LAS ARMAS ESPIRITUALES PARA GANAR TUS BATALLAS ACTUALES

         Por Ritchie Pugliese

          La vida tiene situaciones difíciles o imposibles que debemos atravesar, a las cuales los creyentes en Cristo les llamamos “batallas” o               “luchas”. Estas parecieran venir siempre para interponerse en nuestro camino hacia las bendiciones de Dios.

Cada batalla de la vida requiere utilizar una estrategia adecuada para enfrentarla y vencerla. Así como en lo natural un ejército necesita una estrategia y armamento adecuado para combatir, sea para combatir en un terreno desértico, en una geografía rocosa; con bajas temperaturas, etc, lo mismo sucede en el ámbito espiritual: Para cada “batalla” que enfrentemos en la vida necesitaremos saber cómo la vamos a enfrentar y vencer.

Por eso es muy importante que prestemos atención a lo que viene, pues Dios nos quiere dar su estrategia adecuada para nuestras batallas específicas en la vida.

La Palabra de Dios nos expresa en Éxodo 15:3 que “Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.” y que su voluntad es que Su pueblo, su ejército espiritual-terrenal, también sea victorioso. Romanos 8:37 dice: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”

En las Sagradas Escrituras existen tres pasajes que nos dicen algo muy importante:

• 2 Samuel 22:35

“Quien adiestra mis manos para la batalla, De manera que se doble el arco de bronce con mis brazos.”

• Salmos 18:34

“Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce.”

• Salmos 144:1

“Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra;”

Por lo que leemos en estos pasajes, podemos deducir que para pelear la buena batalla de la fe, primero debemos ser adiestrados por el Señor. Eso significa, ser entrenados, equipados, informados, advertidos de todas las estratagemas y maquinaciones del enemigo. 2 Corintios 2:11 dice: “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”

En nuestras luchas espirituales debemos entender que para cada etapa de la vida hay un enemigo diferente, o mejor dicho: El enemigo es el mismo pero sus estrategias para debilitarnos, desgastarnos y destruirnos son diferentes.

Es por eso que para cada batalla espiritual que enfrentemos debemos saber con cuál estrategia espiritual vamos a vencer. Para eso, debemos ser adiestrados por Dios, eso significa que él nos dará el discernimiento exacto para saber cuál estrategia espiritual aplicar en el momento preciso y adecuado.

Antes de ser adiestrados por el Señor, el Varón de Guerra, debemos primero recibir una revelación espiritual de Quién es Dios. Así le sucedió a Josué entes de la conquista de Jericó, en Josué 5:13-15: “Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El respondió: No; más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.”

Josué aquí recibió una doble revelación del Señor:

1. Vio al Señor como Varón de Guerra victorioso con una espada desenvainada.

2. Recibió el impacto de la santidad del Señor. Esto nos enseña que la guerra espiritual no se puede pelear ni ganar sin santidad.

Muchos conocen lo que dice la Biblia sobre la lucha espiritual contra las fuerzas de maldad, pero no han recibido la revelación del Señor como Varón de Guerra siempre victorioso, vencedor y conquistador.

En la Palabra de Dios existen varias estrategias espirituales, las cuales quiero compartir, para que las tengamos en cuenta y las apliquemos según el Espíritu nos diga, en nuestras batallas diarias:

1. Orar

Lucas 18:1-8 La insistencia de la viuda debido a su adversario.

“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, 2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. 3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. 4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, 5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. 6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. 7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? 8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

Este relato refleja una verdad espiritual practicada por todo cristiano que ama a su Dios. La viuda representa al Cristiano, le juez representa al Señor y el adversario representa al enemigo.

Esta oración, es la que hace el creyente cuando necesita que la justicia de Dios se imponga sobra toda obra inmunda de las tinieblas.

Ante esta situación, lo que le dio la victoria a la viuda fue su insistencia al presentarse a cada rato ante el juez pidiendo una y otra vez justicia.

La oración de la viuda no era una oración pusilánime sino una oración de clamor desesperado (v.7).

Ante los ataques del enemigo y nuestro deseo de justicia, la clave está en buscar el rostro de Dios y clamar desesperadamente y repetidamente. Esa “desesperación continua y repetida” hará que la mano de Dios se mueva y nos de la victoria.

2. Alabar y adorar

2 Crónicas 20. El pueblo de Dios atacado por varios enemigos.

Este pasaje nos enseña otra estrategia para batallar contra el enemigo de nuestras almas.

Aquí el pueblo de Dios se veía intimidado por dos poderosos enemigos. El v. 1 dice que vinieron a hacer guerra contra Israel y el v. 2 dice que eran una multitud.

Ante semejante desafío, comenzaron a buscar el rostro de Dios para saber que hacer o cómo escapar. El Señor les responde en el v.15y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.”

Dios les revela un plan detallado en los vv.17-23: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz. Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros.  Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.”

El ejército de Dios se mueve diferente a un ejército común. La batalla se libra en el ámbito espiritual, con la estrategia de la alabanza. Cuando comenzaron a alabar, los enemigos fueron confundidos y se destruyeron unos a otros.

3. Confesar la Palabra de Dios

Lucas 4. Jesús en la tentación frente al diablo

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.”

Aquí nos encontramos con un enemigo implacable intentando con sus ataques eliminar a Jesús de su carrera y llamado espiritual. En éste enfrentamiento, no había que orar, ni alabar, sino confesar o declarar las promesas de la Palabra de Dios para contrarrestar las mentiras del diablo.

Las tres secuencias de ataques del enemigo nos demuestran que el diablo no se da por vencido fácilmente y que su insistencia sólo puede ser neutralizada por la autoridad espiritual que el creyente tiene en Cristo sumada a la confesión prolongada de las promesas de Dios.

La confesión prolongada, constante, de las promesas de Dios es como una máquina taladradora/agujereadora que penetra y hace un agujero en la piedra. A medida que uno presiona la herramienta, la mecha va penetrando más y más. Así sucede también en lo espiritual.

4. Atar y reprender al enemigo

Hechos 16:16-18 La chica con un espíritu de adivinación.

“Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; más desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.”

La Palabra de Dios nos dice claramente en Efesios 5:11 “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;” y esta estrategia espiritual es muy utilizada en nuestra lucha espiritual.

Es interesante notar otra vez, la insistencia del enemigo, para desgastar, hacer enojar y perder la paz de Pablo. Así trabaja en el enemigo.

En estos momentos, en vez de amargarnos y perder la paz y el gozo, debemos actuar con ferocidad santa, confrontar a todo espíritu inmundo y sujetarlo en el Nombre de Jesús.

Existen momentos que en vez de orar a Dios para que haga justicia sobre nuestro adversario, debemos movernos con la autoridad delegada que tenemos en Cristo y ejecutar nosotros mismos la justicia divina. ¡Esta es la autoridad espiritual delegada que Dios le ha dado a la Iglesia de Cristo!

5. Declarar proféticamente

2 Reyes 2:23-24 Eliseo y los muchachos burladores

“Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! !¡calvo, sube! Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos.”

Es interesante notar que aquí la contienda era entre un santo varón de Dios contra cuarenta y dos muchachos burladores. Lo que no se dieron cuenta estos muchachos fue de la clase de hombre que Eliseo era.

Por lo que leemos, estos muchachos se burlaban del siervo de Dios, menospreciando su apariencia y su presencia. Estos muchachos representan a un espíritu de menosprecio que opera muchas veces contra los hijos de Dios y especialmente contra los siervos ungidos de Dios.

Eliseo, conocedor de su autoridad espiritual y discerniendo lo que había detrás de los muchachos, no se dejó intimidar sino que actuó haciendo una declaración profética de juicio contra estos enemigos. Ya sabemos lo que sucedió a continuación. Dios respaldó sus palabras.

Existen situaciones en la lucha espiritual donde debemos ejercer fe y autoridad espiritual, declarando proféticamente en contra de nuestros enemigos espirituales. Estos decretos no son simples palabras habladas al viento sino palabras que vienen cargados con el juicio de lo Alto. ¡Así como sucedió con Eliseo sucederá con nosotros!

6. Actuar o accionar proféticamente

Josué capítulo 6. La toma de Jericó.

Es interesante destacar que la primera batalla del pueblo de Dios en la tierra prometida fue ganada milagrosamente sin necesidad de tener que luchar.

La conquista de Jericó era una misión imposible, humanamente hablando. El v. 1 dice: “… Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.”

El cuadro natural hablaba de una imposibilidad, mas Dios les dijo en el v.2 “Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.”

Espiritualmente era una batalla ganada, pero se necesitaría de una estrategia adecuada. En los vv. 3-5 se detalla la estrategia: “Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.”

Lo que tenían que hacer era un acto profético de dar vueltas una vez por día alrededor del muro y el último día dar siete vueltas, creyendo que los muros caerían. Por el relato, sabemos que los muros cayeron y el pueblo de Dios conquistó Jericó y ganó su primera batalla.

Existen momentos en la lucha espiritual donde se hace necesario realizar actos proféticos. Lo que sucedía espiritualmente detrás del acto profético era que cada vez que ellos daban una vuelta, la ciudad estaba siendo apretada y asfixiada espiritualmente como si fuera un lazo, hasta llegar al último día donde los muros caerían.

Los actos proféticos pueden ser variados, conforme al Espíritu nos muestre para cada situación determinada, pero el hacerlos con fe, nos darán la victoria y conquista sobre nuestros enemigos espirituales.

7. Marchar

Éxodo 14:15 El cruce del Mar Rojo

En éste punto lo que quiero destacar es que uno de los propósitos de los ataques del enemigo y las batallas espirituales es intentar detenernos para que no avancemos.

En éste episodio, muy conocido por todos, vemos al Pueblo de Dios saliendo de Egipto para cruzar las aguas del Mar Rojo siendo perseguidos por sus enemigos opresores que los habían mantenido en cautividad por tantos años.

En lo natural la situación era complicada pues el pueblo de Dios estaba cercado por las montañas a los costados, adelante tenían las aguas del Mar Rojo (¡y no tenían botes!) y atrás venían los enemigos furiosos intentando detenerlos.

Por lo que leemos en los vv.13-15 luego de la confesión de fe de Moisés ante el pueblo, pareciera que la duda hubiera abrazado al gran líder: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”.

Moisés ante el pueblo no podía demostrar flaqueza sino fortaleza y fe, pero luego de dar esa palabra poderosa de ánimo, pareciera que le hubiera preguntado con la voz de su mente al Señor: ¿Y ahora que hacemos Señor? – Por eso, “Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.” (v.15).

¿Qué le quiso decir el Señor? – Sigan caminando hacia las aguas, como lo vinieron haciendo sin detenerse y no miren al enemigo sino a Mí, porque Yo soy su Libertador -.

En las batalla espirituales a veces podremos sentir la respiración del enemigo a nuestras espaldas, intimidándonos para que nos detengamos de hacer lo que Dios nos ha dicho que hagamos. En ese momento no hay que orar, ni reprender o hacer otra cosa sino simplemente marchar, es decir, seguir caminando hacia adelante haciendo lo que Dios nos dijo que hiciéramos. ¡Se necesita fe para seguir caminando cuando sentimos la estampida del ejército enemigo pisándonos los talones!

Todos conocemos el relato y vemos que el resultado de haber continuado caminando, marchando, fue que no solo las aguas de abrieron para que pudieran cruzar sino que todos sus enemigos fueron destruidos.

8. Disminución de recursos

Jueces 7:5-7 El ejército reducido para una gran victoria.

Pelear la buena batalla de la fe del lado del Señor no solo es una experiencia poderosa pero también debemos decir que a veces es desconcertante para nuestra mente natural. En éste relato se ve esto reflejado.

Para batallar contra los madianitas, la estrategia de Dios fue algo que ningún ejército humano podría hacer, especialmente en esos tiempos donde las batallas eran cuerpo a cuerpo principalmente.

Los vv. 1-2 dicen lo siguiente: “Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. 2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.”

El Señor dijo que para ganar esa guerra y no caer en la vanagloria humana algo debía suceder. Los vv.3-7 lo detalla muy bien: “Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; más de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.”

¡Para ganar esta batalla el ejército debía ser reducido numéricamente de treinta y dos mil a solo trescientos hombres! ¿Se imagina todo lo que habrá pasado por la cabeza de Gedeón en ese momento?

El resultado de “semejante locura divina” fue que el pueblo ganó la batalla y toda la Gloria fue para el Señor.

Existen ciertas batallas espirituales donde no la vamos a ganar por la cantidad de gente que tengamos sino por la calidad espiritual de “los trescientos”. El número “trescientos” es figurativo, y puede no solo estar limitado a la cantidad de gente. Hay victorias que las ganaremos con otros pocos a nuestro lado, con menos recursos, en una situación de debilidad, etc, para que nos demos cuenta que en las cosas del Espíritu, debemos utilizar las estrategias del Espíritu dadas por Dios para ganar las batallas de Dios.

9. Estar quietos

Ya hemos leído acerca del pasaje de 2 Crónicas 20: donde el pueblo ganó su batalla alabando y adorando a Dios, pero es interesante notar que esta batalla se ganó utilizando otro ingrediente espiritual. El v.17 dice: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.”

Esta es quizás la estrategia más difícil de ejecutar pues consiste en estar quietos confiadamente en el Señor. Llega un momento donde ya no hace falta hacer nada más que postrarse rendido ante el Señor y estar en silencio, expectante en El. El Salmo 46:10 dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Esta posición espiritual es la de “inutilidad humana total”, donde nada hacemos y Dios hace todo.

Del último punto que hemos visto, es bueno destacar que es posible que tengamos que utilizar más de una estrategia espiritual en nuestras batallas como sucedió en Crónicas 20 donde se utilizaron juntas las estrategias de estar quietos y alabar a Jehová.

¡Bendito sea nuestro Dios, que no solo nos ha hecho más que vencedores en Cristo, sino que también nos ha dado diferentes estrategias espirituales para prevalecer en nuestras batallas actuales!

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