TIEMPO DE NAVIDAD, TIEMPO DE ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

Cuando Jehová-Dios, en su tiempo determinado, decidió manifestarse a la tierra, lo hizo a través de su hijo cuyo nombre es Jesucristo. Este nombre está compuesto por dos palabras, que reflejan la misión del enviado de Dios. Por un lado, Jesús (en griego es “Iesoús”), significa “salvador”, y por otro Cristo (en griego “Jristós”), significa “ungido”, o aquél único indicado para salvar a la humanidad que creyera en él.

Isaías 9:6 dice algo interesante para entender el nombre compuesto Jesucristo: “Porque un niño (Jesús) nos es nacido, hijo (el Ungido de Dios) nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

La palabra “ungido” (Jristós) deriva de “Jrío”, que significa “ungir”. Es interesante destacar que en Hechos 11:26, cuando por primera vez a los seguidores del Señor los llamaron “cristianos” (en griego “Jristianós”, palabra que deriva de Jristós, que significa ungido”) lo que estaban diciendo era que ellos estaban ungidos por Espíritu Santo así como fue ungido Jesús en Lucas 3:22: “y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.” Este acto fue mencionado posteriormente en Hechos 10:38 donde dice: “cómo Dios ungió (en griego “Jrío”, que significa “ungir”) con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

¡Una verdad gloriosa!