
Una manera diferente de ver a la alimentación
En los últimos tiempos pareciera incrementarse una concientización sobre el cuidado de la salud y los alimentos que uno consume, debido a que los estos ya no “vienen como antes” sino que cada vez parecieran venir entremezclados con productos químicos que precisamente no son buenos para la salud.
El término “comida chatarra”, pesticidas, dietas, sumado a la avalancha de especialistas que aparecen promoviendo dietas saludables o milagrosas, ya son parte de nuestro vocabulario popular.
Más allá de todo eso y del multimillonario negocio que esto representa, hay algo cierto y es que debemos ser responsables de lo que comemos.
No estamos muy acostumbrados a escuchar prédicas o enseñanzas bíblicas relacionados a tener una dieta saludable y cuidar nuestros cuerpos, pero considero que en estos tiempos tan tóxicos, como pueblo de Dios necesitamos saber que hacer con el cuidado de nuestro cuerpo y salud.
Em 3 Juan v. 2 leemos “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”, como un deseo divino de cuidar no solo el espíritu y el alma, sino también el cuerpo.
No hemos sido enseñados a cuidar con la misma intensidad a nuestro cuerpo como cuidamos lo espiritual. Consecuencia: Muchos tienen salud espiritual, mental pero no física. Viven enfermos y con una salud deteriorada.
La Palabra de Dios nos da un equilibrio para no caer en el estilo hedonista que adora el cuerpo y exagera con la manera de comer “saludable”.
Para comenzar debemos saber que nuestro cuerpo, como creyentes en Cristo, es muy importante para el Señor. 1 Corintios 6:19-20 dice: “19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
Aquí el pasaje dice claramente que nuestro cuerpo no es nuestro, sino de Dios. Eso nos da la responsabilidad de cuidarlo, porque Dios lo compara con un templo donde reside la gloriosa presencia del Espíritu Santo.
¡Esto nos enseña que debemos ser buenos administradores de nuestro cuerpo y tener mucho cuidado de lo que comemos! Somos llamados a glorificar a Dios con nuestro cuerpo y la forma de alimentarnos.
1 Corintios 3:16-17 dice algo terminante: “16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
Considero que en los tiempos que vivimos, es necesario e indispensable ser guiados por Dios para saber cuáles cosas comer y cuál alimento sumar o abandonar de nuestra dieta diaria.
Quizás nos cuesta entender que comer y alimentarse pueda considerarse algo espiritual, pero en realidad es así a los ojos de Dios. ¿Por qué? Porque llevar una mala alimentación y no tener una dieta saludable diaria, perjudica la salud, nos enferma y puede acortar nuestros días en la tierra. Nuestra negligencia alimenticia y del cuidado de nuestro cuerpo pudiera impedirnos cumplir totalmente el destino que Dios ha trazado para nuestras vidas.
En este artículo no quiero mencionar lo que es bueno o lo que es malo comer, ni recomendar alguna dieta saludable, ya que no es mi campo de acción, pero si considero importante la necesidad hoy día de concientizarnos lo espiritual que conlleva todo lo relacionado a cómo nos alimentamos.
Existe una conexión entre lo natural con lo espiritual. En Marcos 14:22 leemos “Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.”. Esto generalmente lo miramos bajo la óptica de lo que es la Cena del Señor, pero notemos que Jesús bendice el pan y este es bendecido.
Esto nos da una estrategia para aplicar hoy: La necesidad de bendecir los alimentos antes de comer. Allí sucede algo sobrenatural al orar: Los alimentos ingeridos fortalecen nuestro cuerpo, nos ayudan a tener salud y a la vez todo lo químico y destructor es cancelado.
Generalmente oramos por los alimentos antes de comer para dar gracias por la provisión divina para comprarlos, pero, ¿no consideras que sería bueno agregar a esa oración que los alimentos ingeridos fortalezcan nuestro cuerpo, y a la vez todo lo químico y destructor sea eliminado?
Necesitamos ver las cosas como Dios las ve, inclusive en el área del cuidado del cuerpo y la alimentación. Debemos ser buenos administradores de nuestro cuerpo y eso implica ser sabios a la hora de alimentarse.
El Señor nos ayude a tomar las decisiones mas saludables para el cuidado de nuestro cuerpo, y que el nos guíe por su Espíritu a seguir una dieta acorde a nuestro destino, una dieta que nos permita estar saludables para hacer su voluntad, cumplir nuestra misión y ministerio en la tierra. ¡A eso hemos sido llamados, a glorificar también al Señor con nuestro cuerpo!
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