LA LEY DE MULTIPLICACIÓN EN LA PALABRA DE DIOS

 

Por Ritchie Pugliese

La ley de multiplicación es un principio estipulado por Dios en las Sagradas Escrituras.

Para poder comprenderlo debemos analizar varios pasajes, los cuales nos conducirán a entender este principio sobrenatural que Dios quiere ver reflejado en la vida de cada uno de sus hijos.

Para comenzar vamos a ver lo que Gálatas 6:7-9 dice:

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”

No se puede comprender totalmente la ley de multiplicación sin analizar el proceso de la siembra y la cosecha. Este es un principio de vida tanto para lo natural como para lo espiritual.

Cada momento, y durante todos los días que vivimos, la ley de la siembra y la cosecha opera en cada área de nuestras vidas, a favor o en contra nuestra.

Para el creyente en Cristo, esta ley es buena, porque nos da la seguridad de que nuestro Padre celestial bendecirá y recompensará nuestra obra fiel para él.

Ésta ley es inamovible, es un principio que Dios ha establecido en el mundo. Dios es tan bueno, que no solo permite que cosechemos lo que hemos sembrado, sino que en su bondad y providencia él tiene poder aún para que cosechemos más de lo que hemos sembrado.

Esto lo vemos registrado en la vida de Isaac en Génesis 26:12-13 “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy  poderoso.”

Muchos de nosotros prestamos mayor atención a la cosecha, pero debemos saber que sin siembra no hay cosecha, y además sin semilla no hay siembra y sin semilla no habrá cosecha.

El poder para producir reside en la semilla. Dios multiplica la semilla plantada. Dios siempre multiplica la semilla plantada.

El principio de multiplicación fue ordenado en la creación. Leamos Génesis 1:11

“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.”

Dios siempre es el que traerá la cosecha, pero nosotros tenemos en nuestras manos la semilla para sembrarla.

Siete claves para recibir la cosecha deseada:

1. La semilla debe ser plantada primero

El potencial de la semilla se multiplica cuando es sembrada. Juan 12:24<dice: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” Note que dice: “si el grano…lleva mucho fruto

2. La semilla debe volverse inútil para sí misma

Juan 12:24 dice; “…si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”

La semilla debe morir para nuestro propósito egoísta y debemos sembrarla para que Dios sea glorificado y sus planes sean cumplidos.

3. Debemos sembrar lo que queremos cosechar

Génesis 1:12 dice: “Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.”

La semilla produce de acuerdo a su clase, según su naturaleza. Ejemplo: la semilla de oliva produce aceitunas, no uvas. En lo espiritual, si uno siembra petición en oración, cosechará la respuesta; si siembra obediencia, cosechará fidelidad, siembra una ofrenda monetaria, cosechará prosperidad, etc.

4. La medida de lo que cosechemos está establecida en la cantidad de semillas que sembremos

2 Corintios 9:6 dice: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.”

Dios no determina la medida de lo que sembramos, ¡Usted y yo lo hacemos! Cuanto más sembremos, mayor será la cosecha. Por eso Gálatas 6:9 nos dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”

La expresión “no nos cansemos” se refiere a la pérdida de las fuerzas y “si no desmayamos” se refiere a la pérdida de la fe. Son dos cosas diferentes.

5. Plantar o sembrar en buena tierra trae buenos resultados

Mateo 13:3, 8, 23 dice: “Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar… Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno… Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”

6. El tiempo de la cosecha siempre viene luego de un tiempo de espera

Marcos 4:26-29 dice: “Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.”

Note la secuencia:1) hierba; 2) espiga; 3) grano; 4) fruto maduro; 5) cosecha.

El poder de la cosecha se libera despacio, lentamente y en un proceso. En un momento determinado se verá el brote que aparece desde abajo de la tierra. Eso significa que la cosecha llegará siempre en su tiempo debido.

7. Debemos cuidar/cultivar lo que sembramos para poder recibir la cosecha y no perderla

Mateo 13:3, 7: “Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar… Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.”

La semilla sembrada necesita cuidado. Debe ser regada y es tarea del labrador impedir que las espinas o las malas hierbas ahoguen el fruto.

Cuando sembramos para el Señor, debemos mantener protegida a la semilla.

Hablando de la semilla, a continuación quiero mostrarle qué sucede cuando el agricultor planta una sola semilla:

a)            Una semilla de maíz es plantada en la tierra;

b)            De esa sola semilla, saldrá un tallo con dos espigas;

c)            Cada espiga produce a su vez 452 semillas

d)            Entonces, de una sola semilla salen 904 (452 + 452) semillas

e)            ¡Si planto las 904 semillas, recibiré una cosecha de 817.216  semillas de maíz!

¿Puede entender lo que significa plantar una semilla en lo espiritual? Lo que hacemos para Dios nunca es en vano. 1 Corintios 15:58 dice: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

Gálatas 6:9 dice también: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”

Eclesiastés 11:4-6 dice: “El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.”

¡Es tiempo de sembrar con nuestros recursos, tiempo, esfuerzos, etc, para la Gloria de Dios, sabiendo que veremos una gran cosecha! ¡Aleluya!

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