RAÍCES APROPIADAS PARA DAR FRUTOS BENDECIDOS

Recopilado por Ritchie Pugliese

Colosenses 1:12-14 nos muestra una preciosa realidad espiritual que nos indica que hemos sido rescatados del reino de las tinieblas y trasladados al reino de Dios, gracias a la obra de Cristo.

En el mundo espiritual se realizó un cambio posicional que debe revelarse en el mundo natural.

Al aceptar a Cristo en nuestro corazón, hemos sido librados del poder del enemigo, originando así un cambio posicional que nos da la autoridad, por el poder del Espíritu Santo de realizar nosotros un cambio progresivo.

El cambio posicional nos calificó para dos cosas:

1. Poder dejar atrás la vieja vida, vencer el pecado y al Diablo

2. Poder cambiar nuestra propia naturaleza por la de Cristo.

Efesios 4:22-25 detalla cómo se da este proceso de cambio progresivo, posterior al cambio posicional: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestíos del nuevo hombre. Por lo cual desechando…”

El cambio progresivo, según estos pasajes, tiene cuatro aspectos:

a) Despojarnos del Viejo hombre

b) Renovar la mente

c) Vestirnos del Nuevo hombre

d) Desechar

Los cambio espirituales que se cristalizan en nuestra forma de vivir, contienen siempre estos cuatro aspectos. Nuestro problema es que por algún motivo, nos hemos detenido y conformado solamente con el cambio posicional pero no hacemos nada para conseguir cambios progresivos en nuestras vidas. Vemos a otros hermanos de la congregación cambiar sus hábitos, costumbres, manera de hablar, pensar, etc. y nos gustaría ser como ellos pero no vemos los mismos frutos en nuestras vidas. Al viejo hombre le hemos agregado la religión pero no la vida de Cristo, la cual produce siempre cambios específicos.

No hay peor cosa que agregarle al viejo hombre la religión, pues esto transforma al cristiano en un fariseo donde se huele religión por todos lados pero falta el fruto del Espíritu Santo. Existe una enorme diferencia entre fluir con la vida de Cristo, la cual produce el fruto del Espíritu Santo, que fluir con el espíritu religioso farisaico, el cual aparenta piedad pero no es una realidad en lo profundo del corazón.

Quizás tengamos deseos de cambiar áreas de nuestras vidas y nos esforzamos por dar frutos dignos de arrepentimiento pero una y otra vez fallamos, queremos vivir expresando el fruto del Espíritu Santo pero no lo logramos. ¿Que está pasando?

Nuestro problema es que anhelamos cambiar el fruto, mostrar cambios de hábitos y conducta y nos olvidamos de algo esencial. Nuestro error es querer cambiar el fruto pero no queremos cambiar la raíz del árbol. No podemos dar genuino fruto espiritual porque tenemos un problema de raíz. Ningún agricultor puede exigirle a un árbol de manzanas que dé como fruto naranjas. Si él quiere naranjas, tendrá que plantar una semilla, la cual se transformara en una raíz, luego esta crecerá como un árbol con sus ramas para posteriormente dar el fruto esperado. De la misma manera nosotros hoy si no vamos a la raíz de nuestro problema nunca llegaremos a la solución.

El ministerio de Juan el Bautista puede ayudarnos a lograr la solución. Leemos en Lucas 3:8 que dice: “haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” y el versículo siguiente: “…y ya también el hacha esta puesta a la raíz de los árboles” Ir a la raíz significa detectar la causa o la naturaleza de nuestros pecados, hábitos, actitudes, reacciones que bien sabemos no agradan al Señor para cortarlas en el Nombre del Señor y colocar en su lugar una raíz santa que produzca el fruto del Espíritu Santo. Únicamente cuando la raíz es santa podemos dar frutos dignos de arrepentimiento.

Ahora bien, ¿cómo se elimina la raíz mala? Con el hacha del arrepentimiento. Cuando vamos hasta la raíz de nuestro problema con el “hacha” del arrepentimiento podemos cortar todo lo malo y empezar a sembrar algo bueno que glorifique a Dios.

El arrepentimiento implica mucho más que lágrimas. Las lágrimas solamente no garantizan el genuino arrepentimiento. Una cosa es el remordimiento interior y otra muy diferente es el Espíritu Santo contristando nuestro corazón para producir genuino arrepentimiento.

Para poder colocar “el hacha del Espíritu” correctamente tenemos que entender la dinámica del arrepentimiento:

1. El arrepentimiento genuino implica reconocimiento

Muchas personas parecen no darse cuenta de su problema de raíz, parecen ciegos a su realidad espiritual. Existen varias maneras en las cuales Dios nos da ciertas señales para que nos demos cuenta y reconozcamos nuestras raíces malas:

a) Por medio de nuestras reacciones, es decir, lo que fluye de nosotros, el fruto equivocado que sale de nuestro interior por medio de las actitudes, reacciones, palabras y acciones. Todos bien sabemos cuándo obramos mal, aunque no querramos reconocerlo.

b) Por medio de la Palabra de Dios, la cual la recibimos por medio de los siervos de Dios en forma de predicaciones, enseñanzas.

c) Por medio de sabios consejos, los cuales provienen de los siervos del Señor y hermanos maduros en la fe.

¡Lo más increíble es que muchas veces, aun con todas estas evidencias, no nos damos cuenta que tenemos que cambiar nuestras raíces!

2. El arrepentimiento genuino implica un deseo de cambio

Cuando nos damos cuenta de nuestras malas raíces, se abre el mundo espiritual en nuestro favor y el Espíritu Santo comienza a trabajar poniendo un fuerte deseo por cambiar lo antes posible. En este punto se acabó la ceguera y vino la visión espiritual de nuestra situación.

3. El arrepentimiento implica una acción definida de cambio

Darme cuenta de mis malas raíces y desear cambiar solamente no producirán nada, a menos que le sumemos una actitud esforzada para colaborar con el Señor. Si corto la raíz mala y no planto una nueva y mejor es probable que vuelva a crecer la mala. Esta acción de cambio implica tiempo y esfuerzo dedicado, no es un cambio rápido sino lento pero seguro, paso a paso hacia la madurez espiritual.

Si no vamos a la raíz de nuestros problemas con el hacha del Espíritu, el arrepentimiento, una y otra vez estaremos pidiendo perdona a Dios y a los demás por nuestro accionar (fruto) equivocado. Viviremos en el doble proceso continuo de fallar-pedir perdón-fallar-pedir perdón. De esta manera nunca podremos crecer. Podemos cancelar este ciclo decidiendo ir a la naturaleza o raíz que causan nuestros pecados y desobediencia.

Una vez que apliquemos el hacha del Espíritu Santo, limpiaremos nuestro terreno (corazón) de toda raíz mala, podremos poner las semillas del Espíritu Santo, las cuales se transformaran en una raíz preciosa, la cual crecerá en un bello árbol con fuertes ramas y abundante fruto espiritual.

¿Nos damos cuenta de la importancia que existe en cambiar la raíz mala en vez de centrarse en el cambio del fruto?

A continuación veremos una lista de raíces malas y cuáles son sus frutos. Para llegar a detectar cual es la raíz que le hace dar fruto malo, marque con una “X” donde usted vea reflejada sus actitudes, reacciones, acciones. Cuando tú detectes el fruto malo, detectarás la raíz mala, la cual con el hacha del arrepentimiento puede cortar en el Nombre de Jesús. Posterior a eso, coloca por fe en el terreno de tu corazón la nueva semilla o raíz buena en lugar de la anterior:

DETECTA LAS MALAS RAÍCES DE TU VIDA PARA REEMPLAZARLAS POR RAÍCES BENDECIDAS:

Lee con detenimiento, a continuación, cada raíz y sus frutos malos, pídale al Espíritu Santo que le ayude a identificarlas para posteriormente entregárselas a Dios y reemplazarlas por aquellas que agradan al Señor. ¡Hoy es el tiempo de poner buenas raíces en su vida a fin de dar buenos frutos y reflejar el carácter de Cristo y el fruto del Espíritu Santo!

1. LA RAÍZ DE MENTIRA Y SUS FRUTOS:

__ Mentira __ Chismes __ Murmuraciones __ Calumniador __ Acusaciones ___ Lisonjas __ Engaño __ Esclavitud

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: EL ESPÍRITU DE VERDAD

2. LA RAÍZ DE ORGULLO Y SUS FRUTOS:

__ Altivez __ Soberbia __ Terquedad __ Rebelión __ Falta de sumisión __ Rivalidad __ Engaño a si mismo __ Rivalidad __ Contiendas __ Escarnecedor __ Farisaísmo

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: EL ESPÍRITU DE HUMILDAD

3. LA RAÍZ DE TEMOR Y SUS FRUTOS:

__ Temor __ Fobia __ Pesadillas __ Ansiedad __ Tensión __ Tormento __ Horror __ Temor del hombre __ Desconfianza __ Incredulidad

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: AMOR, PODER Y DOMINIO PROPIO

4. LA RAÍZ DE ENGAÑO Y SUS FRUTOS:

__ Mentiras __ Hipocresía __ Extravío de la verdad __ Conciencia cauterizada __ Es seducido __ Engaño __ Fascinación hacia caminos equivocados y perversos __ Fascinación por objetos __ Fascinación por personas

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: EL ESPÍRITU DE VERDAD

5. LA RAÍZ DE AMARGURA Y SUS FRUTOS:

__ Desánimo __ Tristeza __ Negativismo __ Ira __ Peleas __ Discordia __ Rencores __ Celos __ Pesimismo __ Odio __ Sufrimiento __ Falta de perdón __ Angustia

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: EL MANTO DE ALEGRÍA          

6. LA RAÍZ DE AMOR AL DINERO Y SUS FRUTOS:

__ Azar __ Comparación __ Envidia __ Codicia __ Avaricia __ Retenedor __ Materialista __ Influencia/Poder __ Control __ Autosuficiencia __ Independencia __ Status

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: LA PROSPERIDAD DE DIOS

7. LA RAÍZ DE IMPUREZA SEXUAL Y SUS FRUTOS:

__ Lujuria __ Prostitución __ Obscenidad __ Homosexualismo __ Lesbianismo __ Masturbación __ Afeminado __ Marimacho __ Pasiones descontroladas __ Orgías __ Imágenes __ Curiosidad __ Mente sexuada __ Adulterio __ Palabras insinuantes

__ Excitación (forma de caminar, contoneo, vestimenta provocativa) __ Mirada lasciva

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: LA PUREZA SEXUAL INDIVIDUAL Y MATRIMONIAL

8. LA RAÍZ DE DESTRUCCIÓN CORPORAL Y SUS FRUTOS:

__ Debilidad __ Raquitismo __ Glotonería __ Obesidad __ Beber en exceso __ Falta de higiene __ Desaliño __ Envejecimiento prematuro

REEMPLAZARLA POR UNA NUEVA RAÍZ: LA SALUD FÍSICA SOBRENATURAL

9. LA RAÍZ DE HEDONISMO (CUIDADO EXCESIVO DEL CUERPO) Y SUS FRUTOS:

__ Culto a la belleza __ Bulimia __ Anorexia __ Dietas excesivas __ Maquillajes __ Gimnasia __ Cirugías estéticas __ Implantes

REEMPLAZARLA POR NUEVA RAÍZ: EL CUIDADO DEL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO

¡Es tiempo de quitar las malas raíces y plantar en su lugar aquellas que Dios nos ha dicho en su poderosa Palabra!

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