Lecciones espirituales que podemos obtener
En la madrugada del pasado 7 de octubre, coincidiendo con el Sabbat, día sagrado para los judíos, el grupo islamista radical palestino Hamás lanzó, junto a Yihad Islámica Palestina (YIP), un inesperado ataque terrorista contra Israel. Ese sanguinario ataque fue una de las acciones más terribles que la mente humana pudiera imaginar. Fue un despliegue diabólico de todo lo malo, aberrante y maligno.
En estos días, al pensar en el ataque, el Espíritu Santo me hizo comparar lo que hicieron los terroristas con lo que puede hacer el diablo contra el creyente, y a la vez me recordó el pasaje de 1 Pedro 5:8, que dice: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…”.
Considero que el pasaje fue escrito como un llamado de alerta, para recordarnos tres cosas: 1) que tenemos un enemigo que está al acecho constantemente, 2) que si nos descuidamos podemos ser devorados por ese enemigo, y 3) la necesidad de estar alertas contra las acechanzas del diablo.
La necesidad de estar alertas es determinante en la batalla espiritual, e implica lo siguiente:
- Conocer la ferocidad del enemigo
Mas allá de saber de la existencia del enemigo, necesitamos entender cómo el enemigo trabaja. Juan 10:10ª lo define claramente: “El ladrón (figura del diablo) no viene sino para hurtar y matar y destruir”. El diablo no se conforma solo con hurtar, sino que va por mucho más. La palabra nos dice que su intención es aún más perversa y desea matar, y no solo eso, sino que pretende ir un paso más allá: destruir, para traer caos total y calamidad a nuestras vidas. Comprender la ferocidad del enemigo nos ayuda a estar alertas.
En mi artículo titulado: “Las 6 formas de ataque satánico” menciono que una de ellas es que El diablo siempre elige, cuando va a atacar, el momento y el lugar más débil y menciono lo que le sucedió al profeta Elías.
En 1 Reyes 19:3-8 encontramos un episodio especial en la vida del profeta Elías. Este hombre venía de haber orado y hacer que la lluvia viniera sobre la tierra luego de varios años de sequía; venía de haber clamado a Dios y hacer que el fuego descendiera sobre la tierra para vencer y destruir a los profetas de Baal. Como resultado de lo poderoso que Dios hizo a través suyo, fue amenazado de muerte por Jezabel, una mujer diabólica, y Elías reaccionó de la siguiente manera: “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida… Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel lo tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se Levantó, pues, y comió y bebió, y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.”
La pregunta que todos nos hacemos es: – ¿Cómo puede ser que le haya sucedido esto a un gran profeta de Dios? Note la secuencia: Elías anduvo un día por el desierto, afectado por el sol, el calor, transpirando a más no poder y, por lo que sugiere el pasaje, sin comer y beber. Estaba exhausto física y emocionalmente. Para Elías era su momento más débil. Fue allí donde el enemigo le sugirió la idea de morirse.
Por lo que podemos leer de este episodio, deducimos cual fue el ataque espiritual que Elías enfrentó. Es en los momentos más débiles donde el enemigo se “agarra” de ese estado para atacarnos y perjudicarnos. Es por eso que la Palabra nos exhorta a fortalecer nuestras debilidades (Joel 3:10 “Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces: diga el débil: Fuerte soy”).
En Lucas 4:2-3 leemos acerca de Jesús en las tentaciones y dice: “tuvo hambre, entonces el diablo…” Cuando el enemigo vio la debilidad, lanzó su feroz ataque.
¿Deseas leer el artículo “Las 6 formas de ataque satánico”? Entra al enlace de abajo:
https://restorationnations.com/las-6-formas-de-ataque-satanico/
- Estar en guardia
Ser conscientes de la ferocidad del enemigo nos llevará a prestarle más atención al pasaje de 1 Pedro 5:8, donde dice que el enemigo anda dando vueltas alrededor nuestro “buscando a quien devorar”. ¿A quién se devora el enemigo? Al creyente descuidado, por eso la Palabra nos alienta a ser sobrios y velar. En nuestro lenguaje popular sería no relajarse ni “dormirse en los laureles”, sino estar continuamente en guardia, atento a las directivas del Espíritu, viendo por donde el enemigo pudiera infiltrarse.
Joel 3:9 dice: “despertad a los valientes”, dando a entender que aun los fuertes o valientes se pueden quedar dormidos.
- Evitar las distracciones
Las distracciones son aquellas cosas que nos desvían de lo vital e importante, y en este caso específico de estar alertas y vigilantes contra las acechanzas del diablo. Las distracciones son aquellas cosas que nos impiden estar alertas y en guardia contra el enemigo. Las distracciones pueden venir de varias formas, como ser, atravesar una dificultad, tener que solucionar un problema apremiante, alguna situación inesperada o algún otro desafío de la vida cotidiana. Ellas vienen para abrumarnos, llenar nuestra mente y hacer que nos distraigamos y olvidemos la necesidad imperiosa de estar alertas y en guardia contra el enemigo, que está siempre al acecho.
- No dejar espacios
Debido a la ignorancia o apatía espiritual podemos dejar espacios en nuestras vidas que le den lugar y acceso al enemigo. Una manera concreta de dejar espacios vacíos es no estar equipados. En cambio, estar alertas y en guardia significa vivir equipados con el armamento divino. Las armas del creyente son espirituales, como afirma 2 Corintios 10:4: “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios”. Básicamente, el armamento divino consta de tres armas poderosas: 1) la Palabra de Dios, 2) la sangre de Cristo y 3) el poder y autoridad del Espíritu Santo.
Un creyente fiel, equipado con estas poderosas armas espirituales, podrá ser atacado pero no vencido; podrá ser molestado pero el enemigo no podrá impedir que el creyente con la autoridad de la alto lo ate, reprenda y eche fuera en el nombre del Señor, obteniendo la victoria, como lo describe Apocalipsis 12:11 “Y ellos (los creyentes en Cristo) le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos.”
Ser sobrios y velar, equipados espiritualmente, en los tiempos difíciles que vivimos, no es una obligación sino una necesidad para ser más que vencedores en Cristo.
El pasaje de Nahum 2:1 dice: “Subió destruidor contra ti; guarda la fortaleza, vigila el camino, cíñete los lomos, refuerza mucho tu poder.”, pero le haré una versión amplificada o libre para animar nuestra fe:
“A pesar de que viene un destruidor contra ti, no temas y equípate con las armas espirituales. Mantente en guardia y vigilante, y por sobre todo llénate de la presencia del poder del Espíritu Santo, para ejercer la autoridad espiritual que Dios te ha dado, porque de esa manera prevalecerás y verás derrotado al enemigo”