Recopilado por Ritchie Pugliese
Efesios 6:10-12 dice lo siguiente: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Para ganar la batalla contra el enemigo, la iglesia-esposa de Cristo tiene que cambiar su delicado vestido y vestirse con su armadura espiritual. Ella necesita vestirse sobrenaturalmente para conquistar y vencer a las fuerzas de maldad.
Cuando la Iglesia se viste con la armadura del Espíritu, está completamente equipada para vencer al enemigo.
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para vencer. Tenemos la armadura y las armas que pueden ayudarnos a vencer.
El problema es que muchos cristianos no conocen mucho sobre la armadura ni saben cómo utilizarla. Necesitamos aprender cómo vestirnos con nuestra armadura espiritual.
El apóstol Pablo utilizó la ilustración de la armadura de un soldado romano para enseñarnos acerca de la armadura de Dios. En los vv. 10-18 describe cada parte de la vestimenta que Dios nos ha dado.
1. La primera pieza de la armadura es el cinto de la verdad.
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad” (Efesios 6:14)
El cinto era la clave para la fuerza del soldado. Su cinto sostenía todo en su debido lugar (la espada, daga, la coraza). Era el fundamento de todo lo que él hacía. Dios nos ha dado un cinto espiritual. Es el cinto de la verdad. Esta es la primera cosa que necesitamos tener para permanecer firmes contra el enemigo. Necesitamos la verdad de Dios.
Satanás es un mentiroso y padre de mentiras. Su principal estrategia es mentirnos. Él nos miente acerca de quiénes somos nosotros.
En liberación, cuando tratamos de liberar a alguien de alguna opresión, la primera cosa que tratamos de saber es cuando la persona comenzó a creer las mentiras de satanás. Si podemos ver la verdad de Dios…la verdad nos hará libres.
Siempre el diablo tiene una mentira para nosotros y al mismo tiempo Dios tiene una verdad para nosotros.
Satanás le miente a la iglesia y le dice mentiras: “los dones del Espíritu no son para hoy”… entonces la iglesia no usa sus armas; “la mujer no puede ministrar”… entonces la mitad de la iglesia permanece pasiva y sentada; “Dios no sana hoy”… y la iglesia vive enferma; “Dios no habla hoy”… y la iglesia no escucha a Dios y hace lo que le parece.
Podemos perder las bendiciones de Dios si no conocemos su verdad. ¿Cómo nos vestimos con la verdad?
Jesús dijo que la palabra de Dios es la verdad. Nos vestimos con la verdad cuando llenamos nuestra mente con la palabra de Dios. Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Cuando invertimos tiempo en la palabra, Dios reprograma nuestra manera de pensar. Si conocemos la verdad, no caeremos en las mentiras de satanás.
Para preguntarse: ¿Me he colocado el cinto de la verdad? ¿Estoy renovando mi mente con la Palabra de Dios?
2. La próxima pieza de la armadura es la coraza de justicia
“vestidos con la coraza de justicia” Efesios 6:14)
La coraza protegía los órganos vitales del soldado y le cubría la espalda también. La coraza protegía mientras se mantuviera intacta. Si estaba dañada, el soldado era vulnerable.
Dios nos ha dado una coraza. Fue designada para protegernos de los ataques del enemigo. Si tu coraza está en su debido lugar, tú estás a salvo. Tu coraza es justicia.
Proverbios 13:6 “La justicia guarda al de perfecto camino”;
Proverbios 10:2 “la justicia libra de muerte.”
Proverbios 11:6 “La justicia de los rectos los librará”
La justicia es tu armadura para protegerte del enemigo.
Problema: Muchos cristianos tienen agujeros en su coraza. Cada vez que uno peca se hace un agujero en la armadura. Resultado: El enemigo tiene un lugar por donde atacar y lastimar.
¿Cómo restauramos nuestra coraza y detenemos los ataques del enemigo?
Pensemos en el ejemplo de David en 2 Samuel 11. La coraza de David estaba destruida porque su pecado con Betsabé lo llevó de la lujuria al adulterio y del engaño al asesinato. Satanás había trazado una estrategia para destruirlo.
¡La meta de satanás era destruir la vida de David, su familia, su reino y finalmente impedir que de su linaje viniera el Mesías!
Dios tiene una solución: El profeta Natán. El confrontó a David y este se arrepintió y la destrucción fue cancelada. ¡La coraza de David ahora estaba restaurada!
No importa lo que hayas hecho. Dios tiene una forma para que te arrepientas. Si Dios te ha mostrado algún área de pecado que le está dando lugar al diablo, busca un lugar a solas con Dios, confiesa, arrepiéntete y reclama su promesa de perdón según 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Para preguntarse: ¿Está mi coraza bien en su lugar? ¿He confesado todo pecado conocido?
3. Lo siguiente que necesitamos hacer es calzarnos con las botas del evangelio de la paz
“y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” Efesios 6:15
Generalmente no pensamos en el calzado del soldado como algo esencial para la batalla. No importa lo fuerte que seamos o la armadura que nos hayamos colocado. Si no tenemos bien asegurados los pies, no podemos pelear ni avanzar.
Las botas de un soldado eran la base de la victoria. El calzado de los soldados romanos era como sandalias muy livianas. Estaban hechas de cuero muy resistente. Estaban ajustadas a las piernas para mantener el pie firme.
Tenían en la suela pinches de acero para evitar resbalar. Con esas botas bien ajustadas el soldado podía moverse con confianza en cualquier situación.
Dios nos ha dado un fundamento para la victoria. En Efesios 6 nos dice que esto es el evangelio de la paz. ¿Qué es el evangelio? Las buenas nuevas de Dios.
Marcos 1:1 Las buenas nuevas o noticias de Jesucristo. El Salvador vino a pagar por nuestra culpa.
Mateo 4:23 Buenas nuevas o noticias del reino. El reino de Dios ha invadido el territorio de satanás para liberar a los cautivos y destrozar las obras del diablo.
Hechos 20:24 Buenas nuevas o noticias de gracia. Las bendiciones las recibimos por gracia de Dios, no por nuestro esfuerzo.
Efesios 6:15 Buenas nuevas o noticias de paz.
¿Qué significa la paz?
Paz en la Biblia no significa “ausencia de conflicto”. En la Biblia la idea de paz viene del termino hebreo “Shalom”. El término incluye paz, gozo, provisión total, cumplimiento, una vida longeva y experimentar bienestar en cada área. Es la restauración de todo lo que perdimos en la caída.
Las buenas nuevas de paz es la confianza de que Dios restaurará todo lo que el diablo se ha robado. Dios arreglará lo que el diablo ha roto. Esto significa que ninguna de las estratagemas y acusaciones del enemigo pueden tener poder contra ti. Esto es el cumplimiento del evangelio. Jesús no murió solo para rescatarnos del infierno. El murió además para traernos su Shalom (paz). El murió para restaurar toda la herencia que nuestro padre Adán perdió.
¡Estas son buenas nuevas! Esto nos da un firme apoyo para nuestros pies contra el enemigo. Esto significa que podemos enfrentar a satanás y sus fuerzas sin temor.
Cuando satanás viene con temores y preocupaciones para tratar de golpear nuestros pies, podemos plantarnos sobre nuestros pies con el evangelio de la paz y estar firmes.
Para preguntarse: ¿Están mis pies calzados con el evangelio de la paz? ¿Le he agradecido a Dios porque él ha restaurado lo que el diablo ha robado?
4. La siguiente parte de la armadura que Pablo menciona es el escudo de la fe
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.”(Efesios 6:16).
Este era el escudo romano. La palabra griega para escudo es “thuria” que significaba el “escudo de la puerta”. Era llamado también el “escudo del castillo” por su importancia para la guerra. Su medida era de cuatro pies de alto por dos de ancho y cubría totalmente al soldado. Era demasiado grande para que fuera de metal. Por eso tenía un marco de madera envuelto en siete capas de piel de toro o cabra. Era muy fuerte pero liviano.
¿Por qué era tan importante el escudo? Porque había enemigos muy malvados. En las guerras de la antigüedad para impedir el avance del enemigo se acostumbraba a lanzar flechas encendidas para destruir y crear terror en el adversario.
Para protegerse totalmente de esas flechas tenían al escudo. Los soldados se cubrían entre todos y avanzaban unidos por el campo de batalla como si fuera una coraza gigante o una forma moderna de lo que es un tanque. El escudo era la clave para la victoria.
Dios nos ha dado un escudo también. Es un escudo espiritual que puede protegernos de todo ataque del enemigo.
Para entender el alcance de nuestro escudo y su significado espiritual recordemos que un escudo estaba hecho de:
– Piel de toro o cabra, lo cual representa en lo espiritual el sacrificio de animales hecho por los pecados.
– Las siete capas de piel representa lo perfecto, un sacrificio perfecto.
– La piel estirada y clavada en el marco de madera representa la obra perfecta que Dios hizo en el sacrificio de Cristo al ser clavado en la cruz.
– El escudo espiritual está designado para impedir que las flechas del enemigo nos hagan daño. El escudo es el que recibe las flechas que estaban destinadas para nosotros. ¡Jesús es nuestro escudo!
Jesús fue colgado en la cruz para llevar en sí mismo todas las “flechas” que el enemigo nos ha lanzado para destruirnos. En la cruz Jesucristo hizo un intercambio divino: El cargó sobre sí mismo y se llevó las “flechas” destinadas para destruirnos y a cambio nos dio algo mejor para bendecirnos:
Jesús nos dio bendiciones (Gálatas 3:13-14) y él se llevó la maldición
Jesús nos dio su justicia (2 Corintios 5:21) y él se llevó el pecado
Jesús nos dio su salud (Isaías 53:4-5) y él se llevó la enfermedad
Jesús nos dio su abundancia (2 Corintios 8:9) y él se llevó la pobreza
Jesús murió en la cruz para cargar sobre sí mismo la maldición que satanás quiso poner en nosotros.
¡El vino para ser nuestro escudo protector y defensor! Fue su voluntad que todo el mal que era para nosotros, él lo cargo sobre sí mismo.
Por eso, tomemos nuestro escudo y…
• Por fe, démosle gracias a Dios que Jesús tomó sobre sí mismo todo el mal que era para nosotros.
• Por fe, declaremos las bendiciones de Dios como nuestra porción de salud, provisión, paz, etc.
• Por fe, decidamos rechazar el desánimo y el temor. Pidámosle a Dios una estrategia para vencer.
• ¡Por fe, fijemos nuestros ojos en la meta y vayamos hacia adelante!
Para preguntarse: ¿He tomado el escudo de la fe?
¡Gracias Jesús que tú llevaste las maldiciones que merecíamos!
5. La próxima pieza de la armadura es el yelmo de la salvación
“Y tomad el yelmo de la salvación” (Efesios 6:17)
El yelmo era de tapa metálica acolchada en su interior, designado para proteger la cabeza (proteger la mente) contra los ataques del enemigo.
El escudo era importante, pero llevar puesto el yelmo hacía la diferencia entre la vida y la muerte, ser lastimado o escapar. Ir a la batalla sin nuestro yelmo nos hace vulnerables contra los ataques de enemigo.
Dios nos dio una pieza de la armadura para proteger la mente. Tu yelmo es salvación. Tú te colocas el yelmo de la salvación cuando entiendes la salvación que Jesucristo ha comprado para ti.
Satanás quiere llenarnos de desesperanza, quiere que pensemos que nada cambiará, quiere que tengamos un patrón de pensamiento de pobreza, enfermedad, pecado y muerte. Quiere robar nuestras expectativas y cortar nuestro futuro.
El diablo quiere que te resignes a tu suerte en vez de confiar en el poder de Dios para restaurar. Si satanás logra eso, él gana la batalla, pero la salvación significa que en Jesús hay restauración completa.
Cuando satanás viene a llenar nuestra mente con pensamientos de temor y pérdida, levántate y dile: – Diablo, Dios ha prometido restaurar todo -. Esto significa ponerse el yelmo de la salvación. Cuando te lo pones tu mente está protegida, comienzas a caminar en confianza y esperanza, y la fe comienza a aumentar.
El yelmo no solo fue designado para protección. En el mundo antiguo, a los cascos se los decoraba con crestas, cuernos, alas, para que el soldado pareciera más alto, más fuerte y más feroz. ¡Era un arma de intimidación! ¡El yelmo fue designado también para intimidar al enemigo!
Satanás ve a algunos creyentes como presas fáciles. A él le encanta atacarlos. El viene contra ellos para hablarles de depresión, desesperanza y debilidad. Sin el yelmo de la salvación tu mente creerá todas las mentiras que el diablo dice.
Cuando te pones el yelmo de la salvación estos ataques se terminan. Ya no serás una presa fácil del enemigo. ¡Él te verá a ti como su peor pesadilla y lo pensará dos veces antes de atacarte porque ahora tú estás armado para invadir y saquear el campo enemigo!
Para preguntarse: ¿Ya me he colocado el yelmo de la salvación?
¡Gracias Dios, que tú yelmo de salvación le causa miedo al enemigo!
6. Veamos ahora la pieza final de la armadura de Dios: la espada del Espíritu.
“y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17)
La espada del Espíritu es la palabra de Dios. ¿Cuál es tu espada? La Biblia, la poderosa arma del Espíritu. Hebreos 4:12 dice que ella es una espada de doble filo.
¿Cómo utilizamos la espada del espíritu?
Mateo 4:1-11 nos enseña como Jesús utilizó la espada.
Nota lo siguiente: Satanás viene para tentarte cuando la prueba está a punto de terminar. Cuando estás cerca del punto avance y del otro lado, el enemigo apela a tu carnalidad para tratar de robarte tu recompensa.
Notemos lo que Jesús hizo. Satanás habló y Jesús dijo tres veces: “Escrito está”, entonces el diablo lo dejo por algún tiempo. La palabra de Dios se transforma en la espada del Espíritu cuando creemos y confesamos lo que dice la palabra de Dios.
La espada del Espíritu tiene poder, pero tú necesitas saber lo que la palabra dice. ¡Cuando satanás viene a tentarte, no tienes que dejarle ganar, tú puedes tomar tu espada!
Promesa de Dios: ¡Cuando tú resistes al diablo, él huye de ti!
Para preguntarte: ¿He tomado mi espada espiritual? ¿Estoy listo para contraatacar los ataques del enemigo con la palabra de Dios?
¡Dios nos ha llamado a una vida sobrenatural! Dios no nos creó para que seamos víctimas. ¡Fuimos destinados a ser más que victoriosos en Cristo, por eso necesitamos vestirnos cada día de toda la armadura y el armamento de Dios!