Recopilado por Ritchie Pugliese
Una de las cosas importantes de la vida cristiana es aprender a entender el tiempo de Dios para nuestras vidas.
Dios es un Dios vivo y activo que se mueve en la dimensión eterna, pero a la vez actúa en el tiempo y las estaciones o temporadas de la vida.
Como cristianos debemos aprender a vivir y movernos en el tiempo de Dios.
Necesitamos entender los tiempos y las etapas que Dios ha ordenado para nuestras vidas, ministerios, ciudades y naciones. A menudo queremos cosechar cuando es tiempo de plantar o plantar cuando es tiempo de cosechar.
Hacer lo correcto en el tiempo equivocado, por más buenas intenciones que hayamos tenido, nos originará muchos problemas. Jesús lloró sobre Jerusalén diciendo en Lucas 19:44: “no conociste el tiempo de tu visitación”.
En Números 14:39-45, un grupo de los israelitas trataron de poseer la tierra de Canaán el día después que Dios les había dicho que habían perdido la oportunidad. Resultado: Ellos fueron derrotados por los Cananitas.
Eclesiastés 3:1 dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.
Por todo lo que estamos diciendo, lo que vamos a compartir hoy es importante para nuestras vidas, así que abramos nuestros corazones para recibir la autoridad de la Palabra de Dios con el poder del Espíritu Santo.
La Biblia dice que una de las tribus de Israel, los hijos de Isacar, tenía la habilidad para discernir los tiempos. 1 Crónicas 12:32 dice: “los hijos de Isacar,… entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos”. ¡Ellos eran entendidos en los tiempos!
La Biblia dice que una de las tribus de Israel, los hijos de Isacar, tenía la habilidad para discernir los tiempos.
Daniel 2:20-21 dice también:
“Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos”.
Dios es especialista en cambiar los tiempos y las etapas o estaciones de la vida.
Existen tres versículos en Isaías donde dice que Dios cambia las cosas en algo nuevo:
1. Isaías 48:6
“Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías”.
2. Isaías 43:19
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.”
3. Isaías 42:9
“He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias”.
Existen algunas palabras claves para saber cómo interpretar los tiempos:
1. “Salir a la luz” (Isaías 43:19 y 42:9)
Esta palabra da la idea de un cambio en el tiempo. Es algo nuevo que sale a la luz.
A menudo, Dios espera hasta último momento para moverse, pero cuando lo hace, sucede rápidamente.
2. “nueva” “nuevas”
Estas palabras hablan nuevamente de un cambio.
En el Nuevo Testamento existen dos palabras que se traducen “nuevo”:
A. “Neos”, significa “nuevo numéricamente pero no diferente”. Ej: Un auto nuevo. Es nuevo pero igual a tantos otros modelos de la misma marca.
B. “Kainos”, significa que no solo es nuevo numéricamente, sino también nuevo en calidad. Ej: un auto marca Ford, modelo XSA. La calidad, o el modelo, lo hace diferente, único y especial.
2 Corintios 5:17 dice que somos “nuevas criaturas en Cristo”. Aquí aparece la palabra “Kainos” para señalar que somos “modelos únicos y especiales para Dios”.
En Mateo 9:17 Jesús utilizó ambas palabras griegas:
“Ni echan vino nuevo (neos) en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo (neos)en odres nuevos (kainos), y lo uno y lo otro se conservan juntamente”.
Jesús está hablando acerca de la práctica de aquella época de poner vino nuevo en odres nuevos para enseñar la forma como se derrama el Espíritu Santo en la vida del creyente.
El vino nuevo (neos) es el mismo Espíritu Santo que se ha venido derramando desde siempre. No es un espíritu diferente sino el mismo Espíritu Santo de siempre.
El Espíritu Santo no puede cambiar porque es el mismo, pero el que necesita cambiar es el odre, que representa al cristiano.
Nosotros, los odres, somos los que necesitamos cambiar para que Dios haga algo nuevo. Para experimentar lo nuevo de Dios necesitamos ser cambiados, transformados de una etapa a la otra.
Los odres eran hechos de piel de oveja. Cuando estaba preparado para contener al vino se expandía como un globo.
A medida que el odre se llena, toma todo tipo de formas. Se forma un bulto por acá y otro por allá, tomando una forma extraña. Eran totalmente flexibles. No existían dos odres iguales, pues tomaban formas originales.
Una vez que el vino ha estado curándose y añejándose durante varios años, el odre se vuelve rígido, inflexible y tieso. A partir de ese momento debían ser renovados o reemplazados.
Cómo se renovaban los odres viejos:
• Eran sumergidos en agua por varios días (Efesios 5:26)
• Eran untados con aceite.
Con todo lo que hemos visto, aprendemos que Dios nos cambia para prepararnos para lo nuevo que él quiere hacer.
Dios sólo puede poner vino nuevo (neos) en odres nuevos (kainos). Estas dos palabras griegas, para describir la palabra “nuevo”, también son utilizadas para definir la palabra “renovación”
En el original griego para la palabra “renovación” existen dos palabras:
1. Ananeoo: Significa numéricamente renovado. Es cuando Dios nos devuelve algo que tuvimos anteriormente. No es algo nuevo sino algo renovado o refrescado de nuevo. Por ej: Dios restaura nuestro primer amor hacia él, la fe que teníamos antes.
2. La otra palabra es “anakainoo”, la cual significa una renovación de calidad, especial. Dios nos envía una etapa de novedad o algo totalmente nuevo.
Este proceso no sólo nos renueva sino que también nos transforma, nos cambia a la imagen de Cristo. Más que renovarnos dónde estábamos, él nos renueva a un nuevo lugar de frescura.
Otro ejemplo es cuando la Biblia habla acerca de renovar la mente en Romanos 12:2. Aquí la palabra “renovación” significa una mente nueva, una calidad nueva, mejor y superior de mentalidad, tener la mente de Dios.
Lamentablemente muchos cristianos no podrán recibir nuevos cambios en sus vidas porque sus odres no han sido renovados o cambiados.
¿Estamos listos para lo nuevo que Dios quiere hacer?
El tiempo de Dios
En el Nuevo Testamento existen tres diferentes palabras para definir la palabra “tiempo”. Dos de ellas son “chronos” y “kairos”.
El tiempo “chronos” representa el tiempo calendario, mientras que “kairos” representa la etapa especial o estratégica del tiempo.
Muchos de nosotros separamos estos tiempos, cuando en realidad se refiere a fases diferentes del tiempo. A menudo el tiempo “kairos” es la continuación de un tiempo “chronos”.
El tiempo nuevo (kairos) está conectado a lo viejo o anterior (chronos), y a menudo es el resultado de lo que ha sucedido en lo viejo o anterior.
Cuando atravesamos el tiempo general de la vida, un tiempo rutinario donde generalmente “no sucede nada importante”. Allí estamos en el tiempo “chronos”.
Este es un tiempo donde desarrollamos perseverancia y fidelidad, ingredientes necesarios para ser cambiados por Dios a la siguiente fase o etapa de la vida: El tiempo estratégico de Dios o “kairos”.
Esta etapa de la vida puede ser tediosa o aún aburrida, rutinaria, pero debemos darnos cuenta que estamos preparando el terreno para el tiempo especial de Dios que llegará en algún momento.
Si decidimos perseverar en los tiempos donde no sucede nada (chronos), en un momento el proceso cambiará y se transformará en una etapa o tiempo de cosecha. Gálatas 6:9 dice:”No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo (kairos) segaremos, si no desmayamos”. ¡No despreciemos el tiempo “chronos” pues es la antesala del tiempo “kairos” de Dios!
Nuestras actitudes y acciones en el tiempo “chronos” determinan si Dios nos hará, o no, entrar en el tiempo especial “kairos”.
La tercera e importante palabra para definir el tiempo
Cuando avanzamos del tiempo calendario chronos al tiempo específico kairos, estamos a las puertas de lo que se conoce como el momento del alumbramiento o el tiempo de recibir algo de Dios.
Esto es similar al proceso del embarazo. Un embarazo tiene una duración aproximada de nueve meses (tiempo chronos). Al final del proceso comienza el tiempo del alumbramiento donde empiezan los dolores de parto (kairos), pero el momento preciso de dar a luz se llama “pleroó”, como lo detalla Gálatas 4:4 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo (pleroó), Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”
Consideremos los siguientes ejemplos para entender lo que estamos tratando:
A. Abraham recibió una promesa de Dios de que tendría un hijo con Sara y que sus descendientes serían millones y millones.
Luego, Abraham entró en un período “chronos” de 24 años donde tuvo que perseverar y caminar por fe.
Luego de eso, en Génesis 18:10, Dios se le apareció y le dijo que un cambio divino, algo nuevo, estaba por suceder en su vida: “Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo”.
La palabra “tiempo” que aparece aquí en el pasaje de Génesis 18:10 en el hebreo es “eth”, que es la palabra griega “kairos”, que se refiere al tiempo estratégico o tiempo especial u oportuno.
Abraham y Sara atravesaron mucho tiempo “chronos” caminando con Dios, a pesar de sus errores, pero Dios creó un cambio para ellos y los movió del “chronos” al “kairos”.
El momento pleroó fue cuando Sara dio a luz a Isaac.
B. Los israelitas en el camino del desierto hacia la tierra prometida.
Israel estuvo en un tiempo “chronos” de sufrimiento y espera en Egipto. De repente, algo nuevo salió a la luz que traería un cambio trascendental.
Cuando fue el tiempo, Dios con su poder y autoridad, actuó rápidamente y dijo: – Estoy cambiando los tiempos –
Como parte del proceso, Dios vino a Moisés, quien había estado en el desierto en un tiempo “chronos’ por 40 años, y le dijo que las cosas iban a cambiar para Israel.
Dios le dijo que quería utilizarlo como el líder libertador. Aunque Moisés se rehusaba Dios claramente le dijo que traería un tiempo nuevo, un cambio, para su vida e Israel.
Aunque fueron libertados de Egipto, los israelitas demostraron que no estaban preparados para el tiempo “kairos”. Por consecuencia, perdieron el tiempo de Dios, lo cual los llevó a dar vueltas por el desierto por 40 años donde muchos murieron allí. Ellos no experimentaron el pleroó, no recibieron lo que Dios les quiso dar.
La generación siguiente sería la que iría a entrar en la tierra prometida, aunque también ellos deberían esperar un tiempo.
Dios se le presentó a Josué y le dijo que en tres días cruzarían a la tierra prometida. Allí el Señor estaba creando un tiempo nuevo, un cambio divino. El pueblo ya no estaría más tiempo dando vueltas por el desierto. Dios rápidamente los llevaría del tiempo “chronos” al tiempo “kairos”.
Si hemos tenido un tiempo “chronos” prolongado podemos llegar a pensar que no es posible que haya un cambio rápido hacia el tiempo “kairos”.
Es bien importante que nosotros estemos preparados para cambiar, o entrar en un nuevo tiempo cuando Dios nos dice que El traerá un tiempo nuevo.
¡Debemos movernos con él o lo perderemos!
C. Saúl-Apóstol Pablo, recibió una visitación divina en el camino a Damasco.
Él tuvo una conversión dramática en un tiempo “kairos” de Dios para su vida. Luego Dios lo hizo entrar en la rutina del tiempo “chronos” por 12 o 13 años donde fue transformado y obtuvo revelaciones.
Cuando fue el tiempo, leemos en Hechos 13 que había sido preparado para la tarea a la cual Dios lo estaba llamando.
Aquí el tiempo “chronos” de Pablo fue cambiado por el tiempo “kairos” donde el Señor lo catapultó a tener un ministerio impactante. El tiempo “chronos”, de rutina no fue en vano para Pablo. Fue un proceso de equipamiento previo a ser enviado.
Cuando Dios nos lleva del tiempo “chronos” al tiempo oportuno “kairos” no significa que el proceso y la lucha de fe hayan finalizado. Significa que hemos entrado en un tiempo estratégico, aunque todavía no se vea el fruto o la bendición. Todavía queda un tiempo de perseverancia…
La Biblia no sólo habla del tiempo “chronos”, “kairos”, sino que habla también de otro tiempo.
Ejemplos para considerar:
a) Consideremos a los discípulos de Cristo. Ellos vivieron con Jesús tres años intensos.
Cuando el tiempo “kairos” llegó (la cruz, resurrección, ascensión y Pentecostés) ellos estaban cerca del tiempo “pleroó” del cumplimiento pero, como muchos de nosotros, estuvieron bien cerca de perder el “bebé” en la transición del tiempo “kairos” hacia el tiempo “pleroó”. Ellos estaban confundidos sin saber qué hacer. Llegaron a un punto de frustración.
Jesús había estado con ellos por tres años y ahora lo veían morir… Jesús ya no estaba más físicamente con ellos. Él les había hablado acerca de la venida del Espíritu Santo pero parecía no tener mucho sentido para ellos.
Pedro volvió al negocio de la pesca (Juan 2:13) como diciendo: – Vuelvo atrás a hacer lo de antes. Estuve tres años con Jesús pero de nada sirvió.- Pedro y los otros discípulos habían entrado en el tiempo “kairos”…
Habían entrado en el tiempo “kairos”, justo antes del tiempo “pleroó”, tiempo del cumplimiento.
Días después Jesús se les apareció vivo y fue arrebatado al cielo ante sus ojos… y pocos días después vino Pentecostés, en el cual Pedro con autoridad de lo Alto, predicó y se convirtieron 3.000 personas. ¡El tiempo del “pleroó” o cumplimiento había llegado!
b) En el estanque de Betesda, Jesús vino al hombre que había estado paralizado por 36 años y le dijo en Juan 5:6: “¿Quieres ser sano?”
La respuesta del hombre revelaba que a pesar de estar esperando en el estanque, en realidad no esperaba ser sanado. Él estaba en un momento “kairos”, cerca del “pleroó” pero desesperanzado.
Jesús le hizo esa pregunta para que el hombre se diera cuenta que a pesar de estar en el estanque, había perdido toda esperanza de ser sanado.
Cuando Dios trae un tiempo nuevo debemos estar listos para entrar en lo nuevo con él. Si nos descuidamos, no creeremos que él puede llevarnos del tiempo “chronos” al “kairos” y al “pleroó”.
No debemos acostumbrarnos a trabajar mucho y ver poco o nada de fruto, porque sino, cuando el tiempo del cambio llegue, no tendremos la fe suficiente para movernos hacia lo nuevo de Dios.
No olvidemos que al enemigo no le gusta que entremos en un tiempo nuevo con Dios, por eso nos quiere detener enviando incredulidad, apatía, desánimo.
¡No permitamos que el enemigo nos engañe!
Necesitamos darnos cuenta que los tiempos de dificultad que atravesamos no vienen porque nos hemos equivocado, sino porque son tiempos de entrenamiento y preparación. ¡Cuando Dios nos diga que es tiempo de cambiar, estemos listos para cambiar hacia lo nuevo con él!
Pasajes bíblicos que nos hablan de un cambio divino
Estos pasajes bien pueden ser llamados “puentes” pues cada versículo declara la transición de un lugar al otro:
1. Proverbios 4:18
“Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.”
2. Romanos 1:17
“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”
3. 2 Corintios 3:18
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
4. Salmos 84:4-7
“Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.” Que el Señor nos ayude a desarrollar su sensibilidad espiritual para interpretar los tiempos que estamos viviendo y hacia cuál tiempo nos dirigimos.