Por Ritchie Pugliese
En 1 Juan 2:6 encontramos cuál era la premisa de la iglesia primitiva para todo aquél que quisiera ser un seguidor del Señor: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”
En otro capítulo posterior se confirma que esta premisa era una experiencia real de los creyentes en Cristo: “pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17)
La Iglesia primitiva no tenía dudas que ellos andaban como Jesús anduvo durante su ministerio terrenal. El libro de Hechos y los primeros trescientos años de historia lo confirman.
La Iglesia Primitiva tenía la certeza absoluta pero, ¿Podríamos afirmar lo mismo cómo Iglesia moderna? ¿Andamos realmente como Jesús anduvo?
Estoy seguro que muchos responderían con un sí rotundo, pero considero que para responder a esta pregunta necesitamos primero responder otra pregunta fundamental:
¿Cómo anduvo Jesús durante su ministerio terrenal?
En Hechos 10:38 leemos: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
Del pasaje deducimos que Jesús hacía bienes o bendecía a la gente de varias maneras, pero ahí no terminó su misión. A esa faceta Jesús le sumó la manifestación del poder de Dios para sanar enfermedades y echar fuera a los demonios opresores de la gente.
Si somos sinceros, al comparar lo que hizo Jesús, debemos decir que nuestro cristianismo actual en muchos lugares se ha conformado con mucho menos o practicar solo una parte de todo lo que Jesús hizo.
Los historiadores de la Iglesia mencionan que con el paso de los años uno de los dramas de la Iglesia fue que ella dejó de lado el aspecto sobrenatural que fue lo que la caracterizó en sus primeros años y lo que la diferenciaba de las otras religiones.
Jesucristo durante su ministerio terrenal se diferenció de los religiosos de su época, no por su retórica o locuacidad sino por su autoridad espiritual. En cierta manera hacía lo mismo que los maestros judíos hacían (predicar, enseñar) pero con una gran diferencia. Marcos 1:22 dice: “Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.”. Las palabras de Jesús venían cargadas con el fuego del Espíritu por eso eran confirmadas por las señales sobrenaturales del poder de Dios.
La Biblia claramente refleja que el ministerio de Jesús estaba caracterizado por lo sobrenatural. Su propuesta nunca fue natural sino espiritual. En 1 Juan 3:8 leemos: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.”
Para cumplir su misión Jesús necesitó de la unción del Espíritu Santo prometida en el pasaje profético de Isaías 61:1-3: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.”
Esto se vio cumplido en Lucas 4:18-19 cuando Jesús se presentó en sociedad y declaró: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.”
Posteriormente, esto lo vemos realizado en Mateo 9:35 “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”
¿Cómo anduvo Jesús según este pasaje?:
1. Recorriendo
2. Enseñando
3. Predicando
4. Sanando
Resumiendo entonces, Jesús durante su ministerio terrenal anduvo moviéndose principalmente en una dimensión sobrenatural. ¡Así deberíamos andar nosotros hoy!
¿Anhelamos andar como Jesucristo anduvo, o nos hemos conformado con menos de lo que Dios espera de nosotros como Iglesia? ¿Acaso hemos abandonado deliberadamente el aspecto sobrenatural?
Más allá de lo que hoy nosotros anhelemos o hayamos hecho, El Señor tiene un anhelo constante y ferviente hacia nosotros. Jesús al pensar en edificar su Iglesia tenía un doble anhelo, el cual sigue vigente hoy. Veamos cuáles son:
A. “Quiero que anden como yo anduve”
Jesús siempre anheló que sus seguidores hicieran lo mismo que él hizo, por eso en la gran comisión les encomendó una misión, la cual aparece revelada en Marcos 16:15-18: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
Esta comisión era sobrenatural. Jesús sabía que sin el poder del Espíritu Santo sus seguidores no podrían moverse en esa dimensión sobrenatural. Por eso tuvo un segundo anhelo para que su Iglesia cumpliera el primero:
B. “Quiero que tengan el mismo poder que tengo yo”
Así como sucedió con él durante su ministerio terrenal, Jesús sabía que sin el poder de Dios no podrían andar como él anduvo. Por eso en Hechos 1:8 dijo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos…”
Cuando Jesús ascendió a la Diestra del Padre, reinando con poder y autoridad algo sucedió con los discípulos. Tendría que suceder algo trascendental que sirviera para aquellos discípulos y para la Iglesia de todas las edades.
Hechos 2:2-4 dice: “Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
Ahora sus discípulos estaban equipados para andar como el anduvo, y este sería el modelo a seguir por todos los discípulos que vendrían. Marcos 16:20 lo resume muy bien: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales (sobrenaturales) que la seguían. Amén.”
Esta fue la historia de la iglesia primitiva y el Señor anhela que siga siendo la historia de nosotros hoy, porque en los tiempos que vivimos más que nunca es necesario “andar como él anduvo”.
Para terminar, una reflexión:
El propósito de esta enseñanza bíblica no ha tenido el propósito de señalar un aspecto negativo de la Iglesia moderna ni la intención de avergonzarla, sino simplemente mostrar el camino para que podamos volver a las sendas antiguas y andar como nuestro Señor anduvo.
Preguntas útiles que nos pueden ayudar a saber dónde estamos parados espiritualmente:
Lea las siguientes preguntas y reflexione en su corazón. Decida hacer los ajustes necesarios para que como individuo y congregación pueda andar como él anduvo:
1. Cómo iglesia moderna, ¿Andamos realmente como Jesús anduvo?
2. ¿Por qué la Iglesia en muchos lugares ha dejado de lado la faz sobrenatural y se ha conformado con demostrar solo la faz natural?
3. En su caso particular ¿Ha echado fuera a los demonios alguna vez de alguna persona?
4. ¿Ha orado y ministrado sanidad a alguien alguna vez?
5. ¿La gente se ha sanado alguna vez como resultado de su oración de fe?
6. ¿Le ha impuesto las manos con fe a algún enfermo para que sea sanado en el nombre de Jesús? ¿La persona fue sanada?
7. Donde se congrega actualmente, ¿se escuchan predicas y enseñanzas sobre el obrar sobrenatural de Dios?
8. ¿Usted ha sido entrenado para moverse en una dimensión sobrenatural?
9. ¿Hay testimonios frecuentes de sanidad, liberación en el lugar donde se congrega?
10. ¿Considera que ya usted tiene la unción necesaria para moverse en una dimensión sobrenatural?