CÓMO EXPERIMENTAR LA MANIFESTACIÓN DE LA PRESENCIA DE DIOS

Por Ritchie Pugliese

¿Se puede sentir realmente la presencia de Dios?

Dios nos dio una variedad de sentidos (ver, oír, tocar, gustar, oler). Ellos nos proveen una ventana hacia el mundo alrededor. Por medio de los sentidos nos movemos en nuestro medio ambiente. Si no pudiéramos percibir el mundo alrededor nuestro sería lo mismo que flotar en el espacio. Con los sentidos aprendemos a relacionarnos con otra gente. Sin los sentidos para percibir a la gente no tendríamos manera de saber que existe.

Los cinco sentidos que Dios nos ha dado son útiles también para experimentar lo espiritual. Lo invisible se hace tangible a través de los sentidos naturales.  La vida cristiana es por fe pero no carente de experiencias que impactan lo espiritual, lo emocional y aún lo físico. No es ningún pecado pretender experimentar o sentir el impacto de la presencia de Dios.

Si no podemos percibir y experimentar la presencia de Dios con nuestros sentidos tarde o temprano nos preguntaremos si Dios está allí presente. La Biblia enseña que Dios manifiesta su presencia en maneras que podemos discernirla y entenderla con nuestros sentidos naturales. Dios quiere  que

despertemos a la realidad de que nuestros sentidos son útiles también para experimentar a un Dios que está vivo y es muy real.

El significado de la palabra manifestación

Según el diccionario es una indicación perceptible de lo que de otra manera no se podría ver. La palabra “manifestación” en el griego es “phaneroó” que significa hacer visible u observable, hacer conocido, mostrar abiertamente. Las manifestaciones de Dios son cuando lo invisible de Dios se hace conocido a nosotros. Es interesante también destacar que la palabra significa MANI= mano y FEST= fiestas, danza. Es decir, ¡la manifestación de Dios es su “mano danzando” o moviéndose para actuar y desplegar su poder!

Esto lo vemos reflejado en 1 Corintios 12:7-10 donde se relata el mover del Espíritu Santo a través de los dones. Aquí vemos la “mano danzando”, o moviéndose de Dios en una reunión, repartiendo a cada uno como él quiere. A este… a otro… Dios se mueve como quiere e invade repentinamente.

La manifestación de Dios no está limitada a lo que suceda en una reunión en la iglesia. Puede suceder también cuando uno duerme en la noche, al bañarse o andar en auto. ¡Sucede repentinamente!

Cuando esto sucede, tú puedes discernir a Dios con tus cinco sentidos. Tus sentidos son mucho más que físicos. Todos tus sentidos tienen también  un componente espiritual. Tú sientes a los objetos en el universo físico pero también sientes la presencia de Dios. Tú escuchas sonidos con tus oídos pero tú también oyes la voz de Dios. Tus ojos ven, pero también puedes ver una visión. Cuando Dios se manifiesta, puede ser tanto en lo físico como en lo espiritual. 2 Corintios 12:2 Pablo no sabe si era en la carne o en el espíritu pero vio el tercer cielo. Él dice: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.”

¿Por qué Dios se manifiesta tangiblemente?  Para que podamos conocerle. Dios nos creó para tener comunión con él. Dios nos salvó para que tengamos una relación personal con él. Conocer a Dios es la cosa más importante de la vida, pero tú no puedes conocer a Dios a menos que él se manifieste a ti.

Piensa en este ejemplo: ¿Tú conociste a Abraham Lincoln?  Es probable que tú hayas quedado impactado por todo lo que se ha dicho de él en sus biografías. Has leído sus escritos y aún sus cartas, has decidido seguir su ejemplo, pero eso no significa que lo conozcas. Tú nunca has compartido una mesa o tomado un café con él. Nunca tuviste su amistad ni estuviste frente a él cara a cara. No importa todo lo que hayas hecho pero nunca podrás experimentarlo con tus sentidos físicos. Nunca pudiste darle la mano para sentir el calor de la suya, nunca lo viste entrar físicamente a tu casa, nunca pudiste oír su voz al conversar con el directamente ni pudiste oler la fragancia de su perfume… ¿Por qué? ¡Porque nunca lo has conocido personalmente!

En cambio yo sí puedo conocer a mi esposa porque vivo con ella y tengo una relación íntima con ella todos los días.

Veremos a continuación algunas maneras de discernir las manifestaciones de Dios con nuestros sentidos físicos:

1. El sentido de la vista

Para que podamos ver los efectos visibles. Una visión es lo que vemos con la mente o aún con nuestros ojos físicos. Algunas veces Dios manifiesta su gloria visiblemente. El Salmo 63:2 dice: “Para ver tu poder y tu gloria. Así como te he mirado en el santuario…”

2. El sentido del oír

Algunas maneras como Dios se manifestó audiblemente para que pudiera ser oído:

a) En el Monte Sinaí (Éxodo 19-20) donde hubo ruido de los truenos y las trompetas.

b) En el día de Pentecostés (Hechos 2) se dice que hubo un fuerte ruido del viento.

c) Elías el profeta cuando en 1 Reyes 19:12 experimenta y escucha el silbo apacible.

Otras veces Dios habla a nuestra mente, con una palabra, impresión o pensamiento. Todo creyente puede oír a Dios y esto no es solo para los profetas. Quizás esta sea la mejor manera de sentirlo. Ej: para tomar una decisión, ministrar a otros, decir algo específico… solo es necesario tener intimidad y comunión con él.

¿Cómo podemos aprender a oír la voz de Dios?

Existen con este tema algunos conceptos erróneos donde uno piensa que para que Dios te hable hay que estar de rodillas o con los brazos levantados mirando al cielo. Esto no tiene nada de místico. La Palabra dice “es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” (Colosenses 1:27). Por medio del Espíritu Santo, la presencia de Dios habita en nosotros. No hace falta que se aparezca una nube o escuchar una voz audible que viene de lo alto. Por medio de la comunicación del Espíritu Dios nos está hablando constantemente.

Cuando oímos a Dios, oímos la voz de Jesús hablando a tu espíritu. “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10). Jesús vive en ti por eso la Biblia dice que todos podemos profetizar. “Mis ovejas oyen mi voz” dijo Jesús en Juan 10:27. ¿Por qué Dios quiere que escuches su voz?  Él quiere revelarte sus secretos e incrementar tu fe. Quiere advertirte de peligros ocultos, quiere mostrarte el camino, etc. ¿Podemos ver porque es importante oír a Dios?

Aprendiendo a oír a Dios

A. Reconoce que Dios te habla. No digamos que Dios no nos habla. 1 Corintios 14:31 dice que sí puedes.

B. Que tu meta sea oír la voz de Dios. 1 Corintios 14:1 dice que procuremos profetizar y en el v. 39 dice que lo deseemos profundamente. Eso significa buscarlo, perseguirlo, que sea tu meta. Para eso necesitas de instrucción y entrenamiento. Elías tuvo su escuela de profetas. Hoy nosotros tenemos además del entrenamiento, muchos libros, internet, y grupos pequeños donde desarrollarnos.

C. Abre un canal de comunicación

Esto se logra a través de la adoración, oración, meditación en la Palabra, hablando en lenguas. Eliseo en 2 Reyes 3:15 pidió un músico para poder profetizar.

D. Pídele a Dios las preguntas correctas

¿Por qué situación quieres que ore? ¿Cuáles pecados deseas que confiese? ¿Qué quieres que yo dé (tiempo, dones, recursos)?

E. Prueba todo

Esto es un mandamiento ya que como seres humanos que somos tenemos la tendencia a equivocarnos fácilmente. 1 Tesalonicenses 5:21 dice: “Examinadlo todo…”  Se humilde y somete lo que oyes para que sea probado por lo que dicen las Escrituras, la confirmación del Espíritu Santo con paz interior y el consejos de otros. De esa manera conoceremos su voz.

3. El sentido del olor

Podemos oler la fragancia de Dios. En Cantar de los Cantares 1:3-4 leemos “fragancia placentera” y en 2 Corintios 2:14 se habla de un dulce aroma u olor.

4. El sentido del gusto

El Salmo 34:8 dice “gustad y ved….” La palabra hebrea “gustar” significa “discernir, declarar, probar”. Cuando probamos algo lo estamos experimentando con el paladar y podemos diferenciar el gusto, si es dulce, salado o amargo y dar un veredicto de lo que estamos gustando. Así es también en lo espiritual.

5. El sentido de tocar o sentir algo

Daniel 10:4-11 nos habla de un terror que sentía. El sintió algo como un escalofrío o algo más intenso. Cuando uno siente la presencia de Dios puede sentir un calor, un fuego interior, puede ser, caerse, sentir una sensación de debilidad y de paz y descanso. También uno puede llorar o reír.  Esto puede suceder al orar y adorar o cuando estamos ministrando a otros.

Como hombres y mujeres de fe que somos, enraizados en la Palabra de Dios podemos experimentar la soberana presencia de Dios y aún sentirla con nuestros sentidos físicos. ¡Es tiempo de experimentar a Dios a todo nivel (espiritual, emocional y físico también)!

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