Por Ritchie Pugliese
Los tiempos de necesidad comienzan a transformarse en tiempos de oportunidad, cuando el pueblo de Dios comienza a darse cuenta que “… no solo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (Deuteronomio 8:3).
Existen promesas de Dios para creerlas en todo tiempo, pero aplicarlas especialmente en los tiempos de hambre. Veamos cuales son:
1. Job 5:20
“En el hambre te salvará de la muerte, Y del poder de la espada en la guerra.”
2. Job 5:22
“De la destrucción y del hambre te reirás, Y no temerás de las fieras del campo.”
3. Salmos 33:19
“Para librar sus almas de la muerte, Y para darles vida en tiempo de hambre.”
4. Salmos 37:19
“No serán avergonzados en el mal tiempo, Y en los días de hambre serán saciados.”
5. Ezequiel 36:29
“Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.”
6. Nehemías 9:15
“Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías.”
7. Salmos 34:10
“Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.”
8. Proverbios 10:3
“Jehová no dejará padecer hambre al justo; Mas la iniquidad lanzará a los impíos.”
9. Génesis 26:1, 12-14
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham… Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosecho en aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.”
Si usted es un cristiano, redimido por la sangre de Cristo y caminando en fidelidad, no tiene por qué temer ni desesperarse en los tiempos de hambre. ¡El Señor está de su lado!
Para terminar quiero que medite en el siguiente relato, que aparece en los Evangelios.
La parábola del hijo pródigo de Lucas 15 nos quiere dar en este día aliento y esperanza para saber cómo enfrentar los tiempos de hambre. La parábola se refiere a Dios como Padre y a dos hijos suyos. El pasaje comienza diciendo que un hombre tenía dos hijos y uno de ellos, antes del tiempo, le pide su herencia (15:11-12). Como hijos de Dios, tenemos una herencia de promesas de bendición para la vida cotidiana. No estamos solos en este mundo sino con Dios y sus promesas de nuestro lado. El relato continúa diciendo que este hijo, al salir de la Casa del Padre con su herencia, malgastó todo lo que tenía (15:14). Los problemas para este hijo comenzaron al salir de la Casa del Padre. El relato también dice que en aquél momento vino una gran hambre.
Por todos lados había hambre, de tal manera que parece que la gente comía de la comida para los cerdos (15:15). Mientras el hijo vivía lejos de la Casa del Padre, solo podía ser un simple mortal más que padecía los efectos del hambre. Fue en esas severas circunstancias, que decide volver a la Casa del Padre (15:17-18).
Al volver a la casa, su padre lo estaba esperando, y vemos que la alegría del padre, se cristalizó hacia su hijo arrepentido de la siguiente manera:
1. Le dio el mejor vestido y calzado (15:22)
2. Le dio un anillo (15:23)
3. Hizo una fiesta
4. Le dio la mejor comida.
Si ha prestado atención al relato, es evidente notar que el hambre afectaba a todos, excepto a la Casa del Padre. Todos los que vivían bajo la cobertura de la Casa del Padre, no padecían de hambre sino de favor, lo cual se refleja en el ambiente que se vivía en la casa: Un ambiente de fiesta, abundancia y prosperidad.
En estos tiempos de hambre, a nivel mundial, de lo único que debemos temer es a vivir lejos o apartados de la Casa del Padre. Esta expresión “la Casa del Padre” implica mucho más que congregarse, se refiere mayormente a vivir bajo la cobertura poderosa y amorosa del Padre Celestial, como lo enseña el Salmo 91. Allí hay seguridad, protección y provisión para todos. El deseo de Dios es que seamos esa clase de hijos que por nada del mundo dejemos de estar bajo la cobertura de su Casa, de Su presencia. ¡Esa es la única manera de transformar los tiempos de hambre, y necesidad, en tiempos de oportunidad para ver la Gloria de Dios en nuestras vidas, familias, ministerios y negocios!