LECCIONES QUE NOS DEJA ESTE TIEMPO DE AISLAMIENTO SOCIAL Y ENCIERRO

Por Ritchie y Rosa Pugliese

La pandemia mundial por el COVID-19 quedará para siempre grabada en nuestro recuerdo como una experiencia jamás vivida.  Uno de los desafíos más recordados será sin duda el aislamiento social y el encierro en nuestros hogares como manera de prevención.

Los principales hashtags usados en este último tiempo han sido #coronavirus, #Covid19, #pandemia, #yomequedoencasa, #distanciamientosocial, y entre las palabras más citadas se han escuchado “encierro”, “aislamiento”, “soledad”, “aburrimiento”, “contagio”, “desempleo”, “incertidumbre”, “depresión”. Sin embargo, a pesar de los sentimientos negativos que esta pandemia global suscita en la humanidad, la Palabra de Dios señala que para los que aman a Dios, “todas las cosas les ayudan a bien…” (Romanos 8:28).

Estas son algunas cosas que pueden redundar para bien en nuestra vida a pesar de los días difíciles y peligrosos que nos toca vivir si aprovechamos la oportunidad que el Señor nos está dando:

1. Una oportunidad para hacer una introspección

Este tiempo no solo está probando nuestro carácter (¡necesitamos mucha paciencia!), sino que además está sacando a la superficielo que hay en lo profundo de nuestro corazón. Usualmente, el ritmo vertiginoso de la vida no nos permite mirar hacia dentro para hacer una sincera autoevaluación. En este tiempo, el Señor nos ha invitado a encontrarnos a solas con Él para mostrarnos lo que hay en nuestro corazón y tratar con aquellas áreas de nuestra vida que necesitamos cambiar. Que podamos decir como el salmista: “

“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión” (Salmos 19:12-13).

2. Una oportunidad para valorar la importancia de la vida de hogar

En estos días, el hogar se ha transformado en un lugar de refugio, una trinchera donde podemos permanecer seguros y protegidos de los enemigos exteriores. El aislamiento social y el encierro nos ha llevado a recapacitar y ver que lo más importante no es lo externo. Tales cosas como tener una exitosa carrera profesional, un buen trabajo o un gran ministerio público no son suficientes a la hora de protegernos del peligro físico y financiero de una pandemia mundial. Sin embargo, si hemos construido nuestra casa sobre la roca firme de la Palabra de Dios (ver Mateo 7:24-27) y disfrutamos de una sana convivencia en nuestro hogar, podemos sentirnos a salvo y protegidos de la contaminación externa.

3. Una oportunidad para reordenar nuestras prioridades

Este tiempo ha dejado bien en claro cuáles deben ser nuestras prioridades. El éxito, la fama, el reconocimiento, los logros y aun los recursos financieros, que tanto hemos luchado por conseguir, han quedado desplazados a un segundo lugar frente a esta pandemia mundial. Personas de todos los estratos sociales, ricos y pobres, celebridades y famosos o simples desconocidos han tenido que volver a lo esencial: salvaguardar la vida, cuidar la salud, quedarse en su hogar alejados de todo aquello que han tenido en un lugar de prioridad en sus vidas.  

La pandemia nos ha llevado a revalorar las cosas pequeñas o sencillas de la vida como hornear un pan casero o reunirnos a almorzar con nuestra familia en la mesa de la cocina. Los artículos de tocador, limpieza y desinfección de repente se transformaron en “artículos de gran valor” más necesarios e importantes, que comprar joyas preciosas, relojes, perfumes franceses o carteras, ropa o calzado de diseñador. Esto nos ha llevado a replantear la importancia exagerada que hemos estado dando a las cosas triviales que de nada sirven en un contexto de peligro e incertidumbre mundial.

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud (o de pandemia mundial), antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento” (Eclesiastés 12:1).

4. Una oportunidad para cambiar de paradigma

Este proceso que estamos atravesando está dando lugar a muchos cambios de paradigma a nivel general y global. Uno de ellos es que el ámbito público y social (a pesar de que muchos lo consideran el “motor de la vida”) puede desaparecer en un instante. Estamos aprendiendo que, en definitiva, lo más importante es cultivar nuestra vida personal y familiar tal como Dios mandó al pueblo de Israel desde el Antiguo Testamento.

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6-7).

5. Una oportunidad para maximizar nuestra relación con Dios

Hemos dejado para el final nuestra relación con Dios, no porque sea lo menos importante, sino todo lo contrario. Lo hemos dejado para el final, como corolario de todo lo antedicho. Este tiempo de peligro e incertidumbre mundial nos ha llevado a volver nuestros ojos a Dios, nuestra fuente de vida, protección y seguridad, y a proclamar como el salmista:

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel” (Salmos 121:1-4).

Lamentablemente, en este tiempo, muchos han perdido sus vidas y otros han perdido bienes y recursos materiales. En su dolor, impotencia y frustración, el único recurso que les queda es alzar sus ojos al cielo y pedir ayuda al Dios soberano. Creo que muchos incrédulos se están encontrando frente a la disyuntiva de seguir solos a merced de este mundo o de volverse a Dios, entregar su vida a Cristo y reconocerlo como su Salvador.

Por otro lado, para quienes estamos en el camino del Señor éste está siendo un tiempo imponderable para:

a) Regularizar nuestra vida devocional (oración, lectura y meditación de la Palabra)

b) Desarrollar una comunión más íntima y cercana con el Espíritu Santo

c) Equiparnos con los principios de la Palabra de Dios, por ejemplo: estudiar o volver a repasar diversos temas de la Palabra como “sanidad divina”; “los últimos tiempos”; “el Espíritu Santo” “provisión divina financiera”, entre otros, para estar bien adiestrados espiritualmente y continuar sirviendo a Dios.

Sin lugar a dudas, a través de todo este proceso, Dios ha estado y sigue tratando con los suyos. Cuando todo esto termine, cada uno podrá sacar su propia conclusión: Si este tiempo de aislamiento y encierro solo ha sido de zozobra, tensión, temor y pérdida o ha redundado para nuestro bien, es decir:

1) Para acercarnos más a Dios

2) Para nuestro crecimiento espiritual

3) Para ser mejores personas

4) Para prepararnos a fin de que el Señor nos use para cumplir su glorioso plan en la tierra hasta que Él venga.

Porque aún en este tiempo de aislamiento y encierro debido a esta pandemia mundial “los ojos de Jehová contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Crónicas 16:9).

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