¿ES LÍCITO VIVIR DEL MINISTERIO?

Por Ritchie Pugliese

El tema acerca del “sostenimiento de los siervos de Dios” involucrados en el pastorado o en un ministerio itinerante, pareciera que fuera un asunto del cual abiertamente mucho no se enseña pero que ha dado lugar a las críticas y controversias.

Si usted es un creyente de años, me imagino que en algún momento habrá escuchado críticas contra aquellos siervos de Dios que enseñan sobre prosperidad y que animan a la gente a dar a la obra de Dios con la promesa de ser bendecidos. Por uno y otro lado se condena a aquellos que “se la pasan pidiendo dinero”, poniendo en duda hasta su genuina motivación.

El resultado de todo esto es que existen otra clase de pastores que no quieren predicar sobre el tema prosperidad en sus congregaciones por temor a ser criticados y malinterpretados. Otros siervos, en cambio, parecieran hablar casi todo el tiempo de finanzas. ¿Cuál es el equilibrio? ¿Cuál es la motivación?

Por otro lado están aquellos ministerios itinerantes que antes de ir a un lugar a ministrar exigen una cantidad de dinero y privilegios, y por otro aquellos que luego de viajar y ministrar por varios días reciben a cambio menos de lo básico e indispensable. ¿Cuál es el equilibrio?

Por experiencia propia, puedo decir que a lo largo de mis años de servir como pastor y viajando de un lado al otro para ministrar, he estado en lugares donde apenas me dieron una “ofrenda de amor” (la cual en realidad ni cubría el viatico para ir y volver en bus) y por otro he estado en lugares donde no solo nos cubrieron las necesidades básicas, sino que además nos honraron con toda clase de bienes. ¿Por qué existe tanta disparidad? ¿Por qué un ministro itinerante, cansado de sentirse “usado”, exige cobrar una cantidad segura de dinero para confirmar su presencia? ¿Por qué las Iglesias se “abusan”, por así decirlo, de los ministros invitados y los llevan a predicar de un lado al otro, por muchos días, para luego darles al final una ofrenda que no cubre las necesidades básicas?

Ante tan variada diversidad de opiniones y experiencias, se agrega lo que muchos creyentes sinceros a veces dicen: “Los siervos de Dios no deben servir por dinero” juzgando este tipo de actitudes y pensando que a los que están en el ministerio el dinero les “llueve del cielo”.

Hoy día muchos creyentes cuestionan la forma o metodología de cómo se piden ofrendas, su uso, etc. Lo primero que debemos mencionar es que lamentablemente se han hecho cosas deshonestas con este tema pero yo quiero llevarlo al otro lado donde está lo genuino, lo que dice la Palabra de Dios. Soy de los que creen que se puede hablar del tema como Dios quiere. Una vez más, la misma pregunta surge: ¿Cuál es el equilibrio bíblico con este tema?

Dios en este tiempo está restaurando conceptos equivocados con el tema de las finanzas en la Iglesia y nos está invitando a vaciarnos de nuestros pensamientos para llevarnos a un nuevo nivel espiritual y experimentar la vida cristiana llena del Espíritu Santo, totalmente vencedora y conquistadora en Cristo.

Por eso mismo, vayamos a ver que dice la Palabra de Dios y comencemos por examinar nuestro corazón:

En Hechos 20:35 leemos: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.”

Aquí aparecen reflejadas unas palabras del Señor Jesús, estableciendo un concepto del Reino de los cielos, que va mucho más allá que darle algo al necesitado: Jesús dijo que más bienaventurado, más bendecido, más favorecido es dar que recibir. La idea del mundo es totalmente opuesta: recibir y recibir, dar poco o nada o dar solo cuando nos convenga o por interés.

A lo largo de más de cuarenta años de ministerio he notado que en gran parte de la Iglesia de Cristo existe un patrón equivocado, que pretende opacar o menospreciar el concepto de que es mejor dar que recibir. Pareciera que las palabras dichas por Jesús no fueran tenidas muy en cuenta.

Hoy tenemos muchos cristianos que van a la iglesia, leen la Biblia y hacen todo “lo correcto” de la vida Cristiana, pero muy dentro de ellos tienen un patrón de conducta equivocado. En vez de ser cristianos que obedecen el precepto de “más bienaventurado es dar que recibir”, alojan en su interior una forma de avaricia oculta, que refleja un corazón no quebrantado por el Espíritu Santo y una lengua descontrolada para criticar todo lo referido a tema finanzas en la iglesia. Tienen una capa exterior que oculta su avaricia interior. Nuestro problema central es la avaricia alojada en nuestro corazón.

Aquellos que somos latinos/hispanos venimos de la “escuela de la avaricia”, donde nos hemos acostumbrado que “todo tiene que ser gratis” y de la idea de “sacar la tajada mayor” en todas las cosas que podamos, siempre con la idea fija de que nos den más y más y no tengamos que dar nada a cambio. Esa actitud la vemos enraizada en la sociedad de nuestros países y congregaciones latinoamericanas y también dentro de gran sector de la Iglesia Hispana en los Estados Unidos.

Nuestro problema con el asunto de dinero en la iglesia, proviene principalmente porque no hemos resuelto todavía nuestro problema con el tema de la avaricia.

Este no es un estudio bíblico sobre la avaricia pero debemos decir que la Biblia no aprueba tal conducta pues es diametralmente opuesta al sentir de Cristo, pues él dijo: Es mejor dar que recibir.

1. La primera cosa que necesito que usted examine de su vida es: ¿Realmente usted cree que es mejor dar que recibir? ¿Está de acuerdo con las palabras de Jesús grabadas en el pasaje de Hechos? ¿Ha solucionado y renunciado a todo problema relacionado con la avaricia?

Alojar en nuestra mente una idea contraria a las palabras de Jesús, viviendo con avaricia en el corazón, son los causantes seguros de la crítica, quejas y acusaciones, sobre el tema de las finanzas en la Iglesia que muchas veces se hacen contra los ministerios y siervos de Dios.

Si cada cristiano tuviera en claro el concepto que es mejor dar que recibir, sumada a la decisión de extirpar la avaricia de su corazón, se acabarían todo tipo de comentarios negativos, quejas, habladurías contra los siervos de Dios que viven del ministerio.

Nuestra responsabilidad principal es ser fieles en darle a Dios lo que le corresponde y dejar que Dios se encargue del resto. No nos corresponde a nosotros evaluar qué se hace con el dinero. En la Biblia no se nos dice que primero demos y luego preguntemos qué se hizo con el dinero. ¿Por qué? Porque no es nuestra misión juzgar sino obedecer el principio de dar.

La misión de juzgar siempre le corresponde a los que están en autoridad, no a los que están debajo de la autoridad. Mucho creen que el reino de Dios es como una democracia donde la gente se queja, rebela, critica e insulta a los que están en autoridad, pero el Reino de Dios es una Teocracia donde Dios establece las pautas, sus siervos las transmiten y el pueblo luego decide que hacer: Obedecer o desobedecer.

Ya conocemos lo que sucede en nuestros días, la gente habla, critica despiadadamente sin temor de Dios y sin importar el problema que pueda causar sobre una congregación o sobre la reputación de un siervo de Dios. La lengua descontrolada es la causante de todo tipo de problemas.

A lo largo de mis años de ministerio he notado que la avaricia oculta o disfrazada hace que el creyente retenga o directamente, no dé lo que tendría que aportar para el avance del Reino de Dios y además critique. ¿Resultado? La obra de Dios se estanca, detiene o directamente se muere por falta de recursos.

2. La segunda cosa para que usted reflexione es que a pesar de la gente critique y se queje de que los siervos de Dios utilizan el dinero para vivir, la Biblia en 1 Corintios 9:14 dice: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.”

¿Quién dio esta orden, algún pastor famoso o el Señor? ¡El Señor! Es interesante notar que Dios no dijo: -Si les parece y están de acuerdo háganlo….- No, Dios lo ordenó. Eso significa que cuando Dios ordena, establece una ley, la cual se obedece y uno es bendecido. ¿Que ordenó el Señor? Que los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

Bíblicamente hablando no es nada malo vivir del evangelio si uno está sirviendo en santidad e integridad para extender el Reino de Dios. En realidad es algo digno, pues Dios lo estipuló. La pregunta que surge es: ¿Por qué entonces criticamos y hablamos mal de los que viven del evangelio?

Conozco muchos consiervos en la obra de Dios que, cansados de la crítica injusta de la gente, han decidido no estar más sostenidos y trabajar secularmente y hasta renunciar al pastorado. No hay nada malo en trabajar secularmente (y muchas veces es lo correcto a hacer), pero es bueno que sepamos que si Dios ha dicho algo y no lo estamos haciendo, estamos desobedeciendo. Nuestro problema es que no podemos ver al ministerio como un trabajo.

Asociamos al ministerio con estar tirados en la cama todo el día, hacienda nada y fomentando la pereza. Nos hemos fijado más en los malos ejemplos, que nos incapacita para ver lo genuino de la Palabra de Dios.

¿Qué sucede en aquellas congregaciones locales donde financieramente están en condiciones pero no sostienen a su pastor, sino que éste tiene que desdoblarse con un trabajo secular que lo agota y quita energías para luego hacer la obra de Dios? Tanto el pastor como la iglesia están desobedeciendo al Señor. ¿Se da cuenta ahora porque en muchos lugares no hay mover del Espíritu Santo ni crecimiento o un avivamiento? ¿La causa? La desobediencia del pueblo y del liderazgo en esa área.

Entonces, bíblicamente hablando, criticar a un siervo de Dios porque vive a tiempo completo, sostenido por la iglesia, no es de bendición. ¿Se había puesto a pensar que en cierto punto, estamos criticando lo que Dios ordenó?

3. La tercera cosa para evaluarnos es lo que dice 1 Corintios 9:11 “Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”

Aquí está hablando el Apóstol Pablo, un varón de integridad y santidad, no un mercenario, un carnal o un ministro infiel. Él era un varón lleno del Espíritu Santo. Aquí él establece otra verdad: Cuando un siervo de Dios siembra (ministra) con su ministerio (local o itinerante) lo espiritual (lo cual son valores eternos y pueden hacer que nuestras vidas cambien radicalmente de rumbo hacia una dimensión bendecida), es lícito que a cambio el reciba (segar) una compensación financiera. Si los siervos de Dios proveemos las verdades eternas, las cuales no tienen precio, ¿por qué no podemos recibir a cambio algo material a manera de agradecimiento de parte del pueblo? ¿Existe algo deshonesto en esto?

Importante: Es bueno destacar que los siervos que agradan a Dios no predican “por el dinero que van a recibir”. El siervo de Dios ministra la Palabra, hace la obra de Dios con toda la unción posible independientemente de la ofrenda o sostén que reciba. Cualquier otra motivación para ministrar, que no sea la espiritual, es incorrecta a los ojos de Dios.

No se olvide de este concepto: Si usted es el que ministra las verdades del Reino de Dios, no es nada malo ni pecaminoso esperar que se le honre materialmente; y si usted es el que recibe la Palabra, no es necesario que usted juzgue o acuse al siervo de Dios de querer llevarse cosas materiales. Su misión por haber recibido lo espiritual es bendecirlo con algo material. ¡Está en la Biblia!

4. La cuarta cosa es lo que menciona 1 Timoteo 5:17 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”

¿Qué dice este pasaje? Varias cosas:

1. “Los ancianos”, se refiere al equipo pastoral y/o los ministerios de Efesios 4:11.

2. Que los que mayormente o principalmente trabajan en predicar y enseñar son dignos de doble honor. Esta frase significa “doble honorario”, es decir, darles el doble de lo que se merecen.

3. ¿Quiénes merecen un doble honorario? Los que trabajan. El ministerio, para Dios, es un trabajo, aunque muchos no lo acepten. Lo dice la Biblia. Es un trabajo de inversión de horas, esfuerzo, dedicación, preparación, lectura, tomar notas, escribir, entrar, salir, viajar, estar con la gente, etc. Note la diferencia: Nosotros con nuestra mente carnal al servicio a Dios le decimos ministerio. Dios es mucho más práctico que nosotros, pues ¡al ministerio lo llama trabajo! El que sirve a Dios, trabaja para Dios. ¡Eso lo dice la Palabra de Dios!

4. ¿Quiénes son merecedores de doble honorario?: los que trabajan en predicar y enseñar.

Según el pasaje, los que predican y enseñan son los destinatarios para recibir el doble que los demás. ¿Por qué? Porque el ministerio de la Palabra es el más importante para que el creyente crezca espiritualmente y su fe se afirme, acreciente, desarrolle. Cuando usted lee las Epístolas una y otra vez se ve la importancia de cuidar, guardar y enseñar la sana doctrina de la Palabra de Dios por sobre todo. Al leer esto yo me pregunto: – Señor, ¿tu iglesia está honrando doblemente a aquellos que trabajan, ministrando en la predicación y la enseñanza? – . Por lo que se ve en muchos lados pareciera que no se practica como dice la Biblia, sino que se lo critica.

Muchos nos hemos criado y acostumbrado a utilizar frases espirituales pero carentes de contenido espiritual: “que Dios se lo pague, y que el Señor en su infinita misericordia le provea por otro lado”. A veces con nuestra verborragia religiosa pretendemos ocultar nuestra avaricia.

En el reino de Dios, ¿Sabe cómo Dios paga? No enviando dinero del cielo directamente (aunque él tiene todo poder para hacerlo) sino de una manera más práctica estipulada por él: Dios paga o sostiene a los ministerios, ministros con el dinero que el creyente trae a la Casa de Dios.

En cualquier iglesia bíblica el pueblo trae en obediencia el fruto (dinero) de su trabajo o negocio. ¿De qué manera entra dinero en la Iglesia local? Usted ya lo sabe: A través de los diezmos, ofrendas y ofrendas especiales/donaciones impulsadas por el Espíritu Santo. Dondequiera que haya un pueblo que practica el principio de que es “más importante dar que recibir”, y lo hace no por obligación sino por obediencia y con gozo, uno ve allí un clima hermoso espiritual. Cuando el pueblo no da o da menos de lo que corresponde, los ministros y ministerios se resienten y debilitan, tienen serios problemas para hacer la obra de Dios, y la Iglesia pierde peso espiritual.

En algunos lugares existe una resistencia espiritual que hace cerrar los cielos y allí no hay favor ni bendición de Dios. Muchas veces he llegado a pensar que Dios creó lo que se conoce como “transferencias de riquezas” del pecador al justo, debido a la negligencia del pueblo de Dios en cuanto al dar. Si bien Dios lo hace, su norma es que el dinero provenga principalmente de su pueblo fiel y próspero.

Para terminar, mi última pregunta para usted: ¿No cree que usted a lo largo del tiempo ha recibido y recibido mucho conocimiento, instrucción espiritual, ministración de los siervos de Dios, y a cambio no ha dado nada más que un “muchas gracias y/o que Dios se lo pague”? ¿No cree que lo justo ante Dios sería que usted decidiera honrar financieramente a aquellos siervos de Dios Altísimo materialmente de acuerdo a la medida de cómo ha sido bendecido/a?

Si el concepto escritural tratado en este artículo sobre que es mejor dar que recibir es parte de su vida Cristiana, ya usted sabe lo que tiene que hacer. El Espíritu Santo mismo le impulsará a hacer lo que hacen aquellos cristianos que aman verdaderamente al Señor: Dar con gozo y alegría de corazón. El Espíritu Santo le alejará de hacer comentarios fuera de lugar y de prestar oídos a aquellos que siempre están buscando algo para criticar.

¿Realmente es usted un creyente que cree que es mejor dar que recibir?

Sugerencias:

1. Si luego de leer este artículo usted siente la convicción de que ha hablado o participado en conversaciones donde se ha hablado mal de otros siervos de Dios debido al tema de las finanzas, arrepiéntase ante el Señor y reciba su perdón (Lea 1 Juan 1:9).

2. Decida a partir de hoy no ser parte de los que critican sino de los que edifican en el reino de Dios, si realmente quiere vivir una vida llena del Espíritu Santo.

3. Recuerde que su misión como creyente es dar a la obra de Dios y no criticar, ni pedir que se le rindan cuentas, ni intentar averiguar “que están hacienda con el dinero que di”. Cuando un creyente hace esto, la ofrenda que dio no trae su posterior bendición pues no se hizo con alegría, gozo ni por amor sacrificial a Dios.

4. Si usted ha criticado a algún ministerio o siervo de Dios y lo ha acusado de hacer cosas deshonestas con el dinero dado, sin tener pruebas evidentes de lo que dice, usted está en problemas pues el lenguaje del diablo es el de la acusación, difamación, descrédito, especialmente de los siervos de Dios. Limpie su vida ante el Señor y renuncie a ese espíritu acusador que no proviene de Dios.

5. Aléjese de los que tienen el “ministerio del chisme” en las Iglesias. Las personas que practican el chisme son carnales, alejadas de la vida llena del Espíritu Santo y victoriosa en Cristo.

6. Si ha retenido sus diezmos, ofrendas, etc, decida obedecer la Palabra y llevar al lugar donde se congrega lo que Dios dice que llevemos.

Decidamos de una vez por todas mudarnos del lado de la bendición de Dios. Decidamos ser aquellos integrantes del pueblo de Dios que por sobre todas las cosas honran al Señor y practican las preciosas demandas del Reino de Dios. ¡Que venga tu reino sobre tu Iglesia, Señor!

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