Por Ritchie Pugliese
La Palabra de Dios dice lo siguiente:
Efesios 6:10,13
“…fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza…tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes
1 Samuel 30:1-6 David y sus hombres
“Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; David se fortaleció en Jehová su Dios.”
La meta de Dios para nuestras vidas es que estemos completos. Esta palabra en el hebreo es “shalom” que significa bienestar (una vida de paz, provisión, salud y cumplimiento de nuestro destino).
La Biblia está llena de promesas acerca de las buenas cosas que Dios tiene para los suyos, pero a pesar de eso, muchos creyentes viven en temor, ansiedad, escasez, enfermedad y depresión. ¿Cuál es el problema?
El problema es que tenemos un enemigo. Su nombre es satanás, el diablo. Él es un tirano malvado y su territorio es este mundo. En 2 Corintios 4:4 leemos que es “el dios de este siglo”. Jesús dijo que el diablo vino para hurtar, matar y destruir” (Juan 10:10ª). ¡Por eso el mundo es un desastre!… pero… el diablo tiene un enemigo aquí en la tierra: La Iglesia. Jesucristo vino para destruir las obras del diablo (1 Juan 3:8). Jesucristo vino para destruir las obras del diablo y derrotar al pecado, enfermedad, pobreza y la muerte,
Durante su ministerio terrenal, Jesús invirtió la tercera parte del tiempo confrontando a las fuerzas del diablo. Cuando el ascendió a la diestra de Dios, le confió la continuación de esta batalla a su novia, la Iglesia. ¡Por eso es que estamos involucrados en una guerra espiritual! Dios no nos diseñó para ser víctimas en esa batalla sino vencedores.
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para ganar, pero primero debemos aprender a estar firmes y vestirnos con toda la armadura de Dios.
¿Cómo podemos permanecer firmes cuando todo a nuestro alrededor está convulsionado?
La clave es desarrollar una mentalidad vencedora.
Existe un problema en la Iglesia hoy: Muchos no tienen una mentalidad vencedora y tienen una mentalidad condicionada para la derrota y el fracaso.
Dios nos llama a ser personas triunfadoras que enfrentan y vences todo obstáculo y se levantan victoriosos en cada área de la vida.
Nuestra realidad es que existen muchos creyentes que han creído las mentiras del enemigo. El diablo les ha dicho “no eres bueno ni sirves para nada”; “estas perdido” o “nunca lo lograras”; “las cosas se han puesto muy malas para ti”…. y ellos le han creído. ¡Así opera la mentalidad de la derrota y el fracaso!
Tener una mentalidad de derrota y fracaso significa que tú consideras a la derrota y el fracaso como una opción. ¡Esto es lo que el diablo quiere que creas! Romanos 12:2 nos dice que renovemos la mente. El mundo trata de que nos conformemos a su visión, pero podemos desarrollar la habilidad de ir más allá de eso. La Biblia dice en 2 Corintios 2:14 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”.
Si seguimos a Jesús, siempre triunfaremos. Alguien dijo: “¿Qué intentarías hacer si tuvieras garantizado el éxito?” Dios dice que si seguimos su dirección no podemos fallar.
No importa lo mal que nuestras circunstancias parezcan, Dios tiene una estrategia para que triunfemos, pero no podemos lograrlo si tenemos una mentalidad perdedora.
Si tenemos una mentalidad perdedora, hay una buena noticia y es que ¡podemos arrepentirnos ahora! Arrepintámonos de aceptar como normal la mentalidad de fracaso y derrota y recibamos la mentalidad vencedora de Dios.
¿Cómo desarrollamos una mentalidad vencedora? Sabiendo quiénes somos realmente a los ojos de Dios.
Dios dice que somos criaturas celestiales. Nuestro padre está en el cielo y nuestro hogar también está allí. Tú y yo estamos sentados en los lugares celestiales con Cristo ahora. Efesios 2:6 dice:“y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,”. Hemos sido llamados a pelear en los lugares celestiales (Efesios 6:12). ¡Somos criaturas del cielo y el cielo siempre triunfa!
Arriba de todo el universo, en el tercer cielo hay un trono. Jesús está sentado en ese trono y desde allí reina. Él tiene todo dominio y poder y autoridad en cada lugar del universo. Ninguno de sus propósitos pueden ser frustrados.
Durante esta era presente Jesús le ha permitido al pecado y al diablo a operar, pero ellos no pueden hacer nada sin su permiso y el tiempo pronto viene cuando Jesús retornará a la tierra para reinar. ¡Jesús vence! El cielo siempre triunfa, así que si vamos a caminar con él, no podemos perder.
Esto es lo que David sabía. De pequeño no parecía el más brillante. Él era la persona menos indicada para triunfar. Aún su propio padre no creía en él. Cuando el profeta Samuel le dijo que trajera sus hijos para ungir a uno de ellos como rey, el trajo a todos sus hijos, excepto a David. Isaí pensó: ¡Seguro que no es David! Él había enviado a David al campo para cuidar las ovejas, que era el más bajo de los trabajos.
Hubiera sido muy fácil para David sentirse desanimado y tener lastima de sí mismo. Él pudo haber desarrollado una mentalidad perdedora. Él podía haberse puesto de acuerdo con el diablo y decir: – No sirvo para nada, nadie me quiere -, pero mientras él estaba en el campo, David conoció a Dios. Se enamoró de él y aprendió a alabarlo y a hablar con él. Dios comenzó a darle promesas a través de los años. Dios le dio una increíble visión de su futuro y le dijo: – Tú serás el rey sobre todo Israel y le darás a Israel la victoria sobre todos sus enemigos .Tu dinastía no tendrá fin. Tu linaje será el precursor del Mesías y experimentaras mi gloria y mi presencia -.
Mientras pasaba tiempo con Dios, David llegó a la firme conclusión de que Dios tenía para su vida un buen plan. Mientras David confiaba en Dios, el Señor comenzó a orquestar los eventos en su vida. Por un poco de tiempo el pareció desesperanzado. Él antes había derrotado a Goliat y fue considerado un héroe. Se casó con la hija del rey…pero luego el rey Saúl tuvo celos de él y las cosas comenzaron a empeorar para David. Saúl intentó matarlo y David tuvo que huir para sobrevivir.
En el tiempo del pasaje de 1 Samuel 30, Saúl había estado persiguiendo a David por años. Saúl había tomado la esposa de David y se la había entregado a otro hombre. Las cosas no estaban bien para David en Israel, así que tuvo que huir a la tierra de los filisteos, la gente de Goliat. ¡No era muy bueno ni seguro habitar entre los enemigos!
David se hizo amigo de Aquis, un caudillo militar de filistea, quien le permitió habitar en Siclag. David vivió allí por un año y cuatro meses. Cuando los filisteos fueron a la guerra, Aquis lo invito a ir…pero David y sus hombres se quedaron sin pelear porque los otros caudillos militares no confiaban en David así que lo enviaron de vuelta a su casa. Cuando David y sus hombres regresaron a Ziclag… ese lugar estaba destruido. Durante su ausencia los amalecitas habían tomado y quemado la ciudad. Cuando David y sus hombres llegaron descubrieron que sus hogares habían sido destruidos. Sus mujeres habían sido tomadas cautivas por los amalecitas. Ellos habían perdido todo.
Parecía que cada mentira del diablo se había cumplido y toda palabra de Dios hubiera fallado. Los hombres de David estaban profundamente apenados, llenos de amargura y angustia. Perdieron su fe y la esperanza.
Dice la Biblia en el capítulo 30:4 “Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar“ y en 30:6 dice: “Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas;…”
Ellos estaban bajo un ataque abrumador. Hubiera sido fácil para David caer preso también del desánimo y la amargura. Él podía haberle dado lugar en su mente a la mentalidad perdedora. Él pudo haber murmurado y aun quejarse contra Dios: – ¿Por qué nada me sale bien? – pero no fue lo que David hizo. En cambio el buscó a Dios…
David durante su tiempo en el desierto conoció a Dios. El vio el poder de Dios desplegado en la creación. El meditó en las promesas de Dios y vio su fidelidad. David vio como Dios lo protegió del león y del oso, como le dio la victoria sobre Goliat y los filisteos. David había adoptado la mentalidad de un vencedor. David tuvo la confianza de que Dios podía capacitarlo a vencer cualquier dificultad, aun cuando todo parecía perdido.
Así que, cuando todos se habían rendido, David “se fortaleció en Jehová su Dios” ¡Esto se llama fe!
En el capítulo 30:6 leemos que David“se fortaleció en Jehová su Dios.”¡Esto es lo mismo que dice Efesios 6:10 “fortaleceos en el Señor”! Acercarse y buscar a Dios nos da la fuerza que necesitamos. Cuando tú encuentras fe en el Señor… puedes estar firme. Eso se llama “resistir”.
Estar firme significa resistir todo lo que el diablo mentiroso te está diciendo y todo lo perverso que él está atentando contra ti. La promesa de Dios es que si resistimos al diablo sometidos al Señor, el huirá de nosotros (Santiago 4:7). ¡Esto significa vencer!
Luego David le consultó a Dios por una estrategia. El buscó dirección de Dios (30:8). Dios siempre tiene una estrategia para que triunfemos. David le consultó al Señor: – ¿Tengo que perseguirlos? y Dios le dijo que lo hiciera ya que los iba a vencer para así rescatar a sus familias.
Basado en esa promesa, David fue a la caza de esos hombres. El persiguió a los amalecitas y los encontró festejando, por el botín que habían obtenido.
David luchó contra ellos y recuperó todo. Nada se perdió. Recuperó a jóvenes y viejos y todo lo que les habían robado. David recuperó todo (30:18-20).
David aprendió algo de esa situación, que a la vez es un recordatorio para nosotros: Cuando las cosas parezcan muy oscuras…encuentra tus fuerzas en el Señor, recibe su estrategia de él, permanece firme contra el diablo y vencerás. Este llego a ser el patrón de pensamiento de David y ¡es el que Dios quiere que nosotros tengamos también!
Cuando David finalmente llego a ser rey se encontró otra vez en guerra. Él fue atacado por la casa de Saúl. Fue una larga lucha que duro siete años y seis meses.
Aquí aprendemos que vencer no siempre es fácil y rápido. David tuvo que elegir resistir, él tuvo que elegir estar firme, él tuvo que elegir acercarse a Dios para recibir fuerzas de él y no rendirse…finalmente Abner trajo todo Israel hacia David. Él fue nombrado rey por sobre todo Israel. Dios lo condujo a la victoria otra vez, pero sus batallas no terminaron.
Los filisteos atacaron. ¿Que hizo David? 2 Samuel 5:19 dice: “Entonces consultó David a Jehová”. David tuvo la fe de que si buscaba a Dios y lo seguía, él iba a guiarle a la victoria. Fue así que los filisteos fueron derrotados. Luego David tomo Jerusalén y trajo de vuelta el arca del pacto. David cumplió su destino en la tierra.
David enfrentó gran oposición. Él tuvo que estar firme en momentos difíciles pero encontró sus fuerzas en el Señor… ¡y David venció!
Hechos 13:36 dice de David“habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios”. Esto significa que el cumplió su llamado. El completó su destino en la tierra. David pudo haber retrocedido pero tuvo la mentalidad de un vencedor.
Esto es lo que Dios quiere para ti también. Aun si hoy no ves nada…Dios tiene un plan para guiarte a la victoria. No importa lo malo que las cosas estén. No le permitas al diablo que robe tu fe. No permitas que situaciones inesperadas adversas roben tu confianza. Tú eres un ciudadano del cielo y el cielo siempre triunfa. Deja que el poder del cielo invada tus circunstancias. Sé fuerte en el Señor y permanece firme.
Cuando sigues a Jesús, aun si murieras triunfarás. El cielo siempre triunfa, así que continúa hacia adelante. Es tu movimiento hacia adelante lo que te posiciona para recuperar todo. No importa lo mal que estén las cosas o lo que hayas perdido. Tú puedes vencer como David. Si te mantienes yendo hacia adelante con Dios, obtendrás la victoria, porque el cielo siempre nos conduce a la victoria.
¿Qué significa tener una mentalidad vencedora? Saber que la derrota no es una opción. Cuando encuentras tu fe en el Señor y recibes estrategia del Señor podrás estar firme contra el diablo y lo vencerás. ¡Es tiempo de estar firme y vencer!