FUNDAMENTOS PARA ESTABLECER EL REINO DE DIOS

Recopilado por Ritchie Pugliese

La Palabra de Dios nos dice en Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

El consejo enfático del Señor es que busquemos por sobre todas las cosas el reino de Dios y su justicia. ¿Por qué dijo “buscad primeramente”? ¿Por qué, como cristianos, debemos buscar por sobre todas las cosas el reino de Dios?

Sin ninguna duda, las palabras de Jesús fueron dadas para que todos aquellos que le sigamos seamos buscadores del reino de Dios. La Biblia nos dice en Mateo 7:7 que si buscamos vamos a hallar.

Para poder entender las palabras de Jesús debemos entender cuáles son los fundamentos bíblicos del Reino de Dios.

Es necesario recordar que cuando la Era Neo testamentaria se abrió, luego de cuatrocientos años de silencio, Dios envió a Juan el Bautista a predicar lo siguiente: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas” (Mateo 3:1-3).

La predicación de Juan el Bautista consistió en anunciar la llegada de un reino diferente, de un reino espiritual. ¿Qué era el reino de los cielos? ¿En qué consistía ese reino?

Juan el Bautista no se refería a un sistema de gobierno humano, de un país o una región sino a una persona: Jesucristo.

Juan el Bautista vino a proclamar a los cuatro vientos que donde estuviera manifestada la presencia y poder de Jesucristo, allí el Reino de Dios estaría manifestándose y extendiéndose en la tierra.

Por eso mismo, lo vemos a Jesús predicando acerca del evangelio del Reino de Dios, del reino de los cielos.

En Mateo 4:17 dice: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”

En Mateo 4:23 dice también: “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”

Mateo 9:35 leemos: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”

Además Jesús declaró tiempo después en Mateo 24:14 “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

La misión de Jesucristo era clara y precisa: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.”

Ahora bien, ¿Qué es el reino de Dios, prácticamente hablando?       

Para poder entenderlo debemos asociar al Reino de Dios con las siguientes palabras: gobierno, soberanía, autoridad, dominio y señorío.

Estas palabras están resumidas en una sola persona, Jesucristo, el Rey del reino, y el pasaje de Filipenses 2:5-11 nos habla de esto: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”

Jesucristo al ir a la cruz del calvario, ser crucificado y resucitar posteriormente de la muerte, recibió un nombre que está por sobre todo poder humano y espiritual: Jesucristo es el Señor. Por eso les dijo a sus discípulos en Mateo 28:18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”, dando a entender que el alcance y dimensión de su poder, autoridad y dominio a partir de su resurrección tendrían un alcance jamás visto en la humanidad.

Volviendo al pasaje de Filipenses 2:5-11, vemos que aquí no aparece la palabra rey pero si aparece la palabra “Señor”, la cual debemos explicarla para entender las bases del reino de Dios, pues esa sola palabra resume a las palabras antes mencionadas: gobierno, soberanía, autoridad y dominio y señorío.

En el original griego, la palabra señor es “Kurios” y significa “jefe, dueño, amo, soberano, máxima autoridad”. Para poder entender la intensidad y el alcance de este nombre debemos remontarnos a los tiempos del Imperio Romano. Este término era utilizado en aquella época exclusivamente para el “Cesar”, título que se le daba al Emperador que reinaba en aquella época (Ej: Julio Cesar; Augusto Cesar, etc.) y tenía absoluto poder y autoridad. Lo que él decía se hacía y lo que él quería se llevaba a cabo.

En síntesis, la persona de Jesucristo, es la manifestación práctica y visible del reino, autoridad y gobierno de Dios.

Referido al reino de Dios debemos también saber lo siguiente:

1. El reino de Dios es universal y está sobre todo y por sobre todos:

El señorío, autoridad y gobierno de Dios es total a través de Jesucristo. El gobierna sobre todo, tanto en el cielo como en la tierra y debajo de la tierra. Sus enemigos están bajo sus pies derrotados. El es Señor de los tiempos y las sazones (Filipenses 2:5-11 y Isaías 45:23, Mateo 28:20).

Por supuesto que no todos aceptan el reinado del Señor. El necio y el rebelde dicen en su corazón que no hay Dios. El Reino de Dios causa que algunos se sometan a Jesucristo y otros lo rechacen. Es una opción.

2. El reino de Dios es redentor:

Para ser parte del Reino de Dios es necesario salir del reino de tinieblas (Colosenses 1:13-14) y recibir a Cristo en el corazón (Juan 3; 14:6; Romanos 5:8).

3. El reino de Dios es individual:

Cada persona debe decidir aceptar o rechazar a Cristo. Dios tiene hijos, no nietos (Apocalipsis 3:20; Juan 1:12).

4. El reino de Dios llega cuando Jesucristo llega y continúa con el poder del Espíritu Santo:

Lucas 11:20 “Más si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.”

1 Corintios 15:23-25 dice: “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.”

5. El reino de Dios es demostrativo:

El Reino de Dios es tangible, se demuestra. Romanos 1:16 dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”

1 Corintios 2:4 dice: “y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.”

1 Corintios 4:20 también dice: “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”

Jesús cuando comisionó a sus discípulos les dijo en Mateo 10:1 “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.”

Jesús hablando proféticamente a sus discípulos y a la Iglesia en general dijo en Marcos 16:16: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”

El reino de Dios debe manifestar su contundencia con el poder del Espíritu Santo manifestado a través de su Iglesia.

En la Biblia existen cuatro niveles proféticos de demostración del poder de Dios:

El primer nivel es “el de Juan el Bautista”.

El habló del Reino de Dios, del Rey del Reino (Juan 1:28), lo señaló (Mateo 3:11-12), habló del arrepentimiento, la salvación del reino y también habló de la necesidad de menguar para que Cristo sea el que prevalezca (Juan 3:30). En nuestro lenguaje diríamos que “predicaba el Evangelio”.

Juan el Bautista, en síntesis, predicó todo lo referido al Reino pero no demostró la contundencia del poder del reino a través de los milagros y señales sobrenaturales. Muchos hoy en la iglesia de Cristo hacen lo mismo. Predican el Evangelio de Cristo, pero no demuestran la contundencia del poder del reino de Dios.

El segundo nivel “es el de la primera venida de Jesús”.

Cuando recorremos los evangelios, vemos que Jesús habló, predicó acerca del Reino de Dios, demostró el Reino tangiblemente con milagros, sanidades, liberaciones. Habló del bautismo en el Espíritu Santo y fuego, de las lenguas, pero el poder de Dios estaba limitado a la persona física de Jesús. Donde él estaba sucedían los milagros, por eso la gente iba a buscarlo.

La Iglesia hoy ha predicado el Evangelio pero en lo que se refiere al poder de Dios, se habla más del Jesús histórico, que ayer hizo milagros pero que ahora no los hace. Esta enseñanza errónea de que el poder de Dios quedó limitado al pasado, le ha hecho perder mucho terreno espiritual a la Iglesia, ¡pero bendito sea el Señor que las cosas han cambiado!

El tercer nivel “es el del poder de la resurrección de Jesucristo”

Este obraría a través de la Iglesia por todo el mundo (Mateo 16:16-19). Jesús en un momento determinado de su ministerio, había dicho que era conveniente que él se fuera para que viniera otro Consolador, el Espíritu Santo, para derramar su poder sobre toda la Iglesia, como un cuerpo y demostrar el poder tangible de Dios (Hechos 2).

A partir del día de Pentecostés, Dios no obraría más a través del cuerpo físico de Jesucristo, sino a través de su Cuerpo espiritual, la Iglesia, donde Cristo sería la Cabeza. Filipenses 3:10 dice:” a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte”. En este nivel la iglesia reconoce su misión y está ubicada en una inmejorable posición espiritual en Cristo, requisito indispensable inicial para gobernar y tomar dominio sobre las fuerzas del mal.

El cuarto nivel, es llamado “El tabernáculo de David”

Este es una figura de la alabanza y adoración que traen la presencia de Dios. A este nivel también se le llama el nivel del Lugar Santisimo donde la gloria “shekina” se manifestaba. Es el nivel de tercer cielo que ocupa la iglesia, sentado juntamente con Cristo en los lugares celestiales.

Este nivel es el requerido por Dios para que la Iglesia conquiste y tome dominio espiritual. No basta con solo predicar el Evangelio, no basta con solo manifestar los milagros y señales sobrenaturales. La iglesia ha hecho esto por años y no ha sido suficiente, pues a pesar de éste obrar del Señor no se ha conquistado y recuperado el terreno que el enemigo ha robado a través de los años.

Aquí es donde a través de la intercesión, declaraciones y actos proféticos se toma autoridad espiritual para quebrar y aniquilar la influencia del enemigo. Aquí es donde se toma dominio sobre toda fuerza del mal operando en una ciudad, nación. La fuerza superior de Dios opera sobre la fuerza inferior del enemigo. Aquí es donde verdaderamente el enemigo reconoce su derrota y cede o entrega el terreno que ha robado. ¡A este nivel Dios está llamando a su Iglesia en ésta hora decisiva de la historia!

Es probable que hasta la fecha nos hayamos quedado en el primer, segundo o tercer nivel de demostración, pero el Seños nos quiere llevar a una situación privilegiada de conquista y dominio para la gloria de su nombre. Es tiempo de levantarnos y comenzar a extender el Reino de Dios con la demostración tangible de la autoridad de un Dios vivo, que se manifiesta con el poder del Espíritu Santo a través de Jesucristo.

Esta es la hora para que, cómo Iglesia, dejemos la pasividad y el letargo y decidamos en el Nombre del Señor extender su Reino con la contundencia de su poder.

¡Es tiempo de no sólo clamar “que venga tu reino”, sino que nos dispongamos a ser de aquellos que Dios utilice para que su reino venga y se extienda!

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