Recopilado por Ritchie Pugliese
En Jeremías 1:9-12 leemos:
“Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.”
Dios para en este tiempo quiere enviar sobre su pueblo una unción de aceleración de Su favor sobre los suyos. Note que no dice que Dios quiere derramar Su favor, sino derramar una aceleración de Su favor.
¿En qué consiste ésta aceleración?
En el pasaje de Jeremías capítulo 1 podemos obtener información, a fin de que le creamos a Dios y podamos experimentarlo en este año que ha comenzado.
Leemos en el relato que luego que Dios le habló tan poderosamente a Jeremías y le profetizó el alcance de su ministerio y la unción que recibiría para llevar a cabo dicho ministerio, le dice algo sorprendente en el v.11 “La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías?” Aquí ya no era Dios diciéndole lo que el profeta iba a hacer, sino que lo lleva a un punto determinante: ¿Qué ves tú, Jeremías? Aquí lo importante era lo que Jeremía veía.
Jeremías le respondió: “Y dije: Veo una vara de almendro” Dicen los estudiosos que en ese tiempo era una época invernal, no era temporada de ver el fruto. El almendro era el primer árbol en dar fruto cuando llegaba la temporada. Cuando comenzaba a brotar en todo Israel se sabía que una nueva temporada estaba comenzando.
Es muy probable que Jeremías haya visto solamente una retoño o el comienzo del fruto, pero a pesar de eso, él dijo “una vara de almendro”.
El Señor le respondió luego: “Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.”
El Señor felicitó al profeta porque había visto bien y no mal, y luego agregó “yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.”
El resultado de “ver bien” del profeta dio lugar al aceleramiento o apresuramiento de la Palabra de Dios para su cumplimiento.
Note la secuencia: 1) el profeta vio la vara de almendro 2) el Señor lo felicitó y 3) El Señor le dio orden a la palabra para que se apresurara, acelerara en su cumplimiento.
¿Qué nos quiere decir El Señor en esta hora?: Que así como sucedió con Jeremías, sucederá con nosotros también. Por eso, él nos dice: – Según lo que veas, ¡yo lo aceleraré! –
Si nos atrevemos a ver correctamente, Dios comenzará su proceso de aceleramiento o apresuramiento para que se cumpla en nuestras vidas. ¿Qué estamos viendo en esta hora? ¿Con ojos naturales que nos muestran todo lo negativo, lo que nos falta, de lo que carecemos o con ojos espirituales que vemos a la rama floreciendo abundantemente?
De acuerdo a lo que veamos, no solo tendremos la aprobación del Señor sino que el enviará su unción de aceleramiento de su favor para que se cumpla su palabra.
Dios te dice en esta hora: – ¡Lo que ves, se apresura con la unción de aceleramiento de mi favor! –
Esta unción de aceleramiento es la misma que el profeta Elías experimentó cuando estuvo orando en el monte para que lloviera, luego de tanto tiempo de sequía sin lluvias.
En 1 Reyes 18:41-46 leemos el relato del profeta orando con su cabeza entre sus piernas y enviando a su criado a ver que sucedía con el tiempo.
En el v. 43 el profeta le dice al criado: “mira hacia el mar”. Esta frase es similar a la del Señor con el profeta Jeremías cuando le preguntó que veía.
El criado había ido y venido seis veces para decirle que no había ninguna posibilidad de que lloviera, que no se veía nada, pero… en el v.44 vuelve y le dice al profeta: “A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.”
¿Qué se veía en el cielo? “Una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre” En la inmensidad del cielo esa nube era insignificante, pero no olvidemos que lo sucedido tiene un profundo significado espiritual, más que climático.
Cuando el criado le dijo lo que había visto, el profeta le dijo que le avisara al Rey Acab: “Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.”
Cuando el profeta vio la pequeña nube, eso fue suficiente para saber que la gran lluvia vendría.
Note el proceso de aceleración en los vv.45-46: “Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.46 Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.”La pequeña nube se transformó en una gran lluvia.
El proceso de aceleración aquí tuvo varias secuencias:
1. El profeta vio la pequeña nube y al verla supo que la lluvia vendría;
2. Lo que vio el profeta comenzó a acelerarse y la pequeña nube se transformó en una gran lluvia.
3. El v. 46 dice que la mano de Jehová estaba sobre Elías, el cual corrió mucho más rápido y velozmente que el carro real del Rey. Esto humanamente no era posible, pero cuando el proceso de aceleración sobrenatural fluyó, sí fue posible. Con esa unción de aceleración, Elías corrió más velozmente que el carro real del rey. ¡Fue algo sobrenatural!
¿Puede entender lo que significa “el tiempo de aceleración” del favor de Dios?
El Señor en este momento te pregunta: – ¿Qué es lo que tú estás viendo? ¿Lo natural o lo espiritual? ¿Solo puedes ver lo natural, que representa lo limitado, o estás viendo por fe lo sobrenatural que representa el favor de Dios para el cumplimiento de sus promesas para tu vida? –
No lo olvidemos, ¡lo que veamos en este hora, es lo que Dios acelerará para que se cumpla en nuestras vidas! ¡Aleluya!