Por Ritchie Pugliese
El tema del cual me quiero enfocar no es muy enseñado en el pueblo de Dios ni entre el liderazgo, por lo cual creo necesario tratarlo para dar luz sobre el tema y aclarar algunas dudas que surgen.
Aquellos que servimos a Dios en el ministerio generalmente estamos familiarizados con el término “unción”, pero igual considero conveniente dar primero una definición de lo que esta palabra significa para luego profundizar en el tema.
La unción es algo que nosotros los ministros y la gente apreciamos y resaltamos. La unción que fluye nos llama la atención. Muchas veces cuando un siervo de Dios es utilizado por el Señor o hubo una reunión donde Dios se movió con poder, decimos: – Qué unción tenía este siervo hoy -; – Qué unción hubo en la reunión – entre otras expresiones. Por eso es importante darle una definición.
1. ¿Qué es la unción?
La unción es la impartición del poder de Dios (Hechos 1:8), es la cuota de gracia divina que reposa sobre una persona, la cual le hace fluir bajo la guía del Espíritu Santo para edificar y ministrar (al pueblo de Dios o a los inconversos) y lo distingue de otras personas.
La unción se derrama tanto en los ministerios de Efesios 4:11 (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) y otras posiciones de liderazgo espiritual, como en los dones del Espíritu de 1 Corintios 12:7-10 al creyente en general.
La Biblia nos enseña que somos creyentes en Cristo, somos parte de un cuerpo, y cada uno forma parte del cuerpo. Algunos son brazos, otros las piernas, otros los oídos, etc. Cada uno tiene una función específica, personal que cumplir, que el otro no puede realizar. Así como en el cuerpo humano cada parte tiene un funcionamiento definido, espiritualmente hablando sucede lo mismo. Por ejemplo: Podemos encontrarnos con una persona a la cual Dios utiliza como evangelista (Efesios 4:11) y la gente se convierte, pero que no tiene a la vez la gracia de ser maestro de la Palabra. Quizás esta persona pudiera enseñar con eficacia, pero su nivel de impacto espiritual va a ser inferior al de evangelista ¿Por qué? Porque Dios le dio la gracia, la unción primaria para evangelizar, no para enseñar.
(Aclaración: Es posible que un siervo de Dios pueda fluir con más de una unción, pero siempre una de ellas será la principal, donde Dios más le respalda y la gente lo reconoce).
Entonces, cuando hablamos de que alguien tiene unción, estamos hablando de una persona que ha recibido sobre su vida, la gracia de Dios para fluir con un don o ministerio específico, que otras personas no tienen. A su vez otros han recibido una unción, que esta persona carece.
2. No existe competencia en el mundo del Espíritu
Entender esto puede resultar muy saludable, porque colabora a terminar con la “competencia ministerial”, que existe entre los ministros de la Iglesia moderna. Con dolor y vergüenza podemos decir que encontramos a algunos involucrados en posiciones ministeriales que solo buscan lo suyo propio para saciar su sed de egoísmo (búsqueda de promoción, fama, reconocimiento, posición) y no lo que es de Cristo Jesús, que es fluir donde Dios nos puso para glorificar su nombre y hacer que avance su Reino en la tierra).
La competencia ministerial surge debido a las inseguridades personales y a la debilidad de carácter. Esto le hace ver a los demás siervos de Dios como rivales, contrincantes y en casos extremos como a enemigos.
Cuando entendemos que cada uno tiene de parte de Dios una unción “propia”, distintiva, se acaban los problemas de rivalidad. Esta persona sabe que lo que él tiene de Dios los demás no lo tienen, pero a la vez reconoce que la gracia que tienen los demás él no la tiene, y que por ese motivo ambos se necesitan mutuamente para colaborar juntos en el avance del Reino de Dios.
3. La unción viene acompañada de humildad
Hecha esta aclaración, avanzaremos diciendo que esta unción distintiva que yo tengo y los demás no tienen, no me hace mejor ni superior a los demás. La unción que hemos recibido no es por méritos sino por gracia o regalo divino. Cuando entendemos esto, fluiremos con la unción que Dios nos ha dado revestidos con un espíritu de humildad. Colosenses 3:12 dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”
4. Los diferentes niveles de unción
Existen diferentes niveles de unción que una persona puede recibir que son poco comprensibles en la iglesia de hoy, y a veces hasta es malinterpretado por los demás. Según las Escrituras, existen niveles superiores de unción. El Salmo 94:7 dice: “Irán de poder en poder”. Hebreos 2:4menciona que existen diferentes maneras del obrar de Dios: “testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”
5. Una unción superior
Hablar de que alguien tenga una unción “superior” pudiera verse como soberbio, altivo, orgulloso, pero lo encontramos revelado en la Palabra de Dios. El Salmo 45:6-7 dice algo que puede darnos luz sobre el tema: “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo (unción) de alegría más que a tus compañeros.”
Según las Escrituras, existen niveles superiores de unción que algunos reciben y otros no la tienen y a la vez lo diferencia de los demás. Es posible que dos personas tengan la misma unción, pero uno de ellos se destacará más que el otro, es decir, tendrá un mayor impacto espiritual en lo que hace. Esto no es preferencia divina, pues el Señor no hace acepción de personas, sino la multiforme gracia de Dios. Dios que todo lo sabe, conoce la dimensión de impacto que cada uno va a tener. Para algunos esta dimensión de impacto será mayor que la de los demás, pero no depende del hombre sino del Señor.
Entonces, basados en el pasaje recién citado, y repetido en Hebreos 1:9, podemos decir que Dios en su gracia y misericordia divina escoge a algunos para que tengan una “unción superior” más que el resto de los compañeros del ministerio.
6. El que tiene la unción no se siente superior a los demás
La unción del Espíritu va tomada de la mano del espíritu de humildad. Considero necesario destacar que la persona ungida con una unción “superior” jamás dirá: – ¡Cuánta unción que tengo! – ni se creerá “más ungido o mejor que los demás”, porque al caminar revestido de humildad, esa persona sabrá lo que sucede es por la gracia divina, no por méritos personales.
La unción superior no solo Dios la reconoce, sino también la gente. Ellos valoran la gracia que fluye de nosotros pero todo esto, repito con insistencia, jamás hará que esa persona se vanaglorie por ser “tan utilizado” por Dios.
7. A mayor nivel de unción, mayor nivel de responsabilidad
La administración de los misterios y secretos del Reino, como la unción del Espíritu, conlleva un mayor grado de responsabilidad. Lucas 12:48 dice: “porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.”
8. La unción es reconocida aún entre los demonios
Además, esa unción nos hace un blanco preferido del enemigo, porque la unción que reposa sobre la persona es conocida en las oficinas diabólicas. En Hechos 19:13-15 se detalla el relato de unos que no tenían la unción necesaria para echar fuera a los demonios, pero igual se entrometieron deseando imitar lo que sucedía con el ministerio de Pablo: “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”
9. Seamos fieles con la unción que nos ha sido otorgada ahora
Esta actitud es determinante para ser utilizados por el Señor. En Apocalipsis 3:8 leemos que Dios le dice a la Iglesia de Filadelfia: “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
La palabra “poca” en el original griego es “mikrós”, la cual significa: “pequeño en tamaño o cantidad”. Muchos erróneamente han creído que el Señor les reprochaba a la iglesia porque tenían poco poder sobrenatural, pero no es así. ¡Es todo lo contrario! Dios no les hablaba burlonamente, sino que les alabó diciendo que a pesar de tener una unción no tan predominante como quizás otras congregaciones tenían, fueron fieles para guardar la palabra y no negar su nombre. ¿Qué aprendemos aquí? Necesitamos ser fieles con la unción que tenemos ahora, y debemos administrarla y ministrarla a los demás para cumplir la voluntad de Dios. De nada sirve compararnos con otros.
Dejemos a Dios si en su misericordia nos quiera conferir algo más en los tiempos que vienen, y nosotros sigamos haciendo la obra del ministerio. ¡Amén!
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https://restorationnations.com/como-conservar-e-incrementar-la-uncion-del-espiritu-santo/