encuentras en esta situación sin esperanza?
¿Estás caminando por la vida con la cabeza baja como si tú, que estás del lado del Vencedor, fueras el vencido?
¿Te sientes deprimido ante la evidencia negativa de la realidad que estás viviendo?
¿Te embarga la tristeza por no poder cambiar tus circunstancias actuales?
En nuestro lenguaje popular significa experimentar un tiempo de “vergüenza“, pero la Palabra de Dios la define con otra palabra: “oprobio”.
La palabra “oprobio”, según el diccionario de la RAE, significa: “afrenta, deshonra, ignominia o afrenta pública”, pero en términos espirituales significa experimentar la voz burlona del enemigo que, en medio de nuestras circunstancias adversas, nos repite insistentemente que de nada sirve confiar en Dios y creer en sus promesas. El diablo quiere hacernos creer que a Dios no le importa nuestra vida, que nos ha abandonado, que nos ha desechado. El enemigo quiere que nos sintamos avergonzados de haber puesto nuestra fe en el Señor.
Vivir en oprobio significa no ver los resultados que deberían acompañar a una vida de fe en Dios y en sus promesas. La fe es lo único que nos sostiene, en momentos así, pero la evidencia es totalmente contraria a lo que la fe cree.
Bajo el oprobio, sentimos que de nada ha servido caminar en santidad y ser fieles a Dios y a su obra. Vivimos inmersos en una atmosfera opresiva de frustración, desilusión y vergüenza. Sabemos que Dios puede cambiar nuestra situación, pero a pesar de creer en Él, confesar sus promesas, y esperar el cumplimiento de las palabras proféticas que Él nos ha dado a través de su Palabra y de sus siervos, las puertas no se abren. No recibimos respuesta a la oración. Los cielos están cerrados, el Señor está en silencio. A pesar de no poder escuchar la voz de Dios, sabemos en lo profundo de nuestro ser que Él está, siempre está. Quienes nos rodean demandan la evidencia de la mano de Dios sobre nuestra vida, pero no tenemos nada que mostrar, excepto nuestra fe. ¿Te suena familiar?
El Señor quita tu oprobio
Si estás viviendo esta situación, Dios quiere decirte hoy lo que le dijo a su pueblo en el desierto antes de conquistar la tierra prometida: “Hoy he quitado de vosotros el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado Gilgal, hasta hoy” (Josué 5:9).
¡La buena noticia en esta hora es que Dios nos dice que ha quitado nuestro oprobio!
Cabe mencionar primero, que el oprobio del que estamos hablando no tiene nada que ver con la vergüenza que se siente por haber pecado o desobedecido a Dios, y segundo, que no solo lo experimentamos nosotros, sino que también el pueblo de Dios a través de las generaciones lo ha experimentado.
En el pasaje de Josué 5:9, Dios le quitó el oprobio a su pueblo después de haber salido de Egipto, de atravesar el desierto y de entrar a poseer la tierra prometida. En el Nuevo Testamento, leemos en 1 Timoteo 4:10 que el apóstol Pablo aconseja a Timoteo, su hijo espiritual: “Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen”.
Hay varios pasajes bíblicos que hablan del oprobio, pero quiero enfocarme exclusivamente en esta palabra fresca de Dios para tu vida: Dios ha removido, ha quitado el oprobio que te oprimía. Ya no caminarás en vergüenza ni vivirás oprimido por el angustiador, que te ha dicho que de nada sirve creer y confiar en Dios.
Está llegando el tiempo en el cual tendrás la evidencia de lo que has creído…. ¿Realmente pensaste que Dios te iba a deja abandonado y desechado para siempre? Él dice: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? “(Lucas 18:6-8).
En los tiempos de oprobio puede ser fatal depender de nuestros sentimientos. Lo único que podemos hacer es humillarnos “bajo la poderosa mano de Dios”, Él nos exaltará “cuando fuere tiempo” (1 Pedro 5:6).
Cuando Dios quita el oprobio comenzamos a experimentar todo lo opuesto: Recibimos el honor de Dios, Él restaura nuestra dignidad ante los demás y, como recién leímos, nos exalta. Nos transforma en un testimonio vivo. ¡Ahora soy una evidencia viva del obrar de Dios!
En medio de tu tiempo de oprobio te animo a creer: “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH” (Salmos 118:17).
Dios no te ha diseñado para vivir en oprobio, sino para experimentar su gracia y favor. El Salmo 3:3 dice: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza”.
Ya no es tiempo de vivir abrumado por el oprobio, porque el Señor es el que levanta tu cabeza y restaura tu honor y tu dignidad.
Una cosa más para terminar. En el pasaje de Josué 5:9 dice que como resultado de la palabra recibida de Dios el lugar donde estaban se transformó en Gilgal, palabra que deriva del término hebreo “gadal”, que significa “rodar”. Gilgal entre otras cosas fue un lugar donde hubo una escuela de profetas en los días de Elías y Eliseo (2 Reyes 2:1-2; 4:38).
Según el diccionario de la RAE, “rodar” significa entre otras cosas: “moverse por medio de ruedas”.
¿Qué significa esto para nosotros hoy?
Que Dios al quitar el oprobio ha activado su rodar profético, el cual hace que las cosas comiencen a moverse favorablemente en favor nuestro y de acuerdo a Su glorioso plan. Esta es tu hora, ya es el tiempo de experimentar lo dicho en Joel 2:19: “Responderá Jehová… y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones.”