Por Ritchie Pugliese
La pandemia que ha afectado a prácticamente todo el mundo, sin lugar a dudas ha cambiado la forma de ver la vida para muchos, inclusive los redimidos por la sangre de Cristo.
Sumado al flagelo del virus, que ha dejado varias secuelas, existe una que pareciera estar afectando directamente a la iglesia de Cristo.
No son pocos los pastores que han informado que muchos de sus miembros, a pesar de tomar los recaudos sugeridos para las reuniones públicas, no han regresado a sus iglesias para congregarse. Otros directamente se han retirado definitivamente de la congregación.
¿Cuáles pudieran ser las causas por que la gente no ha vuelto a congregarse? Algunas de ellas son:
- Ahorro financiero
No son pocos los que han perdido su trabajo y/o sus entradas han disminuido, lo que los ha llevado a tener que ahorrar más que nunca en varias cosas, inclusive el combustible, gastos de bus, todo lo referido al traslado, enfocándose solo en moverse para ir a trabajar en la semana. La crisis económica ha pegado fuerte en muchos hogares donde la carencia y el endeudamiento han crecido desmedidamente.
- La comodidad y seguridad del hogar
El encierro dio lugar en la Iglesia al descubrimiento de poder realizar reuniones por Internet desde la casa, donde a más de uno le ha creado la buena idea de continuar de esa manera, libre, sin congregarse físicamente pero si estando conectados con el ministerio de la iglesia escuchando la palabra.
- Ninguna obligación con la vestimenta
Esto puede parecer trivial pero es similar al punto “1”. Al no tener la responsabilidad de tener que salir del hogar, le da la posibilidad de vestirse con ropa sencilla para el hogar sin tener la presión de tener que vestirse bien para salir y la necesidad de tener que comprar ropa para cambiar o renovar el vestuario.
- Perturbación psicológica que han producido ataduras espirituales
Muchas personas han quedado severamente afectadas emocionalmente debido a la pandemia y el confinamiento forzado. Las fobias, depresión, insomnio, angustia, sentirse cara a cara con la muerte, la pérdida de seres queridos, entre otras cosas, han afectado severamente a muchos creyentes.
- El temor y la incertidumbre
Es probable que ninguno de los puntos antes mencionados sean la raíz principal por la cual muchos creyentes no han regresado a las reuniones públicas en su congregación, sino el temor y la incertidumbre. Estos pudieran ser la raíz del problema. Muchos creyentes afectados han caído en su fe y han dado lugar a la incredulidad en sus vidas, lo que ha producido un aumento desmedido de temor al contagio, a contraer la enfermedad o directamente a morir. Sumado a eso, la incertidumbre de no saber lo que pudiera pasar en el futuro.
Toda esta clase de sensaciones, que bombardean fuertemente la mente, ha hecho que muchos hayan decidido aislarse definitivamente, tomar distancia prudencial o directamente evitar estar cerca de otras personas.
Una nueva conciencia sobre la individualidad
Todo este proceso de protección y cuidado personal debido a la pandemia, ha colaborado para crear una nueva manera de ver la vida bajo la óptica de la individualidad.
La individualidad es la expresión del individualismo. El diccionario de la RAE define al individualismo como “Tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales.”
¿Cuál es la diferencia entre egoísmo e individualismo? El Individualismo es la “tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, según la Real Academia Española – que afirma que egoísmo consiste en atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.” (Fuente: Google, Nov 5, 2018)
El proceso extenso de la pandemia ha creado en el ser humano, inclusive en los creyentes en Cristo, un nuevo sentido de individualidad. Esto por cierto afecta lo que se conoce como “colectivismo” o el reunirse grupalmente. “Dicho de otro modo, el individualismo está conformado por un conjunto de valores que enfatizan la autonomía de las personas, mientras que el colectivismo agrupa valores que destacan la dependencia de los individuos respecto de sus grupos de referencia o de pertenencia (Fuente, Google -Triandis, 1990).
Resumiendo, todo esto (pudieran ser muchas otras causas aún no reveladas) es lo que pudiera haber afectado a muchos creyentes en Cristo, los cuales los ha llevado a tomar la decisión de no volver a participar de las reuniones públicas de la congregación local.
Reflexión final
Considero que todo esto debe ser algo difícil de aceptar para los pastores y lideres de las congregaciones, pero en este punto considero que la actitud correcta de todos en este tiempo, más que criticar y condenar a aquellos que no han regresado a congregarse, sería actuar con un corazón pastoral lleno de misericordia entendiendo la situación, porque la pandemia ha hecho estragos en las vidas más allá de afectar la salud. Este es el momento necesario de cumplir la misión sacerdotal de interceder por todos aquellos que de una u otra manera han sido afectados, y en la medida que las personas abran sus corazones trabajar para lograr una obra restauradora en sus vidas.
Sigamos hacia adelante confiando y creyendo las palabras de Jesús, cuando dijo en Mateo 16:18 “sobre esta roca (Cristo) edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (o el infierno) no prevalecerán contra ella.”