CÓMO PROSPERAR EN TIEMPOS DE CRISIS

Por Ritchie Pugliese

Hablando en términos naturales, los seres humanos vivimos bajo el patrón de la siembra y cosecha para todo, inclusive para lo económico. Según lo que sembremos, eso cosecharemos, pero lo que deseo tratar en esta oportunidad es acerca de provisión divina sobrenatural, donde nosotros no podemos hacer nada, excepto tener fe y creer para recibir de parte de Dios.

Para la mente natural y atea esto que deseo compartir puede parecer una locura (1 Corintios 1:18), pero la Biblia afirma, en palabras del mismo Jesús que, “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” (Mateo 19:26) y “Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23).

De eso se trata este artículo, desafiarnos ante las nubes negras financieras que se pronostican, de creerle de todo corazón al Señor y a su palabra.

Existen unos pasajes básicos de la Palabra que son el fundamente de todo lo que estaremos tratando aquí. Examinemos uno por uno:

  1. “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:8).

Esta es una declaración o un dictamen inalterable: Todo le pertenece al Señor, lo reconozcamos o no, lo creamos o no. Dios, como Creador, es dueño absoluto de todo. Es una ley espiritual establecida desde siempre y para siempre que no puede ser cambiada. Esta es el primer concepto para tener en cuenta si deseamos experimentar provisión sobrenatural. Aquél en quien creemos, es absolutamente dueño de todo y no le falta absolutamente nada. En él radica nuestra certeza y confianza para creer.

  1. “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”

Esta es una palabra recordatoria que le fue dada al pueblo de Dios, para nunca olvidar. Enfatizo eso porque cuando arrecia la pobreza, miseria, escasez, deudas y falta lo mínimo para subsistir, si no estamos bien basados en la Palabra podemos olvidarnos que Dios es el dueño de todo, turbarnos, deprimirnos y aniquilar nuestra fe.

La gracias del Señor es tan grande, que él puede otorgarnos el poder para hacer las riquezas. Así como existe un poder que Dios nos da para sanar enfermos y echar fuera a los demonios, en la dimensión espiritual existe también el poder para hacer riquezas a través de la presencia del Espíritu Santo. Por cierto, esto es algo sobrenatural.

Esto no necesariamente significa hacerse millonario ni ser rico (aunque Dios podría hacerlo si es parte de su plan para nosotros, favorece el avance de su Reino y la proclamación del Evangelio) sino ser provistos de todo, con abundancia. Significa que lo que hagamos en la tierra laboralmente fructificará y se multiplicará. También puede significar que alguien que no tenga nada, padezca por la escasez de recursos o atraviese un período financiero negativo, milagrosamente comience a recuperarse, levantarse y posicionarse para estar en una mejor condición financiera.

Hemos aprendido con la experiencia ministerial de más de cuarenta años que “un toque” de Dios puede cambiar en un instante radicalmente a personas, cosas y situaciones. ¡Aleluya! ¡Así es nuestro Dios!

  1. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19)

Si creemos que nuestro Dios es Aquél que es dueño de todo, podemos estar seguros que él siempre tendrá los recursos para cuando los necesitemos. La palabra suplir significa “abastecer”. Da la idea de que en el cielo existen “graneros gigantes” donde hay en abundancia todo lo que se necesite en la tierra. Es un abastecimiento inacabable. Dios tiene provisión específica para cada situación específica para cada vez que lo necesitemos.

  1. “Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.” (Exodo 16:35);

“Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.” (Josué 5:12)

Existen dos clases de provisión: La “provisión de desierto” y “la provisión de la tierra”. El pueblo de Israel experimentó las dos, como dice la Palabra. Las dos provienen de Dios, pero son para distintos tiempos y situaciones.

La provisión de desierto significa que Dios provee sobrenaturalmente sin que nosotros hagamos algo para ganarlo, viene directo por la gracia de Dios a nuestras vidas. En el desierto el pueblo no podía trabajar ni producir laboralmente.

Aclaración: Esta clase de provisión no es para el perezoso y negligente, sino para aquel que se encuentra superado por la necesidad sin capacidad de poder revertir su mala situación. Esta provisión es para los fieles del Reino, que buscan a Dios pero que en ciertos períodos de sus vidas padecen carencias, falta de recursos. Dios es tan bueno que acomoda las circunstancias en la tierra para que sean provistos y puedan avanzar.

La provisión de la tierra es la que debería ser la norma en el pueblo de Dios. Cuando tenemos una entrada regular proveniente de un trabajo, empleo, negocio, emprendimiento deberíamos prosperar en términos normales. Es el resultado de trabajar, lo cual Dios lo bendice. Nosotros hacemos nuestra parte de salir a trabajar, ir al empleo, abrir las puertas del negocio, dedicar tiempo y esfuerzo, pero Dios es el que bendice y produce ganancias, dividendos para tener lo suficiente y aun en abundancia. Lamentablemente debido a malos gobiernos, malas economías, inflación y otras cosas, la provisión de la tierra a veces se limita o detiene… pero gloria a Dios que es allí donde el interviene sobrenaturalmente para que podemos experimentar la provisión de desierto.

  1. “la riqueza del pecador está guardada para el justo.” (Proverbios 13:22); “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios.” (Eclesiastés 2:26)

Esta es una increíble pero real manera de provisión divina. Estos pasajes revelan la justicia de Dios, que sabe que en este mundo las riquezas están mal distribuidas y muy mal utilizadas. Estos pasajes revelan a un Dios que se opone a la injusticia financiera que abunda en nuestro mundo, y como resultado de eso, toma la delantera y hace algo conocido como “transferencias de riquezas”.

La transferencia de riquezas consiste en que Dios toma las riquezas de los paganos, se las quita y las redirige o redirecciona para que las reciban los justos (los redimidos por la gracia de Cristo). Dios le da la orden a sus ángeles para que realicen las extracciones de la cuenta de los paganos y la transfieran a la cuenta de los justos, los redimidos por la sangre de Cristo. ¡Únicamente con fe podemos creer que Dios puede hacer esto!

Para finalizar

Todo lo que he compartido seguramente desafiará su fe y su manera de pensar, ya que naturalmente todo lo que he compartido parece imposible y quizás hasta se lo pueda criticar por ser algo “fuera de contexto”. Pero, la verdad inalterable es que Dios sigue siendo el mismo Dios de siempre. Su poder no ha menguado y siempre él está dispuesto a obrar en aquellos que le creen. ¡Para el que cree (en Dios y en su Palabra), todo es posible, para el que no cree…usted ya sabe la respuesta!

Hoy por todos lados abundan los pronósticos financieros negativos que pregonan tiempos difíciles económicos, por eso ¡no tenga dudas que en estos tiempos necesitaremos como nunca antes de la ayuda del Gran Prosperador-Proveedor que es nuestro Dios! El es galardonador de aquellos que creen que él y le buscan con fe (Hebreos 11:6). ¡Aleluya!

“Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.” (Salmos 34:10)

 

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