Por Ritchie Pugliese
La Palabra de Dios exhorta a los hijos de Dios a ser canales de bendición. 1 Pedro 3:9 dice: “… bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” Nuestro legado espiritual es ser herederos de las bendiciones de Dios y nuestra misión es compartirlas con los demás continuamente.
Para expresar la acción de bendecir lo hacemos mayormente con nuestras palabras, haciendo declaraciones en favor de una persona, lugar, situación o circunstancia. Son declaraciones que están de acuerdo con lo que Dios dice en su palabra. Bendecir es hablar bien.
Bendecir implica ponerse del lado de Dios y, con la fuerza y dirección del Espíritu Santo, abrir nuestra boca para declarar o decir palabras que estén dentro del marco de la Palabra de Dios. Bendecir es hablar lo que está en el corazón de Dios para que lo dicho con nuestros labios se transforme en una “bendición palpable”.
Por ejemplo: Cuando bendecimos a un enfermo, sabiendo que la voluntad de Dios en su Palabra es sanar, no le pedimos a Dios que sane, sino que con el permiso celestial que tenemos (la autoridad espiritual que el Señor nos ha dado) declaramos sobre esa vida palabras de salud y sanidad. Son las palabras llenas del Espíritu Santo, que fluyen de nuestra boca, las que desatan sanidad sobre el cuerpo enfermo. Nosotros somos simplemente canales de la bendición de Dios.
Ahora bien, necesitamos entender que bendecir tiene otra expresión que muchas veces descuidamos, no es muy practicada y hasta olvidada por el pueblo de Dios: cancelar, bloquear, eliminar todo lo negativo y nocivo que provenga del diablo y/o que impide el cumplimiento de la voluntad de Dios en la tierra.
Entonces, podemos bendecir tanto para liberar el favor y voluntad de Dios como para atar todo lo que contradiga el fluir del favor y voluntad de Dios. De esto último es en lo que vamos a enfocarnos en esta enseñanza bíblica.
El ejemplo de Jesús
Jesús mismo enseñó esta segunda expresión de bendecir en el relato de la maldición de la higuera estéril. Observemos el pasaje leyendo Marcos 11:12-14 y obtendremos una lección poderosa espiritual:
“Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.”
Para entender el concepto debemos brevemente analizar la situación. En el relato vemos que Jesús tuvo hambre y fue a buscar higos a una higuera para comer. Al examinar la higuera vio que no había frutos, sino solo hojas. Al ver eso, Jesús profirió palabras contra la higuera que los mismos discípulos las definieron posteriormente como “maldecir” (Leer el versículo 21).
Para comprender el concepto que estamos transmitiendo, y lo que hizo Jesús, es importante entender que la higuera representaba un estorbo, un freno, un impedimento en el camino del señor, porque no colaboraba ni le ayudaba a seguir con su camino bajo la voluntad de Dios el Padre. Por eso, Jesús hizo una declaración determinante, a la cual se la ha caratulado “maldecir”, cuando en realidad es la otra expresión de bendecir.
Llegamos entonces a una verdad importante: Así como Jesús hizo, nosotros debemos hacer lo mismo con todo aquello que sea un estorbo, un freno, un impedimento y que no colabora para hacer que la voluntad de Dios se establezca en la tierra.
Jesús mismo hizo una declaración poderosa sobre la autoridad del creyente al decir en Juan 14:12:”De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre.” Esta es la autoridad espiritual que tenemos como Iglesia. Ella está basada precisamente en el Señor.
La autoridad espiritual que tenemos en Cristo nos da la autoridad de hacer que todo lo contrario a la voluntad y deseo de Dios, pueda ser cancelado, atado, erradicado.
El relato termina diciendo que los discípulos lo oyeron (Ver 11:14). Esto lo hizo Jesús, ¿sabes para qué? para enseñarles el principio de autoridad espiritual.
Siguiendo con el relato leemos luego en los vv.20-24: “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”
La palabra “maldijiste” del pasaje, en el griego es Kataráomai y significa: “arruinar, condenar”
Lo que el Señor les enseñó a los discípulos, y nos quiere recordar la mismo a nosotros, es que todo lo que contradiga, impida, frene, detenga el avance del propósito de Dios (en una vida, familia, barrio, ciudad, provincia, región, país) necesita ser secado de raíz, es decir, arruinado, condenado. ¿Cómo hacerlo? Como lo hizo Jesús.
Situaciones similares en la Iglesia Primitiva
Quiero mencionar tres casos donde se ve cristalizado este concepto establecido por Jesús. En ellos se repite el patrón que vemos en la maldición de la higuera: 1) No se le pide a Dios que haga algo, sino que se utiliza la autoridad que tenemos para que las cosas sucedan; 2) Se le habla directamente a la situación con autoridad divina creyendo que va a ajustarse a la palabra dada.
- Liberación de una muchacha (Hechos 16:16-18)
“Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; más desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.”
Pablo no le pidió a Dios que lo librase de esa situación. El enfrentó esa situación no atacando a la muchacha sino enfrentando con autoridad espiritual al espíritu inmundo detrás de la joven. ¿Cómo lo hizo? Dando una palabra de autoridad en el nombre de Jesús.
- Elimas el mago queda ciego por la palabra de Pablo (Hechos 13:6-11)
“… Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.”
Pablo, otra vez no le pidió a Dios que encegueciera al mago Elimas sino que lo enfrentó con la autoridad espiritual en Cristo que tenía y dio la palabra para que quedara ciego por algún tiempo.
- Resucitación de Dorcas (Hechos 9:36-42)
“Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor.”
Pedro, aquí vemos que ante esa situación, primero oro (quizás pidiéndole unción al Señor para actuar en fe) pero luego le habló o dio una palabra al cuerpo que estaba muerto para que resucitase.
¡Impresionante lo que la Iglesia hizo y por cierto puede hacer con la autoridad espiritual que el Señor le ha dado!
Para reflexionar ante el Señor y decidir
Ante semejante evidencia escritural, es importante que nos formulemos la siguiente pregunta:
¿Estamos utilizando la autoridad espiritual que nos ha sido dada por el Señor?
¿Lo estamos haciendo nosotros hoy individualmente y como Iglesia?
Hoy más que nunca, por los tiempos difíciles que enfrentamos, hace falta que la Iglesia revalore la dimensión de utilizar la autoridad espiritual que tenemos en Cristo para dar la palabra y declarar que se seque de raíz todo espíritu anti-Dios, toda corriente pagana de pensamiento negadora de la existencia de Dios y los valores absolutos creacionales de Dios.
¿Acaso nos quedaremos con los brazos cruzados, y callados, mientras avanza lo malo y perverso en nuestros países, ciudades, pueblos, comunidades?
¿Acaso nos quedaremos pasivos mientras los espíritus de muerte se mueven con libertad por nuestras calles con asesinatos, violaciones atentados?
¿Acaso nos quedaremos con los brazos cruzados, y callados, mientras los espíritus de enfermedad y peste abruman nuestras ciudades y países?
¿Acaso no es el tiempo indicado y preciso para actuar espiritualmente con la autoridad que hemos recibido?
El Señor nos recuerda en esta hora lo que dice Efesios 5:11: “… no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”
Si tuviéramos que parafrasear este pasaje, diríamos, “no sean neutrales ante las obras infructuosas de las tinieblas, más bien actúen y repréndanlas en el nombre del Señor”
Es tiempo de dejar de ser neutrales. El tiempo de la manifestación de los hijos de Dios ha llegado. Es tiempo que nos levantemos con la autoridad espiritual que tenemos en Cristo para bendecir. Ese es nuestro legado, Iglesia, y para este tiempo hemos sido diseñados.
¡Prepárate y equípate espiritualmente para ser utilizado por Dios en una dimensión sobrenatural!
Entra en el enlace para informarte:
https://restorationnations.com/esto-es-lo-que-necesitas-para-servir-a-dios-con-poder-y-excelencia/