Por Ritchie Pugliese
Como creyentes en Cristo Jesús, necesitamos aprender y entender cuál es el lugar de nuestra habitación o posición espiritual, para poder aplicarlo en nuestra vida cotidiana. Con esta posición espiritual viene la autoridad. El enemigo, conocedor de esto, intentará hacer todo lo posible para que no caminemos en esta dimensión bendecida por Dios.
La posición de autoridad espiritual puede ser descubierta y aplicada en nuestras vidas, pero también puede ser perdida o robada. Analizando lo que sucedió en el jardín del Edén con Adán y Eva en Génesis 3, vemos que ellos debido a su desobediencia perdieron su posición y autoridad espiritual. Allí vemos claramente como el enemigo se las robó, lo cual desencadenó sobre la faz de la tierra una serie de consecuencias lamentables. El ser humano perdió su comunión con Dios, la tierra fue maldecida. Nada escapó a los efectos de la desobediencia: Iniquidad, muerte, enfermedad, pobreza, terremotos, hambre, pestilencias y toda clase de mal.
Así como un hombre cedió su posición de autoridad espiritual por su desobediencia, sólo otro hombre podría recuperarla. Aquí no estaba en juego la autoridad de Dios o la de Cristo, sino la autoridad de todo aquél que se alinea bajo la cobertura de Dios y se transforma en su hijo-heredero.
Jesús, antes de retornar al Padre, declaró: “… toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:18-20)… ¡La obra de Cristo en la cruz del calvario fue el momento determinante para restaurar la autoridad que el ser humano había perdido en el Edén!
El Apóstol Pablo oró para que nosotros conociéramos la “supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos… la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los LUGARES CELESTIALES“ (Efesios 1:19-20). Esta posición de autoridad espiritual es el lugar para que todo creyente pueda habitar: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados… y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los LUGARES CELESTIALES con Cristo Jesús” (Efesios 2:1, 6).
Ahora bien, ¿Dónde se encuentra ese lugar de habitación de autoridad espiritual? La Biblia dice: “SOBRE TODO, principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero” (Efesios 1:21).
Al hombre redimido por Cristo se le ha dado una posición de autoridad espiritual sobre todo, inclusive el enemigo. Jesús mismo lo dijo: “He aquí os doy potestad… y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).
¡Nuestros derechos heredados al nacer de nuevo en Cristo nos han posicionado en aquellos lugares celestiales por encima del poder y toda fuerza del enemigo!