¿POR QUÉ MUCHOS CRISTIANOS NO SE CONGREGAN?

Por Ritchie Pugliese

A pesar de que hoy, más que en ningún otro momento de la historia, existen congregaciones o iglesias diseminadas prácticamente en cualquier barrio y ciudad, el número de personas que se consideran a sí mismas fieles creyentes en Cristo, que no se congregan, es alarmante. ¿Cuál es el motivo? ¿Qué es lo que hace que un creyente en Cristo decida no congregarse, aun sabiendo que la Biblia enseña que no debemos dejar de hacerlo regularmente (Hebreos 10:25)?

A lo largo de mis años de creyente y como Ministro del Señor he escuchado un sin fin de opiniones sobre el tema. Para ser sincero, la mayoría de los comentarios han sido para condenar a aquél que no se congrega regularmente. Pareciera siempre que es más fácil subirse al “caballo de la acusación” y decir muchas cosas contra este núcleo importante de cristianos que no se congregan, pero creo sinceramente que debemos tratar este tema en busca de alguna posible solución primero, antes de dar un juicio final.

Hace unos años estuve ministrando la Palabra de Dios en una Radio Cristiana, participando de un programa en vivo de mucha audiencia, donde la gente llamaba para opinar sobre el tema en cuestión y también para pedir oración. Recuerdo que mientras la gente se expresaba en el aire, el conductor me decía en voz baja – Es alarmante la gente cristiana de esta ciudad que no se congrega. Ellos utilizan a la radio como el único medio de crecimiento espiritual – Allí me quedé pensando que en realidad sí existe mucha gente cristiana que por algún motivo no se congrega regularmente, y que este “fenómeno” se repite en muchas partes del mundo. ¿Cuáles son las causas? ¿Cuáles son algunos de los motivos? ¿Existen causas justificadas?

Antes de analizar la problemática, por lo cual muchas personas y familias cristianas no se congregan, quiero mencionar primero algunos de los beneficios que el creyente en Cristo recibe, al congregarse regularmente en iglesia local y ser parte de una familia cristiana especifica.

1. El congregarse está avalado y aprobado por la Palabra de Dios

Hebreos 10:25 nos alienta a no dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre. En las Cartas Apostólicas está implícita la necesidad de congregarse regularmente.

2. La Iglesia Cristiana desde que fue fundada por Dios en el día de Pentecostés practicó el congregarse juntos regularmente

Leyendo el libro de Hechos, a partir del capítulo 2 cuando el poder del Espíritu Santo se derramó para crear o fundar la Iglesia Cristiana, vemos que los nuevos creyentes estaban juntos todos los días. Inclusive antes del día de Pentecostés (Leer Hechos 1) el grupo de discípulos que estaba orando esperando la Promesa del Padre, se reunía regularmente.

3. El congregarse es una sana costumbre cristiana

Existen cosas que hacemos en la vida que son neutrales, otras son negativas y positivas. Cuando hablamos de ir a la Casa de Dios estamos hablando de una costumbre positiva, que ayuda a desarrollar nuestra fe y agrada a Dios. El congregarse ha sido una práctica común y regular a través de toda la historia de Iglesia Cristiana. Aun en países o bajo regímenes comunistas y/o anticristianos, los creyentes arriesgaban sus vidas para poder congregarse.

4. El congregarse regularmente es una expresión de fe y testimonio cristiano para los que nos rodean

Cuando la gente del barrio o mis familiares saben o me ven que salgo con la familia hacia la iglesia, podrán decir lo que quieran, a favor o en contra, pero es una muestra práctica que uno está comprometido con una causa digna, superior a cualquier otra.

5. El congregarse regularmente es una manera de quebrar el espíritu individualista y separatista de nuestra sociedad

Escuchar la radio cristiana en el hogar, mirar un programa bíblico en la TV, o buscar una página de Internet cristiana es de bendición, pero no pueden reemplazar la vida comunitaria de la iglesia, donde solo allí uno puede aprender a amar y perdonar a los hermanos, superar diferencias, vivir en armonía y unidad e interrelacionarse en santidad. Aprendemos a vivir comunitariamente en el Reino de Dios en el contexto de la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo en la tierra (1 Corintios 12:27) y los miembros de ese Cuerpo (los creyentes) (1 Corintios 12:12) necesitan estar juntos y unidos para su vida y funcionamiento.

6. El congregarse regularmente es una manera de identificación con otros que hacen lo mismo que nosotros

Así como en un bar o antro nocturno se reúne la gente para beber, fumar, drogarse y dar rienda suelta a sus bajos instintos, el creyente tiene en sus “genes espirituales” la necesidad de reunirse exclusivamente con otros que tengan la misma fe, hablen lo mismo y compartan la misma visión de la vida, para dar “rienda suelta” a los supremos deseos de buscar a Dios, adorarle, servirle en santidad y tener comunión unos con los otros.

7. El congregarse regularmente nos da una cobertura vital espiritual

Ser parte de una iglesia local nos brinda el privilegio de vivir bajo la cobertura pastoral y el cuidado de la iglesia. Ante la necesidad de consejos bíblicos, por ejemplo, podemos buscar al pastor y líderes espirituales que nos conoce para que nos digan con mayor certeza y autoridad lo que podemos hacer; ante un caso de enfermedad o atravesar pruebas, uno puede recibir cobertura de amor, compasión, ayuda, oración. Esta cobertura espiritual implica vivir bajo el “paraguas” de bendición de Dios. He leído que el león cuando busca su presa, siempre espera a que ella se aparte de la manada para atacarla por sorpresa. El diablo es un enemigo que, como león rugiente, opera igual con el cristiano “apartado” de la vida regular de la iglesia. Hay un dicho que dice: cristiano aislado, cristiano derrotado.

8. El congregarse da la posibilidad de aprender la Palabra de Dios

Particularmente creo en los estudios bíblicos por correspondencia, por Internet, y el asistir a un Instituto Bíblico, pero nada se compara con la instrucción bíblica en vivo y en directo, en un salón de clase o auditorio de una iglesia local dada por los ministerios de Efesios 4:11. El Espíritu Santo se mueve en la iglesia sembrando la Palabra impartida, produciendo el cambio esperado. Uno puede orar en el hogar y alabar a Dios en su búsqueda personal diaria, pero para aprender la Palabra siempre se necesita de alguien que nos enseñe.

9. El congregarse en un lugar específico da la posibilidad de apoyar una visión específica

Dios nos ha colocado en la Iglesia para liderar o para seguir al liderazgo. El creyente se incorpora a la iglesia para apoyar, defender y seguir una visión especifica que Dios le da a todo pastor de cada iglesia local. No todos tenemos una visión dada por Dios, pero todos hemos sido llamados para apoyar una visión especifica de Dios. Es por eso que existen tantas clases de iglesias, para que cada uno pueda identificarse con una y arraigarse en ella. Ningún lugar es perfecto, por cierto, pero Dios ha preparado una congregación donde nos sentiremos más cómodos, donde podamos apoyarla con nuestros dones, talentos, recursos económicos, etc.

10. El congregarse regularmente facilita el desarrollo cristiano

Efesios 4:11-12 dice que Dios puso a los pastores y ministerios de la iglesia para “perfeccionar a los santos”. Perfeccionar implica asimilar cosa nuevas y corregir otras; recibir aliento y motivación para desarrollar lo correcto; recibir disciplina y corrección para eliminar lo incorrecto y pecaminoso y tomar lo correcto y santo. Nunca se puede crecer espiritualmente sin tener a alguien espiritual superior que me marque el camino de la santidad y de una vida mejor.

Veamos a continuación algunos motivos básicos por los cuales la gente no se congrega regularmente en una Iglesia local específica:

A. Problemas de horarios en el trabajo

En el mundo las cosas van cambiando vertiginosamente. Antes existían ciertos horarios “normales” para trabajar y otros para descansar. Hoy vemos que muchos creyentes tienen que tomar trabajos con horarios y días que les impiden estar con la familia y congregarse regularmente; a otros de un día para otro les cambian el buen horario que tenían y les afecta el tiempo para estar con la familia y asistir regularmente a la Casa de Dios. Existen situaciones extremas donde la gente no puede prescindir de su trabajo, pues es la única fuente de entrada ni pueden rechazar ese trabajo debido a que no califican para otra cosa.

B. Pereza y adormecimiento espiritual

La mayoría de la gente que no se congrega, quizás no lo reconozcan, pero en su interior saben que no están experimentando una vida cristiana victoriosa y triunfante, que no están al nivel que Dios espera de ellos. Siempre tienen un motivo “válido” para no asistir regularmente a la Iglesia. En vez de adoptar la disciplina de levantarse temprano para congregarse (si la reunión es matutina) prefieren quedarse durmiendo; prefieren salir a pasear o de compras en vez de utilizar ese tiempo para congregarse. Una vez una familia que se congregaba en nuestra iglesia me dijo: – Pastor, el Domingo pasado no vinimos porque salimos todo el día con la familia. ¡Fue una bendición! – Con dolor digo que esa familia hoy tiene a sus hijos más en el mundo que en los caminos de Dios…. El cristiano lleno del Espíritu Santo no puede prescindir de la vida de la iglesia, pues para él es una necesidad espiritual imprescindible e imperdible. No se congrega por obligación sino por convicción. En el día de Pentecostés vemos a mucha gente que se convirtió al Señor y de repente ajustaron o adaptaron su agenda de vida al estilo cristiano: Estaban todos los días reunidos alabando a Dios, aprendiendo la Palabra y compartiendo con los hermanos. ¿Quién les obligo a reunirse diariamente? ¡Nadie! La vida de Cristo interior les motivaba a cambiar radicalmente la agenda de vida.

C. Cuentas espirituales no arregladas con Dios

D. No creen que todo lo que allí se enseña sea verdadero

Existen muchos creyentes que saben que Dios existe, que él es bueno, perdonador, pero en el fondo de su ser no están plenamente convencidos de involucrarse demasiado en las cosas espirituales de una iglesia local y la vida cristiana. Saben que sin Dios están perdidos, pero no hay un compromiso radical. En el fondo de su ser tienen un descreimiento interior y desconfianza de que algo “extraño” hay detrás de la fachada religiosa que se presenta. Muchos creen que la Iglesia es más un negocio que la Casa de Dios. Esa traba interior les impide ver la realidad espiritual y tomar un compromiso.

E. Viven un Cristianismo privado, oculto

Debido a que no están seguros, ni tienen certeza de todo lo precioso que Dios propone en Su Palabra, nunca le dicen a nadie que son creyentes pues sienten vergüenza de ser identificados como cristianos.

F. No se identifican con ninguna Iglesia de la zona donde viven

Para identificarse con una iglesia local no sólo lo espiritual es lo que cuenta, existen otros ingredientes importantes para considerar. Por ej: Si usted es una persona del campo, le va a costar mucho adaptarse a una iglesia de la ciudad. Si usted proviene de un trasfondo económico medio alto, que vive en una casa moderna, limpia y bien arreglada, le será difícil congregarse en una iglesia donde el edificio y la apariencia se vea desarreglado, desmejorado, abandonado o con los baños sucios. Si las sillas son incómodas o están rotas, también producirán en usted una traba interior. La apariencia y comodidad del lugar será determinante para usted.

G. No se identifican con el pastor

Aquí no me refiero a la doctrina ni a cosas espirituales, sino a algunas básicas de apariencia, pero determinantes para decidir ser o no ser parte de una iglesia local especifica. Por ej: Si usted es una persona que le agrada vestirse y arreglarse bien pero ve que el pastor tiene todo su traje arrugado, desarreglado, manchado, eso puede influenciarle a usted negativamente. Podrá ser un gran predicador, pero usted se sentirá condicionado por su mal aspecto exterior y no considerará lo que diga. Si el pastor es de poca cultura y al predicar se “come” palabras, o lee incorrectamente la Biblia, serán una traba para usted, si usted es una persona culta, lectora y estudiosa. Si las prédicas son muy básicas, no apelando al intelecto ni al desarrollo teológico-espiritual, usted se sentirá desacomodado en ese lugar, si es una persona pensante que no se deja convencer fácilmente por cualquier cosa que le digan.

Existen también otros motivos por los cuales una persona no pueda identificarse con un pastor, por Ej: Rebeldía interior de la persona, que le hace rechazar a toda autoridad dentro y fuera de la iglesia.

H. No se identifican con la gente del lugar

Siempre lo espiritual es lo más importante, pero estas cosas que parecen “secundarias” muchas veces son vitales para que uno no se adapte a una iglesia local específica. Si usted es una persona de clase media alta no tendrá nada en común con un campesino o si toda la iglesia es de campesinos, una persona de otro trasfondo también se sentirá que no se adapta a ese lugar. También sucede con sus costumbres nacionales, si usted decide congregarse en una iglesia donde el pastor sea de otra nacionalidad (a menos que el Pastor sepa manejar estas diferencias). Esta es una problemática muy fuerte, especialmente en las iglesias Hispanas de los Estados Unidos donde muchas veces se corre el riesgo de levantar iglesias de una sola etnia (por ej: todos argentinos) y no una multiétnica (de varias nacionalidades) como testimonio de que el Evangelio es para toda criatura y nación.

I. Han salido lastimados de otras congregaciones locales en el pasado

Muchos creyentes fieles han sido utilizados y aún abusados con sus talentos, dones y dinero por algunos pastores o ministros deshonestos, que ven a la gente sólo como material utilizable y luego descartable. Otros ministros equivocadamente, han “fusilado” a la gente que ha caído en algún pecado en vez de brindarles restauración espiritual; otros han expulsado (sin razón valedera por cierto) a creyentes, originando que estos decidan nunca más congregarse en otro lado, por pensar que todos los lugares serán iguales. Algunos creyentes han sido abandonados sin recibir cuidado pastoral en diversos problemas, no se los ha visitado ni atendido, como correspondía, y les ha causado una gran herida interior, un resentimiento contra la figura de ese pastor y cualquier otro pastor.

Sumado a eso, a veces la rivalidad, desunión, envidia, celos, competencia entre los “hermanos en la fe” ha logrado que muchos vieran más pecado y deshonestidad dentro de la iglesia que afuera. Las riñas, discusiones y peleas entre “hermanos en Cristo” ha lastimado a mucha gente. Ellas son ovejas que se han apartado y dejado de congregarse, pero en el fondo de sus corazones están lastimadas y necesitan sanidad espiritual.

J. Se les habla de cosas impracticables para la vida cotidiana

Existen congregaciones locales que se la pasan hablando de los jinetes del Apocalipsis, de cuantos litros de agua tenía el Mar Rojo cuando el pueblo hebreo lo cruzó, pero nunca le dan a la gente herramientas bíblicas básicas para que sus vidas individuales, matrimonio, familia, negocios, etc., puedan experimentar las bendiciones de Dios y el carácter de Cristo. Cuando la Palabra de Dios no es aplicable para la vida cotidiana se transforma en un libro aburrido, monótono, que sirve solo para decorar la biblioteca de la casa.

K. No se percibe una diferencia marcada entre lo que se vive dentro de la iglesia y lo que sucede en la sociedad.

El avance de la mediocridad y la mundanalidad dentro de la iglesia, en algunos lugares, es espantoso. Los índices de divorcio, dicen las estadísticas en los Estados Unidos, son iguales tanto en la iglesia como en el mundo. La Biblia afirma que cuando la sal pierde su sabor, sólo sirve para ser pisoteada por los hombres. Cuando un creyente ve que otro creyente está alabando, cantando a Dios con brazos en alto y rostro gozoso en el servicio, pero luego lo ve en la casa o lugar de trabajo siendo un ogro que maltrata a su esposa e hijos, o que roba cosas de la oficina y le debe dinero a medio mundo, piensa: ¿- De que sirve ir a un lugar así donde toda esta gente vive igual que los del mundo? – Esa generalización lo lleva a pensar que “es mejor vivir sólo que mal acompañado”.

L. La gente no ve ni percibe una real presencia de Dios, ni se siente ministrada en sus necesidades básicas interiores

Muchas congregaciones son más parecidas a un museo que a un lugar vigoroso y lleno del poder de Dios. Lo milagroso sólo es algo de la historia pero irrepetible para el día de hoy. No se cree en el poder de Dios para sanar a los enfermos, libertar a los cautivos por el diablo. La gente sale igual (o peor) de cómo entró. Se ha perdido el concepto que la Casa de Dios es también el “hospital” de sanidad celestial para la gente y un lugar sobrenatural donde Dios se manifiesta en medio de Su pueblo. Los ministros son más profesionales de la fe, con una dialéctica religiosa aburrida, que hombres llenos del Espíritu Santo que liberan el Poder de Dios con sus vidas y palabras, para bendecir a la gente necesitada.

M. La gente no es fortalecida y apuntalada en sus momentos de pruebas y dificultades

Alguien ha dicho que existen dos clases de pastores: Los que cuidan a las ovejas y los que cuidan de la lana de las ovejas. En algunos lugares lo único que interesa de la gente es cuánto dinero de ofrendas pueden dar, sin interesarse en sus necesidades básicas espirituales ni en sus problemas cotidianos. Son creyentes que se sienten solos en un grupo, pues son vistos como un número más o considerados sólo por lo que pueden aportar financieramente. La Biblia enseña por cierto, el concepto de sembrar para cosechar en fe, diezmos, ofrendas especiales, etc, pero todo esto tiene que ser practicado dentro del equilibrio que la Palabra de Dios propone. En este contexto, la gente no se siente valorada ni apreciada sino utilizada, manoseada.

Una palabra de aliento para los que no se congregan

Podríamos seguir hablando y hablando de más causas por las cuales mucha gente creyente actualmente no se congrega, pero lo más importante aquí es que Dios a usted le ama, tal como se encuentra en este momento. El Señor, por cierto, anhela verlo a Usted en Su Casa congregado regularmente. El Señor se duele cuando recorre con su penetrante mirada a cada iglesia local y no lo ve a usted ni a su familia congregados. Él sabe también, que en su interior hay heridas emocionales que le causan gran dolor debido a experiencias negativas del pasado, que le están frenando de comprender la importancia espiritual de congregarse fielmente en una iglesia local.

El Señor, en este día y en esta hora, le ha llevado a leer este artículo, ¿Sabe para qué? Sólo para bendecirle y ministrarle interiormente, allí en lo profundo de su corazón, donde nadie puede llegar, con la presencia de Su Espíritu Santo renovador y restaurador.

Si usted reconoce en este momento que necesita ser ministrado directamente por la presencia de Dios, le recomendamos los pasos siguientes:

• Ahora es el momento para que usted haga memoria de aquellas situaciones que le han llevado a no congregarse por algún tiempo o a dejar de hacerlo para siempre. Tome un papel y lápiz e invierta un tiempo silencioso en la presencia del Señor. A medida que Dios se las vaya recordando, escríbalas una por una.

• La luz de Dios, por Su Espíritu Santo, le está mostrando aún aquellas cosas que usted ni se imaginaba que estaban allí trabando su andar cristiano. Si son varias, anótelas en un papel una por una, específicamente.

• Abiertamente, sinceramente y con fe dígale al Señor: – Dios mío, mira lo que me hicieron – y entréguele por fe y específicamente, cada cosa que le hicieron. Por ejemplo: – Señor, me trataron mal, me despreciaron, me utilizaron y luego me dejaron abandonada, me traicionaron, etc.- Sea específico, pues eso le ayudará a recibir la sanidad emocional interior específica de parte del Señor.

• Quizás usted ahora también se da cuenta que el enemigo le ha puesto tropiezos con los horarios, trabajos, pereza espiritual, etc., para frenar su andar espiritual. Haga lo mismo que viene haciendo ante Dios: Entréguele todo impedimento para que Él lo lleve y le dé a cambio Su paz interior, deseos de buscarle más, nuevo impulso para ser un cristiano que se congregue.

• Decida por fe perdonar a todas aquellas personas que le han sido de tropiezo y le han fallado, dejado y menospreciado; a todos aquellos que causaron que usted decidiera dejar de congregarse. Decida perdonarlos a pesar de que sus sentimientos estén doloridos. Perdonar es una decisión de fe, que cuando lo hacemos por obediencia a Dios, con el tiempo los sentimientos van cambiando y llenándose del Amor de Dios. ¡Sólo Dios puede hacerlo!

• Pídale fuerzas a Dios, por su Espíritu Santo, para buscar un nuevo lugar para congregarse o volver al mismo lugar donde se congregaba. Decida vencer la vergüenza o el temor “al qué dirán”. Camine seguro pues este paso que estará dando estará respaldado por Dios.

Cómo encontrar una iglesia bíblica para congregarse regularmente

Ahora que usted ha sido ministrado por Dios, seguramente querrá dar el paso de fe, para congregarse en una iglesia local específica. Es de vital importancia para nuestra salud y crecimiento espiritual el lugar que escojamos para congregarnos.

Con dolor debemos decir, debido a los tiempos de decadencia espiritual que vivimos en muchos de nuestras naciones (a pesar de ver ciertos focos de avivamiento en algunos lugares aislados) que no es cuestión solamente de ir a cualquier iglesia que aparece en listado de la guía telefónica, a la primera que encontremos, o la que esté más cerca de nuestro hogar. Hay lugares donde lamentablemente no se respetan los parámetros bíblicos y donde Cristo no es exaltado como Dios manda en Su Palabra. Usted tendrá que estar con sus ojos espirituales bien abiertos, es por eso que le daremos a continuación ciertas sugerencias básicas para encontrar la iglesia local que Dios ha preparado para que usted se congregue regularmente y sea bendecido:

a) No se deje llevar sólo por el nombre famoso que tenga la iglesia o el pastor

Muchas veces el espíritu exitista (búsqueda del éxito a cualquier precio) del mundo se introduce en la iglesia, y cuando eso sucede los parámetros se alteran. La fama y el reconocimiento no significan que el lugar o la persona sean más espirituales o mejores que otros. ¡De ser así los personajes del mundo del espectáculo y la farándula serían todos cristianos llenos del Espíritu Santo!

b) No se deje llevar por la estructura del edificio de la iglesia

A veces pensamos que si el lugar o edificio es bello, adornado, atractivo a los ojos, la presencia de Dios se encontrará allí. Los palacios del dictador Sadam Hussein en Irak eran majestuosos y lujosos pero allí para nada estaba el Señor. Con esto no estamos exaltando la miseria o la pobreza, sino entender que la arquitectura del lugar por sí misma no define si hay más o menos presencia del Señor.

c) No se deje llevar por la cantidad de gente que asiste a esa iglesia

Pareciera que entre los cristianos existe el concepto de “cuanto más grande mejor”, cuando en realidad en la Palabra tal concepto no se encuentra. Pareciera que donde vemos poca gente sentimos desconfianza. Si la cantidad de gente fuera la medida del éxito, entonces Jesús fue un fracasado, porque se quedó sólo colgado de una cruz rodeado de dos delincuentes. El diablo no les teme a las iglesias grandes, sino a las iglesias donde la gente vive en santidad.

d) Averigüe cuándo y cómo fue fundada la iglesia

Este punto muchos lo omiten y luego pagan caro las consecuencias. Existen iglesias que se han formado como resultado de peleas y divisiones. Gente que estaba en “otra” iglesia, se pelearon con el pastor principal, se fueron resentidos y abrieron un nuevo lugar. Si una iglesia fue fundada de esta manera, la aprobación y bendición de Dios no estarán allí, aunque haya gente. Recuerde que Dios nunca levanta una nueva iglesia con cimientos o fundamentos de peleas y divisiones. Dios funda nuevas iglesias de otra manera.

e) Averigüe si el pastor principal es un hombre bajo autoridad y vive en santidad

Según la Biblia toda persona en el Reino de Dios debe vivir bajo autoridad, ¡inclusive los pastores! Ellos necesitan rendirles cuentas a sus superiores en la denominación a la que pertenecen o a “padres” espirituales que ellos tengan para examinar su comportamiento y funcionamiento. Una iglesia con pastores independientes imparte sobre la gente un espíritu de independencia, rebelión y falta de sujeción. También el siervo de Dios, según la Biblia, debe tener una sola esposa para toda la vida (a menos que ella fallezca y ese pastor haya decidido casarse otra vez). Es triste decirlo, pero hoy se ha tornado bastante común en muchos lugares, que el pastor se haya divorciado y aún siga pastoreando y justificando “en el Señor” su divorcio…

f) Preste atención a las predicaciones, para saber si Cristo es exaltado, si la Palabra de Dios es respetada y si se enfatiza siempre la búsqueda de la santidad

Existen lugares donde se predica más del poder positivo (que por cierto no es el poder de la fe) que los principios de la Palabra de Dios. Se habla mucho o sólo de prosperidad material pero se minimiza lo espiritual, la búsqueda de Dios, el señorío de Cristo y la vida de santidad.

g) Preste atención si se enfatiza demasiado desde el púlpito el dar ofrendas y donaciones

Por cierto la Palabra de Dios enseña que debemos honrar básicamente a Dios con nuestros diezmos y diversas clases de ofrendas, que debemos ayudar a que las iglesias y ministerios se desarrollen, pero otra cosa es centralizar todo en el dinero. Una vez escuche a un pastor de mi ciudad que decía alegremente que se pasaba horas y horas contando el dinero que entraba en la iglesia. Yo me preguntaba por dentro: ¿Para esto Dios te ha llamado al ministerio? -; sé de algunos lugares donde se recogían hasta siete veces la ofrenda en cada servicio. No lo olvide: Una cosa es el equilibrio bíblico y otra diferente es el desorden humano.

h) ¿La presencia del Espíritu Santo está presente y activa en ese lugar?

Esto implica muchas cosas, por Ej.: ¿La gente es ministrada con la Palabra de Dios? ¿La gente adora a Dios y el Señor se manifiesta sanando y restaurando las vidas? ¿Se ora por los enfermos y necesitados? ¿Dios toca a la gente con Su Poder? ¿Hay vidas que manifiestan el carácter de Cristo? ¿O sólo es un lugar donde se cantan dos o tres canciones, se da una disertación bíblica rápida y todo termina allí?

i) No busque el lugar perfecto, pues no existe

Alguien dijo que si encontráramos una iglesia perfecta, cuando entremos nosotros dejará de serlo. Existen parámetros básicos de los cuales no se pueden prescindir pero por sobre todo tenga en mente que no existe ninguna iglesia perfecta. Cada iglesia tiene sus luchas, debilidades. Recuerde que somos pecadores redimidos por la Sangre de Cristo en el proceso hacia la santidad…no somos perfectos sino perfectibles (en proceso).

j) No tome una decisión apurada, pero decídase en un tiempo prudencial

Si ha comenzado a asistir a algún lugar, tome algunas semanas o meses antes de decidir si se quedará allí o Dios tiene otro lugar para usted. Esto no significa que con sólo ir una vez usted podrá decidir sabiamente si es el lugar indicado. Decida ir despacio, tomándose su tiempo. Esto no significa que debo vivir toda la vida recorriendo lugares porque “ninguna iglesia se adapta a mi persona”. ¡Recuerde que Dios no aprueba el “espíritu del llanero solitario”!

k) Si estuvo en una iglesia y no se adaptó, no se frustre y siga buscando otra       

En el proceso de encontrar una congregación, pídale a Dios de su ayuda para que le de confirmación y discernimiento del lugar indicado. La búsqueda puede ser costosa y difícil, pero más vale intentarlo que quedarse sin congregarse o estar en un lugar donde usted no se sienta adaptado ni ministrado.

l) Una vez que encontró el lugar, intégrese a la vida de la iglesia y sea paciente

Cada iglesia tiene sus costumbres para la membresía, pero si usted se siente parte de ese lugar, debido a que Dios le ha dado confirmación; usted y su familia se sienten a gusto, seria provechoso pedir una entrevista pastoral o con otros líderes de la iglesia para darse a conocer. Recuerdo cuando junto con mi familia, encontramos un nuevo lugar e hicimos esto con el pastor principal. Nos dimos a conocer, nos integramos y al cabo de un buen tiempo con mi esposa llegamos a ser uno de los Ministros principales de la iglesia. Deje que el Señor, con el paso de los meses, vaya poniendo en usted esa sensación interior de que “ésta es mi casa”.

Que El Señor realmente le haya bendecido con éste artículo, y haya producido también en su vida los cambios necesarios, para que se diga de usted y familia que ya no sólo se congregan regularmente ¡sino que lo hacen Cristianamente!

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