Por Ritchie Pugliese
Lecciones prácticas para la vida cristiana obtenidas de la vida de un águila
El águila es uno de los pájaros más majestuosos del planeta y lo increíble es que a algunas de ellas les sucede algo en particular al menos una vez en la vida, y a otras dos o tres veces. Ellas cambian su plumaje.
Al igual que en la vida de las águilas, en la vida del creyente en Cristo habrá en uno o varios momentos determinados, un proceso de cambio de “plumaje” espiritual, el cual se caracterizará por ser un tiempo muy especial que pondrá a prueba su fe.
Vemos por un instante el proceso de cambio de plumaje de las águilas y cómo esto se asemeja a nuestras vidas en lo espiritual:
Por así decirlo, el proceso que enfrenta el águila es lo que los creyentes llamamos “un tiempo de desierto”. Cuando la mayoría de las águilas tienen 30 años, comienzan a perder sus plumas, su pico y sus garras. Durante ese tiempo el águila pierde su esencia natural y caminará como un ganso pues no tiene fuerzas para volar. El águila en ese proceso se encontrará a sí misma como en un valle, incapaz de volar y perdiendo todas sus plumas.
En ese tiempo ellas pierden su habilidad para ver, su visión se debilita. Emanan un olor rancio y huelen mal. El calcio, fortaleciendo su pico, no le permite sostener su cabeza en alto como el pájaro majestuoso que es. Pierden su deseo de comer, pues comen únicamente carne fresca de animales que matan ellas mismos. Es allí donde otro fenómeno se origina.
Cuando las águilas en el proceso de cambio de plumaje están en su última etapa del proceso, comienzan a reunirse en un lugar y a picotearse una a otras, originando que algunas mueran en ese proceso. En este punto ellas eligen dirigirse a algún sector de la montaña donde el sol brilla directamente sobre ellas. Allí descansan y son bañadas por el sol. En ese tiempo las águilas se reúnen con otras en la misma condición.
Las águilas en el proceso de cambio de plumaje entienden lo que les está sucediendo. Ellas rasguñan sus garras contra las rocas y golpean su pico para deshacerse del calcio depositado, y aún no pueden volar por haber perdido sus plumas.
En este punto es donde llegan a estar completamente vulnerables y muchas mueren. Durante ese tiempo las águilas “normales” les llevan de comer. No son las águilas jóvenes las que las alimentan sino las mayores, aquellas que ya han atravesado anteriormente este proceso.
La imagen del águila cambiando sus plumas es deprimente, pues en nada se parece a cuando volaba majestuosamente sobre las alturas. Hay cuatro o cinco águilas tiradas sobre la roca donde antes ellas revoloteaban en busca de una presa para comer.
Lo que sucede es un cuadro negativo pero resulta que si ellas no son renovadas en su cambio de plumaje, morirán tarde o temprano. Crecerán débiles y serán siempre débiles. Ese cambio es imprescindible para su fortaleza posterior.
De repente, un sonido proviene del valle donde están las águilas descansando. Un fuerte sonido fluye de las otras águilas, las cuales matan a sus presas y traen carne fresca para las águilas debilitadas. Ese sonido es un sonido de aliento y ánimo que les dice: “¡Coman y vivan porque volverán a volar!” Algunas comen y se recuperan, otras no lo hacen y mueren. Una vez finalizado ese proceso, el águila vuelve a remontar en las alturas.
Existe en un momento determinado de la vida del cristiano vencedor donde experimenta este proceso de “cambio de plumaje”, proceso en el cual se siente que todo esto no ha servido para nada.
Muchos cristianos se rinden en este punto. Ellos se rinden y “tiran la toalla”, pero si decidimos continuar avanzando hacia nuestro destino, nos daremos cuenta de que el Señor nos estará esperando. Allí nos encontraremos con la Roca de los siglos, la Piedra Angular en la cual reposar para que seamos bañados por la luz de su Hijo Jesucristo y renovados como las águilas.
Así como luego de un período, el pico, las garras y las plumas les crecen y las águilas vuelven a volar mejor que antes, y con fuerzas mayores, también los cristianos que saben esperar durante este período, posteriormente “tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán.” (Isaías 40:31).
¿Te interesa saber más sobre el águila y su significado profético para nosotros hoy?
Entra en el siguiente enlace:
http://www.ritchiemp.com/caracteristicas-del-aguila-y-su-mensaje-profetico/