EL PRIVILEGIO OLVIDADO CUANDO CELEBRAMOS LA CENA DEL SEÑOR

Por Ritchie Pugliese

Texto base de esta poderosa enseñanza bíblica: 1 Corintios 11:23-32

“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

La cena del Señor es uno de los sacramentos de la Iglesia Cristiana, y es una buena costumbre en la mayoría de las congregaciones donde al menos una vez por mes se celebra junto con otros hermanos en Cristo.

En este artículo quiero enfocarme en lo que yo llamo “El privilegio olvidado de la cena del Señor” porque existen creyentes sinceros que por algún motivo han quedado impedidos de disfrutar totalmente de la cena.

Para comenzar, debemos saber que celebramos la cena en recordatorio de lo que Cristo hizo una vez y para siempre en la cruz del Calvario. Allí el pagó un precio muy grande para que nosotros hoy pudiéramos disfrutar los dos privilegios de la cena del Señor.

Antes de mencionar cuáles son los dos privilegios, necesitamos interiorizarnos un poco en el pasaje, especialmente enfocarnos en los versos 29 al 31 donde se detallan situaciones o condiciones de los creyentes relacionados con tomar la santa cena:

  1. El pasaje menciona que hay muchos creyentes debilitados;
  2. El pasaje menciona que hay muchos creyentes enfermos;
  3. El pasaje menciona que muchos creyentes que duermen.

Me llama la atención que en cada situación o condición del creyente aparezca la palabra “muchos”, dando a entender que dentro de la Iglesia existe gran cantidad de personas en alguna de estas condiciones.

La Palabra de Dios habla realidades y nos muestra que en la iglesia hay creyentes debilitados, enfermos y otros que duermen. ¿Qué quiere decir la Palabra con estas tres palabras?

1. En cuanto a los debilitados, no se refiere a los débiles espirituales sino a aquellos que están en una situación de agotamiento, o algo parecido, que les produce debilidad física. Esta comprobado que el temor, la ansiedad y el estrés producen un agotamiento total en el ser humano.

2. En cuanto a los enfermos, no se refiere al enfermo casual que pudiera enfermarse en algún momento aislado. Se refiere al que vive de enfermedad en enfermedad, a un ciclo continuo de enfermedades.

3. En cuanto a los que duermen, no se refiere a los que toman una siesta o les gusta dormir un poco más, sino a aquellos que mueren prematuramente, antes del tiempo señalado por Dios para ellos.

Por lo que dice el pasaje, todo esto sucede por un motivo: No discernir el cuerpo del Señor.

Ahora bien, ¿Qué significa discernir el cuerpo del Señor?: Entender el completo significado de la Cena del Señor. ¿Qué significa entender el completo significado de la cena del Señor?: Saber y recibir los dos privilegios que vienen por celebrarla.

Veremos a continuación los dos privilegios que puede recibir por fe el creyente al celebrar la cena del Señor:

Ellos son:

1. El perdón de los pecados

El Señor derramó su sangre en la cruz del calvario, para recibir el perdón absoluto de todos nuestros pecados, y eso es representado en la copa por el jugo de la vid en la cena.

La Biblia dice que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. Hebreos 9:22 “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.” Levítico 17:11 dice también: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.”

La sangre derramada de Cristo en la cruz del calvario hace que el perdón sea posible en nuestras vidas. Jesucristo es el Cordero de Dios y gracias a lo que el hizo podemos apropiarnos del perdón de Dios.

Entonces el primer privilegio es que gracias a la sangre derramada de Cristo tenemos perdón de pecados.

Muchos creen que allí termina todo lo relacionado a la cena del Señor. En muchos sectores de la Iglesia hoy cuando se celebra la cena del Señor se habla únicamente del perdón de pecados. ¡Gloria a Dios por esto, pero…existe otro privilegio olvidado o dejado de lado, del cual quiero mencionar a continuación:

2. La sanidad física

El Señor dio su vida, su cuerpo fue molido a golpes, azotado y crucificado, y eso es representado por el pan en la cena.

Isaías 53:4-5 dice lo siguiente: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

1 Pedro 2:24 dice también: “quien (el Señor) llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.

Entonces, el segundo privilegio es que tenemos el privilegio de reclamar y recibir salud y sanidad divina para nuestros cuerpos.

¡La Cena del Señor tiene dos privilegios: Recibir el perdón de nuestros pecados (aspecto espiritual) y recibir la sanidad de nuestros cuerpos (aspecto físico) y uno y el otro son inseparables!

Si celebramos la Cena del Señor sin tener en cuenta estos dos privilegios es como si estuviéramos en un estado de ignorancia espiritual y escritural, y al estar en ese estado de no saber que en la cena del Señor existe también el privilegio de ser sanados, no podemos creer ni ejercer fe para ser sanados cada vez que la celebramos.

Cuesta decirlo pero lamentablemente algunas denominaciones y congregaciones hoy día no creen en un Dios de milagros, piensan que lo sobrenatural fue solo para la Iglesia Primitiva y han eliminado por así decirlo el aspecto “carismático-pentecostal” (en el sentido bíblico) de la cena del Señor.

La próxima vez que celebremos la cena del Señor tengamos en cuenta estos dos privilegios que tenemos los redimidos por la sangre de Cristo. ¡Todo esto lo recibimos por la absoluta gracia del Señor!

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