EL ESPÍRITU DE MUERTE EN LA IGLESIA – Parte 1 –

Para tratar el tema, del cual mucho no se habla hoy, quiero utilizar el pasaje de Mateo 16: 13-18, el cual nos dará mayor luz  y entendimiento. Jesús dijo: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

En este pasaje vemos a Jesús dialogando con sus discípulos, y estableciendo los fundamentos de victoria que debían regir sobre Su iglesia, de la cual Él es la Cabeza indiscutible. En este pasaje, Jesús enfatizó dos cosas muy importantes:

  1. a) “Sobre esta roca (Cristo) edificaré mi iglesia,”
  2. b) “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (la iglesia).”

Lo que Jesús estaba declarando aquí era:

1) que, Su iglesia tendría la solidez y firmeza de una roca, siempre y cuando se lo reconociera a Él como la Roca o fundamento firme de los siglos.

2) Agregó además que ella sería edificada, lo cual está implícita la vida llena del Espíritu y el caminar en una dimensión sobrenatural.

Posteriormente dijo algo asombroso:

3) Las puertas del Hades nunca la podrán vencer. Si existe un vencedor es porque hubo un enfrentamiento previo. Esto nos habla de un conflicto espiritual constante, una lucha encarnizada.

Para poder entender esto, es necesario comprender el real significado de la frase: “las puertas del Hades.” Esta frase significa, literalmente, “las puertas de la muerte o los poderes de la muerte.”  ¿Sabía usted que, desde que nació la iglesia, el día de Pentecostés y hasta que Cristo venga a buscarla en las nubes, Satanás hará todo lo posible para introducirse en ella, con la idea de sembrar muerte espiritual, con el fin de adormecer al cristiano para que no viva una vida llena del Espíritu ni cumpla el propósito de Dios, para que la Iglesia pierda poder y autoridad?

Necesitamos saber que el plan macabro del enemigo contra la iglesia de Cristo es hacer todo lo que pueda para impedir que opere en ella la vida, la cual viene por la viva presencia del Espíritu Santo.

Al diablo no le agradan los cristianos que caminan con fervor espiritual, y en una dimensión sobrenatural, pues el sabe que ellos serán los vencedores de Dios contra toda fuerza de maldad.

El deleite del enemigo ha sido siempre intentar apagar el fuego de Dios y encender los poderes de la muerte dentro de la iglesia. Esto es un asunto muy serio, ya que el resultado de la operación del poder de la muerte es el adormecimiento espiritual, el cual conduce a la decadencia espiritual.

La puerta de entrada de la muerte espiritual no viene por casualidad o porque el enemigo tenga más poder sobre la Iglesia, sino porque se le ha dado acceso a través de la carnalidad y el pecado no confesado del Pueblo de Dios, pues la Biblia dice que la paga del pecado es la muerte (Ro. 6:23.) Si tuviéramos que hacer una paráfrasis de este versículo diríamos: “lo que comienza a operar sobre la persona que ha pecado, y no se ha arrepentido, es la muerte” Donde opera el pecado no confesado, automáticamente comienza a operar el espíritu de muerte contaminando y obstruyendo el fluir de la vida de Cristo. De esta manera se “libera” la decadencia y/o adormecimiento espiritual.

Debemos saber que donde opera la decadencia espiritual no puede operar la frescura del Espíritu Santo.

En un ambiente espiritual contaminado, la presencia de Dios es contristada y apagada. Bien sabemos que la voluntad de Dios para su Iglesia es plenitud, abundancia, poder, libertad y frescura espiritual. La atmósfera de Dios para su iglesia es la presencia de su Santo Espíritu.

Desde el proceso de la conversión y hasta el proceso posterior de la santificación durante toda la vida cristiana terrenal, la presencia del Espíritu Santo no puede quedar fuera de la vida del creyente. Todo lo del Reino de Dios en la tierra se realiza por medio de Su Santo Espíritu (Zacarías 4:6) Algunos pasajes nos confirman esta verdad: Para convertirnos a Cristo tuvimos que ser convencidos por el Espíritu Santo (Juan 16:8-9.) A partir de allí necesitamos, entre otras cosas, recibir las arras o el sello del Espíritu (2 Co. 1:22; 5:5; Ef. 1:13-14); andar en el Espíritu (Gálatas 5:16,) ser llenos del Espíritu Santo (Efesios 5.18,) ocuparnos del Espíritu para tener vida y paz (Romanos 8:6,) y ser guiados por el Espíritu de Dios (Romanos 8:14.), etc.

Es responsabilidad de la Iglesia (la cual está compuesta por todos aquellos que una vez hemos recibido a Cristo como nuestro Salvador) mantener viva la llama del Espíritu, la presencia viva de Dios para impedir que los poderes de la muerte penetren en ella.

La única manera de mantener el fervor espiritual es dando lugar en nuestras vidas a la obra activa y continua del Espíritu Santo de Dios. “Dar lugar” significa en términos espirituales “ceder para que otro avance”. Se hace necesario menguar (ceder nosotros) para que El crezca (avance) (Juan 3:30).

Sería bueno formularnos las siguientes preguntas en la intimidad de nuestro ser: ¿El fuego de Dios se está apagando en mi vida por estar descuidando la vida espiritual?

¿Soy consciente que la Vida del Espíritu debe reinar en mi vida, hogar, y congregación, para que los poderes de la muerte no me afecten con el adormecimiento espiritual?

¿Mi vida espiritual, está sustentada e impregnada realmente de la presencia de Dios cada día?

¿El ministerio que vengo desarrollando, está fundado y sostenido por el poder del Espíritu Santo?

¿Realmente, fluye en mi vida la frescura espiritual cada día?

¿Camino en una dimensión sobrenatural cada día?

Algunos creen que ocuparse de su vida espiritual es solamente asistir religiosamente a los servicios el domingo por la mañana, dar ofrendas y diezmos, o vestirse elegantemente. Otros, creen que se ocupan de su vida espiritual porque están siempre activos en la obra de Dios.

Estas cosas, dentro de su contexto son útiles y necesarias, pero si nuestra vida no está sustentada por el fervor que trae el poder del Espíritu Santo no fluirá de nosotros la vida de Cristo, y en cambio prevalecerá sobre nosotros el poder del Hades, que es la muerte espiritual manifestada con el adormecimiento espiritual.

Muchos creen, equivocadamente por cierto, que esta situación nunca les puede pasar y se escudan detrás de pensamientos incorrectos, como ser: – A mí eso nunca me puede pasar porque soy miembro de una iglesia grande y numerosa.  Otros pueden argumentar diciendo: – Los poderes de la muerte no pueden operar en mi congregación porque trabajamos mucho y estamos siempre activos.  Quizás, otros piensen que los poderes de la muerte no pueden operar en su congregación porque en ella hay orden.

La presencia de cada una de estas cosas, o todas juntas, en una congregación no garantiza que haya vida, poder espiritual ni que se camine en una dimensión sobrenatural.

Le daré un ejemplo práctico formulando tres preguntas para demostrarle que, el sólo hecho de tener estas cosas, no garantizan que fluya la vida de Cristo y la frescura espiritual. Quiero que por un instante, piense en un cementerio antes de poder responder las siguientes preguntas:

1) ¿Hay crecimiento numérico en un cementerio? ¡Sí! Cada día hay más personas que mueren y son sepultados.

Conclusión: El crecimiento es constante en un cementerio.

2) ¿Hay mucha actividad en un cementerio? ¡Sí! Los sepultureros no dan a basto con la tarea de cavar más y más tumbas todos los días.

Conclusión: Hay mucha actividad en un cementerio.

3)        ¿Existe orden en un cementerio? ¡Claro que sí!  Las tumbas están ubicadas ordenadamente, una al lado de la otra.

Conclusión: Hay orden en un cementerio.

La cuarta pregunta, que es la más importante  y determinante para mostrarnos una gran verdad, es: ¿Hay vida en un cementerio?

La respuesta es simple: ¡No, allí no hay vida! ¡Allí reina la muerte!

¿Entiende hacia dónde lo quiero llevar con este ejemplo?

Lo más importante en la iglesia de Dios no son los números, ni la organización o el orden solamente, sino la Vida de Cristo manifestada por la presencia activa del Espíritu Santo. Esto define si en ella está operando el poder del Espíritu Santo o los poderes de la muerte. Todo lo demás tiene su lugar, pero es secundario. Lo determinante, de allí el feroz ataque del enemigo para impedirlo, es la presencia viva del Espíritu Santo

¡No importan cuántas y cuáles sean nuestras excusas, pero si descuidamos el cultivar una vida llena del poder del Espíritu Santo en nuestras vidas y congregaciones, abriremos la puerta para que los poderes de la muerte penetren y contaminen el ambiente esparciendo el adormecimiento espiritual.

Cuando la iglesia pierde su poder espiritual deja de ser luz y sal y sólo sirve para ser pisoteada por la sociedad. Es el mundo conquistando a la iglesia, cuando el deseo del Dios es que la iglesia conquiste el mundo para Cristo.

Para leer la Parte 2, entra en en enlace de abajo:

https://restorationnations.com/el-espiritu-de-muerte-en-la-iglesia-parte-2/

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