¡NO TE DECLARES VENCIDO SINO VENCEDOR!

Por Ritchie Pugliese

Leemos en 2 Reyes 13:14-25 una historia extraordinaria y apasionante:

“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: !!Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria. Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies. Hazael, pues, rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz. Más Jehová tuvo misericordia de ellos, y se compadeció de ellos y los miró, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de su presencia hasta hoy. Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar Ben-adad su hijo. Y volvió Joás hijo de Joacaz y tomó de mano de Ben-adad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en guerra de mano de Joacaz su padre. Tres veces lo derrotó Joás, y restituyó las ciudades a Israel.”

Este pasaje tiene algo revelador para nosotros hoy. Joás el Rey de Israel fue a buscar al profeta para pedirle ayuda desesperada.

El profeta, el cual estaba cerca del final de sus días por una enfermedad, le dio una gran lección espiritual, la cual sigue vigente para nosotros hoy.

Por un lado tenemos la desesperación de Joás, por el otro la actitud pacífica y confiada del profeta. Joás se preguntaba: ¿Cómo vamos a hacer para vencer a los sirios? Seguramente el profeta pensaba acerca del rey: ¿Cómo hago, en la condición de desesperación en que se encuentra éste hombre, para enseñarle una lección espiritual?

Entre los vv.15 al 19 leemos que Eliseo le dio a Joás una clase práctica, pues le hizo tomar el arco y le dijo que pusiera su mano sobre la suya para lanzar una flecha, a la vez que proclamaba proféticamente la victoria sobre los enemigos.

Luego le volvió a decir que tomara el arco y golpeara con las flechas el piso. Para nosotros hoy, ¿Qué significado tienen las flechas golpeando el piso? ¿Por qué el profeta se enojó cuando el rey golpeó solamente tres veces las flechas contra el piso?

Lo único que sabemos aquí claramente era que Joás, Rey de Israel, estaba en guerra contra Siria y que pensaba que al morirse el profeta Eliseo, ya no tendrían más posibilidades de alcanzar la victoria.

El profeta, como buen siervo de Dios, le impartió una última gran lección, la cual puede ser muy útil para nosotros, el pueblo de Dios.

Para entender lo sucedido en ese episodio debemos comenzar a ver en la Palabra de Dios qué significado tienen las flechas. No olvidemos que la Biblia no sólo tiene un significado histórico y literario, sino que al ser la Palabra Viva, la Palabra de Dios, cada cosa tiene un significado especial y una aplicación.

Para comenzar, leemos en Jeremías 9:8 donde dice: “Saeta afilada es la lengua…”. Proverbios 25:18 dice también: “Martillo y cuchillo y saeta aguda es el hombre que habla…”. El Salmo 64:3-4 dice además: “Que afilan como espada su lengua; Lanzan cual saeta…”

Por lo que hemos visto, las flechas representan la lengua, algo que podemos decir o hablar (bueno o malo).

En la Biblia se enfatiza mucho la manera cómo hablamos o lo que decimos: Proverbios 18:21 dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.”

La lengua es un arma de doble filo, pues según lo que digamos traerá vida o muerte, bendición o maldición.

Entonces, a la luz de la total revelación de la Palabra de Dios, las flechas son las palabras dichas o declaradas por una persona.

Volviendo al pasaje, dijimos anteriormente que Joás, muy preocupado, había ido a ver al profeta, y Eliseo en vez de consolarlo, le dio lo que parecía ser una estrategia para aplicarla contra sus enemigos. El profeta no se ocupó de los sentimientos de Joás. A simple vista pareciera esto una actitud insensible del profeta.

Aquí aprendemos que muchas veces a los hombres de fe se los critican de ser insensibles, cuando en realidad no lo son. Ellos son siervos con el corazón de Dios, hombres del Espíritu que reaccionan espiritualmente, no sentimentalmente, pues ellos saben que para vencer a los enemigos se necesitan actitudes y acciones espirituales.

En nuestro Cristianismo actual hoy tenemos lamentablemente mucho pueblo “almático” que pretende vivir la vida cristiana dependiendo de los sentimientos en vez de la fe. Como consecuencia, ellos son inestables y nunca pueden alcanzar la vida cristiana victoriosa normal, pues un día “se sienten con toda la fe del mundo” y al otro día se sienten deprimidos y que Dios “está lejos”.

Dios está llamando a su pueblo a que viva, se mueva y actúe en el Espíritu, en el terreno de la fe, la cual se ajusta a la Palabra de Dios y predomina sobre los sentimientos.

Los siervos de Dios, como lo hizo el profeta, son los que principalmente proveen al pueblo de Dios herramientas espirituales útiles para tener una vida victoriosa.

Para vencer a nuestros enemigos lo que necesitamos es movernos en el Espíritu, en una dimensión de fe sobrenatural para no caer presa de nuestros sentimientos, los cuales generalmente ante cualquier problema o conflicto suelen ser negativos y por consecuencia, anuladores de la fe.

En los vv. 15-16 el profeta realiza un acto de lanzar una flecha por la ventana, pero antes de hacerlo le pidió al Rey que tomara el mismo arco para que juntos pudieran hacerlo. Aquí el profeta le está enseñando algo importante, pues al hacerlo proclamó: “Saeta (o flecha) de salvación de Jehová, saeta de salvación contra Siria”

El profeta le estaba enseñando que en vez de atemorizarse de sus enemigos, debía hacer algo contra sus enemigos: lanzarles flechas estratégicas.

Ahora bien, de lo detallado hasta ahora podemos aprender que hacer cuando nos encontremos rodeados de “enemigos” (puede ser la enfermedad, escasez, etc):

1. Debemos mudarnos del lamento a la declaración de fe contra nuestros enemigos

Esto significa dar, expresa a viva voz una palabra de victoria ante el enemigo. No solo es cuestión de decir algo, ¡sino que es cuestión de creer hablando!

En 2 Timoteo 1:12 leemos “… yo sé a quién he creído y estoy seguro…”; 2 Corintios 4:13 dice: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,”

2. Busquemos a alguien que sea un ejemplo de fe

Eliseo, hombre de gran fe, le proveyó un ejemplo viviente de fe a Joás. Buscar también implica:

• Una cobertura de fe

• Un acercamiento de fe

• Imitar a personas de fe

• Rodearse de una atmósfera de fe audaz

3. Abramos la ventana del oriente/este

¿Por qué las ventanas debían ser dirigidas hacia el oriente/este y no hacia otra dirección?

En la Palabra de Dios cada cosa tiene un propósito definido. El “oriente/este” significa lo siguiente:

a) Era el lugar de la última derrota de Israel en manos de los Sirios (2 Reyes 10:32-33).

b) El “este” era el lugar desde donde se pronunciaban las maldiciones.

c) El “este” significa proféticamente: “comienzo”, pues es el lugar donde sale el sol cada mañana.

d) El “este” también significa “comienzo de algo”.

e) Enfrentar

Lo que nosotros tenemos que hacer hoy prácticamente, es hablar la Palabra de Dios y confesar sus poderosas promesas en medio de nuestros enemigos…

•… hacia el lugar donde no estamos actualmente experimentando victoria o desde dónde provienen las luchas;

•… hacia el lugar de donde vienen las maldiciones (el Diablo)

• Decretando el comienzo de algo Nuevo de Dios

• Aferrarnos a la Ley, que es la Palabra de Dios y a sus poderosas promesas

• Enfrentar cara a cara el enemigo y resistirle con la autoridad de Dios

•…¡¡La victoria vendrá de repente!!

El profeta le pidió al Rey Joás que por un lado lanzara las flechas realizando una confesión espiritual de victoria, y por otro lado que golpeara la tierra con las flechas.

Estas acciones significaban lo siguiente:

a) Tirar las flechas era una señal de victoria

b) Golpear al piso significaba decretar cuántas victorias ganaría. El v. 18 dice que el golpeó tres veces, y luego se detuvo.

¿Qué le dijo el profeta a Joás cuando éste golpeó tres veces el piso con las flechas?

V. 19 dice: “Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria.”

Aquí otra vez podemos caer en criticar al profeta por su reacción de enojarse. Ese enojo, por cierto, no era el resultado de su mal carácter sino su desesperación por ver a los enemigos de Joás totalmente destruidos. Así reaccionan los siervos de Dios cuando ven que su pueblo no alcanza la victoria totalmente sino parcialmente. ¡Bendito sea el Señor que en Cristo podemos ser completamente victoriosos!

Si seguimos leyendo el pasaje veremos cuantas victorias obtuvo Joás posteriormente: “Tres veces lo derrotó Joás” (v.25)

Lo que el Rey Joás hizo determinó la cantidad de victorias. Job 22:28 dice: “Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.”

El Señor nos está animando en este momento a que decidamos no quedarnos callados y pasivos ante el embate del enemigo, sino que con la autoridad de Cristo, decretemos a viva voz las bendiciones y la victoria de Dios.

¡Actuemos en fe y digámosle a nuestra situación adversa que la victoria le pertenece al Señor y que la bendición del Señor reposará sobre nuestra salud, economía, ministerio, familia, negocio atacado por el enemigo! ¡Repítalo, confiéselo a viva voz durante muchas veces, para que aquello que nos quiera destruir, sea vencido en el Nombre de Jesús y podamos experimentar la victoria del Señor!

¡No te declares vencido, sino vencedor en el Nombre del Señor!

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