EL BANCO CELESTIAL NUNCA QUIEBRA

Recopilado por Ritchie Pugliese

La Palabra de Dios dice en Mateo 6:19-21 “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

En el pasaje de Mateo Jesús nos enseña una lección importante para la vida cristiana: “No hacer tesoros en la tierra y hacer tesoros en el cielo”.

El problema con esta declaración de Jesús es que nosotros la hemos leído con nuestra mente religiosa, no bíblica, y pensamos que lo que Jesús dijo fue:” No hagan tesoros en la tierra sino en el cielo, para que no puedan utilizarlos hasta que mueran y lleguen al cielo”.

Lo que en realidad Jesús dijo fue que si le permitimos al cielo ser nuestro tesoro y nuestra fuente de provision, no importa lo que suceda en la tierra, tendremos un banco seguro que no está condicionado a la ruina ni al robo.

Jesús no nos está hablando para cuando estemos en el cielo, sino que él nos está enseñando acerca de la provisión de Dios para nosotros ahora, en este tiempo.

En 1 Timoteo 6:17-19 leemos:“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.”

El Apóstol Pablo aquí se refiere a que no debemos confiar en las riquezas de la tierra pues son inciertas, sino que nos anima principalmente a confiar en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Pablo dice que debemos atesorar para nosotros mismos para estar listos para buenas obras y ser dadivosos, generosos.

Para hacer tesoros en el cielo necesitamos saber que existe un banco celestial donde los creyentes tenemos una cuenta disponible.

El pasaje de 1 Timoteo dice“atesorando para sí buen fundamento para lo por venir”. ¡La idea es que atesoremos en el cielo, en el banco celestial, el cual nunca puede quebrar ni ser robado y siempre estará allí para cuando lo necesitemos!

La cuenta en el banco celestial opera en forma similar a un banco terrenal: Se puede hacer depósitos y retirar esos depósitos.

Cómo depositar dinero en la cuenta del banco celestial

En lo natural un depósito se realiza cuando una persona deposita una suma de dinero en la cuenta bancaria que posee. En lo celestial los depósitos se realizan con una acción definida: Dar. ¿Qué damos o depositamos en la cuenta bancaria celestial? Lo que Dios nos ha provisto como fruto del trabajo, un regalo, donación, herencia, etc.

Cuando mencionamos la palabra “dar” entramos en un problema, pues algunos creyentes cuando escuchan o leen acerca de “dar”, lo único que piensan es en “perder dinero y/o que les van a quitar su dinero”.

Necesitamos renovar nuestra mente con la Palabra de Dios y aprender cómo hacer los depósitos apropiados en nuestra cuenta bancaria celestial para que podamos realizar las extracciones cuando las necesitemos.

Así como de un banco comercial nadie puede retirar dinero si no tiene un centavo en su cuenta, de la misma manera sucede en la cuenta bancaria celestial: Una vez que hemos hecho los depósitos, tenemos la posibilidad de realizar las extracciones.

Existen cuanto áreas principales en las que podemos dar o depositar dinero en nuestra cuenta celestial:

1. Diezmar

Sobre este tema se ha hablado mucho y es muy familiar para los cristianos. El problema es que no todos se han dado cuenta de su real significado. Nuestra mente renovada lo que generalmente piensa es criticar a todos aquellos que hablan y animan al pueblo de Dios a ser fieles en esto.

La Palabra de Dios nos enseña que el diezmo fue un mandamiento de Dios a Israel, enseñándoles que la décima parte de sus primeros frutos le pertenecían a Dios. Es un principio espiritual aplicable para todos aquellos que son parte del Reino de Dios.

En Deuteronomio 26:1-10 se revela lo que se mueve espiritualmente cuando le damos el diezmo al Señor y lo damos en el lugar donde nos congregamos.

Leemos en el v.1: “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites,”

¿Qué significa para nosotros, como cristianos, “entrar en la tierra”? En Colosenses 1:13 leemos que Dios nos ha librado del reino de tinieblas y nos ha trasladado al reino de de Su Hijo, Jesucristo. Al convertirnos a Cristo, por la fe, hemos entrado al Reino de Dios. Ahora estamos en la tierra de Dios.

Luego los vv. 2-3 dicen: “entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre. Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría.”

¿Quién es el sacerdote hoy? Hebreos 3:1 dice:“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;” y Hebreos 7:8 dice: “Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí (en el cielo), uno de quien se da testimonio de que vive (El Señor)”

Cuando damos nuestro diezmo en la iglesia local, en realidad el Señor lo recibe personalmente y es el momento indicado para hacer por fe, una confesión o declaración delante del Señor.

El v. 4 continúa diciendo:“Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.”

¿Nos damos cuenta la bendición que nos estamos perdiendo al dar el diezmo? ¡Generalmente lo hacemos con mala actitud, egoísta, avara y depositamos nuestro diezmo en una bolsa o plato en el momento de levantar las ofrendas en la reunión de la iglesia y luego de darlo nos quedamos pensando que ahora tenemos menos dinero! No tenemos en cuenta esta gran verdad de que por fe, lo que hacemos es depositar en las manos del Señor, el Prosperador, nuestro diezmo.

Si seguimos leyendo de los vv.5 al 10 vamos a ver que esta confesión que se hacía resaltaba la grandeza de Dios, su poder libertador y la bendición de experimentar su bendición.

La próxima vez que usted traiga su diezmo a la casa del Señor, en el momento de darlo, hágase una imagen mental, de fe, y piense que se lo está entregando al Señor. Al hacerlo, realice una confesión poderosa de que usted es bendecido en Cristo. ¡Esta es una gloriosa manera de honrar a Dios con nuestro diezmo!

Si bien este no es un estudio sobre el diezmo, podemos decir con total seguridad que en realidad más que “dar el diezmo”, lo que estamos hacienda es “devolverle a Dios el diezmo”, pues los diezmos le pertenecen al Señor y no entregárselo regularmente es considerado por Dios como un robo.

2. Dar al pobre

La segunda forma de hacer depósitos en el cielo es dando al pobre. Proverbios 19:17 dice:“A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”

Por lo que dice el pasaje, cuando le damos al pobre, podemos esperar que nos venga de vuelta. Cuando le damos al pobre no estamos tirando el dinero sino prestándole al Señor, el cual nos lo devolverá.

Jesús nos enseñó a dar limosnas a los pobres y agregó en Mateo 6:3-4: “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”

3. Invertir en el Evangelio

En Marcos 10:29-30 leemos:“Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.”

Esta es una inversión para que la Palabra corra y el Evangelio se predicado en todos lados. Como alguien dijo: “No todos hemos sido llamados a ir a predicar el evangelio a otros lugares pero podemos enviar a otros en lugar nuestro apoyando financieramente”.

Otra manera de inversión es apoyando financieramente en ministerios de la Palabra de Dios, que tienen un ministerio de enseñanza bíblica que va mucho más allá de la Iglesia local.

Es una bendición invertir en todo ministerio caracterizado por la santidad, la integridad, que predique el evangelio y enseñe la sana doctrina bíblica.

4. Dar como una alabanza a Dios

Así como en la antigüedad Israel hacía ofrendas sacrificiales a Dios, los creyentes hoy lo pueden hacer como una manera de alabanza a Dios.

Esta clase de ofrenda no espera recibir nada, sino que le da a Dios en agradecimiento y gratitud, siempre con alegría y nunca por la fuerza.

El Salmo 22:3 dice que Dios habita en las alabanzas de su pueblo. Cuando damos a Dios una ofrenda como alabanza, Dios se manifiesta y nos bendice. Cuando lo hacemos podemos declarar lo que dice el Salmo 118:24-25: “Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él. Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.”

Si practicamos estas cuatro maneras de dar, que en definitiva en lo espiritual significa hacer depósitos en el cielo, ¡Dios será exaltado, glorificado y no tenga dudas que nosotros, Su Pueblo, seremos bendecidos!

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