En la Palabra de Dios encontramos dos personajes que vivieron en tiempos diferentes, pero que tenían algo en común. El primero lo encontramos en Isaías 6:1-5 donde dice lo siguiente: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”
El segundo lo encontramos en el Nuevo Testamento y es precisamente el Apóstol Pablo. Leemos lo siguiente en Romanos 7:14-24: “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
Me llamó la atención lo que dijeron estos siervos de Dios de si mismos. El profeta Isaías al verse ante la presencia de Dios se consideró una persona de labios inmundos… ¡justo él, que era profeta y supuestamente un profeta habla lo que Dios le dice! Por el otro lado, el apóstol Pablo, al considerar su naturaleza humana frente a la presencia de Dios se considero un ser miserable. Un apóstol era de gran estima y valor, muy apreciado… ¿que los llevó a expresarse así de si mismos?
Lo que tuvieron en común el profeta del Antiguo Testamento y el apóstol del Nuevo Testamente fue que ellos se conocían a si mismos. Ellos sabian que si no fuera por la gracia de Dios, no podrían nunca complacer ni agradar al Señor.
La clave para una vida espiritual saludable, es en PRIMER lugar: Aprender a conocernos a nosotros mismos, y en SEGUNDO lugar: Dar lugar a la presencia del Espíritu para que forme en nosotros un corazón que agrade a Dios.
En cuanto a aprender a conocernos a nosotros mismos, no en vano la Escritura nos dice en 1 Timoteo 4:16 “ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.”
La Palabra de Dios enfatiza la necesidad imperiosa, sobre cualquier otra cosa, de guardar nuestro corazón, ¡porque desde ese lugar fluye ni más ni menos que la vida!… pero, ¿cuál es el significado del corazón en la Palabra de Dios?
Para conocernos a nosotros mismo, debemos ir al centro o núcleo de la cuestión y es que necesitamos conocer el estado o lo que hay en nuestro corazón.
Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.”
El corazón en la Palabra de Dios es considerado el centro de la vida mental y espiritual del ser humano. Es el asiento de las actitudes, emociones e inteligencia. Se refiere a la mente, los pensamientos y el intelecto.
El corazón y el intelecto están estrechamente relacionados, y al corazón se lo considera asiento de la inteligencia: “Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible… De lo contrario… entenderían con el corazón, y se convertirían, y yo los sanaría” (Mat. 13:15 NVI).
El corazón está vinculado con el pensamiento: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prov. 23:7). Meditar algo en el corazón significa considerarlo cuidadosamente (Luc. 1:66, 2:19). La forma hebrea literal de decir que uno se preocupa por algo es “poner en ello el corazón”. En hebreo, “llamar algo al corazón” es lo que se traduce “recuerden esto” (Isa. 46:8 NVI). Todas estas son funciones mentales, pero en el lenguaje bíblico están relacionadas con el corazón.
Estrechamente relacionados con la mente están los actos de la voluntad, aquellos que resultan de una decisión consciente o deliberada. Así pues, 2 Cor. 9:7 afirma: “Cada uno dé como propuso en su corazón”. Ananías concibió en su corazón la acción de mentir al Espíritu Santo (Hech. 5:4). Las decisiones conscientes se toman en el corazón (Rom. 6:17). Asociados a la voluntad están los anhelos y los deseos humanos. Romanos 1:24 describe cómo “Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros” (NVI).
El corazón no solo está asociado con actividades de la mente y la voluntad sino que además está íntimamente relacionado con los sentimientos y los afectos de la persona. Emociones como alegría o dolor se originan en el corazón (Sal. 4:7; Isa. 65:14). También se atribuyen al corazón otros sentimientos, en especial en el AT. El temor de Nabal se describe con la frase “se le apretó el corazón en el pecho” (1 Sam. 25:37; comp. Sal. 143:4). La desilusión o la desesperación se describen con la frase, “la congoja abate el corazón”, que equivale a hacerlo detener (Prov. 12:25). Eclesiastés 2:20 dice: “Volvió, por lo tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría”. Otra emoción conectada con el corazón es la tristeza. Juan 16:6 declara: “Porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón”. Proverbios 25:20 describe la tristeza como tener el “corazón afligido”.
El corazón también es el asiento del sentimiento de amor y de lo opuesto, odio. En el AT, por ejemplo, a Israel se le ordena: “No aborrecerás a tu hermano en tu corazón” (Lev. 19:17). Una emoción similar, los celos amargos, se describe en Sant. 3:14 como que está alojada en el corazón. Por otra parte, el amor tiene su asiento en el corazón. Al creyente se le pide que ame a Dios “con todo [su] corazón” (Mar. 12:30; comp. Deut. 6:5). Pablo enseñó que el propósito del mandamiento de Dios es el amor “nacido de corazón limpio” (1 Tim. 1:5).
En las Escrituras se habla del corazón como centro de la vida moral y espiritual. Por ejemplo, se lo vincula con la conciencia. En realidad, la lengua hebrea carece de una palabra para conciencia, de manera que con frecuencia se usaba “corazón” para expresar ese concepto: “No me reprochará mi corazón en todos mis días” (Job 27:6). En 1 Sam. 25:31, la versión Reina Valera traduce la palabra hebrea para “corazón” por “remordimiento”. En el N. T. también se habla del corazón como aquello que nos reprende (1 Jn. 3:19-21). Se dice que todas las condiciones morales, desde la más elevada hasta la más baja, están en el corazón.
A veces se usa el corazón para representar el verdadero carácter o naturaleza de una persona. Sansón le descubrió a Dalila “todo su corazón” (Jue. 16:17). Esta verdadera naturaleza se contrasta con la apariencia externa: “el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Sam. 16:7).
En el aspecto negativo, se dice que la maldad surge del corazón: “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9). Jesús dijo que del corazón salen malos pensamientos, homicidio, adulterio, fornicación, robo, falso testimonio, blasfemia (Mat. 15:19). En otras palabras, la corrupción viene del interior más que del exterior.
Debido a que el corazón es la raíz del problema, allí es donde Dios obra en la persona. Por ejemplo, la labor de la ley está “escrita en sus corazones”, y la conciencia es prueba de ello (Rom. 2:15).
El corazón es el campo donde se siembra la semilla (la Palabra de Dios) (Mat. 13:19; Luc. 8:15). Además de ser el lugar donde están escritas las leyes naturales de Dios, es el lugar de la renovación. Antes de que Saúl se convirtiera en rey, Dios le dio un corazón nuevo (1 Sam. 10:9). El Señor le prometió a Israel un nuevo espíritu, que le quitaría el “corazón de piedra” y le daría “un corazón de carne” (Ezeq. 11:19). Pablo declaró que las personas deben creer en el corazón para ser salvas; “con el corazón se cree para justicia” (Rom. 10:10, comp. Mar. 11:23; Heb. 3:12).
El corazón es la morada de Dios. Dos integrantes de la Trinidad viven en el corazón del creyente. Dios nos ha dado “como garantía, el Espíritu en nuestros corazones” (2 Cor. 1:22). Efesios 3:17 expresa el deseo de que “habite Cristo por la fe en vuestros corazones”. El amor de Dios “ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom. 5:5).
LOS ESTADOS DEL CORAZÓN
- Corazón sabio
Eclesiastés 8:5
“El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.”
Exodo 28:3
“Y tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan las vestiduras de Aarón, para consagrarle para que sea mi sacerdote.”
- Corazón turbado/Perturbado/Desorientado
Isaías 7:4
y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías.”
1 Samuel 24:5
“Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl.”
- Corazón sin temor de Dios
Jeremías 5:24
“”Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.”
- Corazón malo
Proverbios 26:26
“Como escoria de plata echada sobre el tiesto Son los labios lisonjeros y el corazón malo.”
- Corazón sencillo
Génesis 20:5
“¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto.”
- Corazón íntegro
Génesis 20:6
“Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.”
- Corazón duro/endurecido
Exodo 4:21
“Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.”
Josué 11:20
“Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.”
- Corazón humilde
Levítico 26:41
“yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado.”
- Corazón obstinado
Deuteronomio 2:30
“Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy.”
- Corazón buscador de Dios
Deuteronomio 4:29
“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.”
- Corazón reflexivo
Deuteronomio 4:39
“Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro.”
- Corazón perverso
Deuteronomio 15:9
“Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado.”
- Corazón desviado
Deuteronomio 17:17
“Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.”
- Corazón mezquino
Deuteronomio 15:10
Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.
- Corazón desmayado/desfallecido
Deuteronomio 20:3
“y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;”
Josué 2:11
“Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.”
Josué 5:1
“Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel.”
- Corazón apocado
Deuteronomio 20:8
“Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.”
- Corazón gozoso
Deuteronomio 28:47
“Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,”
- Corazón miedoso
Deuteronomio 28:67
“Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.”
- Corazón alegre
Jueces 16:25
“Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.:”
Jueces 18:20
“Y se alegró el corazón del sacerdote, el cual tomó el efod y los terafines y la imagen, y se fue en medio del pueblo.”
Jueces 19:6
“Y se sentaron ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón: Yo te ruego que quieras pasar aquí la noche, y se alegrará tu corazón.”
- Corazón afligido
1 Samuel 1:8
“Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?”
- Corazón conforme al corazón de Dios
1 Samuel 2:35
“Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.”
- Corazón temeroso de la presencia de Dios
1 Samuel 4:13
“y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó.”
- Corazón valeroso/valiente
2 Samuel 7:27
“Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.”
2 Samuel 17:10
“Y aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que los que están con él son esforzados.”
- Corazón angustiado
2 Samuel 13:20
“Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no se angustie tu corazón por esto. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.”
- Corazón hipócrita
Job 36:13
“Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira, Y no clamarán cuando él los atare.”
- Corazón recto
Job 33:3
“Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad.”
Salmos 7:10
“Mi escudo está en Dios, Que salva a los rectos de corazón.”
- Corazón firme
Job 41:24
“Su corazón es firme como una piedra, Y fuerte como la muela de abajo.”
- Corazón triste
Salmos 13:2
“¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
- Corazón quebrantado
Salmos 34:18
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.”
- Corazón enardecido
Salmos 39:3
“Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego, Y así proferí con mi lengua:”
- Corazón limpio
Salmos 51:10
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
- Corazón herido
Salmos 102:4
“Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.”
Termino con el pasaje de 1 Corintios 15:10 que dice lo siguiente: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
¡Que esta sea nuestra oración!