LA OBRA TRIPLE DEL ESPIRITU SANTO

Por Ritchie Pugliese

Para poder entender la obra de Dios por medio de Su Santo Espíritu sobre la faz de la tierra, en nuestras vidas y en la de la iglesia, necesitamos usar tres palabras pequeñas pero de profundo significado. Estas palabras encierran en ellas el total significado de la obra del Espíritu de Dios.

En Juan 14:17 encontramos las dos primeras palabras. El pasaje dice así:

“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora CON vosotros y estará EN vosotros”

1. El Espíritu Santo con nosotros

La primera palabra que aparece es “CON”. La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo antes de estar en nosotros está con nosotros. Juan 16:8-11 explica la obra del Espíritu con nosotros: “Y cuando él (Espíritu Santo) venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”

La Obra del Espíritu Santo con nosotros significa que antes de conocer a Cristo y recibirlo en nuestras vidas, la presencia poderosa de Dios se estaba moviendo sobre la tierra para producir que procedamos al arrepentimiento. El propósito del Espíritu Santo con nosotros es para que accedamos a la Salvación que viene cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador y nos arrepintamos de nuestros pecados. La conversión de una persona es asunto netamente de Dios. Yo no puedo forzar que la gente crea. Sólo puedo predicar el Evangelio y dejar que el Espíritu haga la obra principal. Hoy usted es un hijo/a de Dios porque en un momento recibió no solo el mensaje de salvación sino lo principal: la convicción del Espíritu para mostrarle que era un pecador.

Una vez que hemos recibido a Cristo, tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios (Jn 1:12) y aquí comienza la siguiente obra del Espíritu Santo.

2. El Espíritu Santo en nosotros:

La segunda obra del Espíritu Santo es EN nosotros. Para entender bien esto hay una palabra clave que nos dará luz sobre el tema en Efesios 1:13-14 “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis SELLADOS con el Espíritu Santo de la promesa, que es las ARRAS de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”

La palabra clave aquí es ARRAS (del griego “Arabón”). Este era un término utilizado en la compra venta de propiedades. Otro término paralelo a este es seña o señal. Cuando alguien quiere comprar una propiedad, al decidirse por una específica comienza a realizar los trámites y generalmente se le pide al comprador un dinero de reserva o seña a cuenta del total a pagar. Algunos exigen un 10% adelantado, otros algo más, a cuenta del total. Así como esto sucede en el mundo de la compra venta de propiedades, en el mundo espiritual sucede exactamente lo mismo: Cuando nos convertimos, recibimos la presencia del Espíritu en nosotros, somos sellados, recibimos las arras. Las arras, también llamada  “seña, señal o reserva”, siempre son dadas:

a) Para confirmar algo, en nuestro caso es que hemos recibido las arras para confirmar que somos hijos de Dios (Ro 8:16).

b) Para garantizar algo, en nuestro caso es que recibimos algo del Espíritu a cuenta de todo lo demás que El Señor derramará sobre nosotros. En el pasaje de Efesios 1:13-14 aparece otra frase que nos conducirá a la tercera obra del Espíritu. Esta frase es “la promesa del Padre, es decir, el bautismo del Espíritu Santo prometido por Jesús en Hechos 1:4-5.

c) A cuenta del total. Como recién mencioné, las arras del Espíritu son solo el comienzo del derramamiento del Espíritu en nosotros. ¡Hay más de Dios para recibir!

d) Para que no haya posibilidad de arrepentimiento. ¡Aleluya! Dios nos ha dado las arras del Espíritu para decirnos que Él no nos dejará abandonados con sólo algo del Espíritu sino que ¡seguirá obrando en nosotros supliéndonos más y más de su poderosa presencia!

La palabra “arras”, muchas veces ignorada y poco enseñada, nos muestra la diferencia existente entre tener al Espíritu Santo en nosotros al convertirnos, y recibir al Espíritu de Dios sobre nosotros como un paso posterior, es decir el glorioso bautismo en el Espíritu Santo según Hechos 2:4 y sucesivos llenamientos (Ef 5:18).

Luego viene la tercera obra del Espíritu Santo

3. El Espíritu Santo sobre nosotros

En Hechos 1:8 aparece la tercera palabra que nos enseñara la siguiente obra del Espíritu Santo: “Pero recibiréis poder cuando haya venido SOBRE vosotros el Espíritu Santo…”

Aquí se habla del poder SOBRE nosotros. Alguien dijo acertadamente que una cosa es tener al Espíritu como residente (en nosotros) y otra muy distinta es tenerlo como nuestro presidente (reinando sobre nosotros). El Bautismo en el Espíritu Santo no es lo “máximo” de la vida cristiana sino el comienzo del caminar en las corrientes del Espíritu de Dios. Muchos sobre enfatizan demasiado la experiencia del Bautismo con el Espíritu Santo como si fuera la “corona” de la vida espiritual. Bíblicamente hablando el Bautismo es la puerta o  el comienzo que me introduce a los ríos de Dios. Una sola vez se recibe el bautismo con el Espíritu Santo pero necesitaremos de posteriores y sucesivos llenamientos (vea Hechos 4:31). La frase “sed llenos del Espíritu Santo” de Efesios 5:18 en el original griego significa literalmente “sigan siendo continuamente llenos”. Y este consejo fue dirigido a personas que tenían el bautismo con el Espíritu Santo. Conozco personas que hablan lo que el Espíritu hizo con ellos hace diez o treinta años atrás pero hoy sus vidas están secas y vacías.

En la vida espiritual no existe el resumé, curriculum personal o lo que hice en el pasado (aunque haya sido glorioso). Somos lo que somos hoy ante Dios. Por eso la importancia de darnos cuenta que necesitamos la continua y refrescante presencia del Espíritu sobre nosotros a cada instante. El aceite del Espíritu debe ser renovado constantemente pues, de no hacerlo se seca y comienza a dar mal olor. La presencia del Espíritu EN nosotros nos permite conocer el CARACTER O LA PRESENCIA DE DIOS para manifestar el fruto del Espíritu. Nos permite conocer y experimentar el amor, la misericordia de Dios y todos sus atributos como Persona. En cambio cuando el Espíritu se derrama SOBRE nosotros, comenzamos a tener una vida de PODER PARA SERVIR a Dios, cumplir nuestro ministerio, desarrollar nuestros dones y batallar contra las fuerzas del mal y vencer. El deseo de Dios no es sólo que le conozcamos como un Dios de amor sino también como un Dios de poder que pulveriza a nuestros enemigos. Definitivamente creo que la obra del Espíritu Santo es mucho más profunda de lo que hemos conocido.

No sé porque causa, muchos (hablo en general) hemos caído en el error de ver al Espíritu Santo más como “una experiencia de un momento” que una vivencia íntima y permanente. 2 Corintios 13:14 nos habla que la característica del Espíritu Santo es la comunión o intimidad con los hijos de Dios. Cuando esa intimidad se desarrolla veremos al Espíritu Santo como lo que es: Una persona, Dios mismo. A medida que desarrollamos nuestra amistad con El, nos daremos cuenta que El glorifica siempre a Cristo (Jn 16:14). El Espíritu Santo, Dios mismo, como persona tiene ciertas reacciones, según lo que nosotros hagamos, sea bueno o malo.

A continuación detallaré cuales son las reacciones cuando el Espíritu Santo esta CON, EN y SOBRE nosotros.

1. El Espíritu CON nosotros, dijimos anteriormente, se mueve por el mundo para hacernos ver que vivimos lejos de Dios y estamos en desobediencia. Lo que el ser humano hace contra el Espíritu es:

a) RESISTIR AL ESPIRITU SANTO (Hechos 7:51) para no arrepentirse;

b) INSULTAR AL ESPIRITU SANTO (Hebreos 10:29) o “Afrenta” para no honrarlo ni reconocer que me quiere ayudar para que reciba la salvación de Cristo.

c) BLASFEMAR CONTRA EL ESPIRITU SANTO (Mr 3:29) Esto significa atribuir al diablo los hechos de Dios o pensar que las cosas de Dios son malas o diabólicas.

2. El Espíritu EN nosotros, dijimos antes que nos asegura que somos hijos de Dios y nos encamina en el proceso de la santificación para mostrar el fruto del Espíritu. Lo que hacemos contra el Espíritu es: CONTRISTARLO (Ef 4:30). Esta palabra significa: Afligir, producir pena, entristecer a una persona hasta causarle llanto. ¿Se imagina usted al Espíritu Santo reaccionando de esta manera? El Espíritu Santo es una persona suave y muy pero muy sensible, que podemos entristecerlo con facilidad. ¿De qué maneras podemos contristar al Espíritu Santo?

A. Pecados del habla

B. Pecados de acción

C. Pecados de actitud

A. Pecados del habla. En Efesios 4:25 se nos exhorta a desechar la mentira, la falsedad; en v.29 a que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca; chismes, rumores, lenguaje sucio; el v.31 menciona a las peleas, calumnias, ira y en 5:5 menciona las palabras deshonestas. Cuando practicamos estas cosas, el Espíritu se entristece y su presencia queda anulada en nosotros por estos pecados.

B. Pecados de acción. A Dios le podemos robar su gloria (Is 42:8) por querer glorificarnos a nosotros mismos con nuestros logros y éxitos. Otros le roban a Dios lo que a Él le pertenece. Por ej: los diezmos y las ofrendas (Mal 3:8-9). La inmoralidad sexual en sus más variadas formas atentan contra la pureza y la santidad del Espíritu. Las borracheras también son lo contrario a estar “ebrios” en el Espíritu Santo (Ef  5:18).

C. Pecados de Actitudes (Ef 5:11)  En Ef. 4:31 se menciona a la amargura, malicia, rencores, ira (cólera). En 5:3 dice codicia, avaricia.

¡Con cuanta facilidad cometemos estas cosas todos los días (a pesar de ser cristianos) y nos olvidamos que todo esto entristece la hermosa presencia del Espíritu Santo de Dios!

3. El Espíritu Santo CON nosotros. Dijimos antes que el poder de Dios opera sobre nosotros, somos investidos de poder para cumplir nuestro ministerio, llamamiento y vencer a las fuerzas del mal. Lo que le podemos hacer al Espíritu Santo es APAGARLO (1 Tes. 5:19). Lo contrario a “apagar” es “encender”. ¿Cómo encendemos más al Espíritu Santo? Participando en las cosas de Dios, como ser congregarse, servirle, testificar, orar, siendo sensibles a la voz del Espíritu, haciendo la voluntad de Dios, etc. El fuego se debe mantener ardiendo. Para eso es necesario siempre avivarlo poniendo más madera o carbones. El fuego se acrecienta cuando le agregamos materiales combustibles que enciendan más el fuego. Si hacemos lo contrario, lo apagaremos y quedará sólo un lindo recuerdo de las experiencias fogosas del pasado.

Cuando leo todos estos pasajes recién mencionados viene a mi mente la vida de Sansón, quien en forma reiterada menospreció la obra del Espíritu Santo para hacer la suya propia. La Biblia dice que no se había dado cuenta que la presencia de Jehová se había apartado de él (Jueces 16:20). Tantas veces nosotros hacemos cosas que desagradan a Dios y después pretendemos tener una vida llena del Espíritu Santo. ¡Esto no puede ser así bíblicamente hablando! Por eso, ¡Este es tiempo de santificarnos todavía un poco más para que podamos ser considerados entre aquellos que forman la iglesia de Cristo, su esposa, que es sin mancha ni arruga y que tengamos una relación íntima y personal con Dios Espíritu Santo. Que en este día podamos volver a ponernos en la brecha de Dios para ser contados entre aquellos, que tienen un corazón perfecto para con El, y en los que Dios derramará su poder como nunca antes se ha visto (Lea 2 Crónicas 16:9). ¡El tiempo es hoy!, ¡no se quede afuera del mover de Dios y de la intimidad con el Espíritu Santo!

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