¿QUÉ SIGNIFICA HACER UN PACTO CON DIOS?

Recopilada por Ritchie Pugliese

La cosa más importante que uno puede hacer para caminar en la bendición de Dios es aprender a caminar en pacto con Dios.

Dios es un Dios de pactos, todo lo que él hace lo hace basado en un pacto. La Biblia es un libro de pactos. En el Antiguo Pacto o Testamento, se revela el pacto de Dios para bendecir a Abraham y sus descendientes. En el Nuevo Pacto o Testamento se ve revelada la provisión de Dios tanto para judíos como para gentiles, y como recibirlas por fe. Todas las bendiciones de Dios dadas están basadas en un pacto.

Hoy no entendemos mucho lo que un pacto significa. Vivimos en una sociedad que no entiende lo que son los pactos. La única clase de pacto que apenas conocemos es el pacto del matrimonio y no todos lo entienden bien.

Un pacto es el fundamento de nuestro andar con Dios. La Biblia describe que conocer a Jesús es como tener una relación de matrimonio. Para conocerle hay que entrar en una relación de pacto. No entendemos los pactos y eso hace difícil nuestro caminar con Dios, pues un día nos levantamos y sentimos que Dios no nos ama… horas más tardes sentimos que Dios nos ama y por la noche no sentimos que Dios nos ame.

Deshojamos la margarita y decimos: – me ama, no me ama, me ama, no me ama…..- pensando que Dios se va a enojar con nosotros y que está listo para castigarnos.

¡Un pacto significa que Dios está absolutamente comprometido con nosotros! Un pacto es un compromiso absoluto. Caminar en una relación de pacto significa que daríamos la vida por aquella persona con la que hicimos el pacto. ¡Esto Fue lo que hizo Jesús! ¡Significa que Dios siempre estará allí disponible para nosotros! Si uno camina con Dios en pacto no hay bendición que él no nos pueda dar o que nos pueda quitar. Necesitamos entender lo que significa un pacto.

¿Qué significa hacer un pacto?

Un pacto es un compromiso solemne y obligatorio entre dos o más personas. Es una garantía de lealtad total y compromiso total con una persona. Es más sagrado que la vida misma. No tiene fin. Es una sociedad que no puede ser quebrada y que si se hace la persona está bajo pena de muerte.

Cuando alguien confía en Jesucristo entra en una relación de pacto con Dios. Una de las cosas que Dios está haciendo hoy es que está restaurando el concepto y entendimiento de lo que es un pacto. Si entendemos lo que es un pacto conoceremos como Dios quiere relacionarse con nosotros. Si entendemos lo que es un pacto tendremos además un fuerte fundamento para el matrimonio, sabremos como Dios quiere que conozcamos a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

Uno de los mejores ejemplos de lo que es un pacto en la Biblia lo vemos en David y Jonatán. En 1 Samuel 18 leemos que un día David venció al gigante Goliat y Jonatán, hijo de Saúl, quiso entrar en una relación de pacto con David. Cuando Jonatán vio a David pelear con valentía contra el gigante, dijo: – ¡Siento en mi espíritu que yo debo estar ligado en un pacto con él! –

Así que luego de tomar esa decisión, David y Jonatán comenzaron el proceso para formalizar esa relación de amistad y pacto, lo cual era muy común en aquella época. Si entendemos lo que ellos hicieron aquel día, obtendremos un cuadro de lo que es hacer un pacto en el Reino de Dios.

El acto de realizar un pacto comienza con el intercambio de vestimenta, del cinturón y de las armas. Estos intercambios eran muy importantes y tienen un significado:

El intercambio de vestiduras, representaba el intercambio de identidad. La ropa era un símbolo de identidad. La ropa de David era la de un pastor de ovejas, pero las de Jonatán eran las de un príncipe, un hijo del rey.

El intercambio de identidad es lo que Jesucristo hizo por nosotros cuando él nos vistió con sus ropas de justicia. Nosotros le dimos nuestras vestimentas viles de pecado y recibimos las suyas en cambio. ¡Él se puso nuestras vestimentas carnales para que pudiéramos vestir sus vestimentas de Gloria!

El intercambio de cinturón representaba el intercambio de fuerza. El cinturón era un símbolo de fuerza. Había un intercambio: Mi fuerza era ahora su fuerza. ¡En Filipenses capítulo 2 leemos que Jesús cargó sobre sí mismo nuestras debilidades para que pudiéramos ponernos su fuerza!

El intercambio de armas representaba el intercambio de enemigos. Ellos se decía el uno al otro: – Ahora tus enemigos son mis enemigos, si alguien viene contra ti, yo saldré en tu defensa.- Cuando venimos a Cristo, nuestros enemigos llegan a ser sus enemigos, por eso él dijo “mía es la venganza… ¡yo te defenderé!”. Entrar en pacto con Dios nos transforma en enemigos del diablo. En el pacto hay guerra espiritual.

Una vez realizado este primer paso, el proceso de realización del pacto entraba en otra etapa:

Ahora llegaba el tiempo de CORTAR un pacto. Hoy decimos “hacer” un pacto pero en aquellos tiempos en realidad se decía “cortar un pacto”, pues el paso siguiente consistía en sacrificar a un animal, partirlo en dos y poner ambas partes cortadas en el piso con un espacio en el medio donde pudieran caminar los que hacían el pacto.

A esto se le llamaba “el camino de la muerte”. Mientras ellos caminaban en medio de las partes del animal sacrificado y cortado en dos partes, decían el uno al otro: – Si por algún motivo yo fallo en guardar este pacto que hacemos hoy, que lo que le hicimos a este animal me suceda a mí –

Dios tomaba a este paso del pacto muy seriamente, pues en Jeremías 34:18-20: “Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.”

Esto es exactamente lo que Jehová Dios hizo en Génesis 15:6-10 con Abraham: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves.” Aquel día el Señor CORTÓ un pacto con Abraham y se comprometió a cumplirlo totalmente.

Luego del sacrificio del animal partido en dos partes, la ceremonia seguía con la señal del pacto, donde ambos se hacían un corte en la mano para que quedara como una señal o marca por siempre.

Cuando ellos se veían, levantaban sus manos para mostrar la marca o señal, que era una forma de decir: – Yo no me olvido de mi pacto contigo – y a la vez cuando venía alguien a atacarle, le mostraba la señal del pacto al agresor para que supiera que tenía a alguien más fuerte que lo defendía.

Jesucristo hizo un pacto con nosotros cuando fue a la cruz del calvario y dejó una señal en sus manos, las cuales fueron clavadas al madero. Esto recuerda el pasaje de Isaías 49:15-16 que dice: “… yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida…”

Nuestra parte en esta sección del pacto es “cortar” nuestra carne, es decir caminar de santidad, por eso hoy podemos venir ante él y levantar manos santas. Nuestra señal para con Dios es nuestra vida de santidad.

Había un paso más en el proceso de realizar un pacto y era celebrar la comida del pacto. Era una comida simple con pan y vino que significaba: “Yo me doy a mí mismo a ti”.

Note los elementos que había… pan y vino, que a la luz del Nuevo Testamento hoy nos damos cuenta que representan el cuerpo y la sangre de Cristo. Era una entrega total. ¡Así se realizaba la ceremonia de un pacto!

Estar en una relación de pacto significaba que uno se brindaba totalmente a la otra persona. El lema era: “Lo que es mío ahora te pertenece”.

Una vez que el pacto finalizaba, esta era ahora la relación más importante de la vida, la cual traía una gran responsabilidad.

Aquí aparece una palabra hebrea que tenemos que saber: CHESED (se pronuncia Jesed) y se la traduce generalmente como “Amor leal”. Era el compromiso de guardar el pacto con fidelidad. Esta es la base de nuestra fe en el Señor. 2 Crónicas 20:21 dice: “Glorificad a Jehová, porque su misericordia (chesed) es para siempre.” En realidad el pasaje lo que dice es: “su chesed (amor leal o fidelidad) es para siempre”.

¡Podemos confiar en Dios absolutamente porque Dios está absolutamente comprometido a guardar su pacto para con nosotros! ¡Él es un Dios absolutamente fiel!

Encontramos esta verdad reflejada en el libro de Oseas. En el año 760 a.C Jeroboam III era Rey de Israel. La nación estaba en un tiempo de mucha prosperidad pero espiritualmente estaba en decadencia, era un verdadero desastre. Israel había adoptado la adoración de cananitas y adoraban a los becerros de oro con ritos plagados de inmundicia y depravación como las borracheras, orgías, prostitución de hombres y mujeres y sacrificios de niños.

Como el pacto de Dios con Israel tenía la figura de un matrimonio, la adoración de Israel era adulterio espiritual. Israel era como una mujer infiel que engañaba a su marido (Deuteronomio 31 y Jueces 2).

Para hablarle a Israel, Dios levantó a un profeta llamado Oseas. Dios le pidió que se casara con una prostituta para enseñarle algo importante a Israel.

Toda la vida de Oseas era en realidad un acto profético para demostrar que Dios guardaba su amor de pacto y que él era siempre fiel. La esposa de Oseas era Gomer, la cual representaba al Israel infiel. Dios quería utilizar esta parábola para revelar su CHESED (amor leal) al pueblo de su pacto.

Oseas y Gomer vivieron un tiempo juntos y cuando ella dio a luz a su segundo hijo, Oseas sospechaba que ese no era su hijo. Cuando llego el tercer hijo, la infidelidad de Gomer ya era obvia, por eso su hijo fue llamado Lo-Ammi que significa: “No es mi hijo”.

Gomer era abiertamente infiel pero Oseas la amaba. Un día ella se fue de la casa para irse con uno de sus amantes. Oseas no aprovechó la oportunidad para librarse de ella, sino que cuando él se enteraba que a ella le faltaba algo, le enviaba regalos sin saber ella de quien provenían.

La actitud de Oseas era un cuadro real del pacto que Dios guardaba con Israel. Israel disfrutaba de las bendiciones de Dios pero no lo reconocían como la fuente de la bendición.

Finalmente, en Oseas capítulo 2, Oseas decidió no enviarle más cosas a Gomer para trazar una estrategia para su restauración.

Una vez que ella ya no tenía nada, Dios iba a utilizar esta situación como una puerta de oportunidad para que ella reconociese a su amante fiel. Las cosas siguieron empeorando más y más para Gomer y llego el día que el hombre con quien ella vivía decidió venderla como esclava. Gomer fue rebajada como mujer, humillada y vendida por dinero como si fuera un animal.

Cuando Oseas se enteró que su esposa estaba en una situación deplorable, fue al lugar donde ella estaba a la venta y pagó mucho dinero para rescatarla. Cuando se la trajeron, Oseas no le dijo: ¡después de todo lo que me has hecho, ahora vas a ser mi esclava para toda la vida! -, sino que en cambio le dijo que la amaba y que quería que vuelva a ser su esposa. ¡Esto es un cuadro vívido de lo que es la palabra CHESED! Es un cuadro del pacto de amor leal que Dios tiene para con Israel, un Israel que había sido infiel pero que Dios siempre había sido fiel.

El corazón de Dios siempre es restaurar y renovar su pacto con su pueblo. Así es el pacto de compromiso que Dios tiene para con nosotros, ¡aleluya!

Cuando leemos en la historia, la Iglesia ha hecho lo mismo que hizo Israel, cuando se desvió de los fundamentos correctos que tenía y abrazó el paganismo dándole la espalda al Dios verdadero para ir a detrás de la idolatría y el adulterio espiritual. El resultado de eso fue que la presencia de Dios se retiró de la iglesia y la iglesia perdió el poder de Dios… ¡pero Dios es un Dios de pacto y por su amor leal el desea restaurar a su iglesia!

La promesa de Dios es traer un avivamiento sobre su iglesia y eso lo vemos también reflejado en el libro de Oseas 6:2-3: “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.”

¡El Señor nos resucitará, levantará, avivará si volvemos a él!… quizás como individuos hemos sido infieles al Señor o hemos cometido pecados groseros… ¿Sabe una cosa? Dios hoy nos ofrece una puerta de oportunidad como Oseas le dio a Gomer. Dios nos está diciendo en esta hora: – ¡Aquí está tu puerta de oportunidad, regresa a mí, renueva mi pacto conmigo y sé bendecido, pues yo soy tu Dios fiel!

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