RENOVACIÓN, AVIVAMIENTO, REFORMA O TRANSFORMACIÓN

Palabras claves para entender el mover del Espíritu Santo

En los últimos años, y en diferentes lugares del mundo, hubo derramamientos del Espíritu Santo para refrescar e impulsar a la Iglesia de Cristo a cumplir su misión. De una manera u otra estamos siendo testigos del fresco mover de Dios entre su pueblo.

Existen diferentes terminologías que los creyentes utilizamos, las cuales a veces no las comprendemos realmente, cuando hablamos de un derramamiento o mover del Espíritu Santo. Estas palabras son “renovación”, “avivamiento” y “reforma o transformación”

1. Cuando la gente piensa acerca de la “renovación del Espíritu” lo asocia con algo que ha bendecido maravillosamente al cuerpo de Cristo.

Este mover trae una nueva pasión por Cristo, un nuevo deseo de intimidad con él. La gente es restaurada hacia Dios. Ellos han sido llenos con un nuevo deseo de vivir en santidad y pureza. La intercesión en la oración cobra nueva fuerza así como una nueva dimensión en la adoración se abre.

Es interesante notar que cuando la renovación viene, origina una separación en la Iglesia. ¿Qué quiero decir con esto? Cuando el Espíritu Santo se mueve, la carne se levanta. El Espíritu antagoniza a la carne, y expone la sequía que ella trae. Deberíamos gozarnos, y adorar a Dios, cuando el pecado es expuesto y tratado en la iglesia. La exposición del pecado, y estilos de vida secretos desordenados, son prueba de la presencia y la obra del Espíritu Santo.

Cuando la renovación viene, existe un profundo incremento en el amor, la pureza, el anhelo y la intimidad con Dios, el Espíritu Santo destierra todo lo que no pertenece a la naturaleza de Dios.

Cuando la lluvia cae sobre el campo listo para sembrar todas las piedras salen a la superficie. Todo lo que está oculto y endurecido emerge a medida que el Espíritu cae sobre la iglesia.

Uno de las grandes cuestiones en cuanto a la intimidad con Dios en los tiempos de renovación es ¿Quién está en control? Muchos no abrazan la renovación del Espíritu porque no quieren presidir lo que no pueden controlar o dirigir. La Biblia dice que el viento sopla por donde quiere (Juan 3:8). ¿Estamos dispuestos a darle el absoluto control al Espíritu Santo?

Otra cuestión importante es definir cuál es nuestra intención al acercamiento a la renovación del Espíritu o para qué queremos experimentar una renovación espiritual. Algunos no quieren servir a lo que Dios está haciendo ni a los intereses del Reino de Dios, sino que pretenden utilizar el tiempo de renovación para hacer crecer su propia iglesia o ministerio.

Muchos no se dan cuenta que la renovación no solo es una bendición sino una prueba. El Señor, que mira los corazones, quiere saber a quién le podría confiar el próximo nivel de unción y crecimiento. ¿Utilizaremos el derramamiento del Espíritu para nuestros propios fines y propósitos? ¿Estamos dispuestos a darle a Dios el total control de nuestras iglesias y ministerios?

El Señor está examinando nuestros corazones para ver lo que deberíamos ver (Deuteronomio 8:2-3). El Señor en este tiempo está conociendo a quién confiarle un nuevo avivamiento. El conoce las Iglesias que el comenzará a utilizar evangelísticamente para alcanzar a los perdidos. El conoce dónde el Espíritu Santo será bienvenido y no abusado.

Una de las continuas ofensas de la Iglesia contra Dios ha sido la de desear más su poder que su presencia. Nuestro énfasis está en hacer más que en ser. Por eso, la renovación de nuestro primer amor por el Señor es el fundamento para luego poder reclamar los corazones de la gente incrédula.

2. Cuando nos movemos en la segunda fase del mover de Dios, nos encontramos con el avivamiento.

En cuanto a este término, creo que debemos ajustar la terminología pues generalmente asociamos a ésta palabra con ver a las multitudes viniendo al Reino de Dios.

Cuando buscamos la definición de la palabra avivamiento encontramos las siguientes definiciones: Restaurar, renovar, reavivar, recuperar, retornar, revertir, remover, etc. El prefijo “re” significa una acción de volver a atrás o al patrón original.

El avivamiento significa restaurar la vida y el uso de algo para volver a tomarlo y utilizarlo otra vez. La palabra griega en el Nuevo Testamento es “anathallo”, la cual significa “florecer otra vez”. Por cierto que ésta definición no se aplica a los incrédulos sino a los creyentes. No podemos reavivar algo que nunca ha tenido vida. Sólo lo muerto puede resucitar. El avivamiento es para aquellos que han llegado a ser indiferentes a las cosas del Espíritu y los que no caminan con Dios completamente.

El avivamiento es la revelación y demostración de la presencia manifiesta de Dios dentro de la iglesia. El avivamiento no es un evento sino una Persona revelada. El avivamiento no es la demostración del poder de Dios sino el irrumpimiento de su presencia. El avivamiento que abre una brecha hacia el mundo está conectado a la presencia de Dios. Cuando nuestras Iglesias están llenas de Su presencia, los cielos vendrán a la tierra. La presencia de Dios será contendida violentamente por el enemigo y por todos los espíritus religiosos que habitan dentro de la Iglesia actual.

El avivamiento sucede cuando tenemos la misma clase de atmósfera espiritual adentro y afuera de la iglesia. El avivamiento se refiere a soltar a la gente de Dios en la presencia de Dios.

Muchos oran por un avivamiento pensando en salvar las almas y ver el poder de Dios manifestado. No deberíamos ser tan cortos de vista. Debemos tener la presencia manifiesta de Dios para que el avivamiento permanezca entre nosotros. No necesitamos una visitación, lo que necesitamos es hacer que Dios habite y haga su lugar permanente de morada entre nosotros. Si estamos orando solamente por una visitación, nos estamos conformando con mucho menos de lo que Dios quiere.

El avivamiento se refiere al temor de Dios corporativo que desciende sobre la iglesia. El avivamiento tiene que ver con la sana administración y el sacrificio, con tener en común todas las cosas para que no haya necesidad en la iglesia. El avivamiento nos cambia de nuestro sentido de pertenencia al de una sana administración de los bienes. ¿Queremos realmente un avivamiento?

El avivamiento tiene que ver con la persona y la presencia de Jesucristo. Tiene que ver con la gracia de Dios corporativa que se derrama en la iglesia.

3. El efecto del avivamiento es la reforma o transformación. Esta es la etapa en la cual la iglesia alcanza al mundo.

La reforma es la resultante de la unidad de la iglesia, fluyendo juntamente en los propósitos y poder del Reino de Dios en la presencia de Dios. Es una deliberada e intensa unidad basada en la persona de Jesucristo. La reforma viene cuando el avivamiento ha llegado a la iglesia.

Cuando la presencia de Dios se hace viva en la iglesia, Su presencia manifiesta irrumpe hacia la comunidad. Las fortalezas del diablo caen y son echadas fuera, los corazones duros claman por la salvación. La fe está viva por las calles porque la gente es sanada en todos lados y los muertos resucitados. Los cielos vienen a la tierra para reformar la sociedad. Las leyes son cambiadas para mejor, el desempleo es reducido y los índices de criminalidad caen. Los matrimonios son restaurados y los índices de divorcios decrecen. La violencia doméstica mengua. Todo tipo de milagros suceden mientras la sociedad se vuelca hacia Dios. Las ventanas de los cielos se abren ampliamente y Dios despliega Su majestad. La gente comparte sus posesiones porque la presencia del Rey genera confianza y amor. Nadie se queda con nada y esto le agrega calidad a la vida.

La Iglesia ataca al enemigo sin misericordia. Todo culto, secta, es desnudada de su poder junto con sus personajes claves. No todo el mundo quiere asociarse con la Iglesia pero la respetan y tienen en gran estima. Para tener una reforma tenemos que darle a Dios lo que él quiere en el avivamiento.

Una reflexión final

Si como iglesia nos hemos perdido la renovación, porque no sabíamos que estaba sucediendo, pero se lo pedimos, la Gracia de Dios nos sumergirá en ella y llevará en su velocidad al avivamiento y destino espiritual. Si hemos perdido el avivamiento debido a nuestro propio orgullo y codicia, necesitamos arrepentirnos y postrarnos ante el Señor para que su fresco propósito se cumpla en nosotros.

El avivamiento no es un lugar para competir o ubicarse en el mejor lugar. El avivamiento relega toda jerarquía eclesiástica que no tiene sentido de ser y remueve también los valores mundanos de nuestros corazones.

Así son los creyentes del avivamiento: personas desconocidas, una generación anónima que se levanta para hacer la obra del ministerio. Son sólo aquellos que se han levantado a través del discipulado, los que tendrán un lugar en el liderazgo espiritual. A estos creyentes no les interesa el status, la posición o el reconocimiento. Por su humildad, ellos nunca se dan cuenta adónde Dios los ha levantado y cómo él los utiliza. Como los apóstoles del libro de los Hechos, ellos hacen diferentes trabajos según lo demande la ocasión, y para ser elegibles para esas tareas ordinarias, como poner las mesas, demuestran una buena reputación de servicio, están llenos del Espíritu Santo y poseen cualidades de sabiduría.

¿Queremos realmente que venga un mover del Espíritu Santo?

 

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