Recopilado por Ritchie Pugliese
En Juan 5:2-9 leemos:
“Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”
En este pasaje nos encontramos a una multitud de gente muy necesitada, con diversas enfermedades, pero lo interesante del relato es que algo especial llevó a Jesús a fijar toda su atención en una persona.
Por lo que dice el relato, la gente estaba esperando el movimiento de las aguas, lo cual era algo gestado por Dios. Ellos estaban en el lugar donde el Espíritu de Dios se movía de tiempo en tiempo y el primero que tocaba las aguas quedaba completamente sano. Todos tenían el potencial de ser sanados.
El v. 4 dice “de tiempo en tiempo”, dando a entender que existen ciertos tiempos o etapas donde el Señor se mueve con Su poder más que en otros momentos.
Como cristianos debemos ser entendidos en los tiempos. Necesitamos saber en qué momento oportuno e indicado esto puede suceder para no frustrarnos en el intento. No existe algo más frustrante que estar esperando algo hoy que nos dijeron que llegará mañana, o esperar que caiga nieve en verano.
El pasaje de hoy nos muestra que debemos hacer algo para atraer el favor de Dios. La necesidad sola no atrae el favor de Dios. Aquí en el relato había mucha gente necesitada pero el Señor obró en uno solo. Esto no fue porque el Señor no tenía poder para sanar a todos. ¡El era Dios! ¿Por qué lo hizo entonces?
El relato bíblico fue registrado para darnos una poderosa lección espiritual a nosotros hoy. Si no lo cree, siga leyendo conmigo el pasaje.
El v.5 continúa diciendo: “Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.”
Nos encontramos aquí con un hombre cualquiera, común y corriente como cualquiera de nosotros, que hacía treinta y ocho años que estaba con la misma enfermedad. No había nada que lo distinguiera de los demás a simple vista. ¿Puede imaginarse lo que debe ser estar enfermo por tanto tiempo? Es probable que haya estado más de la mitad de su vida enfermo… pero éste hombre tenía algo especial para el Señor.
El v.6 sigue diciendo: “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo”
Note algo interesante: este hombre no sólo estaba esperando ser sanado, sino que había estado intentando entrar a las aguas sanadoras… aunque sin resultados.
El relato continua en los vv.8-9 revelando cómo el Señor lo sanó de su enfermedad.
Del relato de cómo éste hombre fue sanado, podemos aprender algo importante para nuestras vidas hoy.
Al pensar en este hombre, surgen varias preguntas: ¿Por qué Dios sanó a este hombre y no sanó a los demás? ¿Qué fue lo que captó la total atención de Jesús, para detenerse y hablar con este hombre y luego sanarlo? ¿Cuál fue la “fragancia” que Jesús percibió en este hombre, que hizo que lo sanara en un solo instante? ¿Qué fue lo que llevó a Jesús a pasar de largo, sin sanar a la otra gente necesitada, para enfocarse exclusivamente en sanar a éste hombre?
Es evidente que este hombre tenía algo que lo diferenciaba de los demás.
Este hombre tuvo la “fragancia que atrae el favor de Dios” ¿Cuál es la fragancia que atrae el favor de Dios?: La persistencia y la perseverancia.
Éste hombre enfermo tenía esa actitud, lo cual lo diferenciaba del resto de los enfermos. Él nunca se rindió sino que esperaba minuto a minuto, hora tras hora, día tras día, por muchos años, con una fe activa, esperando el momento oportuno e indicado en que las aguas se movieran, confiando en que sería sanado si llegaba a tocar las aguas.
El pasaje no hace ninguna mención de que él se encontraba desesperanzado o que se había rendido.
Necesitamos saber que ésta característica es algo que hace mover el mundo espiritual a nuestro favor.
Es importante saber que esperar en Dios, no significa no hacer nada en lo espiritual, sino que siempre implica un accionar espiritual determinado. La espera debe venir acompañada de fe, para poder recibir algo de Dios.
Hebreos 6:12 dice algo determinante: “a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
El pasaje de Hebreos diferencia dos clases de actitudes:
1) la de los perezosos y
2) las de los de fe y paciencia.
¡Aquél que tenga la segunda actitud hereda, recibe la bendición de Dios!
La persistencia y la perseverancia se desarrollan con la espera confiada y una fe activa. Note que dije espera confiada, pues muchas veces nos desesperamos cuando esperamos.
Este hombre con persistencia y perseverancia hacía lo que sabía con la férrea decisión de ser sanado en algún momento. Cada vez que otro llegaba a la orilla primero y era sanado, él volvía a su lugar de descanso diciendo: – ¡La próxima vez lo lograré! –
¿Puede entender lo determinante que es caminar espiritualmente de ésta manera?
Ésta es la clase de determinación espiritual que Dios quiere ver en nuestras vidas hoy. Muchos de nosotros cuando el tiempo pasa y las cosas no salen como esperamos comenzamos a rendirnos y bajar los brazos. La fe se desvanece y la espera se desespera.
No son muchos los que hoy perseveran y persisten espiritualmente hasta que el milagro llega, pero aquellos que en definitiva experimentan el favor de Dios son los que determinan pase lo que pase y sea como sea, en el tiempo de espera, continuar manteniendo su comunión con el Señor, orar, alabar, meditar y aplicar la Palabra de Dios, vivir en santidad.
Dios está buscando esa clase de cristianos que no se den por vencido, sino que con persistencia y determinación le crean a Dios y sigan caminando confiados hacia adelante creyendo que tarde o temprano Su favor vendrá sobre ellos.
¡Decida ser hoy de aquellos que viven la vida cristiana con persistencia y determinación!
Antes de terminar, quiero que revisemos por un instante al resto de la multitud, pues de ellos podemos aprender cómo perder el favor de Dios:
En Juan 5:3 se menciona a:
1) los “enfermos”. Ellos representan espiritualmente a la gente imposibilitada, inefectiva e impotente. Son aquellos que viven con el “no se puede” en su mente todo el tiempo y sus vidas reflejan el mismo sentir.
2) luego aparecen los “ciegos”. Ellos representan espiritualmente a los que no pueden ver, entender o juzgar correctamente. Son los que no pueden ver más allá de lo natural. Son los que critican, y siempre miran los errores de los demás.
3) Luego aparecen los “cojos” que representan espiritualmente los que no se pueden poner de pie. Ellos son los que siempre dudan, vacilan y carecen de la fe bíblica estable. Cuando Dios nos dice hacer algo, ¿dudamos en hacerlo? No nos olvidemos que para Dios la duda es un acto de desobediencia (Santiago 1:22).
4) Los “paralíticos”, representan espiritualmente a los que pierden el vigor. Son aquellos que dicen: “ya no tengo más fuerzas”. Existen muchos creyentes que parecen “miserablemente” salvados, porque viven muy por debajo de todo lo hermoso que Dios les ha preparado.
Si queremos ser candidatos a experimentar el favor de Dios, aprendamos de la actitud del hombre del relato. Él nunca se rindió, sino que se movió cada día confiado, con una fe activa, esperando el favor de Dios.
Quizás usted hoy también tenga algunas cosas que hace tiempo están desarregladas o enfermas, y ya se ha rendido y “cruzado de brazos” esperando nada o que todo siga igual. ¡Determine y decida hoy ser de aquellos que van a caminar con una fe activa hasta que el favor del Señor llegue!
Job 22:28 dice: “Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.”
Hoy usted puede determinar algo importante en el ámbito espiritual: Transformarse en un cristiano persistente y perseverante en las cosas de Dios. En definitivas, ¡Eso es, en definitiva, lo que atraerá a su vida el glorioso favor del Señor! ¡Aleluya!