DESTINO DE TRIUNFO ASEGURADO

Por Ritchie Pugliese

La mayoría de los cristianos piensan que la vida cristiana es como un recorrido llano, cuando la realidad nos muestra que la vida cristiana es una travesía donde tenemos que recorrer distintas etapas, algunas no esperadas, y superar situaciones didicultosas.

Para hacer este recorrido sin lugar a dudas se hace necesaria la fe en el Señor, creyendo que Él nos guiará paso a paso e irá siempre con nosotros para ayudarnos a superar obstáculos y alcanzar nuestro destino espiritual.

Cuando hablamos de “destino” no estamos hablando de la salvación eterna sino de conquistar y alcanzar en vida todo lo que Dios nos ha prometido en Su Palabra. En Filipenses 1:6 leemos lo siguiente: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”

Cuando recibimos a Cristo en el corazón, Dios comenzó en nosotros una buena obra, es decir, nos dio un destino de triunfo asegurado. Siempre que Dios comienza algo lo termina bien, aunque muchas veces el proceso no es de la manera que imaginamos.

Muchos de nosotros, quizás por falta de enseñanza bíblica u otro motivo, creemos que nuestro andar cristiano sólo será un “lecho de rosas” y que ser bendecidos implica solamente estar felices y contentos sin tener que atravesar inconvenientes en el camino.

En los tiempos difíciles que vivimos, se hace indispensable más que nunca, entender cómo Dios trabaja. Para eso tenemos el ejemplo del apóstol Pablo y lo que él quiso decir cuando mencionó la frase “estoy persuadido”. ¿Qué significa estar persuadido?

Básicamente significan cuatro cosas:

• Ser convencido por Dios por medio de Su Espíritu Santo.

• Fe activada al creerle a Dios que es fiel para cumplir lo que prometió.

• Fe vigente y continuada al caminar creyendo y confesando la Palabra de Dios.

• Fe agigantada al atravesar circunstancias y obtener victorias espirituales.

Cuando Pablo le dijo a la Iglesia de Filipos que estaba persuadido de que Dios era fiel para trazar nuestro destino y llevarlo a cabo totalmente, les estaba diciendo que el previamente había sido convencido por el Señor, que su fe había sido activada para creerle a Dios, que su fe no había menguado sino que estaba “fresca” por el Espíritu Santo, y que a medida que avanzaba hacia la meta su fe iba tomando nuevas alturas espirituales.

Cualquiera pudo haber dicho la frase, estoy persuadido, pero Pablo no era como muchos de nosotros que a veces hablamos más de lo que vivimos. El Apóstol era un santo hombre de integridad que lo que decía lo vivía, y lo que vivía lo transmitía a otros para impartir vida espiritual.

El Señor en este tiempo quiere que usted y yo nos levantemos espiritualmente y empecemos a ver las cosas desde la óptica de Dios, a fin de darnos cuenta que la clave para llegar a la realización total de nuestro destino en Dios consiste lisa y llanamente en estar persuadidos, en fe, de que Dios nos trazó un destino y que El será fiel para que podamos llegar a buen puerto.

No importa cuántas trabas y trampas haya puesto el enemigo en el camino ni cuántas sean las luchas, pruebas y dificultades. Si usted se atreve a caminar fielmente con Dios llegará a cumplir totalmente y exactamente el ciclo de vida establecido por Dios y su total destino bendecido, ni un minuto más ni un minuto menos.

A continuación recorreremos una travesía en la vida del Apóstol Pablo, una vez que fue tocado por Dios y transformado de Saulo de Tarso en Pablo de Cristo. Lo que veremos a continuación va a darle mayor crédito a las Palabra de Pablo y nuestras vidas serán ministradas con su ejemplo poderoso.

El recorrido “bendecido” del apóstol Pablo

Leemos en Hechos 23:11: “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.”

Dios traza su destino para nosotros en Su Palabra. Ese es el mapa indicado para una travesía provechosa. El destino que Dios aquí le había trazado a Pablo era ir hacia Roma, Italia. Dios al darle esa palabra directiva había “comenzado una obra”, como dice el pasaje de Filipenses 1:6, y vamos a ver como Dios fue fiel para que Pablo llegase a destino.

Usted y yo tenemos un plan trazado por Dios para que vivamos saludables durante todo nuestro recorrido terrenal hasta el momento de partir para estar con Cristo.

En Hechos 27:1 leemos que comienza el viaje hacia el destino trazado por Dios. Para nosotros el viaje representa el desarrollo de nuestra vida. En el v.3 leemos que Pablo se encuentra con amigos y el viaje es realmente placentero. Todo estaba tranquilo y maravilloso, sin ningún problema. Puedo imaginarme a Pablo, feliz y pensando: – ¡Dios me dio la palabra profética de ir a Roma. Gloria al Señor que todo el viaje será como hasta ahora, sin problemas! -. ¿Se identifica con el pensamiento de Pablo?

Generalmente creemos que cuando Dios nos marca un “destino” (puede ser un cambio de ministerio, ir a una nueva ciudad a vivir, alcanzar una meta espiritual, obtener un bien material, su promesa de salud divina, etc.) todo se dará naturalmente y sin problemas.

El Señor desde el cielo miraba a Pablo y le decía: – Hijo mío ¿Estás persuadido completamente de todo lo que te dije? Seguramente la respuesta de Pablo, ante un viaje “tan bendecido” fue; – ¡Si Señor todo el viaje es maravilloso! – Dios iba a probar primero a Pablo para que con su vida reflejara lo que luego escribiría con su pluma, pues nadie puede escribir y/o predicar con autoridad sin primero vivir lo que se transmite. Así opera la impartición espiritual.

Dios quiere utilizarle a usted para que sea un testimonio vivo de Su fidelidad a todos los que le rodean, Dios quiere que usted sea un ministrador de bendición.

A pesar de lo que Pablo estaría pensando, y muchos de nosotros imaginaríamos, las cosas comenzaran a cambiar radicalmente, pues en Hechos 27:4 dice que los “vientos eran contrarios”. Note la palabra “contrarios”. No era un viento a favor para ayudar el movimiento de la nave sino que era un viento con el propósito de entorpecer su avance. ¿De qué manera los vientos entorpecían a la nave? el v.7 menciona cuatro frases claves: “muchos días”; “despacio”, “a duras penas”; “nos impedía”.

Estas palabras representan mucho más que un viento natural contra la nave, en realidad era un viento sobrenatural que venía de parte del enemigo, el diablo.

El enemigo cuando se entera que alguien del Pueblo del Señor recibe un destino y decide caminar fielmente en lo que Dios le dijo, automáticamente se pone en marcha para trazar una estrategia con el fin de demorar, y si fuera posible destruir, el glorioso plan que Dios tiene para esa vida.

El propósito de estos vientos contrarios era hacerle “creer” a Pablo (en realidad sería llenarlo de incredulidad) que nunca llegaría a tiempo al destino de Dios.

Esto mismo le va a suceder a usted y es necesario que lo sepa de antemano, si todavía no le ha pasado. Usted porque tiene un destino de gloria, ha sido y está siendo atacado físicamente por el enemigo. Dios quiere utilizarle a usted en la misma área en que ha sido afligido por largo tiempo.

El Señor le ha comisionado con un nuevo destino espiritual y se levantaron de repente contra usted vientos contrarios de parte del enemigo. ¡Los vientos contrarios son inevitables cuando somos hombres y mujeres con un destino de triunfo asegurado, dado por Dios!

El relato sigue en Hechos 27:13 donde todo parece tranquilizarse pues allí dice: “y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban…” Es probable que Pablo haya reaccionado como muchos de nosotros: – ¡Qué bueno! Se fue ya el viento contrario y ha venido la brisa que nos impulsara hacia mi destino (Roma)… pero de repente el v.14 dice: “pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.”

Para poder entender la dimensión destructiva de este viento huracanado debemos leer el v.18 donde dice que se había desatado una “furiosa tempestad”. El Euroclidón era una mezcla de vientos huracanados con una furiosa tempestad. El v. 14 nuevamente vuelve a aclarar la naturaleza de este viento. Dice que estos venían “contra la nave”. El enemigo parece que se retira y de repente aparece intensificando su ataque para no sólo demorar, sino destruir la nave para que Pablo no llegase el destino estipulado por Dios. Así trabaja el enemigo y es tiempo que usted se dé cuenta de sus maquinaciones y manera de operar.

En Marcos 4:35-41 vemos este tipo de inclemencia espiritual, de origen diabólico, cuando Jesús les dijo a sus discípulos que fuesen al otro lado, y en medio de la travesía se desató contra ellos una gran tempestad que les impedía cumplir lo que el Señor les dijo, la cual fue reprendida por El Señor, se detuvo en el instante y de esa manera pudieron llegar al destino trazado (Marcos 5:1)

En el caso de Pablo, como quizás está sucediendo en su vida en este tiempo, usted ha reprendido al enemigo, confesado la palabra, ha sido fiel como siempre, y nada parece cambiar su situación física, ¡más bien todo pareciera empeorar! Esto sucede debido a la actitud de fe inquebrantable que usted tiene (estar persuadido) de que Dios le ha dado una herencia de salud divina diaria; esto hace que el enemigo se retuerza de odio contra su vida, pues a pesar de los vientos contrarios que le ha enviado, él sabe que usted seguirá confiando en el Dios que le ha dado un destino, ¡y que allí llegará y se llevará la bendición salutífera del Señor!

Es en medio de éstas circunstancias donde nuestra fe y certeza espiritual es probada. Recuerde que nada puede ser aprobado sin primero ser probado. El Señor, como seguramente le preguntó a Pablo en medio de semejante lucha espiritual: – ¿Estás todavía persuadido?, de la misma manera hoy Él le está haciendo la misma pregunta a usted. Hijo mío, ¿Estás todavía firme en tu fe y persuadido, que mi plan de salud se cumplirá totalmente en tu vida, o ya ha bajado tus brazos vencido, creyendo las mentiras del enemigo?

Note la secuencia de los ataques: Primero vinieron contra Pablo los vientos contrarios, luego el Euroclidón enfurecido y ahora en Hechos 27:20 vemos como el enemigo no se da por vencido y lanza su tercer ataque: “y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos.”

Ya la situación se empeora aún más y se la define como “acosados por una tormenta no pequeña”. La palabra “acosar” significa “perseguir a alguien con empeño”. La característica de este momento era un tiempo oscuro donde no se veía nada. En nuestro lenguaje popular seria que la situación en este punto es insostenible, inaguantable e insoportable. Primero vinieron contra usted los vientos contrarios, luego el Euroclidón con su ferocidad y ahora todo el panorama está oscuro, sin salida natural.

Usted mira a su alrededor y solo ve complicaciones sin salida. ¿Se va dando cuenta la importancia de estar persuadidos completamente creyendo que el mismo Dios que nos dio el destino nos llevara a destino? Esa certeza interior es la única fuente de agarre, donde aprendemos que Dios hace algo o nos hundimos. Este es el punto de “quiebre” espiritual: O usted sigue creyendo sin darse por vencido o es el diablo quien empieza a creer que tiene que darse por vencido.

Sumado a todo lo que recién mencionamos se suma otro enemigo, El v. 21 habla de que “ya hacía mucho que no comíamos”. En el momento en que tenían que estar más fuertes, les escaseaba la alimentación básica, lo cual los debilitaba. Esto representa la carencia de las cosas básicas, vitales de la vida cotidiana, que nos quieren frenar e impedir que avancemos a nuestro destino. ¡Que fácil es escribir esto pero que difícil es atravesarlo! Cuando todos estos ataques arrecian contra nuestra humanidad: ¿Todavía seguimos firmes creyendo, totalmente persuadidos, aunque físicamente nos sintamos completamente debilitados?

Pablo, contra todos los pronósticos humanos y diabólicos (que pensaban que se iba a declarar vencido), se levanta con certeza de fe y dice: en los vv.22-25 “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César (en Roma); y he aquí Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. Por tanto, oh varones, tened buen ánimo…”

Pablo se levantó en fe, pues Dios le había hablado diciendo que no temiese y que llegaría al destino que Él le había trazado. En su caso era ir a Roma. Dios también a usted le dice en este momento que no tema la furia del enemigo que ha venido contra su salud, y que si se mantiene creyendo en El y Su Palabra, usted llegará al destino con la bendición de Dios.

Los hombres y mujeres persuadidos con certeza de fe siempre son hombres buscadores de Dios, amantes de la comunión íntima con el Señor, pues allí está la fuente de la victoria. Cuando estas cosas suceden, muchos comienzan a renegar y enojarse con Dios, creyendo las mentiras del diablo. Resultado: Se corta la relación con Dios y eso significa quedar encallados en medio de la travesía de la vida sin poder llegar al lugar de destino.

Nunca llegaremos al cumplimiento de nuestro destino (sea la salud o cualquier otra cosa que Dios nos haya prometido) por habilidad personal, buenas ideas o proyectos, sino solamente por mantener nuestra dependencia y confianza en el Señor.

El relato continua con el naufragio de la nave, por lo cual todos tiene que abandonar la nave (Hch. 27:39-44). Me llama la atención como fue el proceso. Al leer Hechos 27:44 me imagino al enemigo cantando victoria cuando hunde la nave, pero Pablo y el resto de los tripulantes, por la Gracia divina, llegaron a salvo a la isla utilizando partes de la nave. Esto nos muestra la fidelidad de Dios y que Él puede utilizar cualquier cosa, por más pequeña que parezca, para que sigamos nuestra travesía y lleguemos a destino.

Dios en este tiempo le ha enviado a usted “tablas y partes de la nave destrozada” para que pueda continuar hacia su destino. No serán todo lo confortable que usted esperaba pero usted sabe que provienen del Señor. Él lo hace, no me diga cómo ni de donde, pero, ¡Dios lo hace porque Él es el Señor de nuestro destino de triunfo asegurado!

Luego de semejante “viajecito”, Pablo estaría realmente cansado y agotado. El viaje de “placer” fue un viaje impensado. Note a esta altura (y todavía falta aún mas) el grado de ensañamiento del enemigo contra Pablo, por haber recibido el destino de Dios de llevarlo a Roma. Esto mismo sucede hoy en día con muchos creyentes de todo el mundo, ¡incluidos usted y yo!

Cuando llegaron a salvo a la isla, Pablo se ocupó de ayudar a mantener el fuego que previamente había sido encendido por la gente del lugar… de golpe algo sucede. Dice el 28:3 “Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó en el fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.”

Pablo estaba ayudando a mantener avivado el fuego, y por pretender colaborar recibió la mordedura de una víbora. Pablo tenía sobre su cabeza una sentencia de muerte, por haber recibido de antemano el destino divino.

Esto mismo le sucede a todos aquellos que tienen un destino de triunfo asegurado por Dios de antemano. Se lo digo no para que se llene de temor sino para que empiece a regocijarse en el Señor, porque todavía falta la parte final del relato, que representa el reflejo de lo que será su vida en los tiempos que vienen.

Esta clase de “picadura” solo la reciben los que se atreven en Dios a ser avivadores del fuego del Espíritu Santo dondequiera que vayan y los que se atreven con valentía a seguir adelante creyéndole a Dios. Este es un ataque especial del enemigo para aquellos creyentes que son encendedores del fuego de Dios en la vida de los demás, para aquellos que a pesar de ser atacados severamente, se mantienen no solo creyendo sino también animando a otros a creerle a Dios por su sanidad personal. ¡Bendito sea el Señor que para cada ataque del enemigo, siempre tiene antídotos y armas eficaces espirituales superiores! El Señor es la puerta, por eso siempre tiene una salida victoriosa ante cada ataque del enemigo, nunca lo olvide.

La imagen de Pablo, con lo que le hizo a la víbora, refleja lo que hace esta “casta especial” de avivadores del fuego de Dios. Dice el v. 5pero él sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció.” ¿Sabe cómo se llama esto? “PDS”. Cuando alguien se juega por lo que Dios le ha dicho y sigue avanzando hacia su destino a pesar de semejante oposición, es dotado por el Señor con Su “PDS” (Protección Divina Sobrenatural).

Esta clase de protección divina nos guarda todos los días de nuestras vidas hasta que recibamos toda nuestra herencia prometida por Dios. Como alguien dijo una vez: “somos inmortales hasta que nos llegue el tiempo estipulado de irnos de esta tierra para estar en la presencia del Señor”.

Es tiempo de mantenerse creyendo que no nos iremos de este mundo derrotados por el enemigo y sin antes ver cumplido, punto por punto, todo lo que Dios nos ha prometido. Los hombres y mujeres de destino no se la pasan hablando de lo que el enemigo les hace, sino que se sacuden el ataque del enemigo y siguen hacia adelante sin ningún daño, hacia su destino. ¡Aleluya! ¡Usted no se morirá antes de tiempo por causa de ningún ataque del enemigo, Dios le guardará para que usted cumpla totalmente el ciclo de vida que Él ha estipulado para usted!

Al enemigo las cosas le salieron al revés, pues pensaba eliminar a Pablo de una buena vez, ¡¡y el que resultó eliminado fue él (la víbora, figura del enemigo)!!, además como resultado de semejante milagro sobre la víbora, el Espíritu Santo se derramó ministrando sanidad en medio del pueblo (28:8-9). Además la gente empezó a bendecir materialmente a Pablo. El relato dice que les “honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.”. Pablo no sólo fue protegido sino provisto sobrenaturalmente por el Señor.

Escúcheme bien, pues voy a hablar proféticamente en el Nombre del Señor: Esa “picadura” que el enemigo le ha querido dar, la cual usted canceló su efecto mortífero en el nombre de Jesús, redundará en su vida en un nuevo mover de Dios, no sólo dándole oportunidad de ministrar a la gente necesitada sino también a usted de ser ministrado por el Señor en su necesidad material. ¡Reciba esto de parte de Dios y no lo dude, pues Dios es fiel!

El libro de los Hechos termina diciendo que Pablo llegó a Roma sano, salvo y prosperado. Allí fue utilizado con poder para glorificar el Nombre de Dios y extender el Evangelio de Jesucristo (Hch. 28:30-31).

Esta misma historia, el Señor la quiere repetir en todos aquellos valientes, hombres y mujeres, que a pesar de haber recibido los vientos contrarios, el feroz Euroclidón, tiempos oscuros y de escasez, sumado a la picadura de la víbora (usted entiende que estoy hablando en términos espirituales) siguieron fieles totalmente persuadidos de la fidelidad de Dios. A esa clase de gente Dios las premia con la llegada al lugar de destino. Le invito en este momento a que busque a Dios para gozarse en El y Su fidelidad para con usted.

El Señor en este día le ha dado luz y entendimiento para poder entender la dimensión de los ataques que ha recibido de parte del enemigo. Siempre la dimensión de los ataques va en proporción a la dimensión del destino que Dios le ha dado. ¿Ha sido grandemente atacado? ¡Entonces es porque el destino que Dios le ha dado es muy grande!

Es tiempo de levantarnos del sueño y despertar a esta hermosa realidad: ¡Que somos un Pueblo bendecido por Dios con un destino de triunfo asegurado! ¡Aunque al enemigo no le guste!

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