ES HORA DE ORAR AHORA

¡Experimenta una renovación en tu vida de oración!

Recopilado y ampliado por Ritchie Pugliese

Sin lugar a dudas, una de las grandes frustraciones de los creyentes modernos, a pesar de no confesarlo ni reconocerlo abiertamente, es en el área de la oración.

Existen diferentes motivos por los cuales algunos experimentan frustración con el tema de la oración: Tienen problemas para encontrar el tiempo; si lo encuentran, no saben cómo expresarse ni qué decirle a Dios. Además, tienen problemas con la concentración… ¡y otros directamente se quedan dormidos orando! En síntesis: La oración se ha transformado para muchos creyentes sinceros en cualquier cosa menos en un tiempo de bendición.

Orar no debería ser una obligación ni una frustración para el creyente en Cristo, sino un tiempo de deleite voluntario para comunicarse con Dios.

La frustración en la oración no es algo nuevo. Aun los discípulos pareciera que la padecieron por lo que dice Lucas 11:1: “Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar”.

Lo que le estaba pidiendo este discípulo a Jesús era: – Señor, queremos orar como vos – y de una forma indirecta le estaba diciendo: – ¡No sabemos cómo orar! –

La manera de Jesús de enseñar a sus discípulos durante su ministerio terrenal, fue con su ejemplo y sus palabras y por cierto la oración no fue la excepción.

En Mateo 26:39-45 se detalla un contraste entre Jesús y los discípulos: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.”

Imaginemos la situación por un instante. Por un lado Jesús orando intensamente, por otro los discípulos vencidos por el sueño. Seguramente habrá sido una gran frustración para Jesús ver a sus discípulos durmiendo cuanto tendrían que estar orando. Por eso les dijo: – ¿no habéis podido velar conmigo una hora? – Como diciendo, – ¿No han podido aplicar lo que les he enseñado? – Jesús les estaba reclamando algo que previamente les había enseñado pero que ellos todavía no habían aprendido.

Las palabras de Jesús dan a entender que les había enseñado a sus discípulos “el principio de orar una hora”. El estableció este principio del Reino para desarrollar la vida de oración. El énfasis principal al enseñarles iba más allá de “cuánto tiempo invertimos orando”, aunque bien pudiera estar incluido. Estaba principalmente enfocado en la calidad de la oración.

En el principio de orar una hora, Jesús les enseñó qué decir en la oración. Precisamente el pasaje de Mateo 6:9-13 hace referencia a qué decir o incluir en la oración. Observemos por un instante el pasaje. Cada frase dicha nos dará una idea para saber qué decir en la oración:

1. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Comenzar la oración exaltando a Dios es una hermosa manera de empezar. Algunos en su apuro por recibir cosas de Dios directamente empiezan la oración pidiendo. Esto puede significar que nos interesa de Dios su obrar mas que su persona.

Se puede comenzar a orar; con alabanza y adoración, magnificando y bendiciendo su nombre. Declarando que el está sentado sobre su trono reinando con poder. Cuando nos acercamos al trono de la gracia, antes de pedir, debemos humillarnos y rendirnos ante su presencia. Eso implica el ser santificados, limpiados con la sangre de Cristo de todo pecado y maldad. Es un reconocimiento que solo Dios es santo.

2. Venga tu reino

Esta expresión significa que el cielo baje a la tierra, que podamos experimentar un poco de cielo. Significa que su preciosa voluntad se imponga en nuestras vidas. ¿Dónde deseamos que venga su reino?

Nuestras vidas, familias, hogar, ministerio, trabajo, los hijos, la ciudad, el país.

3. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

¿Qué hay en el cielo?  Allí todo es perfecto. ¿Enfermedad? (Salud) ¿Pobreza? (abundancia) ¿Tristeza (alegría) o angustia? ¿Tensión, nerviosismo? ¿Depresión (paz interior)?

4. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

El pan es el resultado del fruto de nuestro trabajo, es decir: Necesito un trabajo.

Un trabajo que me pague lo suficiente porque sin dinero no podemos comprar pan

Para trabajar necesitamos salud y vitalidad

Lo que cobramos y tenemos debe multiplicarse

Existen otras puertas para ganar el pan (inversiones, estudiar, superarse)

5. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Limpieza general, pecados cometidos en forma deliberada o inconsciente.

¿Tenemos algo contra alguien? ¿alguien que nos cuesta amar? ¿alguien que nos odia, calumnia?

6. Y no nos metas en tentación

Dos clases de tentación: Natural y la diabólica.

Ser guardados de la debilidad e inoperancia espiritual

Estar alertas de maneras de tentación que puedan llegar a nuestras vidas.

7. más líbranos del mal

Protección al entrar y salir (cubrir la familia)

Calamidades alrededor (ladrones, gente malvada manejando)

Enfermedades, accidentes (ángeles protectores)

Mantener al enemigo lo más alejado de nosotros. Atarlo y reprenderlo.

8. porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén

Exaltación final y declaración de fe: Todo esto que te he pedido es posible y yo lo creo porque tu estas sentado en el trono reinando con autoridad.

Lo que hemos compartido puede ser el punto de partida para renovar tu vida de oración. ¡Determina practicar estos puntos y la oración se transformará en un deleite y privilegio!

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