¿NECESITAS CAMBIAR TU IMAGEN?

Por Ritchie Pugliese

Vivimos inmersos en una sociedad donde se valora mucho la imagen, de tal manera que la gente recurre a lo que sea necesario para ser vistos como personas de éxito, poderosas, atractivas.

A todos en menor o mayor grado nos gusta dar una buena imagen, nos agrada reflejar lo mejor y no mostrar una imagen inferior.

Vivir esforzándonos por tener que brindar siempre la mejor imagen para deslumbrar a los demás, puede llevarnos a mostrar una imagen irreal o mentirosa de nosotros. Quizás podamos engañar a la gente pero no a Dios… ni a nosotros mismos.

Existe una imagen, la genuina, la real, que es la que somos en realidad, y esa se manifiesta cuando nadie nos ve, cuando estamos solos.

Lo que somos en realidad está demostrado por nuestra imagen interior, la cual solo Dios, nosotros (y algunos pocos de nuestro círculo íntimo) conocen.

Generalmente estamos insatisfechos con nuestra imagen real, lo cual nos lleva a vivir un mundo de película “maquillando” nuestra imagen para que los demás la vean como atractiva, poderosa y triunfadora.

Cómo dar una buena imagen real

Para ser personas que demos una buena imagen real, debemos primero ir al fondo de la cuestión, y realizar ciertos ajustes. Para eso es fundamental saber lo que dice la Palabra de Dios.

Comencemos, entonces, yendo a dónde todo comenzó, para ver lo que Dios preparó para todo ser humano. En Genesis 1:26 leemos:

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”

Cuando Dios creo el ser humano lo hizo con una sola idea: Que fuera una extensión de si mismo, que fuera un espejo terrestre, que diera una imagen real de lo que Dios es en el cielo.

La imagen real que todo ser humano necesita dar es la que Dios, el Creador, le ha dado. Cuando alguien manifiesta la imagen del Creador, ya no hay necesidad de “maquillar” nuestra imagen para los demás.

El ser humano fue creado para reflejar la imagen de su Creador

A continuación veremos algunas de las cosas que Dios quería que se reflejaran en el ser humano, descriptas en los capítulos de Genesis 1 y 2:

  1. 1:26 “Les dio potestad para señorear”, para controlar y dominar.
  2. 1:27 Les dio una identidad de género, sexual definida como “varón y hembra”
  3. 1:28 “los bendijo”
  4. 1:28 “fructificar”
  5. 1:28 “Multiplicarse”
  6. 1:28 “juzgar o tener capacidad para tener autoridad”
  7. 2:7 “vida, salud y longevidad”
  8. 2:8 “le dio una propiedad”
  9. 2:11-12 “le dio prosperidad”
  10. 2:24 “le dio el instinto para formar el matrimonio hombre-mujer y formar una familia”
  11. 2:24 “le dio una vida saludable sexual para desarrollarla en la vida matrimonial”

Todo esto tendría y reflejaría el ser humano para siempre si solamente hiciera una cosa: Obedecer a Dios (Genesis 2:17).

Cuando la imagen de Dios en el ser humano se perdió

Lamentablemente, en Genesis 3 encontramos que el ser humano decidió desobedecer a Dios y todo cambió para mal. La imagen de Dios en el ser humano comenzó a deformarse, desfigurarse, a degenerarse, a perderse de generación en generación.

Debido al pecado de la desobediencia el hombre (ser humano) pasó de manifestar la imagen ideal dada por el Creador, a un estado inferior muy alejado de lo diseñado por Dios. De la imagen espiritual dada por Dios ahora daría una imagen terrena caída, animal, como ser: de señorear sobre todo pasó a ser dominado y controlado por el pecado; de ser bendecido a ser maldecido; de fructificar al fracaso; de juzgar a ser acusado y atormentado por el diablo; de tener vida, a experimentar el deterioro físico, como la vejez, la enfermedad y la muerte; de tener una tierra segura, a vivir errante sin un hogar; de tener prosperidad a vivir en pobreza; de tener una familia estable y bendecida  a experimentar separación, el divorcio y tener hijos sin padres reconocidos; y de una saludable vida sexual pasó a experimentar toda clase de perversión sexual. Esta es, entre otras tantas cosas negativas, la imagen que el ser humano ahora manifiesta.

Con solo mirar a nuestro mundo de alrededor nos daremos cuenta acerca de las graves consecuencias que se pagan por vivir la vida alejados de Dios y de sus principios bendecidos.  Se paga un alto precio por desobedecer a Dios y hacer lo que a uno le da la gana!

Entonces, a partir de la caída del ser humano, este dejó de mostrar la imagen ideal inicial que Dios quería para ellos.

El ser humano sin Dios podrá maquillar un poco su imagen pero ha perdido la esencial, la real, la que le da verdadero sentido a su vida.

El camino de vuelta para volver a dar una imagen bendecida por Dios

Ahora bien, Dios en su gran misericordia diseñó un camino de vuelta, para volver a acercarse a él y experimentar un nuevo comienzo. ¿Cómo hacer para recuperar la imagen inicial preestablecida por Dios?

Leamos los siguientes puntos, donde encontraremos la respuesta a la pregunta:

  1. Establecer una relación con Dios, recibiendo a Cristo como el Salvador personal.

Todos somos criaturas de Dios por nacimiento pero para ser hijos de Dios y que la imagen de Dios se restablezca en nuestras vidas, se hace necesario tomar la decisión de cambiar de vida, viniendo a los pies de Cristo. 2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Estar “en Cristo” significa prácticamente recibir a Cristo en el corazón y reconocerlo como el único que me puede acercar a Dios, como el único que me pueda ayudar a cambiar la imagen de pecado.

Solo Dios puede cambiar la imagen de uno mismo para mejor. Este es el mensaje glorioso del Evangelio transformador de Jesucristo. Él es el único que puede cambiar nuestra imagen.

  1. Como hijos de Dios, conocer quién es nuestro Padre celestial

Debido al pecado, el ser humano tiene una idea distorsionada de Dios.  Por eso ahora que somos sus hijos debemos conocerle sabiendo lo que la Biblia dice acerca de el. La Biblia dice, por ejemplo, que Dios…

… es el Rey Todopoderoso (Salmo 24:8; 1 Crónicas 29:11-12; 2 Crónicas 20:6)

… es bueno y recto (Salmo 25:8)

… es amor (1 Juan 4:8)

… es verdad (Salmo 31:5)

… está en todo lugar (Salmos 139:7-10)

… es fiel (Romanos 15:5; Éxodo 34:6)

… es puro y santo (Apocalipsis 15)

La Biblia dice también que Jesús es la imagen visible de Dios (Juan 14:8-9). No se refiere por cierto a la parte física pues Dios es Espíritu, sino a sus atributos, cualidades, su personalidad.

  1. Creer en los principios verdaderos de la Palabra de Dios

La verdad de Dios siempre es positiva, para nuestro bienestar, provee fe, aliento y esperanza y garantía de éxito (Josué 1:8)

  1. Perdonar a los que nos han herido y lastimado

En 1 Juan 1:9 leemos que “Dios es perdonador, nos perdona”. Ahora como hijos de Dios somos llamados a reflejar esa actitud perdonadora hacia todos, inclusive los que nos han hecho algún daño Por eso Efesios 4:32 dice: “perdonándonos unos a los otros” dando a entender que en las relaciones interpersonales, se hace necesario incorporar el ingrediente del perdón

En realidad existe un grave problema por no perdonar: Nos ata al pasado pecaminoso, nos impide cambiar y avanzar en la vida. La falta de perdón desfigura la imagen de Dios en la vida del creyente en Cristo porque nos hace vivir resentidos con amargura, y eso nos llena de “veneno”.

La falta de perdón nos hace vivir en continuo conflicto, donde se crean paredes divisorias y mascaras falsas. ¡¡Nos hace vivir en definitivas alejados de Dios y eso es muy perjudicial para nosotros!!

Dicen los estudiosos que la falta de perdón produce estrés emocional y nos destroza físicamente, pudiendo causar un cáncer. Debemos aprender a vivir libres de todo pecado de no perdonar, confesando nuestro odio, rencor y dejando que la sangre ponderosa de Cristo nos limpie de todo mal! (1 Juan 1:9)

  1. Perdonarse a uno mismo

En cuanto al perdón no solo debemos perdonar a otros, sino también a nosotros mismos. A veces decimos “jamás me perdonare por lo que hice”, debido a pecados, errores que hemos cometido en algún momento. Mateo 22:39 dice “amaras a tu prójimo como a ti mismo” Cuando no me perdono a mí mismo quedo imposibilitado de amar a otros.

Una buena pregunta para formularse seria: ¿Qué cosa he hecho que no me puedo perdonar a mí mismo?

Cuando no me perdono a mí mismo, quedo con un espíritu de condenación y tortura mental, proveniente del Diablo destructor.

¿Cómo puedo perdonarme a mí mismo?

  1. Creer que Dios me perdona si me arrepiento genuinamente de mi pecado (Hechos 3:19). La confesión debe ser específica y hecha una sola vez, pues Dios no es sordo y cuando lo hacemos, el escucha y actúa!!
  2. Creer que fui perdonado (1 Juan 1:9). Aquí debemos aprender a no depender de lo que sentimos sino de lo que creemos. Recibir el perdón es un acto espiritual no sentimental.

Entregarle a Dios mi carga, lo que me abruma y tortura específicamente. Cuando los pensamientos negativos vuelvan debemos aprender a rechazarlos en el Nombre de Jesús. A medida que lo hagamos una y otra vez, cada vez sentiremos menos culpa y comenzaremos a sentir el perdón divino.

  1. Pedir sanidad para el alma (mental y emocional). Esto requiere la disciplina de renovar la mente y hablar lo que Dios dice en Su Palabra en vez de lo que yo pienso o pueda decir.
  2. Pedir la llenura del Espíritu Santo (Efesios 5:18). Esta es la única manera de vivir en plenitud espiritual y bendecidos en cada área de la vida. La vida en el Espíritu se vive por fe, una fe que se ajusta, cree, dice y hace lo que la Palabra de Dios ha dicho. De esta manera se puede controlar la mente y los apetitos desordenados de nuestra carne.

Ahora mismo puede ser para usted un nuevo día de victoria y de renovación espiritual. Isaías 43:18-19 dice:

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez  abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”

Filipenses 3:13-14 dice también:

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Hoy puede ser un nuevo día para usted, hoy es el día indicado para que comience cambiar la imagen de si mismo para vivir como Dios quiere.

¿Desea leer otro artículo, el cuál bendecirá tu vida?

Para leerlo, entra en el enlace de abajo:

https://restorationnations.com/fundamentos-firmes-para-avanzar-en-tiempos-inestables-parte-1/

 

 

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