LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Recopilado por Ritchie Pugliese

Estamos viviendo en la era del Espíritu Santo, donde Dios se está moviendo con su poder en su Iglesia por todo el mundo.

Es por eso que no podemos dejar de hablar sobre la importancia del fluir de los dones del Espíritu Santo en la iglesia local y en la vida del creyente en Cristo.

Para comenzar, podemos decir que un don espiritual es la capacidad sobrenatural o poder otorgado al cristiano por el Espíritu Santo, que lo capacita para ejercer su función como miembro del cuerpo de Cristo.

Estos dones no son capacidades o habilidades naturales sino manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo (1 Co. 12:7, 10).

Los dones no son otorgados para beneficio propio sino para el beneficio de todo el cuerpo de Cristo.

Los dones no deben ser confundidos con el fruto del Espíritu, los cuales para ser desarrollados deben ser cultivados (Ga. 5:22-23), ni con los ministerios u oficios de Efesios 4:11.

En 1 Corintios capítulos 12 al 14, tres palabras griegas son traducidas como “dones o dones espirituales”:

La primera es “pneumatika” (12:1; 14:1, Ro. 1:11) que significa literalmente “espirituales”, un término que da la connotación de algo sobrenatural, no natural.

La segunda espneumata” (1 Co. 14:12) que significa literalmente “espíritus”. Este término enfatiza que su fuente es el Espíritu (pneuma).

La tercera es la palabra más frecuente del Nuevo Testamento para definir los dones del Espíritu: “charismata”, traducida generalmente como “dones carismáticos”.

La palabra “carisma” está relacionada con el sustantivo “charis”, gracia, y el verbo “charizomai” que significa “dar libremente” (Ro. 8:32; 1 Co. 2:12). En general, “carisma” se refiere a cualquier regalo de la gracia divina, sea la salvación o la vida eterna (Ro. 5:15-16; 6:23) o el pacto de privilegios de los Israelitas (Ro. 11:29), o a la gracia especial dada a una persona (1 Co. 7:7; 2 Co. 1:11).

Entonces, “charismata” se refiere a los dones que son de carácter sobrenatural y provistos gratuitamente por la gracia de Dios. Esto significa que los dones no son ganados, ni vienen como una recompensar por lo que uno pueda hacer.

Además de estas tres palabras utilizadas para traducir “dones o dones espirituales”, el Apóstol Pablo utiliza otras tres palabras griegas que conviene mencionar:

La primera aparece en 1 Corintios 12:5 y se refiere a “ministerios”, en griego “diakonion”. Se la traduce en algunas versiones como “administraciones y servicio”.

La segunda aparece en el v. 6  donde aparece la palabra “operaciones”. Aquí la palabra griega es “energamaton” que se traduce como “energía o efecto”. Esta es la misma palabra traducida paraefectuar, hacer milagros en el v.10.

La tercera es la palabra “phanerosis”, que se traduce como “manifestación” (v.7). Se refiere al acto visible que puede ser visto, oído y sentido, no algo invisible que no se ve.

Descripción de los dones de 1 Corintios 12:7-10:

La mayoría de los estudiosos bíblicos sugieren la siguiente clasificación de los dones del Espíritu Santo:

1. Los dones de revelación, también llamados los dones para poder saber/conocer: Palabra de sabiduría; Palabra de conocimiento y discernimiento de espíritus.

2. Los dones de poder, también llamados los dones para poder hacer: Fe, dones de sanidades y hacer milagros.

3. Los dones de inspiración, también llamados los dones para poder decir: Profecía, lenguas e interpretación de lenguas.

Analicemos brevemente cada uno de los grupos de dones:

1. Los dones de revelación, también llamados los dones para poder saber/conocer: Palabra de sabiduría; Palabra de conocimiento y discernimiento de espíritus:

Estos dones son dados a los creyentes para capacitarlos a saber o conocer algo específico para situaciones específicas.

Jesús manifestó una palabra de sabiduría cuando los fariseos quisieron atraparlo, respecto al pago de los impuestos. Allí él se expresó con sabiduría (Mateo 22:21). También, él prometió dicha sabiduría en tiempos de emergencia (Lucas 12:12; Mateo 10:16-20).

En Hechos 6:1-7 tenemos un buen ejemplo de la palabra de sabiduría referido al gobierno de la congregación. Santiago, actuando como moderador del primer Concilio de la iglesia, manifestó este don (Hechos 15:13-21) al interpretar un pasaje profético del Antiguo Testamento (Amos 9:11-12) para mostrar el plan de Dios para los gentiles.

La posibilidad de recibir una palabra de sabiduría, no debería ser un freno para utilizar sabiduría para la vida cotidiana (Santiago 1:5). No olvidemos que es una “palabra de sabiduría” no “toda la sabiduría”.

Una palabra de sabiduría puede venir acompañada con la palabra de conocimiento, para poder aplicar la palabra de sabiduría dada.

Por ejemplo, en el Antiguo Testamento el profeta Natán recibió una palabra de conocimiento acerca del pecado del Rey David con Betsabé, así como sabiduría para llevar al rey hacia el arrepentimiento.

El profeta Eliseo supo en su corazón acerca de lo que había en el corazón de Giezi. De esa manera pudo exponer su hipocresía (2 Reyes 5:20-27). Nuestro Señor supo acerca de los malos pensamientos de los escribas (Mateo 9:2-6) y la historia marital de la mujer samaritana (Juan 4:17-19).

Una palabra de conocimiento capacitó a Pedro a reprender a Ananías y Safira  su engaño (Hechos 5:1-9).

El tercer don que opera como una revelación directa de Dios es el discernimiento de espíritus. Este don no viene con entrenamiento, sino que es impartido por el Espíritu Santo cuando es necesario. La palabra griega “diakrisis” para “discernimiento”, significa “juzgar” para saber cuál es la motivación interior de una persona o situación.

El Espíritu Santo mismo, es el que imparte este don  sobre aquellos que juzgan o pesan los mensajes de los profetas en la iglesia local (1 Corintios 14:29). Generalmente el discernir un espíritu falso o maligno trae un sentido de “atmósfera pesada”, falta de paz y hasta un sentido de enfermedad, mientras que la presencia del Espíritu Santo trae gozo, paz y amor.

Un ejemplo del discernimiento de espíritus lo encontramos en Hechos 16:16-18. La muchacha esclavizada por un espíritu de adivinación, molestaba al Apóstol Pablo una y otra vez, hasta que él tomó autoridad en el Nombre de Jesús para liberarla.

2. Los dones de poder, también llamados los dones para poder hacer: Fe, dones de sanidades y hacer milagros:

Estos dones proveen un poder extraordinario para poder efectuar cambios en las vidas y circunstancias de creyentes y pecadores.

El don de fe no es la fe para recibir la salvación, cuando alguien cree en Jesucristo como su salvador personal. Tampoco es la fe de Gálatas 5:22, uno de  los frutos del Espíritu, la cual se desarrolla con la fidelidad del creyente.

El don de fe, en cambio, es una fe que surge de repente, generalmente en medio de una crisis, para continuar creyendo sin ninguna duda que lo que dijo el Señor se cumplirá. Esta es la clase de fe que mueve montañas (Marcos 11:22-24).

Este don operaba frecuentemente a través de Elías y Eliseo en el Antiguo Testamento. La fe vino sobre Elías cuando cayó fuego del cielo y cuando anunció que la lluvia vendría luego de tres años de sequía (1 Reyes 18:22-38; 41-45).

Daniel tuvo el don de fe cuando hizo cerrar la boca de los leones (Hebreos 11:33; Daniel 6:22).

Los otros dos dones aparecen en el griego en forma plural: Dones de sanidades y podre para hacer milagros. El plural indica que existen diferentes sanidades, para lo cual se necesita un poder especial para cada enfermedad. También indica las diferentes clases de dolencias y enfermedades que existen, para lo cual se requieren diferentes dones de sanidades.

El don de “hacer milagros” se refiere a obras poderosas, no limitada solo a las sanidades. Esta incluido todas las categorías de milagros posibles. Puede ser  echar fuera a los demonios o resucitar a alguien como Dorcas (Hechos 9:36-41; 20:6-12).

3. Los dones de inspiración, también llamados los dones para poder decir: Profecía, lenguas e interpretación de lenguas:

Este tercer grupo enfatiza aquellos dones espirituales a través de los cuales Dios puede impulsar al creyente declarar o decir algo públicamente. El contexto de estos dones en 1 Corintios se hace dentro del marco de una reunión pública, para bendecir a otros.

Por cierto las lenguas pueden ser utilizadas en forma privada, para edificación personal, pero el énfasis aquí radica en dar un mensaje que sea entendido por la gente presente.

El don de profecía o don para profetizar no es lo mismo que tener la habilidad de dar un mensaje dado por Dios por medio de una predicación.

El Nuevo Testamento utilizada diferentes palabras griegas para referirse específicamente a la predicación y la proclamación de la conocida palabra de Dios y diferenciarla de hablar con nueva revelación de parte de Dios.

La más importantes son: “kerysso”, para proclamar o anunciar un mensaje como un heraldo lo hace; “euangelizo”, para decir las buenas nuevas, evangelizar; “katangello”, para contar y proclamar claramente; “laleo ton logon” para hablar la palabra; “martureo”, para dar testimonio, testificar y “didasko”, para enseñar.

Entonces, profetizar es traer un fresco discernimiento revelado por Dios bajo el impulso del Espíritu Santo, y nunca originado en los pensamientos personales.

Con esta breve descripción ya tenemos una idea acerca de los dones del Espíritu Santo. Ellos han sido dados por Dios a todos sus hijos. Por eso, no perdamos tiempo y dejemos que el Espíritu Santo fluya libremente a través nuestro para manifestar el don que sea de mejor provecho en el momento indicado. “… a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:7)

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