Recopilado por Ritchie Pugliese
La llamada ley de restitución fue una de las tantas instrucciones que Dios le dio a Israel, la cual trataba acerca de cómo manejar las situaciones de aquellos que habían sido robados o habían padecido alguna perdida injustamente.
Toda ley dada por Dios para aplicar en la vida cotidiana, a la vez era una instrucción espiritual para Israel. La Palabra de Dios dice que lo que sucedió en el Antiguo Testamento fue a manera de ejemplo e instrucción para nosotros hoy los creyentes en Cristo Jesús (1 Corintios 10:11).
Así como el Antiguo Testamento trata primeramente con asuntos naturales, cada uno de ellos tiene un profundo significado para aplicarlo espiritualmente. La ley de restitución no es la excepción. Si bien habla de lo natural, podemos ir más profundo para entender el principio espiritual y comprender la raíz o causa de cada cosa que hemos perdido.
Algunos erróneamente han separado en Antiguo Testamento del Nuevo Testamento como si no tuviesen relación alguna, pero para poder comprender lo revelado en toda la Biblia equilibradamente, necesitamos comprender que en el Antiguo Testamento el Nuevo Testamento está oculto y que en el Nuevo Testamento el Antiguo Testamento esta revelado. Entendiendo esto, podemos ahora entrar en el tema de cómo opera la ley de restitución y como aplicarlo en nuestras vidas hoy.
Para comenzar, primeramente podemos decir que Dios no es el causante o promotor de la pérdida o el robo de lo que hayamos padecido. El instauró la ley de restitución precisamente para ayudar al damnificado a contrarrestar la injusticia o el abuso recibido y ser indemnizados. No es posible que el mismo Dios que da una ley para recuperar lo perdido haya originado las pautas para recuperarlas.
Más de una vez he escuchado a personas echarle la culpa a Dios por todo lo malo que les sucede y ven en el mundo. Cuando miramos la vida de muchos cristianos, o la nuestra, vemos que a lo largo del tiempo muchas cosas se han perdido e ilusiones rotas han quedado.
Lo que necesitamos determinar como primer paso hacia la restitución, es saber quién es realmente el ladrón que viene contra el Pueblo de Dios. Identificarlo es imprescindible.
En aquella época para poder recibir el beneficio de la ley de restitución de lo perdido, se hacía necesario encontrar al ladrón. En Éxodo 22:2 leemos: “si el ladrón fuere hallado”; en el v.4 “si fuere hallado (el ladrón)”; y en el v. 7 “si el ladrón fuere hallado” como paso inicial hacia la restauración.
Al estudiar este pasaje bajo la óptica del Nuevo Testamento, nos damos cuenta que el ladrón no es más ni menos que el diablo, el cual ha desatado su espíritu vengativo contra los escogidos de Dios para hacerles experimentar pérdidas de todo tipo, sea financiera, comercial, familiar, ministerial, etc.
En la Biblia vemos al diablo como el causante de las pérdidas que los hijos de Dios han sufrido a través del tiempo. En el principio el enemigo les robó a Adán y Eva la comunión con Dios (Génesis 3); el enemigo fue el causante de las pérdidas de Job, un hombre fiel y justo. Jesús fue constantemente atacado por el enemigo durante su ministerio terrenal, y la gente a la cual Jesús libertaba, sanaba, habían sido maltratados previamente por el diablo.
Las Cartas Apostólicas del Nuevo Testamento escritas mayormente por Pablo, reflejan su lucha contra el enemigo (1 Tesalonicenses 2:18; 1 Timoteo 5:13-15; 1 Juan 3:8).
El enemigo se ha movido durante bastante tiempo causando pérdidas al Pueblo de Dios, y la mayoría hemos permanecido callados, pasivos y resignados. ¡En este tiempo el Espíritu Santo nos está impulsando a poner las cosas en su debido lugar, a fin de poder recuperar lo que hemos perdido injustamente con la ayuda del Señor!
¡Es tiempo de accionar y que mejor hacerlo con la planificación de la Palabra de Dios!
Es probable que a medida que vayas leyendo este artículo, estés pensando y haciendo una lista mental de lo que el enemigo te ha robado durante todo este tiempo, y eso te cause un dolor en lo profundo de tu corazón. El Señor te está diciendo proféticamente, a través de este artículo, que éste es tu tiempo para poder recuperar lo que el enemigo te ha hecho perder en el pasado. ¡Esta si es una buena noticia!
La segunda cosa que necesitamos tener en cuenta es lo que la Palabra de Dios nos dice acerca de no ignorar las maquinaciones del enemigo contra nosotros (2 Corintios 2:11). Conocer las maquinaciones del enemigo implica poder detectar como es su método de operación y plan de ataque. Conocer esto es algo clave en cualquier guerra, inclusive la espiritual contra las fuerzas de maldad.
Una de las tácticas principales que el enemigo utiliza es el engaño. ¿En qué consiste su engaño? En hacernos creer que él tiene más poder que el Señor. El desparrama esta mentira para que caigamos bajo un espíritu de temor. Al recorrer las páginas de la Biblia no encontramos motivo alguno para tenerle temor al enemigo, ¡sino para que el enemigo tenga miedo de nosotros! Jesucristo, en la cruz del calvario, obtuvo la victoria decisiva sobre el diablo para que nosotros hoy, en Su nombre, podamos ganar nuestras batallas y recuperar todo lo que el enemigo nos ha robado.
Si el enemigo logra poner dentro nuestro aunque sea solo una pizca de temor, el comenzará a tomar ventaja sobre nosotros. Cuando tememos, le damos ventaja al enemigo y el despliega su poderío contra nosotros. Es por eso que debemos rechazar todo espíritu de intimidación y mentira creyendo y proclamando que el Único que tiene todo poder es el Señor, y ese Poder opera dentro de nosotros por el Espíritu Santo.
Dios quiere que Su poder sea liberado a través nuestro, Su Cuerpo, la Iglesia. Por eso, es tiempo que dejemos de ser intimidados por el maligno y nos levantemos creyendo que ésta es la hora de Dios para actuar decididamente y aplicar la ley de restitución divina. ¡Más grande es el Señor que vive en nosotros, que el enemigo que se mueve en el mundo! (1 Juan 4:4). Jesucristo tiene todo poder en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18) y Él es el Señor (Filipenses 2:5-11)!
Es por eso que, entendiendo lo glorioso que el Espíritu Santo quiere hacer en este tiempo en Su iglesia, veremos a la ley de restitución como un arma poderosa espiritual en nuestras manos a fin de utilizarla para la Gloria de Dios y para poder recuperar todo lo que hemos perdido por causa del ladrón (diablo), a nivel personal, familiar, ministerial, empresarial, congregacional, etc.
En Éxodo 22:1-9 se encuentra detallada la ley de restitución para que podamos entenderla y aplicarla en nuestras vidas y circunstancias. Esta ley fue escrita en su momento en un contexto rural, pero eso no quita, limita ni cancela el principio espiritual para aplicarlo hoy en nuestras ciudades y naciones. En 1 Corintios 10:11 leemos que lo que sucedió en el Antiguo Testamento sirve para instruirnos hoy a nosotros.
A continuación veremos algunos pasos importantes que necesitamos tomar para poder reclamar lo que hemos perdido por causa del enemigo de nuestras almas:
1. CREERLE A DIOS
Necesitamos creer y armarnos del pensamiento de que hemos sido diseñados por Dios para ser más que vencedores (Romanos 8:37). Esto significa que Dios quiere que siempre seamos los triunfadores. Esto no significa ganar una batalla una vez y perder otra, sino ganar siempre. Si usted como cristiano piensa que puede perder alguna batalla contra el enemigo, ya la ha perdido de antemano. 2 Corintios 2:14 dice que Dios nos lleva siempre en triunfo en Cristo. Eso es posible porque Colosenses 2:15 dice que Jesucristo en la cruz del calvario sello la derrota del enemigo. Es por eso que el pasaje de Isaías 54:17 quiere hacerse real en este tiempo de nuestras vidas.
Con la autoridad espiritual delegada que tenemos de Dios, podemos condenar y cancelar toda mentira que nos diga el enemigo. Dios, el Juez, emitió la sentencia en el cielo y nosotros en la tierra lo declaramos contra las fuerzas de maldad, maniatando todo obrar malvado y ordenándole que nos devuelva todo lo que ha robado.
Dios no va a pelear por nuestras batallas, ¡Lo tenemos que hacer nosotros! Cristo en la cruz del calvario no ganó la victoria para El, sino para nosotros. Dios es Dios y nunca dejo ni dejará de serlo. El ganó la victoria en la cruz para que nosotros hoy en Su Nombre podamos representarlo victoriosamente en la tierra.
Necesitamos en este tiempo actuar con fe, determinada a vencer, y eliminar de nuestra mente cualquier pensamiento mentiroso. El estado de constante victoria es la herencia que hemos recibido de nuestro buen Dios. Lucas 10:19 dice que Jesús nos ha dado poder y autoridad sobre toda fuerza del enemigo y que nada nos haría daño. La palabra “poder” tiene en el original griego dos palabras: 1) “exousia” que significa “poder delegado” y 2) “dunamis” que significa “habilidad” ¡Dios nos ha dado Su poder sobre toda habilidad del enemigo!
2. ACTÚA CON LA AUTORIDAD ESPIRITUAL QUE DIOS TE HA DADO EN CRISTO
Usted como creyente en Cristo tiene la autoridad delegada de Dios para ponerle un fin a esta situación de robos y pérdidas injustas que ha venido padeciendo por mucho tiempo. Dios le ha concedido la autoridad para frenar al enemigo, atándolo en el Nombre de Jesús. Mateo 18:18-19 claramente estipula que tenemos autoridad para atar todo lo que proviene del enemigo y desatar todo lo bueno que Dios tiene preparado para nosotros.
Esta autoridad viene a través del poder del acuerdo, al menos entre dos personas (Mateo 18:19). Esta clase de oración no es individual sino grupal. La oración de acuerdo, hecha con autoridad celestial va a maniatar, atar al poder del enemigo. Recuerde que para poder recuperar lo perdido por causa del maligno, debemos operar con determinación y una acción de fe fuerte y valiente en Dios en compañía de otros que crean lo mismo que nosotros (Marcos 3:27).
Si no tienes a algún familiar cristiano para orar con él, busca el apoyo de los hermanos de la congregación. Si eres un pastor, realiza este acto en tu congregación, previamente habiendo instruido al pueblo con lo que le acabamos de enseñar. ¡La oración junto con otros hermanos en la fe produce resultados gloriosos!
Cuando Israel (lea Éxodo 17:8-16) estaba luchando contra los Amalecitas y Moisés estaba en la cumbre del collado con los brazos en alto con la vara de autoridad de Dios, el pueblo ganaba. El relato dice que al cansarse Moisés, el pueblo comenzaba a perder la batalla (v.11), pero gracias a la ayuda de otros como Aarón y Hur que sostenían sus brazos en alto, Israel pudo ganar la batalla (vv.12-13).
Debemos darnos cuenta que necesitamos de la ayuda espiritual de otros, en acuerdo, para ganar nuestras batallas contra los enemigos de Dios. No le pidas ayuda a aquellos que no creen ni están de acuerdo contigo. Busque personas llenas del Espíritu Santo y de fe.
3. DETERMINA LO QUE VAS A RECUPERAR EN EL NOMBRE DEL SEÑOR
Volviendo al pasaje de Éxodo 22, donde se detalla la ley de restitución, cuando el ladrón era atrapado, debía retornar todo lo robado, más los intereses. Allí se mencionan varias clases de intereses. En el v. 1 se menciona que si alguien ha robado un buey se debía devolver cinco bueyes. Esto es un interés del quinientos por ciento; si se robaba dinero, el interés era del cien por ciento, pero si miramos en Proverbios 6:30-31 vemos que el interés es del setecientos por ciento.
La razón es que cuando se escribió originalmente la ley, la sociedad era principalmente rural. Con el paso del tiempo al escribir Salomón el libro de Proverbios, la sociedad se había movido mayoritariamente hacia las ciudades, dando lugar a la cultura urbana, donde el dinero era más importante para poder vivir y los intereses eran más altos. Basados en esto, antes de reclamar lo que has perdido y recuperarlo con intereses, es necesario hacer un acto de fe. Toma un papel y lápiz y haz memoria de lo que te ha sido robado o has perdido. Escríbelo detalladamente. Luego al valor original, de lo que has perdido, súmale el setecientos por ciento de interés (multiplíquelo por siete). ¡Créele a Dios que ese es el total de lo que vas a reclamar y recibir en el Nombre de Jesús!
4. ACTÚA EN FE Y RECIBE POR FE
Con la lista en tu mano, fe determinante (y con al menos otro creyente de acuerdo con usted) y creyéndole a Dios comienza a tomar autoridad sobre el enemigo y declara a viva voz: – ¡Diablo mentiroso y engañador, por mucho tiempo me has robado y me has quitado cosas que no te pertenecían. Tú has sido el verdadero ladrón de mis bendiciones, por eso hoy te declaro como el único culpable de todo esto. A partir de ahora no toleraré más tus amenazas de que seguirás robándome. Por eso, a partir de este momento congelo tu obrar destructor y en esta hora aplico en el mundo espiritual la ley de restitución sobre mi vida. Te ordeno en el Nombre de Jesús que sueltes y devuelvas con un interés, del setecientos por ciento, todo lo que me has robado, y además cancelo e impido toda futura acción de robo contra mi vida! ¡Lo declaro hecho en el Nombre de Jesucristo a partir de este momento!
Luego de hacerlo, comienza a alabar al Señor por su misericordia restauradora, y continúa creyendo expectante que Dios cumplirá Su Palabra.-
5. UTILIZA LA PROTECCIÓN DIVINA DE AHORA EN ADELANTE
Dios no sólo quiere que reclamemos lo que el enemigo nos ha robado, con intereses, sino que también tiene un plan especial de protección contra el ladrón, el diablo. En Efesios 6:1-18 encontramos detallada la armadura de Dios para el creyente en Cristo. Allí se detallan seis pasos para obtener cobertura espiritual contra las fuerzas de maldad:
a)En 6:14 leemos “ceñidos vuestros lomos con la verdad“
En la Corte de Dios siempre triunfa la verdad. Jesucristo es la verdad (Juan 14:6). Si tú no te mueves en la verdad de Dios dejaras la puerta abierta para que el ladrón vuelva a entrar y hacer de las suyas. Camina en la verdad de Dios cada día.
b)“vestidos con la coraza de justicia”
En la Corte de Dios también se impone Su justicia. No creas que tú tienes la fuerza o la habilidad para recuperar lo perdido y para vivir protegido. Esta protección es por los méritos de Cristo no los nuestros. Camina en obediencia y limpieza espiritual, cubierto con la sangre de Cristo.
c) “calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”
Háblale a otros de la paz que solo Cristo puede dar. No te quedes solo con la salvación que has recibido. Háblales a otros para que experimenten lo mismo que tú.
d) “tomad el escudo de la fe”
Para todo lo que hemos hablado se requiere fe absoluta y no permitir ni un gramo de duda. La fe es crucial en el plan de protección de Dios. Su fe es la que vence al mundo (1 Juan 5:4)
e)“tomad el yelmo de la salvación”
Controla tu mente pensando en las promesas de Dios y no en los susurros mentirosos del diablo. En la lucha espiritual no olvides que la mente es el campo de batalla. El que conquista la mente, ganará la batalla.
f)“la espada del Espíritu que es la palabra de Dios”
La Palabra de Dios es la espada o arma espiritual de ataque del cristiano, para utilizarla contra el enemigo de nuestras almas. Con la verdad de la Palabra tú puedes diferenciar lo que proviene de Dios y las palabras del enemigo.
Este es el tiempo de poner las cosas en su lugar, en su debido orden, en el orden de Dios. Actúa en fe y créele a Dios en Su fidelidad y Poder. La ley de restitución será para tú, entonces, mucho más que un hecho histórico, ¡será un hecho real y actual para la Gloria del Señor!
PASOS PRÁCTICOS HACIA LA RESTITUCIÓN:
1) Toma un papel y lápiz y escribe lo siguiente:
MI MANDATO ESCRITO DE RESTITUCIÓN DIVINA:
Mi nombre: (Escribe tu nombre)
En este día, en el Nombre de Jesús, voy a detallar las cosas que el enemigo me ha robado por años y a actuar espiritualmente en fe, creyendo lo que la Biblia dice acerca de la Ley de Restitución. Declaro que a partir de este día, luego de la oración de fe, mis cosas comenzaran a cambiar por la obra del Espíritu Santo.
A continuación voy a detallar lo que el enemigo me ha robado y lo que le ha sido ordenado por Dios para que me devuelva:
1. (Detalle lo que el enemigo le ha robado):
2. (Detalle lo que el enemigo le ha robado):
3. (Detalle lo que el enemigo le ha robado):
4. (Detalle lo que el enemigo le ha robado):
5. (Detalle lo que el enemigo le ha robado):
De acuerdo a la Ley de Restitución declaro decretado por la Ley de la Palabra de Dios que no solo he de recuperar lo perdido, sino además recibiré un incremento del setecientos por ciento (700%) de acuerdo a lo dicho en Proverbios 6:30-31
Declaro esto ante los testigos: Dios el Padre, Jesucristo el Hijo, y el Espíritu Santo, y la iglesia de Dios.
2) Una vez escrito, léelo en voz alta tomando autoridad en el Nombre de Cristo, y haciendo una confesión de fe de que volverá a sus manos lo que le ha sido robado injustamente.
3) Repítelo varias veces al día hasta que su fe esté bien afirmada, creyendo que lo que has dicho ha sucedido en lo espiritual y lo verás reflejado en lo natural.
4) Mantén una fe expectante, esa clase de fe que recibe lo que dice en el Nombre del Señor.
¡Hoy es el tiempo de poner en práctica en nuestras vidas la ley de restitución!