Recopilado y ampliado por Ritchie Pugliese
Definición del fluir profético:
“Es la habilidad de oír, lo que Dios está diciendo, y comunicar dicha revelación en el tiempo correcto y de una manera apropiada”
Dios es un Dios que habla Job 33:14: “Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; Pero el hombre no entiende.”; en contraste con los ídolos mudos de las demás religiones (1 Co. 12:2; Jer. 10:5)
Dios habla, pero el ser humano no entiende. Nuestro problema es que no hemos aprendido a oír a Dios, por eso debemos aprender a oír en el Espíritu para poder fluir proféticamente. “Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.” (Job 23:12)
I. Las dos maneras cómo nos habla Dios
Job 33:14 dice que Dios habla en una o dos maneras. ¿Cuáles son las dos maneras?
1. La palabra profética más segura: 2 Pedro 1:19
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;”
Aquí se refiere al Canon bíblico, a los 66 libros de las Sagradas Escrituras, la Biblia. Esta es la palabra base e infalible, también llamada Logos.
2. El fluir profético (a través de palabras proféticas y los dones de revelación: Palabra de ciencia o conocimiento; Palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus)
Todo fluir profético sale del fundamento de la Palabra (logos) de Dios. Eso significa que lo que se dice o declara al fluir proféticamente (conocido como dar una palabra “rema”, es decir, dar una palabra específica para una persona o situación específica en el momento específico) debe estar dentro de los límites de lo que Dios ha dicho.
Siempre la Palabra logos es la base o el fundamento para:
a) el fluir profético posterior (palabra “rema”) y
b) el reconocimiento (o recibir certeza en nuestro espíritu) que la palabra dada proviene de Dios.
Esto lo vemos en Marcos 16:20 donde dice: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra (logos) con las señales (fluir sobrenatural) que la seguían.”
Note que no dice que Dios confirmaba las señales con la Palabra sino al revés: Dios siempre confirma su palabra (Logos) con señales (en este contexto serían los dones del Espíritu: Profecía (don de inspiración) y los dones de revelación (palabra de ciencia o conocimiento y la palabra de sabiduría).
II. Para fluir proféticamente necesitamos entender los tiempos de Dios
El fluir proféticamente está muy ligado a entender los tiempos de Dios. Si no conoces del tema y te interesa saber más, haz un alto y entra en el siguiente enlace para leer “Cómo entrar a un nuevo tiempo de Dios“:
III. Para fluir proféticamente necesitamos oír a Dios primero
En Apocalipsis capítulos 2-3 se repite varias veces la frase: “lo que el espíritu dice” (o “está diciendo”. Leer Apocalipsis 2:7; 2:11; 2:17;2:29; 3:6; 2:13; 3:22). Para saber lo que el Espíritu dice, primero necesitamos oírlo.
Además de tener la palabra profética más segura e infalible de los 66 libros de la Biblia (logos), el Señor aún desea que le escuchemos cuando él nos provee una palabra “fresca” del Espíritu, llamada también “una palabra rema”, sobre cosas específicas de la vida cotidiana, el ministerio, etc.
Existen muchos personajes bíblicos que aprendieron a oír a Dios. Entre ellos, por ejemplo:
1. Rebeca en Génesis 25:22-23:
“Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le respondió Jehová…” Rebeca le pidió a Dios y él le respondió. Eso significa que ella pudo oír y recibir lo que Dios le dijo.
2. José en Génesis 41:15-16
“Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos. Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón”
José antes de interpretar un sueño de Faraón dijo que Dios daría la respuesta. ¡Para eso tuvo que oír y recibir primero lo que Dios le dijo antes de transmitirlo!
IV. Fluir proféticamente es importante para Dios, y él Señor espera que así sea para su pueblo
1 Corintios 14:1 considera de importancia el fluir proféticamente, por eso dice: “procurad los dones espirituales (para fluir proféticamente), pero sobre todo que profeticéis.” Por lo que dice el pasaje, cuando le damos lugar al Espíritu Santo y fluimos proféticamente, la profecía no puede faltar y se le debe dar prioridad.
Por otro lado, debemos cuidarnos de hacer lo que dice 1 Tes. 5:20-21 “No menospreciéis las profecías”. Existen congregaciones locales donde lamentablemente no se enseña ni predica sobre el tema, y lo peor de todo, no se cree que esto es para hoy sino que fue solo para los tiempos bíblicos.
La palabra “Menospreciar” significa “despreciar”. Despreciar a su vez significa: “Desestimar y tener en poco.” Eso puede significar, vivir la vida cristiana individual y congregacional sin importarnos el fluir del Espíritu Santo ni dar lugar a lo profético de Dios.
La profecía es importante para Dios y espera que así lo sea para nosotros también, porque libera, suelta la vida y el orden de Dios.
En Ezequiel 37:7-10 encontramos una secuencia de cómo se libera la vida del Espíritu proféticamente. Por lo que leemos parece ser una secuencia progresiva, no inmediata. Notemos la secuencia:
a) “profeticé” (v.7)
b) “hubo un ruido” (v.7),
c) “y he aquí un temblor”,
d) “los huesos se juntaron cada uno con su hueso”,
e) tendones, carne, piel (v.6)
f) vida (v.10)
De lo recién detallado, podemos obtener un concepto importante acerca del fluir profético y el dar una palabra profética: Salvo casos excepcionales, la norma pareciera que hay un proceso hacia su total cumplimiento. Es decir, hay un tiempo de espera. Al tiempo de “espera” lo llamamos “proceso”. Cuando hablamos de “proceso”, tenemos que incluir las palabras “paciencia” “y perseverancia”. Esto coincide con lo que dice Hebreos 6:12 donde dice: “a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
Para recibir el cumplimiento de lo que Dios nos ha dicho es necesaria la paciencia además de la fe. ¿Por qué? Porque existe un lapso de tiempo de espera hasta la concreción de la palabra dada. En ese tiempo “del medio” generalmente se desata oposición del enemigo.
V. La profecía es una herramienta espiritual para batallar
1 Timoteo 1:18-19 nos dice: “Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,”
La palabra “militar” significa: “servir en la guerra”. Lo que la palabra nos dice es que batallemos espiritualmente por las profecías que hemos recibido. Existe una batalla para la desintegración, anulación de la palabra, a fin de que no se cumpla y se aborte el plan de Dios.
Esta lucha eterna del diablo contra Dios, viene desde el principio cuando en Génesis 3:1 la serpiente antigua dijo: “¿Conque Dios os ha dicho?…”. El enemigo siempre viene para contradecir la Palabra de Dios. “Contradecir” implica, por ejemplo, “impedir, frenar, bloquear, hacer que esa palabra no llegue, y si llega que sea distorsionada”.
VI. Tú puedes comenzar a fluir proféticamente
Aquí es donde tenemos que aprender a vencer nuestros temores y actuar por fe. Para que eso suceda debemos tener certeza absoluta en lo siguiente:
1. Como hijos de Dios podemos oír la voz de Dios
En Juan 10:27 Jesús dice que sus ovejas “oyen mi voz”. Por la gracia de Dios, somos ovejas del Gran Pastor, así que tenemos la capacidad de oír a Dios.
2. Como integrante de la Iglesia de Cristo, podemos ser parte del mover del Espíritu Santo y por lo tanto fluir proféticamente
Vivimos en la Era del Espíritu (a partir de Hechos 2 y hasta que Cristo venga) y los sueños, visiones, profecía y todo otro fluir profético es lo normal en la Iglesia. Hechos 2:17-19
VII. Fluir proféticamente no significa ser profeta
Muchos erróneamente creen que si una persona fluye proféticamente ya es un profeta, y esto no es así. Existe una gran diferencia entre el fluir profético simple y el ministerio de profeta.
Hechos 21:8-10 lo muestra claramente: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo”
Las cuatro hijas de Felipe fluían proféticamente con lo que se conoce como “profecía simple” pero la Palabra no menciona que “eran profetas”. En cambio cuando se menciona a Agabo, se dice que éste era un profeta (según los ministerios de Efesios 4:11).
VIII. El alcance del fluir profético
El fluir profético en el cual podemos involucrarnos tiene una característica, detallada en 1 Corintios 14:1 y 3 “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis… el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.”
Todos podemos fluir proféticamente con la “profecía simple” la cual contiene palabras de edificación, exhortación y consolación. Nunca estas palabras son para hablar condenación ni castigo.
IX. ¿Cómo nos habla Dios personalmente?
a) No necesariamente tiene que ser espectacular
Muchos se confunden y no aprender a oír a Dios. Dios es sobrenatural pero lo transmite en forma natural, como si fuera un silbo apacible y delicado. La experiencia de Elías en 1 Reyes 19:11-13 puede ser la nuestra también:
“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?”
Elías es como nosotros, que pensamos que cuando habla Dios lo tiene que hacer en forma ruidosa, espectacular.
b) No hay que ser súper espiritual para oír la voz del cielo
En la 1 Corintios 17:7 se habla de la manifestación del Espíritu. La palabra “manifestación” significa “una luz que viene y se va”, donde cualquiera puede recibirla. Fluir proféticamente no es exclusivo de los pastores, líderes y los más maduros espiritualmente de la congregación. ¡Dios en su gracia puede utilizar a cualquier oveja! Leímos recién en Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz”. Si eres oveja calificas para oír a Dios. Jesús vive en nosotros, reside en nuestro interior. Así que podemos oír algo, ver algo, sentir algo o recibir una palabra de la Biblia, una imagen, un objeto. Aquí es necesario ser sensibles al Espíritu Santo y en un proceso iremos aprendiendo.
X. Por dónde empezar para oír a Dios
1. Ser llenos del Espíritu (Ef. 5:18) y sumergirnos en sus corrientes de Agua Viva.
2. Dios está hablando (1 Co. 14:31). No digamos que no podemos oír a Dios.
3. Que oír al Señor sea tu meta (1 Co. 14:1)
4. 1 Co. 13:39 ser entrenados
5. 1 Co. 14:26-39 ser equipados en la iglesia local, tenemos un marco donde desarrollar (sinaxis)
6. Buscar situaciones propicias.
XI. Jesús quiere que oigas su voz hablándote a tu espíritu
Él quiere revelar sus secretos; mostrar sus caminos; incrementar tu fe; advertirte de peligros; dar estrategias para vencer; fortalezas del enemigo; llenarte con su vida; revelar su corazón.
a. Abre un canal de comunicación (2 Reyes 3:15-16)
- Oración
- Meditación
- Hablando en lenguas
- Adorando
b. Hazte las preguntas adecuadas ante el Señor:
¿Por quién quieres que ore hoy?
¿Cuáles pecados quieres que yo confiese?
¿Cuánto quieres que yo de para tu obra?
¿Esta palabra para quién es?
c. Prueba, examina todo lo que oyes
Podemos equivocarnos fácilmente. Tengamos siempre a las Escrituras como la palabra base para fluir proféticamente.
¿Quieres saber más sobre el mover profético del Espíritu Santo? ¡Entra en el enlace de abajo y sé muy bendecido!
https://restorationnations.com/como-estar-alineados-con-el-mover-profetico-de-dios/