CÓMO CAMBIAR LA MENTALIDAD DE POBREZA Y MISERIA

Por Ritchie Pugliese

En los días que vivimos Dios está restaurando y sacando a la luz de la Palabra de Dios conceptos que han estado ocultos por el enemigo por varios siglos, y el tema de los principios bíblicos de prosperidad sobrenatural es uno de ellos.

El enemigo se encargó de poner bajo llave los conceptos poderosos de prosperidad del Reino de Dios, y a la vez promovió ideas que no tienen nada que ver con el sentir de Dios y lo que dice la Biblia.

Por decir algunas cosas, debemos mencionar que en su mayoría la Iglesia ha crecido inmersa bajo el manto maléfico de la pobreza, donde de una manera u otra se la exaltó como un don o virtud. Hemos leído historias de hombres piadosos que vivieron y terminaron en la peor de las pobrezas y miserias, y hemos tomado a estos ejemplos de gran espiritualidad y dignos de imitar.

La historia nos dice que en la época medieval los que entraban los monasterios y conventos para consagrarse sus vidas y servir a Dios, hacían votos de castidad, de pobreza y celibato creyendo que de esa manera agradaban a Dios y alcanzaban un nivel espiritual superior. En el ámbito religioso había una exaltación a la pobreza como un medio que acercaba a la gente más a Dios.

Por otro lado (esto también está registrado en cualquier libro de historia de la Iglesia) nos detalla los abusos que se cometieron, donde el sistema religioso le quitaba los títulos de propiedad a la gente, haciéndoles firmar en sus lechos de muerte para que todo fuera donado a la “Santa Madre Iglesia”. Todo ese caldo de cultivo directamente diabólico, disfrazado de religión, lo único que originó fue que la gente viviera en pobreza y en la peor de sus miserias.

¡Con todo lo que acabo de mencionar, estas perversiones lo único que lograron fue abrir la puerta para que el espíritu de miseria y pobreza invadiera la Iglesia e impidiera a los fieles experimentar la bendición financiera del Señor!

Por todo ese trasfondo oculto es que algunos cristianos, sin entender el significado de las Escrituras, hablan y predican que “los pobres son bienaventurados”, cuando en realidad la Escritura en Mateo 5:3 se refiere a los pobres de espíritu. Ser pobre de espíritu es la condición necesaria espiritual para buscar a Dios pero no tiene nada que ver con la pobreza y miseria.

Miseria y pobreza en el mundo

De la miseria y pobreza que vemos en el mundo no hace falta hablar mucho. ¡Lo vemos en nuestros países y a nuestro alrededor a diario con nuestros propios ojos!

Para suprimir este flagelo se han realizado varios intentos. Por años he escuchado y leído reportes del envío de millones y millones de dólares para ayudar a las naciones pobres de África y otros lugares de entro y sur América, Haití etc. Resultado: Nada ha cambiado ni solucionado las cosas, pues todo sigue igual o peor que antes.

En nuestra Latinoamérica, la historia dice que fuimos invadidos por los españoles. Estos conquistadores, además de robarse el oro de las tierras, cometer perversiones de todo tipo, e instalar por la fuerza de la espada la “religión Cristiana”, con sus actos perversos dejaron insertado en la tierra es espíritu inmundo de pobreza y miseria, que aún hoy contamina a nuestras tierras y afecta a millones de personas.

La mayoría de nuestros países tienen riquezas minerales, vegetales, animales de todo tipo, lo cual pareciera increíble que en esos mismos lugares exista la pobreza,… pero así es y pareciera ir en aumento.

Muchos se quejan y le atribuyen la culpa de vivir en pobreza a la mala administración de los gobiernos, involucrados en la corrupción y opresión de los pueblos.

Como cristianos necesitamos saber que la verdadera solución nunca vendrá a través de la política o por medio de buenas ideas comunitarias. El único capaz de dar una solución es el Señor, cuando nos atrevemos a descubrir y aplicar lo que dice Su Palabra sobre el tema. Vayamos a la raíz del problema.

¿Qué dice la Palabra de Dios?

La pobreza, la miseria, la escasez definitivamente no son la voluntad de Dios para el ser humano. En ningún lado de la Biblia la pobreza está asociada con la bendición de Dios ni es un medio para alcanzar plenitud espiritual.

Es más, para Dios la pobreza es una maldición. Lea lo que dice la Palabra en Deuteronomio 28:29y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.” En los vv. 38-40 leemos además:Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.”En el v.48 se lee también:“servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.”

Leyendo estos pocos pasajes comprendemos lo que es la pobreza y la miseria. Todos estos pasajes no son bendiciones por seguir a Dios, sino todo lo contrario. Todas estas cosas son definidas como maldiciones en realidad.

Al recorrer la Biblia de un lado al otro no vamos a encontrar que la pobreza y la miseria sean algo que bendiga a la humanidad, sino todo lo contrario.

Tenemos que saber que por vivir lejos de Dios, nuestros continentes, países, ciudades, barrios, casas, familias, habitantes viven bajo esa maldición que únicamente Dios puede cortar cuando alguien se vuelve a él, a través de Jesucristo, con arrepentimiento y un deseo de tener un nuevo comienzo en la vida. Allí comienza lo que conocemos la nueva vida en Cristo, un nuevo estilo de vida espiritual que tiene la capacidad de impactar para bien lo material.

Menciono todo esto porque cuando comenzamos a hablar de este tema siempre hay algunos que con patrones equivocados y no bíblicos, comienzan a mencionar fuera de contexto que “Dios no nos llama a que seamos bendecidos financieramente”, “que el dinero es la raíz de todos los males” y que “la prosperidad financiera no es para todos”, entre otras cosas mencionadas fuera de su contexto.

Lo único que vale no es ni mi opinión ni lo que diga el hermano “tal y tal” o el predicador de alguna iglesia, sino lo que DIOS DICE EN SU PALABRA.

Cuando no hacemos lo que Dios dice en su Palabra, quizás podamos irnos al cielo cuando muramos pero mientras tanto aquí viviremos atados al espíritu de pobreza y miseria. Nuestros días en esta tierra no serán bendecidos a pesar de tener a Cristo como nuestro Salvador. Estaremos cantando que “vamos a caminar por las calles de oro”, mientras aquí vivimos inmersos en la pobreza y la miseria.

Dios en este tiempo quiere glorificarse en medio de la pobreza y miseria, no para que la sobrellevemos como una cruz pesada, sino para que con la autoridad de Jesucristo y los principios poderosos de Su Palabra, podamos tomar autoridad y decidir comenzar a erradicar al espíritu destructor de pobreza y miseria. ¡Por eso, es tiempo de que Dios empiece a trabajar en nosotros!

La Iglesia sin rumbo       

La iglesia de Cristo en parte, ha perdido su rumbo espiritual, pues si bien le predica a la gente el evangelio y les ayuda a obtener el pasaje a la eternidad, pareciera (por falta de conocimiento escritural) que los dejara que continúen hundidos en la pobreza y la miseria hasta que les llegue la hora de ir al cielo. ¿No parece eso una contradicción? ¿Dios se deleita en ver a los suyos hundido en la miseria y la pobreza? Definitivamente esto no es lo que dicen las Sagradas Escrituras.

Las bendiciones de Dios no son para el cielo

Las bendiciones de Dios no son para el cielo, sino para todo el tiempo que tengamos que vivir en esta tierra para cumplir el propósito de Dios y alcanzar nuestro destino. En el cielo no hacen falta bendiciones pues DIOS LO LLENA TODO. ¿Puede entender esto? Entonces,… yo pregunto: ¿Qué tiene de malo predicar y enseñar sobre la prosperidad bíblica que proviene de Dios y, a la vez, instruir sobre la necesidad de desterrar definitivamente de nuestras vidas, familias, barrios, ciudades países al espíritu de pobreza y miseria?

Cuando Dios reveló cada uno de sus atributos (Ej: Sanador, Prosperador, libertador, restaurador, etc) no lo hizo para que sepamos lo que vamos a disfrutar en el cielo en el futuro, sino para saber lo que Él va a hacer por nosotros mientras vivimos en la tierra en el presente.

Hasta que un creyente no llegue a comprender y creer el plan original de Dios para su vida en Cristo, y su propósito en esta tierra, vivirá muy por debajo de lo prometido por Dios.

Hoy tenemos muchos buenos creyentes, ministros y aún congregaciones pero con mentalidad de pobreza y miseria. ¡Dios quiere que renovemos la mente y nos demos cuenta lo que tenemos en Cristo!

Características de las personas que tienen una mentalidad de pobreza y miseria:

1. Buscan todo tipo de excusas para NO darle a Dios lo que le corresponde

Una de las expresiones básicas de obediencia a Dios es reconocerlo como el dueño de todo lo que somos y tenemos. Cuando este principio no está firme en el corazón, comenzaremos a dudar y buscar argumentos para no dar a Dios lo que le corresponde. La obediencia a Dios es práctica y el dar a Dios es una expresión de nuestro compromiso con el Señor.

Las personas que tienen una mentalidad de pobreza y miseria generalmente dudan y argumentan que el diezmo es algo del Antiguo Testamento y no para hoy, no han creado el buen hábito de dar ofrendas, pues piensan que si lo hacen “se quedarán con menos dinero en el bolsillo”. Buscarán cualquier excusa (aún utilizando ciertos pasajes de la Biblia) o pretexto para no “largar un centavo” para Dios.

En el caso que dieran su diezmo, son creyentes que dan el diezmo a regañadientes, con un espíritu legalista, farisaico que por cierto no glorifica a Dios.

Cuando dan alguna ofrenda, ni la alegría ni el gozo del Señor están presentes. Si dan su ofrenda en efectivo, hasta eligen el billete más roto y viejo. ¡En realidad no dan la ofrenda, sino que se la sacan de encima el peor billete y lo tiran dentro de la bolsa!

En el momento de dar la ofrenda, si tienen un billete de diez pesos y otro de uno en el bolsillo, generalmente dan el de menor valor. No dan lo mejor a Dios y la ofrenda en realidad se transforma en una “acción dolorosa”.

Jamás pasa por sus mentes, dar una ofrenda de honra a un siervo de Dios, dar para la obra misionera, y mucho menos ayudar al que no tiene nada. Esta clase de personas, por cierto, son un cauce cerrado donde no hay un fluir de entrada y salida que se renueva. Todos bien sabemos que las aguas del Mar Muerto recibe agua pero no tiene salida. ¿Resultado? Es un “Mar Muerto” en sí mismo, pues recibe pero es incapaz de dar.

¿Te sientes identificado con algunas de las características que estamos detallando?

2. Buscan obtener todo lo que sea gratis o gratuito

Las palabras “gratis, gratuito, regalado”, son su patrón de conducta para obtener algo. Les gusta recibir porque generalmente no tienen, pero especialmente porque no les cuesta nada. Acostumbran a preguntar siempre: – ¿Es gratis?; ¿Me lo regala? – No tengo –; – no puedo –; –no me alcanza -.

El espíritu de pobreza y miseria no tiene la mentalidad de producir para multiplicar, pues su norma de vida es la carencia, por lo tanto anda pidiendo por todos lados a ver si les dan “algo gratis”. Estas personas tienen una mentalidad de mendigo, lo cual los hace dignos de lástima de todos los que le rodean.

Cuando compran algo siempre elijen lo de menor calidad porque es más barato. No importa si algo es poco saludable, estético o presentable, lo que cuenta es haberlo obtenido “por menos” (Aquí no hablo de ahorrar lo cual es bueno, sino del espíritu que se mueve detrás de toda esta mentalidad de pobreza y miseria).

Esta clase de personas tienen una incapacidad lo cual los lleva a vivir una avaricia que afecta sus vidas y todo lo que les rodea. ¡Se hace muy difícil convivir con esta clase de personas! Son personas incapacitadas de ser canales de bendición financiera hacia otros.

¿Te sientes identificado con algunas o todas las características que hemos detallado? El Señor nos está ayudando a que nos descubramos a nosotros mismos, y nos demos cuenta lo que está operando en nuestro interior, y cuál clase de mentalidad tenemos.

Para ser sinceros reconocer todo esto es vergonzoso, porque al leer las características nos vemos reflejados y nos darnos cuenta de la pobre y miserable mentalidad que tenemos pero, si realmente queremos ser libres de todo espíritu y patrón mental de pobreza y miseria, debemos confrontarnos con cada una de estas cosas y renunciar a ellas en el nombre del Señor.

Muchos creen que cuando tengan dinero y les vaya bien, estas características desaparecerán pero no es verdad. Lo que usted necesita saber es que el dinero no impedirá que usted siga siendo pobre y miserable de mente. Será una “pobre” persona adinerada, pero eso definitivamente no es la voluntad ni es vivir bajo la bendición de Dios.

Veremos a continuación algunos pasos para cortar todo espíritu de pobreza y miseria:

1. Reconozca ante Dios, pues él todo lo sabe, que usted tiene enraizado en su corazón un espíritu de pobreza y miseria.

2. Reconozca ante Dios que su mente y corazón, se han acostumbrado y piensan y sienten inclinación hacia todo lo que conduce a la pobreza y miseria.

3. Reconozca ante Dios que ya no desea más vivir así, a pesar de ser cristiano por años. Reconozca su anhelo por un cambio para mejor.

4. En el Nombre de Jesús, comience a renunciar a todo lazo, atadura y espíritu de pobreza y miseria que está asignado sobre su vida para impedirle disfrutar la bendición de Dios.

5. Pídale al Espíritu Santo que comience a llenar ese espacio vacío que ha quedado luego de que todo lo malo hay salido de su vida.

6. Determine a partir de ahora, contrarrestar todo intento del enemigo de llevarlo de vuelta al patrón perverso del espíritu de miseria y pobreza.

7. Acciones espiritualmente con hechos prácticos.

Desarrolla la mentalidad bíblica de dar aunque tus sentimientos o razonamiento digan lo contrario inicialmente. Eso significa caminar por fe, por ejemplo:

a. Devuélvele a Dios los diezmos  que tiene retenidos.

b. Empieza a diezmar regularmente a partir de hoy.

c. Ejercítate en dar ofrendas además del diezmo.

d. Ejercítate en fe en dar otras ofrendas extras (ofrendas de honra a un siervo de Dios, ofrendas para las misiones, para algún ministerio que haya bendecido tu vida)

e. Pídele al Espíritu Santo que te muestre espiritualmente donde hay una necesidad para suplir y luego sé sensible a la voz de Dios.

8. Continúa en este ritmo espiritual dador durante toda tu vida.

9. ¡Comenzarás a caminar en una dimensión sobrenatural financiera, la cual es ampliamente superior a la natural!

10. Además de lo espiritual, busca capacitarte para acceder a mejores empleos y posiciones laborales. Desarrolla un negocio honesto para multiplicarte con el favor de Dios.

Es tiempo de entrar en el ritmo espiritual de Dios, y vivir confiados con la certeza de que siempre Dios nos proveerá no solo para nuestras cosas sino para apoyar la obra de Dios y extender Su reino. ¡Bendito sea el Señor pues él es el que nos ayuda a vivir bien lejos de todo espíritu y mentalidad de pobreza y miseria!

 

 

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