Por Ritchie Pugliese
Las relaciones laborales también forman parte del complejo mundo de las relaciones interpersonales. Éstas pueden afectar de manera negativa o positiva la productividad de una empresa. Por ello, en muchos casos, el fortalecimiento de la relación empleado-empleador ayudará a aumentar la tan ansiada productividad empresarial.
Según la teoría de Herbert Simón (1916-2001), primer economista en ganar un premio Nobel por sus estudios sobre las organizacionales, la relación empleador-empleado se mantiene sobre la base de un delicado equilibrio entre lo que el empleado aporta a la empresa y lo que siente que recibe. Cuando ambas cosas guardan relación, se logra un equilibrio saludable que beneficia tanto al empleador como al empleado.
Cuando el empleado siente que está dando más de lo que recibe, suele desmotivarse y buscar un nuevo punto de equilibrio; entonces disminuye su rendimiento y su empeño en el trabajo, que se manifiesta en llegadas tarde, ausencias, falta de compromiso laboral, etc. Por el otro lado, si el empleado siente que está recibiendo más de lo que brinda, es probable que busque corregir ese desequilibrio con mayor esfuerzo y compromisos adicionales.
Toda organización o empresa, que desea obtener mayores niveles de productividad y rendimiento de sus empleados debe conocer lo que siente el empleado y lo que espera recibir de su empleador. Entre esas cosas, las más destacables son:
1. Respeto
En todos los hábitos de la sociedad, existe un compromiso cívico que debe regir las relaciones interpersonales: Respetar y ser respetado. El respeto, es un valor fundamental en todos los órdenes de la vida, y el ámbito laboral no es la excepción. La palabra respeto proviene del latín “respectus” y significa “atención” o “consideración”. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento que se hace a alguien. El respeto incluye miramiento, consideración y deferencia.
El respeto es un valor que permite al hombre reconocer el valor y los derechos de los demás y aceptar sus opiniones y pensamientos, independientemente de su nivel cultural, raza o trasfondo social. El respeto nos permite tener una sana convivencia en base a la consideración de los derechos y las obligaciones de todos. Por eso decimos comúnmente: “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. El respeto en la relación empleado-empleador es la clave para un ambiente positivo y más productivo.
2. Valoración o aprecio
Todo empleado necesita recibir muestras de aprecio y valoración: En primer lugar, hacia su persona, y en segundo lugar, por sus talentos, habilidades y capacidad en el trabajo. Hay dos frases muy sencillas, que muestran aprecio y valoración por el otro: “gracias y por favor”. Cuando el jefe agradece a un empleado su esfuerzo, éste se sentirá motivado a seguir esforzándose. Cuando se piden las cosas por favor se crea un ambiente muy positivo que favorece el compromiso laboral.
El interés del empleador por la vida del empleado es otra muestra de aprecio. Es alentador para el empleado sentir que no es un número más en la empresa y que el empleador se interesa por su vida. Las muestras de aprecio tienen una gran incidencia en el ánimo y la motivación del empleado. Y todo empleador que quiera obtener el mayor rendimiento de sus empleados deberá mostrarles aprecio.
3. Reconocimiento
El trabajador o empleado, como todo ser humano, está ávido de reconocimiento y estímulo, sin los cuales su productividad se estanca. En la mayoría de las empresas, siempre se señalan y se resaltan los puntos negativos o debilidades del empleado, pero muy pocas veces (o nunca) sus puntos fuertes o positivos. Muy pocas veces (o nunca, insisto) se felicita o se elogia a los empleados por su trabajo.
Sin embargo, el empleador debería reconocer el esfuerzo del trabajador, porque es el que suma y enriquece el esfuerzo colectivo. Es motivante para los demás compañeros, especialmente para los más nuevos, quienes verán que el éxito no pasa desapercibido. Cuando hay reconocimiento se crea un ambiente más agradable y constructivo.
No sé en cuál lugar del camino nos hemos desviado, pero hemos llegado a pensar que reconocer al otro nos rebaja de nuestra posición, cuando en realidad nos realza como personas.
4. Recompensa
Todo empleado necesita recibir, periódicamente, recompensas “prácticas” sumadas a las manifestaciones de aprecio, las felicitaciones y el reconocimiento verbal. Una manera de llevar a la práctica el reconocimiento es por medio de las recompensas, como por ejemplo: un bono extra, un obsequio o regalo (¿por qué no?), un día libre, una invitación a comer, un viaje (para las empresas que puedan hacerlo), entre otras tantas cosas que harán justicia al empleado, cuyo trabajo y aporte benefician a la empresa
Como hemos visto, el salario no es el único reconocimiento importante para los empleados o trabajadores. Hay otras formas de hacerlos sentir como una pieza fundamental en la compañía y muchas de ellas no generan ningún costo, pero sí resultados positivos.