LA CONEXIÓN ESPIRITUAL QUE EXISTE ENTRE LA IGLESIA E ISRAEL

Recopilado por Ritchie Pugliese

Las raíces olvidadas de la Iglesia

Para poder entender el plan global del Señor y los principios del Reino de Dios, debemos conocer y entender primero nuestras raíces como Iglesia de Jesucristo y para eso debemos remontarnos a la historia del pueblo hebreo.

Pareciera que muchas veces ni se nos ocurre pensar (en realidad muchos creyentes ni lo saben) que nuestras raíces como creyentes en Cristo están estrechamente relacionadas con el pueblo hebreo.

Por muchos años se vio a la Iglesia cristiana como una cosa y a Israel como otra bien diferente, donde no existía ninguna relación entre ellos.

No muchos creyentes se han puesto a pensar que Jesucristo, nuestro Señor y Salvador era judío y que desarrolló su ministerio terrenal alrededor de Israel. Los discípulos de Jesús fueron todos judíos y cuando a Iglesia fue fundada por el Espíritu Santo, en el día de Pentecostés, todos sus integrantes eran judíos. Los primeros años toda la vida de la Iglesia estuvo concentrada en Israel hasta el tiempo en que ella se expandió.

Sumado a eso, la Biblia traza el plan de Dios desde la creación, y en ella se registra como Dios soberanamente eligió a un pueblo para ser llamado su pueblo: Israel, y a partir de ellos transmitir sus principios a toda la humanidad.

En Juan 4:22 leemos las palabras de Jesús donde dice que el evangelio de la salvación que hemos recibido y anunciamos proviene de los judíos.

Dios en este tiempo está restaurando a la Iglesia para que ella despierte a un nuevo nivel de realidad en diferentes áreas. Una de las cosas que la Iglesia ha olvidado y casi ni se habla es el concepto del “nuevo hombre” que enseña la Biblia.

Nosotros hemos sido llamados para colaborar con el Señor para alcanzar la plenitud de los gentiles convertidos a Cristo, aunque nuestra demostración del reino de Dios también debiera acelerar lo que el Señor está haciendo a través del pacto que él tiene con su pueblo, los judíos.

No existen dudas que los judíos son el pueblo de pacto de Dios, pero pareciera que nosotros, los gentiles, nos hubiéramos olvidado que somos los que hemos sido injertados en el árbol de Dios. La Biblia lo muestra claramente en Romanos 11: 16-18 y 25-27: “Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.”

Cuando miramos acerca de la vida y poder de la iglesia primitiva, nos damos cuenta que aquello no sucedió por casualidad, sino que fue algo planeado por Dios.

La iglesia ha sido parte del plan de Dios desde la creación. Por dos mil años, Dios trabajó para preparar su aparición. Cuando el tiempo se acercaba, Jesús dijo que él edificaría su iglesia (Mat. 16:18).

Efesios capítulo tres describe a la iglesia como un misterio que había estado oculto desde la fundación del mundo. El misterio de Dios era que él había planeado que los gentiles convertidos a Cristo pudieran ser juntamente coherederos con los judíos que creyeran en el Mesías, para capacitarlos a experimentar todas las bendiciones de Dios.

Cuando leemos el Antiguo Testamento, vemos a Dios trabajando con un pueblo elegido, los hebreos. En aquella época si uno era gentil y quería conocer la verdad de Dios, tenía que convertirse primero en judío. Dios se había “atado” a si mismo con este pueblo, por así decirlo, con un pacto eterno para que sus bendiciones fueran una herencia real para cada judío.

Lo increíble de todo esto, es que Dios tuvo un plan secreto. Su plan era a través de la iglesia, injertar en la “planta bendecida” a los gentiles para que estos también pudieran recibir y disfrutar sus bendiciones. Efesios 2:11-19 lo explica de esta manera: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,…”

Así es como Dios ve a su iglesia. La iglesia es el sendero de Dios para incluir a los gentiles en las bendiciones de pacto que él tuvo con Israel. Para poder entenderlo, Dios nos da una poderosa ilustración: El fructífero árbol de oliva.

Analicemos brevemente cada parte de este árbol:

1. La raíz, que representa el “judaísmo bíblico” o los principios revelados de Dios a su pueblo (Importante: Este no es el judaísmo religioso rabínico, legalista, que es otra cosa completamente diferente). Por así decirlo, el “judaísmo bíblico” era la “religión” de Abraham, Moisés, David, revelada en las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento. Todo este caudal de revelación divina ha constituido la raíz de nuestra vida cristiana.

2. Las ramas, son la parte del crecimiento natural del olivo. Estas ramas representan a aquellos que sirvieron al Dios de Israel y reconocen a Jesús como el Mesías (ungido). En esa lista están Pablo, Mateo, Lucas, Juan, Santiago, Pedro. Ellos eran lo que se conoce hoy como “judíos mesiánicos”. Ellos adoraban en el templo, celebraban las fiestas, seguían los patrones revelados por Dios en su total significado pues reconocieron a Cristo como el Mesías de Dios.

3. Las ramas cortadas del árbol representan el judaísmo rabínico, farisaico que rechazó a Cristo como el Mesías. Ellos al rechazar a Cristo y pretender reemplazarlo por seguir ciertos ritos religiosos, perdieron el derecho de disfrutar su herencia legítima. El tiempo está llegando cuando veamos a miles de judíos religiosos, venir a los pies de Cristo y reconocerlo como el Mesías, para disfrutar allí su herencia en plenitud.

4. Las ramas silvestres, las cuales fueron injertadas en el árbol de Dios, somos nosotros, la iglesia de los gentiles. Dios nos ha injertado con las ramas naturales para que podamos compartir con el remanente del Israel redimido por Cristo, las bendiciones de pacto de Dios.

Los cristianos gentiles, entonces, como ramas injertadas, podemos disfrutar cada bendición que viene a través del árbol, por eso Jesús dijo que la salvación viene de los judíos. ¿Habíamos pensado que toda cosa buena que recibimos de Dios ha sido el resultado de haber sido injertados en la raíz de la herencia judía?

Como mencionamos al principio, a través de los judíos hemos recibido las Sagradas Escrituras, los pactos y las promesas de Dios; también hemos recibido a Jesús nuestro Mesías, el cual en naturaleza humana era judío. Israel y el pueblo judío tienen una importancia significativa en nuestra herencia cristiana.

En el libro de Hechos nos encontramos con que la iglesia primitiva tenía líderes hebreos y la congregación era toda judía. La iglesia primitiva tenía bien en claro cuáles eran sus raíces hebreas y siempre bendecían a la comunidad hebrea de Israel (Ro. 15:25-27).

Por años hemos visto como si la iglesia y el pueblo hebreo no tuvieran nada en común. El enemigo, con su sistema anticristiano, odia a todos aquellos que se alinean con el Espíritu de Dios y pareciera determinado a exterminar la Israel, la única nación que ha sido elegida por Dios y ha hecho pactos con Dios.

Debido a esa raíz es que la iglesia tiene la vida de Dios. El Apóstol Pablo nos da una advertencia a nosotros, los gentiles y nos dice en Romanos 11:18 que nosotros no sostenemos la raíz, sino que la raíz nos sostiene a nosotros.

El “judaísmo bíblico”, entonces, es la raíz por las cuales crecemos. Al ser injertados en dicha raíz, somos alimentados y nutridos con la vida de Cristo. Ésta nutrición no está limitada a las bendiciones espirituales, sino que también incluyen una vida de gozo y contentamiento, hace que nuestra familia florezca, y sea la clave de salud y bienestar, e involucra las llaves para la prosperidad financiera.

Israel, una nación especial:

Cuando leemos la historia del pueblo hebreo, encontramos que generalmente ellos experimentaron un estilo de vida de bendición y prosperidad que aún la iglesia no ha podido comprender todavía.

En su libro, “El fenómeno judío“, su autor, Steven Silbiger describe la increíble prosperidad de los judíos en Estados Unidos. El menciona que la mayoría de los judíos americanos llegaron no más de dos generaciones atrás. Llegaron como inmigrantes y alcanzaron un éxito increíble al compararlo con cualquier otro grupo étnico.

Silbiger menciona que la proporción de judíos en Estados Unidos es pequeña, casi el dos por ciento de toda la población pero a pesar de eso:

1. El 20% de los profesores que lideran las universidades son judíos.

2. 25% de los ganadores de los premios nobel son judíos.

3. La tercera parte de los multimillonarios son judíos.

4. 40% de las firmas de abogados que lideran New York y Washington son judíos.

Por supuesto, no todo judío es millonario, pero los judíos tienen un porcentaje más alto que los no judíos. La respuesta a todo esto, la describe Silbiger diciendo que todo esto ha sido debido al factor relacionado con la religión y la cultura judía.

Esto lo afirma una persona que no tiene a Cristo en su corazón, pero que se da cuenta que hay algo especial detrás de este pueblo. ¿Nos habíamos puesto a pensar nosotros en esto? La respuesta es obvia: Su avance y prosperidad no ha sido mérito de ellos sino de Dios quien en su infinita gracia eligió a ésta nación para demostrar la cultura y los principios del Reino.

Las causas del éxito de los judíos están basadas en los principios de vida (nosotros le decimos hoy a esto “judaísmo bíblico”) que Dios les dio hace miles de años. Dios prometió que los que obedecieran las instrucciones que él dio experimentarían éxito. (Leer Josué 1:8; Deuteronomio 28:1-14. Salmos 1:1-3).

Además dijo que los que bendijeran al pueblo hebreo serían bendecidos y los que los maldijeran serían asimismo maldecidos. Estar alineados con Dios significa estar alineados con Israel.

Una buena pregunta para hacerse es ¿Por qué Dios eligió en la antigüedad a los judíos para ser su pueblo elegido?

Para entenderlo, necesitamos saber que debido al paganismo, la humanidad había perdido el real entendimiento de la realidad espiritual. El libro de Romanos describe la bajeza inmoral de la raza humana.

Los seres humanos eran idólatras y habían perdido el concepto real de Dios. Esto es lo mismo que sucede hoy cuando le hablamos a alguien de Cristo. La gente no entiende el real concepto de Dios, porque cuando les hablamos ellos nos preguntan de “qué Dios” se trata. Su imagen de Dios está limitada a alguna imagen o rito religioso pagano.

Esto es lo que sucede hoy y está afectando la iglesia de Cristo. Muchas personas han hecho decisión por Cristo pero tienen que atravesar un largo proceso para entender las verdades básicas del Cristianismo.

Ese fue el problema que encontraron los apóstoles cuando predicaron el evangelio. Se les revelaba a ellos la verdad de Dios, pero debido a su patrón de pensamiento pagano, se creaba en realidad una confusión. Esto le pasó a Pablo en su primer viaje misionero cuando fue a Listra e hizo milagros. Cuando hacían milagros en Jerusalén, la gente se los atribuía a Dios pero al hacerlo en tierras paganas, la respuesta de la gente era diferente. Ellos pensaban que los apóstoles eran dioses.

Esto es lo que está sucediendo hoy en nuestra cultura moderna. Predicamos el evangelio, la gente se convierte pero no aprende a cambiar la mentalidad pagana por la mentalidad de reino que Dios le dio a los hebreos y está reflejada en las Sagradas Escrituras.

Es por eso que hoy, por ejemplo, vemos que la santidad no es muy común en la iglesia y que pareciera que vemos por todos lados cristianos con un pie “mitad en la iglesia y el otro en el mundo”.

La falta de entendimiento y la de realizar un cambio de mente hace que la iglesia sea un lugar de mixtura o mezcla spiritual: Un poco del reino del Dios con un poco de los principios del mundo.

Cuando leemos las Epístolas, vemos a Pablo metido en problemas para transmitir los conceptos del reino de Dios a la gente de trasfondo pagano.

Los convertidos no podían entender que era malo participar de fiestas idólatras, pues en el primer siglo los templos también eran utilizados como lugares para ir a comer y comprar alimentos. Los animales eran sacrificados a los ídolos, se los descuartizaba y luego se los vendía a la gente. Por eso Pablo les advertía acerca de la comida sacrificada a los ídolos.

La santidad fue un concepto difícil de entender para los gentiles, pero sí era bien conocido para el pueblo de Dios. Lo más cerca que el pagano podía asociar con la santidad era el ascetismo. El ascetismo griego enseñaba que todo lo físico era malo y que todo lo espiritual era bueno. Ser bueno significaba separarse del mundo físico y sus placeres. Esto afectó a la iglesia gentil por mucho tiempo.

En la Edad Media, si uno quería ser santo, tenía que hacer un voto de pobreza, vivir en un monasterio y torturarse a sí mismo toda la vida. El ascetismo perjudicó a la verdadera adoración a Dios.

La verdadera adoración era la que practicaban los hebreos. Mucha expresión física era parte de la alabanza y adoración. El cuerpo era visto como un instrumento para expresarse a Dios. Es por eso que al penetrar el evangelio en el mundo griego, la gente se preguntaba cómo era posible, si lo físico era malo, que uno pudiera alabar y adorar con su participación corporal a Dios.

Aunque cueste creerlo, estos patrones de pensamientos están afectando a la Iglesia de Cristo, donde pareciera haber una mezcla de lo pagano y lo santo.

Nuestro patrón de pensamiento pagano nos ciega demasiado para poder entender toda la revelación de Dios y los principios de su reino. Hemos perdido nuestra identidad inicial, nuestras raíces y es por eso que no experimentamos una verdadera renovación espiritual en nuestra iglesias ni un mayor impacto en nuestra sociedad.

Otra pregunta que surge aquí es; ¿Cómo entonces el mundo va a conocer al Señor con éste patrón de pensamiento pagano?

La solución de Dios a éste problema fue levantar una nación de sacerdotes, especialmente entrenados para entender y comunicar las verdades del reino de Dios. Su plan fue elegir un pueblo y prepararlos, como un atleta para la competencia, ubicándolo en situaciones difíciles para que allí pusieran en práctica los caminos de Dios.

Para esto fue que Dios creó y eligió al pueblo hebreo. Él tomó la simiente de Abraham y les dio una cultura que se alineara con Su verdad espiritual.

Les enseñó que hay un Dios, el cual es celoso y que no compartirá su gloria con ningún ídolo. Les reveló su santidad, su amor y su justicia. Les dio una vista profética de la historia y les habló del Mesías que vendría.

A través de la Torah, palabra que significa “las enseñanzas de Dios” (generalmente se la traduce como “ley”), les dio un modelo de vida cotidiano. Les enseñó sobre la santidad, con días santos, gente santa, lugares santos. Dividió el mundo en limpio o impuro para enseñarles que el pecado los separa de tener comunión con él.

Les habló de los sacrificios y de la sangre del pacto, les enseño los ciclos bíblicos de la vida y les dio sabiduría para tener éxito. Les enseñó a prosperar y a demostrar al mundo lo que significa ser parte del pueblo de Dios. También los corrigió y castigó para enseñarles a caminar rectamente con Dios… hasta que en el tiempo indicado el Mesías prometido, Jesucristo, llegó.

Fue por eso que cuando Juan el Bautista introdujo a Jesús, no tuvo que explicar qué significaba el cordero que lleva el pecado del mundo. Ellos ya sabían lo que significaba.

A través de la historia Dios reveló que había elegido a los judíos para que fueran una nación de sacerdotes, un pueblo especial preparado para comunicar su verdad entre las naciones gentiles (leer Éxodo 19:6; Isaías 60:3; 61:6; Zac. 8:23).

Muchos han confundido las palabras de Pablo cuando dijo que iba a predicar a los gentiles y pensaron que eso era porque iba a renunciar a sus raíces hebreas.

Donde él fue, ministró primero a los judíos y los gentiles que se convertían eran aquellos que frecuentaban de alguna manera las sinagogas y tenían algún entendimiento de Dios.

La Iglesia cristiana continuó por años sin perder su identidad hebrea, lo cual no hay que confundirla con seguir el judaísmo religioso farisaico legalista sino los principios espirituales y morales que Dios le dio a su pueblo, no sólo para ser practicado inicialmente por los hebreos sino por todos aquellos que serían injertados en la planta de olivo (todos los creyente en Cristo).

La historia relata que cuando Constantino legalizó el Cristianismo en el 312 d.C, el rechazó los fundamentos hebreos que caracterizaban al verdadero pueblo de Dios y lo cambió fusionando principios religiosos babilónicos paganos con algo de religión cristiana.

La iglesia allí comenzó a desmenuzarse y perder autoridad, poder y bendición…lo cual pareciera seguir hasta hoy donde solamente se ven algunos avivamientos aislados pero no una iglesia que manifiesta los principios del reino de Dios en la sociedad.

Constantino realizó cambios que aparentemente ayudarían a la difusión del Evangelio pero que en realidad la perjudicaron. Algunos cambios fueron:

a) La muerte de la iglesia en los hogares

Aunque la iglesia primitiva se reunía en reuniones masivas, la iglesia en los hogares era el fundamento de la actividad de la iglesia. Constantino edificó una iglesia en Roma y se la llamo basílica. El diseño interior estaba tomado del lugar donde estaba el trono real del palacio. Estaba constituido por una plataforma en semicírculo donde en el centro estaba el trono del rey, pero ahora estaba reservada para el clero y lo que se conoce como nave o lugar donde la gente venía a escuchar al rey. Para nosotros hoy es donde están los bancos de la iglesia.

Además Constantino prohibió las reuniones en los hogares decretando que las reuniones cristianas debían ser públicas y en edificios autorizados. Este fue un cambio de la iglesia informal en el hogar a una iglesia pública formal. Después de Constantino la iglesia llegó a ser un edificio.

b) Un cambio en la adoración

Constantino también cambió la forma de la adoración. La adoración en los hogares era libre, espontánea e íntima con poco formalismo o liturgia. Para Constantino la mejor expresión de adoración estaba en una forma solemne, ritual de acuerdo a la corte imperial romana.

Las reuniones de adoración se transformaron en ceremonias públicas solemnes. Constantino cortó las raíces judaicas de la iglesia y las insertó en las raíces del paganismo griego.

c) Rechazo las raíces judaicas de la iglesia

d) La influencia del paganismo

Constantino no solo separó a la iglesia del “judaísmo bíblico” sino que la unió al paganismo.

Para resumir, podemos decir que para el año 600 el paganismo había inundado a la iglesia, donde la mezcla espiritual hacía que hubiera líderes no convertidos, simpatizantes en vez de verdaderos creyentes, superstición e idolatría en vez de genuina adoración, entre otras cosas.

Gracias a Dios a través de los tiempos el intervino para poder colocar a su iglesia en la posición que siempre tuvo tener. Fue por eso que en el siglo XVI Dios restauró la doctrina de la salvación, en el siglo XVIII el restauró la búsqueda de la santidad y en el siglo XX restauró los dones del Espíritu Santo.

Lo que la Iglesia perdió al desalinearse del plan de Dios:

¿Qué fue lo que realmente perdió la iglesia a través de las “reformas” de Constantino?

Lo que se perdió fue el punto de vista bíblico y el sistema de valores que Dios había edificado en el pueblo de Israel. Esto transformó a la iglesia en algo muy diferente al diseño original.

Cuando los gentiles convertidos entraron a la iglesia, trajeron con ellos su trasfondo pagano. Dice la historia, que alrededor del siglo segundo los líderes ya no tenían bien en claro lo que significaban las raíces bíblicas judaicas, pues su formación inicial no fue hecha con los valores de las Sagradas Escrituras sino según los principios de los filósofos griegos.

El problema era que muchos de los escritores gentiles querían aceptar el mensaje de Cristo sin rechazar la filosofía pagana. Ellos aceptaron más la filosofía griega escrita por hombres, que la sabiduría de Dios. Esta forma de pensamiento pagano, empobreció la real propuesta de Dios para la humanidad.

Esta idea predominante del pensamiento griego, en vez del hebreo, originaron severos cambios que afectaron a la iglesia. Mencionaremos cuatro áreas que produjeron cambios negativos en la iglesia.

a. La pérdida de la actitud correcta hacia Dios

Como resultado del trato de Dios con Israel, el pueblo hebreo había desarrollado una actitud de admiración hacia Dios. Ellos consideraban el nombre de Dios demasiado santo como para pronunciarlo. En vez de decir Jehová, ellos decían “El Señor”. Su nombre era tan santo que no se lo podía inclusive escribir en una lapicera/pluma común.

Los griegos y los romanos nunca tuvieron esta clase de asombro hacia sus dioses, pues ellos tenían imágenes en forma humana y sus dioses eran tan falibles como la gente. Ellos podían tener miedo de algún dios pero no respetarlo o venerarlo.

Para el judío, la persona de Dios era tratada con gran respeto. Dios no podía ser objeto de análisis sino de amor y respeto. Los judíos sabían que la frágil mente humana jamás podría ser capaz de entender a Dios. La única respuesta posible era rendirse ante él, obedecerle, adorarle y servirle.

Para resumirlo, el judío no se acercaba a las Escrituras para entender a Dios sino para aprender como agradarle. La mentalidad griega por otro lado, exaltaba el pensamiento humano sobre el de Dios. Ellos presumían que la mente podría en definitiva entender a Dios y creían que si uno podía entender algo, lo podía controlar.

Todo lo relativo a Dios era para ser examinado científicamente y filtrarlo según la mente natural. Este patrón de pensamiento creó el concepto griego de preocuparse por analizar a Dios. De allí se originaron los infructuosos debates en la iglesia cristiana.

b. La pérdida de la actitud correcta hacia las Sagradas Escrituras

El pueblo hebreo no solo tenía admiración, asombro de Dios sino que tenían una increíble reverencia y respeto por las Escrituras. Por eso mismo fueron llamados la “gente del libro”.

Los judíos enseñaban que era tarea de todos aquellos que deseaban caminar con Dios leer y estudiar la Torah por ellos mismos. Históricamente, cada sinagoga era un centro de entrenamiento y enseñanza donde los individuos eran entrenados en las cosas de Dios. Los judíos muchas veces tocaban la Torah y luego ponían sus dedos en la boca para “gustar” la dulzura de la Palabra de Dios.

La Torah comenzaba a ser enseñada cuando los hijos tenían tres años. A los seis ya sabían cómo leer y escribir en hebreo y al tener trece se esperaba que supieran de memoria toda la Torah, más la sección de los salmos y los profetas.

La iglesia fue perdiendo este concepto de respeto por las Escrituras, ella fue creciendo con la actitud pagana del punto de vista griego. La mentalidad griega es la que hace que gran parte de los creyentes hoy no les interese conocer la Palabra de Dios, ya que el estudio profundo, ellos creen, es para los ministros o líderes.

Esto hizo desarrollar la ignorancia escritural, donde desde el frente se decían cosas que la gente no sabía discernir si eran o no de Dios. Esta ignorancia ha hecho desarrollar generaciones de cristianos ignorantes de la Palabra de Dios, de sus promesas y beneficios. Hoy pareciera haberse perdido el concepto del devocional diario y estudio profundo de la Palabra de Dios.

c. La pérdida del énfasis correcto sobre la vida en el hogar

La vida espiritual de la iglesia actual está basada principalmente en la actividad en la iglesia (edificio). La mentalidad hebrea era que el principal lugar para el desarrollo espiritual era el hogar. Muchos nos olvidamos que muchos de los personajes bíblicos no tenían una iglesia donde congregarse ni lugar público para adorar a Dios.

Al estudiar la Biblia nos damos cuenta que tanto el tabernáculo como el templo no eran lugares para la adoración pública semanal. Hasta la cautividad babilónica, las sinagogas probablemente no existían.

Las reuniones principales eran las reuniones en el hogar, presididas por el padre, el cual funcionaba como el líder y sacerdote de la familia. La responsabilidad del padre era guiar a su familia a adorar a Dios, dar gracias a Dios por sus bendiciones, orar por su esposa e hijos y cualquier invitado presente. Esto hacía que cada jefe de familia fuera un líder potencial.

d. La pérdida de la actitud correcta hacia la vida

Para la mayoría de la gente del mundo, seguir a Cristo es algo aburrido, triste, legalista, enjuiciador. La verdad que ésta apreciación no fue equivocada pues la filosofía estoica griega con su ascetismo exaltaba la pobreza, el sufrimiento, como si fueran virtudes.

En la Edad Media los que querían vivir más cerca de Dios tenían que hacer votos de celibato, pobreza, y torturarse a sí mismos pues el sufrimiento físico era algo santo. Se asoció todo lo cristiano con lo aburrido, triste, negativo.

La mentalidad hebrea, en cambio, ve la vida con alegría y como un regalo de Dios y ve a Dios como el dador de todas las bendiciones. La relación con Dios está asociada con el celebrar o festejar la bondad de Dios.

En Deuteronomio 28:47 leemos que Dios quiere que su pueblo lo sirva con gozo y alegría de corazón, debido a la abundancia de todas las cosas. Esta actitud contrasta completamente con las actitudes del mundo griego y romano.

En el primer siglo, los Epicúreos decían; “comamos y bebamos, que mañana moriremos”; los ascetas Estoicos decían: “ayunemos y seamos sobrios que mañana igual moriremos”, en cambio la mentalidad hebrea piadosa, que agrada a Dios era: “comamos, bebamos y estemos agradecidos, porque la vida es un regalo de Dios (Ecl. 3:13).

Estos son algunos de los cambios desfavorables que la Iglesia Cristiana experimentó y que lamentablemente siguen vigentes hasta hoy día, en su mayoría, pero Dios está preparando el terreno para poner las cosas en su lugar y hacer que la iglesia que hoy esta desalineada, vuelva a ponerse en el curso bendecido de Dios y pueda alinearse en el plan único y original de Dios.

Este es el tiempo de restauración, para que las cosas vuelvan a su patrón original. ¡Hacia allá vamos!

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