TRANSFERENCIA DE RIQUEZAS Y LOS TESOROS ESCONDIDOS

Por Ritchie Pugliese

En Isaías 45:1-3 leemos lo siguiente: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán. Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.”

Cuando leemos en la Biblia sobre la transferencia de riquezas del pecador al justo, como dice Proverbios 13:22 y Eclesiastés 2:26, vemos que Israel la experimentó antes de recibir la ley, y este milagro sucedió por la gracia y el favor de Dios.

Por eso el Señor les dijo a los israelitas en Deuteronomio 8:18 algo muy importante: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.” Dios les dijo que jamás olvidaran que la transferencia de riquezas de los paganos hacia ellos no sería por lo que ellos pudieran hacer, sino por su absoluta gracia y poder.

En los últimos años Dios está restaurando en su Iglesia el concepto de poseer las riquezas a pesar de que todavía existen muchos creyentes que confunden las cosas y critican sin fundamento todo lo referido al tema de la prosperidad y a los que hablan sobre ella.

Más allá de las exageraciones y errores que se han cometido con el tema “prosperidad” y los comentarios negativos que se difunden, lo más importante es que siguen vigentes las promesas financieras de Dios y lo que Él quiere hacer en su Iglesia, y en eso debemos estar enfocados.

Como creyentes en Cristo necesitamos darnos cuenta de que así como Israel experimentó en el pasado la transferencia de riquezas, en este tiempo el Señor está comenzando a hacer lo mismo con su pueblo redimido, la Iglesia, con un propósito especial.

Para poder comprender lo que Dios quiere hacer financieramente en su Iglesia no debemos desconocer un concepto que el mundo domina muy bien: El que posee las riquezas gobierna.

El Reino de Dios debe avanzar para dar testimonio del señorío de Jesucristo a las naciones. La Iglesia de Cristo necesita ocupar su lugar de autoridad, redimiendo y recuperando todo lo que el diablo ha robado. La Iglesia necesita experimentar la transferencia de riquezas.

Israel conocía muy bien todo lo referido a la transferencia de riquezas, por eso Dios les dijo: “recuerden, no se olviden que la transferencia de riquezas es por mi intervención y no por lo que ustedes hagan”.

La Iglesia todavía no ha descubierto totalmente lo que significa la transferencia de riquezas, porque pareciera que tiene problemas para entender que Dios da el poder para hacer las riquezas.

Ahora bien, para que esta transferencia suceda debemos saber que hay puertas (como las automáticas) que se abrirán sobrenaturalmente a nuestro paso, pero existen otras que debemos derribarlas con el poder y la autoridad sobrenatural de Cristo.

La Palabra de Dios nos dice que existe una violencia espiritual, la cual no se refiere a la fuerza o violencia natural, sino a una actitud aguerrida de fe, que hace que en el Nombre de Jesús recupere y tome posesión de todo lo que le pertenece a Dios. Mateo 11:12 lo dice de esta manera: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos (o actitud aguerrida de fe) lo arrebatan.”

Dios obrará siempre sobrenaturalmente a favor de los suyos, pero necesitamos entender que para que el diablo suelte las riquezas que tiene retenidas y escondidas, habrá un conflicto, pues él presentará mucha oposición y resistencia inicialmente, como es su costumbre, antes de rendirse y entregar todo lo que ha robado.

El enemigo hará lo imposible para hacer que la Iglesia experimente pobreza, porque él sabe que de esa manera, sin recursos,  la Iglesia no podrá impactar al mundo con el Evangelio de Cristo, ni extender el Reino de Dios y mucho menos gobernar en el ámbito financiero.

Si nos ponemos a pensar nos daremos cuenta que casi todos los ataques del enemigo sobre la Iglesia vienen y han venido sobre las finanzas. Esto ha sido porque Dios nos ha diseñado para que podamos prosperar en la vida, glorificar a Dios y ser parte de su propósito especial. Estos ataques vienen debido a que tenemos una herencia y un legado de prosperidad, por ser hijos de Dios. El enemigo sabe que vamos a experimentar la transferencia de riquezas y está enardecido oponiéndose.

La buena noticia es que en la cruz del calvario el Señor no solo padeció para que tengamos el perdón de pecados y la salvación eterna, sino también para que disfrutemos de su prosperidad. Jesucristo en la cruz cargó sobre su cabeza una corona de espinas o espinos (Matero 27:29; Juan 19:2). Eso no solo fue para avergonzarlo, sino que además tenía un significado profético poderoso, ya que las espinas o espinos en la Biblia representan la maldición de la pobreza como se ve reflejado en Génesis 3:11-19.

Por eso leemos 2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”

¿Qué dice el pasaje? Exactamente lo que se lee: Que el Señor siendo rico, es decir Amo, Dueño y Señor de todas las cosas, cuando fue a la cruz del calvario se despojó voluntariamente de su riqueza, haciéndose pobre. ¿El motivo? Para que a través de su pobreza nosotros, el pueblo de Dios, seamos enriquecidos.

Como leemos, esto lo hemos obtenido por su gracia y no por nuestro esfuerzo personal. ¡Jesucristo cargó sobre sí mismo la pobreza en la cruz del calvario por amor a nosotros, para que nosotros hoy podamos experimentar todo lo contrario!

Necesitamos entender que uno de los últimos dominios que deben caer rendidos ante la Iglesia de Cristo son las finanzas y las riquezas. Nuestro problema es que nuestra mente finita e inmadura nos ha hecho pensar que eso significa exclusivamente tener un buen auto o una casa lujosa. Si pensamos así habremos equivocado el sentir de Dios, pues la transferencia de riquezas está estrechamente y principalmente relacionada con la gran cosecha de almas y el avance del Reino de Dios. La transferencia de riquezas no es para satisfacción personal egoísta, sino para cumplir el plan de Dios a través del Cuerpo de Cristo.

A pesar de que Israel experimentó la transferencia de riquezas (y esto continúa hasta hoy, ya que los judíos se caracterizan por ser un pueblo próspero) la Iglesia todavía no la ha experimentado en plenitud. Por eso Dios nos está preparando como Iglesia para que podamos experimentar lo que experimentó Israel, porque el mismo Dios que bendijo a Israel es el que nos va a bendecir a nosotros hoy.

Entender lo que significa la transferencia de riquezas nos ayudará a comprender el pasaje de Isaías 45 que hemos leído al principio: “y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados” (v.3).

Es interesante notar que el pasaje nos habla de tesoros que están escondidos y secretos financieros que están muy guardados en lugares desconocidos. Existen riquezas que hoy por hoy no se saben dónde están.

En el mundo hay riquezas aún en los lugares más pobres. Esto se puede ver en África como en América (Sur, Central y Norte), en el Caribe o en Europa o Asia.

No solo me estoy refiriendo a las riquezas naturales de un país. Existen además “otras” riquezas que están ocultas o escondidas, como ser, las que los malos gobernantes de las naciones le han robado a su pueblo, las riquezas escondidas de los narcotraficantes que mueven millones y millones de dólares en el submundo de la droga, el dinero escondido de negocios realizados deshonestamente, las del mundo del juego, entre otras tantas cosas. Sumado a todo eso aún existen riquezas que están guardadas como reservas financieras de las naciones que nadie sabe dónde están y de repente son descubiertas y la información sale a la luz.

Toda esta riqueza “oculta”, es la que Dios milagrosamente transferirá a los justos.

En Eclesiastés 2:26 leemos que Dios “al pecador da el trabajo de recoger y amontonar” las riquezas. Por lo que dice el pasaje deducimos que ellos son los que trabajan y administran las riquezas, pero no para ellos mismos sino para el creyente. Proverbios 13:22 dice también que la “riqueza del pecador está guardada para el justo”.

Aunque todavía muchos creyentes no lo comprendan, las riquezas deben ser redimidas para nuestro Dios. En Apocalipsis 5:12 leemos: “El Cordero que fue inmolado (Jesucristo) es digno de tomar… las riquezas…”.

La transferencia de riquezas del pecador a la Iglesia de Cristo tiene que ver con lo que acabamos de leer del libro de Apocalipsis. El Señor Jesús es digno de tomar las riquezas. ¿Cómo logrará eso? A través de su Cuerpo, la Iglesia, es decir usted y yo, todos los redimidos por la sangre de Cristo.

En los tiempos que vienen, donde el mundo financiero estará en crisis y será inestable, la Iglesia experimentará la manifestación sobrenatural de la transferencia de riquezas. El propósito divino de esa transferencia no solo es que la Iglesia recupere lo que le pertenece a Dios, sino también que los creyentes tengan los recursos necesarios para financiar la obra de Dios, el evangelismo y la extensión del Reino de los cielos.

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