CÓMO CONSERVAR E INCREMENTAR LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Por Ritchie Pugliese

Lecciones prácticas de la vida de Sansón

La vida de Sansón detallada en el libro de Jueces tiene un caudal muy grande de enseñanza acerca de lo que es y cómo opera la unción que glorifica a Dios.

Desde la gestación de su ser, Sansón, estuvo rodeado de lo sobrenatural. Leemos en Jueces 13:3-5 “A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.”

El ángel del Señor se le apareció a la madre y le dijo que el hijo que iba a tener iba a ser “nazareo a Dios desde su nacimiento”. Sansón debía ser un nazareo. Note el énfasis de Dios, cuando dice “el niño será”, no dando opción a otra posibilidad. Era un decreto espiritual estipulado por el mismo Dios.

Así es con nosotros, como creyentes, cuando nacemos espiritualmente tenemos en nuestro ser la presencia o arras del Espíritu que no solo nos garantiza que somos hijos de Dios, sino también nos da la posibilidad de vivir y caminar en la santidad de la presencia de Dios.

La palabra “nazareo” no tiene nada que ver con alguien nacido en Nazaret, un nazareno. El “nazareato” era un voto especial de santidad que se hacía a Dios.

Este voto implicaba tres cosas específicas, y para nosotros hoy a la luz del Nuevo Testamento tiene unas implicancias importantes:

1. La persona debía abstenerse de beber vino.

Así lo expresa Números 6:3-4: “se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas. Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.”

En varios lugares del Antiguo Testamento el vino o el jugo de la uva está asociado a la alegría y el gozo. Era una costumbre cuando la gente se reunía para celebrar beber vino. Esto era algo placentero para la gente de Israel. Como parte de este voto de consagración a Dios, el nazareo debía abstenerse de beber bebida alcohólica.

Esto es parecido a lo que Jesús dijo en Lucas 9:23: “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” 1 Juan 2:15 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”

La primera característica de este voto de santidad, entonces, era abstenerse de algo placentero, mundano, que la mayoría de la gente hacía. Implicaba dejar ciertos gustos de lado por amor a Dios.

Para reflexionar:

¿Qué gustos, aunque sean buenos, estamos dispuestos a dejar para conservar e incrementar la unción del Espíritu Santo sobre nuestras vidas?

2. La persona no debía cortarse el cabello

Números 6:5 dice: “Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello.”

Cuando Pablo escribe el Nuevo Testamento vemos que el pelo largo era visto como algo negativo, como una deshonra (lea 1 Corintios 11:14). La decisión de una persona que hacía el voto de nazareato o de santidad, era no cortarse el cabello, lo cual era ante los demás algo vergonzoso. Esto implicaba para la persona ser humillada, menospreciada. Por amor a Dios la persona se exponía a la burla, vergüenza y menosprecio. Esto hacía que la persona caminara en una voluntariosa humildad.

3. La persona no tendría que tener contacto con un cuerpo muerto.

Leemos en Números 6:6-8: “Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza. Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.”

No estar cerca de un cuerpo muerto significaba mucho más de lo que pensamos. Esto incluía el impedimento de acercamiento aún a sus familiares directos cuando ellos morían, lo cual era tradición de la época. La cultura del duelo por alguien muerto era algo cotidiano, natural, racional en Israel. Todos lo hacían. Debido a su amor y separación para Dios, el nazareo no podía hacer esto. Esto tiene una connotación espiritual de no involucrarse en las cosas mundanas y mantener su perspectiva espiritual en primer lugar.

Desde su gestación Sansón iba a ser diferente y cuando naciera tendría dones y poder sobrenaturales dados por el Señor.

Dios quería utilizar a Sansón para librar a los israelitas de la opresión del enemigo, de los filisteos por eso para poder ser utilizado tendría que conservar el voto del nazareato, es decir su santidad.

Una vez que Sansón nació vemos que el Espíritu de Dios estaba sobre él. Leemos en Jueces 13:24-25 la primera vez que Dios lo utilizó con poder: “Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.”

Más tarde leemos en Jueces 14:6: “Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho.” En 14:19 leemos: “Y el Espíritu de Jehová vino sobre él y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos….”

En 15:4 Sansón “cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas”. ¡Seguramente para hacer esto, y solo, necesitó del poder sobrenatural de Dios!

Luego leemos también en Jueces 15:14:”Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.”

Sansón tenía una unción poderosa cada vez que se enfrentaba con el enemigo debido a que el Espíritu de Dios venía sobre él.

A pesar de ser Sansón un hombre de gran unción de poder, vamos a ver que el comenzó a descuidar su santidad, a deslizarse lentamente y comenzó a menospreciar su voto de nazareato. Esto marcaría el comienzo de su final.

La pérdida silenciosa de la unción

Cuando como creyentes comenzamos a perder nuestros principios de santidad, empezamos a deslizarnos lentamente hacia abajo sin darnos cuenta. Nos engañamos al confiar que la unción “sigue funcionando” como siempre, pero en realidad nos hemos metido en arenas peligrosas…

Debido a que era utilizado por Dios con poder, Sansón no se dio cuenta que su voto de santidad comenzaba a resquebrajarse paso a paso. Él tenía problema con las mujeres y el enemigo sabía de esa debilidad…

En Jueces 14:1 leemos que Sansón “vio en Timnata a una mujer de las hijas de los filisteos” y se casó con ella (14:7), pero luego de unos incidentes el perdió a su mujer, la cual fue dado a otro hombre (14:20). Luego quiso recuperarla pero ya era tarde.

Leemos luego en Jueces 16:1-3: “Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. Más Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.”

Posteriormente, se encontró con otra mujer que fue más poderosa que su moralidad. Ella era Dalila, cuyo nombre significa “delicada o suave”. No hay dudas que era una mujer atractiva, bella. La Biblia dice que Sansón la amaba (16:4).

Cuando los filisteos se enteraron de su amor por Dalila, ellos fueron a verla e hicieron un trato si traicionaba a Sansón, Leemos en 16:5 “Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.”

Si leemos el pasaje vemos que a partir de ese momento Dalila intentó varias veces, insistiendo una y otra vez, que Sansón le dijera cuál era la fuente de su poder, hasta que en el v.15 leemos: “Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza.”

¿Se da cuenta cómo trabaja el enemigo? Incansablemente, sin parar ni por un solo instante, atacó y atacó a Sansón hasta desgastarlo, debilitarlo y hacerle confesar cuál era la fuente de su poder.

Cuando le revelamos al enemigo la fuente de nuestro poder, estamos en serios problemas. Sansón le dijo a Dalila en los vv. 16-17 “Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres.”

Lo que Sansón le dijo fue “el día que yo rompa mi voto de nazareato o santidad con mi Dios, ese día seré como un hombre normal, común” La clave de la unción de Sansón reposaba sobre su voto de santidad. Cuando perdemos nuestra santidad ya no nos diferenciamos de los demás. Ya el enemigo nos ha neutralizado.

Una vez obtenida la información, Dalila se puso de acuerdo con sus enemigos y puso manos a la obra para preparar el escenario para que le cortasen el pelo. ¿Cuándo le cortó el enemigo el pelo a Sansón? Cuando este estaba dormido sobre las rodillas de Dalila (16:19).

Cuando nos dormimos espiritualmente y nos debilitamos “jugueteando” con el pecado, somos los próximos candidatos a una caída estrepitosa y pérdida de la unción.

Leemos en los vv.20-21’ Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. Más los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.”

Sansón estaba más dependiente de su poder que de guardar su voto de consagración a Dios. ¡Por eso fue seducido y engañado por el enemigo!

Es interesante notar que la unción de Sansón no la perdió inmediatamente cuando comenzó a deslizarse, sino paulatinamente hasta quedar dormido. Cuando se despertó a su realidad, ya se había quedado sin su pelo (la santidad) y sin el poder o la unción.

El triste relato termina, con lo que yo llamo “la última-unción”. Dios en su misericordia lo utilizaría para cumplir Su propósito solo una vez más pero murió en el intento (16:23-31).

Que el Señor nos guarde de ser cristianos de “la última-unción”, que debido a nuestro descuido de nuestro pacto de santidad acortemos el tiempo de ser utilizados por Dios con su poder en la tierra.

Nunca olvidemos que la unción que glorifica a Dios siempre está relacionada a desarrollar una vida consagrada, dedicada y apartada para Dios. Esta es en definitiva la clase de unción que exalta, glorifica y cumple el propósito de Dios.

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