Recopilado por Ritchie Pugliese
En 1 Corintios 2:10-12 leemos lo siguiente:“Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo.”
Aquí la palabra de Dios nos enseña que por un lado está el Espíritu Santo de Dios, por otro el espíritu del mundo (maligno), y por el otro el espíritu del hombre (ser humano).
La transferencia de espíritus se refiere acerca de la influencia de otras personas hacia nosotros y de nosotros hacia otras personas.
Existen dos clases de influencia:
1) La buena o sana influencia y
2) La mala influencia.
Todo ser humano, que en definitiva es un espíritu vivo en Cristo o muerto sin Él, es un ser influyente.
Este ha sido un tema que por años ha permanecido sin salir a la luz, originando que la Iglesia de Cristo haya padecido en gran manera debido a la ignorancia del tema. No hace falta entrar en detalles y ver a nuestro alrededor o recibir información de congregaciones destruidas, ministerios y vidas donde reinan las divisiones, fragmentaciones, desorden. Toda esta confusión nos ha llevado a preguntarnos ¿Cómo pudo pasar esto?
La Palabra de Dios enseña que un creyente que tiene al Espíritu Santo reinando en su vida imparte de ese buen espíritu a otros; que alguien bajo el control o aun la posesión de espíritus malignos imparte todo lo malo que tiene a otra persona, y que también una persona pueda impartir de su propio espíritu a otros. ¿Conoce el dicho que dice: – Dime con quién andas y te diré quién eres? –
Las cosas de Dios no se pueden comprender con los cinco sentidos naturales, sino que se requiere fe para poder creerlas y asimilarlas. Para poder comprender mejor lo que estamos viendo, y entender todo lo que abarca la transferencia de espíritus, veremos por un lado lo que la Biblia dice sobre la buena o sana influencia y luego veremos lo que dice sobre una mala influencia. ¿Está preparado?
1) La buena o sana influencia
Números 11:16-17 dice:
“Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperan allí contigo. Y yo descenderé y hablare allí contigo, y tomare del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán la carga del pueblo, y no la llevarás tu solo.”
Aquí el concepto es bien claro: Todos los que trabajarían con Moisés debían tener su mismo espíritu. Eso garantizaría un espíritu de paz, armonía, respeto y bendición. Cuando esto no sucede se origina todo lo que ya conocemos: confusión, desorden, rebeldía, división, separación, pecado.
Esta transferencia de un buen espíritu pareciera cosa no fácil en los días que vivimos. No en todas las iglesias actuales existe el buen espíritu que caracterizaba al “Pastor” Moisés, y a sus compañeros de ministerio. El buen espíritu de Moisés iba a ser transmitido a los setenta para que ellos fueran personas sumisas, aceptaran la autoridad, trabajaran para el beneficio de la Iglesia de Dios, no formaran grupos separatistas y apoyaran siempre a Moisés en el cumplimiento de la visión que Dios le había encomendado.
Esto hoy lo necesitamos más que nunca para tener un buen espíritu que apoye la visión de la iglesia local, tome la carga espiritual, haya determinación de ser bendición. Cuando eso sucede hay crecimiento, fortaleza, felicidad, logros.
Hoy se habla mucho de democracia bíblica y liderazgo compartido, pero bíblicamente hablando no puede haber dos o más cabezas, sino una. La principal cabeza siempre es el Señor en el cielo, por cierto, pero también debe haber una definida en la tierra. Para Dios esto es teocracia, gobierno de Dios. Por cierto dependerá de la santidad e integridad de la autoridad delegada el glorificar o no al Señor, pero ese es otro tema del cual no vamos a hablar hoy.
En la Biblia hay varios ejemplos de sana influencia o transferencia de un buen espíritu. No solo fue Moisés para los sesenta, también fue Moisés para con Josué. Lo vemos también en Jesucristo con sus discípulos. Más tarde en la iglesia primitiva con Pablo y Timoteo. También Dios quiere que este buen espíritu opere aun en el hogar con el padre hacia el hijo y la madre hacia su hija.
La transferencia de un buen espíritu opera cuando alguien lleno del Espíritu Santo de Dios, influencia con su vida, palabra y acciones a otros y produce en ellos el carácter de Cristo, el fruto del Espíritu Santo. Siempre la buena transferencia de espíritu exalta a Cristo y manifiesta Su carácter. Muchas veces compartimos con personas que se llaman a sí mismas cristianas pero lo que nos queda de ellos es más el espíritu de su personalidad carismática, el espíritu mundo que lo controla que lo que dicen tener de Cristo.
2) La mala influencia
En Números 13:25-33 encontramos la historia de los doce espías enviados a examinar la tierra prometida. Ellos fueron solo enviados a traer un informe de lo que vieron, pero el relato nos dice que ellos comenzaron a transmitir lo que ellos pensaban.
Leyendo de los vv. 26-29 ellos traen un mal reporte, negativo y lleno de incredulidad. Ellos estaban llenos de un espíritu de temor e incredulidad. ¿Cómo transmitieron ese espíritu al pueblo? A través de sus palabras. El efecto fue tan nocivo que el pueblo comenzó a llorar y a desesperarse. El espíritu de los diez se “pegó” en todo el pueblo.
Caleb, conocedor del tema, en el v.30 los hace callar e imparte su buen espíritu de fe y confianza en el Señor. Reconoce la realidad difícil pero resalta al Dios de lo imposible. El, junto con Josué, tenían un buen espíritu. Ya todos sabemos cómo termino la historia: El pueblo contagiado del mal espíritu se siguió quejando, lamentando y confesando una y otra vez derrota y dolor. Todo eso origino un clima en el pueblo de duda, rebeldía, temor que no tardo en manifestarse. En Números 14:10 vemos que la gente se levantó con violencia contra Moisés y Aarón, pero Dios se interpuso y los defendió con Su gloria. Siempre Dios defiende a los que tienen un buen espíritu.
Dios mismo vio lo sucedido entre el pueblo y en Números 14:24-25 dijo: “pero mi siervo Caleb, por cuanto hubo en el otro espíritu…” Josué y Caleb fueron los que entraron en la tierra prometida, el resto murió en el desierto (Núm. 14:32-38).
Aquí aprendemos que la transferencia o influencia de espíritus viene principalmente a través de las palabras que salen del corazón. Muchas veces nos rodeamos de gente negativa, perdedora, rencorosa, maldiciente que con sus palabras pueden contaminar el ambiente y principalmente nuestras vidas.
Asimismo nosotros también podemos ser personas de mala influencia cuando criticamos, chismeamos, calumniamos a otros. Esas palabras quedan pegadas en el espíritu del que presto oídos. La clave siempre es hacer callar a la persona que hable de esa manera, prestar oídos o directamente ¡salir corriendo! Su efecto destructor puede dañar años de crecimiento espiritual.
Pasos prácticos para evitar ser influenciados por un mal espíritu:
1. Uno puede evitar recibir la mala influencia. En Éxodo 35:2 dice que “el espíritu les dio voluntad”; Proverbios 16:32 dice que “el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.”; Proverbios 16:1 “la preparación del corazón (espíritu) en el hombre y la respuesta de la lengua viene del Señor”.
2. Podemos romper la influencia mala diciendo: – No me voy a contaminar de un mal espíritu. Decido no prestar atención a lo que están diciendo e impido que me afecten espiritualmente – Decide no ser un recipiente de basura sino un canal de bendición.
3. Evita las malas compañías. Quizás tengamos que cambiar de amigos, “hermanos” en la fe, que transmiten un mal espíritu. Oremos para que Dios nos dirija hacia nuevas personas que tengan un buen espíritu que glorifique a Cristo.
4. Ayudemos (si es posible) a los que transmiten un mal espíritu, a cambiar. Existen muchos creyentes que no se dan cuenta de eso y debemos ayudarlos. Podemos ser influencia positiva para ellos, hablándoles para que se den cuenta de su mal, se arrepientan, y se transformen en personas de sana influencia.
Diversas clases de espíritus (malos o buenos) que se pueden transmitir a otros:
A. Malos (que no edifican la vida cristiana y contristan la presencia del Espíritu Santo)
1 .Endurecido (Dt. 2:30)
2. Rebelde (Sal. 106:33)
3. Impaciente (Prov. 14:29)
4. Altivo (Prov. 16:18)
5. Abatido (Prov. 18:14)
6. Afligido (Ecl. 1:14)
7. Desalentado (Isa. 61:3)
8. Confundido/preocupado (Gen. 41:8)
9. Atribulado (1 Sam. 1:15)
10. Celoso (Núm. 5:14 (12-31)
B. Buenos (que edifican la vida espiritual y encienden la llama del Espíritu Santo)
1. Ferviente, victorioso (Ro. 12:11)
2. Buscador de Dios (Isa. 26:9)
3. Fiel/estable (Sal. 78:8)
4. Fiel/fidelidad/integridad (Prov. 11:13)
5. Despierto (2 Cr. 36:22)
6. Contrito (sensible al Espíritu Santo) (Sal. 34:18)
7. Quebrantado (Sal. 51:17)
8. Humillado (Prov. 16:19)
9. Sufrido (Ecl. 7:8)
Todos aquellos que estamos en autoridad espiritual en los distintos lugares de ministerio, debemos siempre estar alertas, a fin de cuidar el ambiente espiritual y procurar siempre que predomine una atmósfera de bendición espiritual.